17/2/17

El mejor consejo que un padre puede dar a un hijo: Hasta que no empieces a tener fé en tí ... no tendrás una vida - Silvester Stallone




No vas a creer esto... pero cabías aquí, te levantaba y le decía a tu madre: "este niño va a ser el mejor hijo del mundo"... este niño será mejor que cualquier persona del mundo.

Y creciste siendo maravilloso, era genial verte todos los días, era un privilegio. 
Cuando llegó el momento de que fueras un hombre y enfrentar al mundo.... lo hiciste...
pero en algún momento, cambiaste, dejaste de ser tú, dejaste que las personas te señalaran y dijeran que no eras útil, y cuando se volvió duro empezaste a buscar a quién culpar, como a una sombra.
Te diré algo que ya sabes, el mundo externo es un mundo salvaje y ni tú ni yo ni nadie golpeará tan duro como la vida. 
Pero no importa cuán duro lo haga, lo que importa es cuánto resistirás y cuánto resistirás y seguirás avanzando.
Así es como se gana. Y si sabes cuánto vales... sal a buscar lo que mereces. Pero debes estar dispuesto a que te den golpes y no culpar a otros por tus fracasos o por tus dificultades, y no debes pensar ni salir a decir: "no soy lo que quiero ser por culpa de él o de ella o de nadie". 
Solamente los cobardes y los fracasados lo hacen y tú no lo eres .... !tú eres mejor hijo!.
Siempre te amaré sin importar nada, sin importar lo que pase. 
Eres mi hijo y mi familia, eres lo mejor de mi vida..... 
Pero hasta que no empieces a tener fé en tí....no tendrás una vida.

Cómo tener una vida verdadera:
Nuestra sociedad occidental nos invita constantemente a mirar hacia fuera, a consumir con la falsa promesa de que ese consumo nos dará la felicidad
Así nuestra atención no suele estar puesta en nosotros sino en los otros. 
Pero ese consumo nos proporciona sólo placer que, un placer que se consume a sí mismo. 
Por lo que al final sólo nos queda una sensación de vacío ..... y un deseo de volver a llenarlo, adquiriendo algo más ... (ropa, coches, viajes, relaciones..) y esto se transforma en un círculo vicioso, en una secuencia sin fin.
Cuando las cosas de fuera no funcionan o se descontrolan, intentamos arreglarlas, controlarlas  desesperadamente, pero  están fuera de nuestro control. 
En realidad nuestro control del mundo exterior es, en el mejor de los casos,  limitado y  temporal y, muchas veces, ilusorio. Y eso nos hace sufrir aún más. 
La felicidad por lo tanto, no es una sucesión interminable de placeres que terminan por agotamiento, sino una forma de ser, anclada en los valores internos, en nuestras verdaderas fortalezas, en los verdaderos afectos, en conocer que hay límites que respetar en todos los órdenes de la vida y en aprender a valorar, admirar, respetar y convivir con la naturaleza en todas sus expresiones. 

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