10/5/15

Marihuana y daño cerebral: Las técnicas de neuroimagen confirman de forma concluyente los daños cerebrales del consumo de drogas - Dr.Juan A Yaría


EL NUEVO PARADIGMA DE LA NEGACIÓN DEL DAÑO DE LAS DROGAS, EMPEZÓ CON LA MARIHUANA"...
Primero ha sido la minimización de los riesgo del uso de la marihuana, una campaña que ya la observábamos desde la década de los 80 o 90 donde se comparaba su consumo como equivalente a la nicotina. 
Luego vinieron las campañas de reducción de daño, y ahora estamos en el auge de la etapa de la NEGACIÓN DE LOS DAÑOS, Y DE LA PROMOCIÓN DE LOS SUPUESTOS BENEFICIOS Y ATRIBUTOS DEL CONSUMO DE DROGAS COMO LA MARIHUANA. 
La estrategia de la reducción de daños pasa por tres etapas: La primera es el programa del uso de METADONA, diseñado por Vincent Dole en la década de los 60 para  de controlar la epidemia de toxicomanía de heroína inyectada intravenosamente. En realidad Dole diseñó una toxicomanía de sustitución ya que la metadona es un derivado de la morfina que tiene una larga duración de acción y que a su vez crea una exigente y potente dependencia puesto que tiene por objetivo los receptores endorfínicos del cerebro.
2)  La segunda experiencia recrudece en la década del 80 y ´90 en donde se ven los límites de la experiencia de la metadona y se tratan de implantar programas de dispensación de heroína con sede en algunos cantones suizos. Uno de los objetivos era limitar el aumento del SIDA y esto iba acompañado de entrega de jeringas, profilácticos y otros instrumentos. Esta versión estuvo siendo evaluada con resultados muy dispares que recuerda la experiencia del Reino Unido entre 1976 y 1986 en donde los británicos sustituyeron la metadona por la heroína en sus centros de tratamiento y del millar de heroinómanos en la primera etapa (1976) se trepó a 80.000 en 1986. Los “problemas de abastecimiento de heroína en Inglaterra en esos años, de agujas y jeringas, así como la desviación de las drogas a terceras personas adquirieron una dimensión imposible de controlar; "AUMENTÓ CASI 100 VECES EL NÚMERO DE HEROINÓMANOS"  (Nahas G. – Toxicomanía – Ed. Masson –1995).
3) La última versión de la estrategia de reducción de daños implica transformar este instrumento –que en sí mismo tiene sus debilidades- y se intenta encontrar un supuesto instrumento más válido y científico en el tratamiento de la toxicomanía. Todo este enfoque culmina en una crítica radical a todas las estrategias preventivas y a las diversas herramientas asistenciales; culminando, de esta manera, en un movimiento por la legalización de todas las drogas.
Los exponentes en diversos campos filosóficos, fundaciones, político, médico (aunque en menor medida) cuentan con cuantiosos fondos para promover un uso “controlado” de todas las drogas y se está asistiendo a un aumento de la epidemia y ya una pandemia en distintos puntos de Latinoamérica.
Observamos además una descalificación de la educación preventiva en sus distintos ámbitos escolar, familiar, laboral, comunitario y de salud cuando éste es el único medio de generar una disminución de la prevalencia y la incidencia del consumo de estupefacientes. Asimismo , se descalifican los tratamientos en centros de rehabilitación como las comunidades terapéuticas, las terapias familiares, la terapia individual y en general todas las estrategias terapéuticas ya que son consideradas como instrumentos de “control social” de las personas.
DE LA REDUCCION DEL DAÑO A LA NEGACIÓN DEL DAÑO DEL CONSUMO DE DROGAS:  El movimiento de reducción de daño se ha convertido en una negación del daño que generan las drogas cuando precisamente desde la década del ´90 poseemos medios de neuro-imagen para medir las atrofias y los problemas del metabolismo y la perfusión cerebral de una manera exacta causados por el uso de drogas.
Este movimiento de negación de los daños se está transformando en la vía ejecutora e ideológica de un plan de sometimiento de poblaciones, especialmente juveniles; siendo esto sí un control tiránico masivo y creándose entonces una subclase de “mutantes” y “descerebrados” a corto plazo con el consecuente aumento de la criminalidad, el SIDA, la venta y consumo de drogas, los accidentes y las enfermedades mentales y neurológicas.
Este movimiento de negación de los daños, desconoce el concepto de enfermedad mental ligado al uso de drogas; al considerar el drogarse como una mera elección de vida esto funciona como un instrumento perverso ya que se ataca cualquier educación preventiva acerca de los daños que causa el consumo de drogas y se enseña a usar drogas sin consecuencias.
CAMPAÑAS DE ENGAÑO Y PRESION DE GRUPOS PARA QUE LOS ADOLESCENTES Y JOVENES NO SEPAN DECIR NO A LAS DROGAS: 
En la Argentina se reparten folletos en la entrada de discos, recitales o espectáculos públicos en donde se mencionan los siguientes conceptos:
- “ La marihuana por sí sola no produce enfermedad mental”. 
-  “Para las personas que van a probar por primera vez la sustancia es de gran importancia tener la precaución de graduar muy despacio el primer consumo sobre todo si el material es de buena calidad y potencia; deben probarse pocas pitadas (no más de 4 o 5) y esperar al menos unos diez o veinte minutos para tantear el efecto que produce evitando la posibilidad de una mala experiencia o de una descompostura aguda” (ARDA – Asociación de Reducción de Daños de la Argentina).
CAMPAÑAS DE DESCALIFICACIÓN DE LA EDUCACIÓN PREVENTIVAObservamos además una descalificación de la educación preventiva en sus distintos ámbitos escolar, familiar, laboral, comunitario y de salud cuando éste es el único medio de generar una disminución de la prevalencia y la incidencia del consumo de estupefacientes. Asimismo , se descalifican los tratamientos en centros de rehabilitación como las comunidades terapéuticas, las terapias familiares, la terapia individual y en general todas las estrategias terapéuticas ya que son consideradas como instrumentos de “control social” de las personas
MUCHO SE HABLA DEL DERECHO DE LOS USUSARIOS PERO NO SE HABLA DEL DERECHO DE LOS "NO USUARIOS":
Además este movimiento – y lo llamo movimiento porque más que una estructura sentada en principios médicos es casi un elemento de presión política sobre la opinión pública tratando de fomentar la tolerancia y aceptación social del consumo- tiene una visión muy particular del derecho del usuario y no toma en cuenta el derecho de los no usuarios.
Si el bien individual (suponiendo que sea un bien drogarse) es el único que reina postergando los bienes sociales y la salud pública volvemos a una sociedad primitiva.
En esta peculiar concepción política la Ley más que un factor que permite la integración social que, al decir de los griegos “es un camino para crecer” (Platón – Obras Completas); se ha transformado en esta concepción en un instrumento de discriminación y de marginación.
Además –perversamente- se desconoce el efecto marginalizante del consumo de drogas y el deterioro sobre la conducta, el aislamiento psicótico que progresivamente promueve ya que hunde a la persona en un mundo mágico-alucinatorio y liquida los centros psicobiológicos de la conducta ética y del control de los impulsos como está demostrado en el síndrome prefrontal (detectado hoy claramente por neuroimagen).
DEL RECURSO PALIATIVO PARA ENFERMOS TERMINALES SE QUIERE PASAR A UNA ETICA DE UNA VIDA CON DROGAS
Aquello que surgió hace cincuenta años como un recurso paliativo para enfermos crónicos y terminales se ha transformado en una ética de una vida con drogas.
Las drogas hoy son la expresión de una enfermedad y además de un negocio más de la post-modernidad.
En la postmodernidad la precarización afectiva y de los vínculos, la desfamiliarización y el declive de las instituciones protectoras del ser humano como la escuela unido esto a la des-espiritualización genera un hombre más solo, desamparado y más apto para ser manipulado por seducciones masivas y máxime cuando son organizadas propagandísticamente.
Esta enfermedad masiva que se trata de calmar con sustancias químicas que multiplican el mismo sufrimiento que intentan suturar es además un negocio con una gran plusvalía en donde el mercado debe asegurar cada año más consumidores para mantener las ganancias y a la vez aumentarlas crecientemente.
Todo este movimiento de negación de los daños es sincrónico y paralelo con la colocación de las drogas como una mercancía más entre los objetos a comerciar.
En la postmodernidad el individuo y el mercado son los dioses. Esto lo reflejan distintos autores desde Milton Fridman hasta Thomas Szasz. Este en su libro “Derecho a las Drogas -En defensa de un mercado libre” llega a decir: “... el derecho a mascar o fumar una planta que crece silvestre en la naturaleza como el cánamo (marihuana) es previo y más básico que el derecho a votar”; “...un gobierno limitado –como el de los Estados Unidos- carece de legitimidad política para privar a los adultos competentes del derecho a utilizar las sustancias que elijan, sean cuales fueren"”
CONCLUSION
El movimiento de negación de los daños es la cristalización de un pensamiento individualista propio de la postmodernidad. Pontifica el negocio de las drogas y niega la enfermedad y las consecuencias que están en juego para la vida de las personas y la comunidad. Como profesional argentino y personalmente en mis tareas públicas, como Director del Instituto de Drogadependencia de la Universidad del Salvador consideramos que estamos asistiendo a situaciones pandémicas ligadas a concepciones equivocadas basadas en la negación de los daños y en la aceptación social del consumo lo cual potencia la oferta que ya de por sí es muy alta.
Proponemos - en base a nuestra experiencia - un triple trabajo que parta de lo local avanzando hacia lo regional:
  • Formación de Líderes y de Organizaciones Líderes en sus distintos ámbitos: familiar, escolar, comunitario, religioso, salud, comunicación social. Formar sobre esta base un Frente Preventivo Comunitario con base en cada localidad articulado a un Sistema Asistencial.
  • Potenciación de Redes y Asociaciones en contacto entre sí.
  • Ciudades Preventivas.
Nuestra experiencia de 7 años de trabajo en la Provincia de Buenos Aires (Argentina) ha dado resultados muy interesantes siguiendo este modelo:
  • Baja del consumo de drogas intravenosas del 8% al 2%
  • Baja del intercambio de jeringas del 10% al 0,5%(sin repartir una sola jeringa )
  • Baja del primer consumo de cocaína del 5% en 1993 al 2,5% en 1999
  • Baja de la alcoholización en rutas del 8% en 1995 al 2% en el 2000
Creemos que se pueden lograr resultados si todos redoblamos los esfuerzos por una visión más humanista del hombre, centrado todo esto en basamentos científico y en nuevo ordenamiento social urbano basado en los conceptos de la Ciudad Preventiva.
Dr. Juan Alberto Yaría
Director del Instituto de Drogadependencia – Universidad del Salvador (Argentina)
Director del Centro de Rehabilitación GRADIVA – (Argentina)

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