4/7/09

Nuestro cerebro "humano" tiende a buscar la belleza

LAS 3 ETAPAS EVOLUTIVAS DE NUESTRO CEREBRO - Dr. Josep Antequera

Como se puede observar en la diapositiva todos "homosapiens-sapiens", disponemos de 3 cerebros superpuestos, que funcionan en conjunto a través de haces nerviosos interconectados por millones de redes. La diapo representa el modelo propuesto por McLean, en el cual
las regiones centrales se consideran cerebro “reptil” (cerebro reptiliano), las capas que las rodean, cerebro paleomamífero o selvatico o cerebro límbico y las regiones más externas, cerebro neocerebro o cerebro urbano o Neocórtex. Cada uno de dichos cerebros tiene funciones distintas, utiliza distintas sustancias químicas y a pesar de ello, actúan juntos, al unísono.
Henri Laborit, ha desarrollado más este concepto y extrae del desarrollo de cada uno de estas partes sobre las demás reflejos conductuales, que es interesante tener en cuenta desde el punto de vista del análisis de los comportamientos de los individuos en su relación con el entorno. Es entonces patrimonio de nuestro neocerebro la búsqueda de expresiones artísticas como lo define el neurofisiólogo Francisco Mora en su libro ¿Enferman las mariposas del alma?.
http://www.psicoterapiaintegra.com.ar/paradigmaenie.php
COMO NUESTRO CEREBRO "HUMANO" BUSCA LA BELLEZA: Neuroarte, neuroestética y belleza -
El Dr. Francisco Mora (catedrático de Fisiología) ha publicado un libro denominado: ¿Enferman las mariposas del alma? donde reflexiona sobre la relación entre el cerebro y la percepción de la belleza.
Mora analiza cómo el cerebro humano (Neocerebro ó neocórtex), puede llegar a elaborar ese complejo sentimiento al contemplar una obra de arte, una pintura, una música, una obra literaria, una escultura, o cualquier otra manifestación que pueda embellecer la vida de todo ser que haya evolucionado más allá de sus cerebros más primitivos, que son el reptiliano-marino y el cerebro límbico-selvático, como se describe en la diapositiva cedida gentilmente por el Dr.Fabio Celnikier.
Es entonces patrimonio de nuestro cerebro superior o neocerebro o cerebro humano, el que nos diferencia de los restantes seres vivientes que habitan nuestro planeta, el que nos permite la elaboración de estas emociones, de estos sentimientos, de estas respuestas, que como dice Juan Zorrilla de San Martín en su "Sermón de la Paz": El hombre es el único ser viviente que tiene "necesidad" y capacidad agregaríamos, de estas creaciones y elaboraciones y por ahí podríamos entender al verdadero significado del arte, que bien puede ser, entre otros, el de atenuar nuestros apetitos groseros, con la revelación de otros deleites, capaces de hacernos más amable la vida
El arte es realización de esa belleza, como sabemos, por medio de signos sensibles: color, forma, sonidos, palabras; pintura, escultura, música...
Y si bien son notorias, , las discrepancias de los hombres al respecto; unos creen bello lo que los otros feo; así como existe de todas formas una "conciencia universal sobre lo bueno y lo malo", también existe una conciencia estética, que es, a la sensibilidad, lo que la ley natural al entendimiento. La belleza es la verdad; y la verdad en las cosas es el carácter. Obtener el carácter de un hombre feo es hacer cosa bella: Velázquez y sus enanos o sus bufones.
La virtud moral no consiste tanto en realizar sonantes actos heroicos, cuanto en cumplir los deberes habituales, que pueden dar ocasión a pequeños heroísmos.
El cultivo de la virtud estética no es tanto la realización o el goce de valiosas obras de arte, cuanto el esfuerzo por saber hallar lo bello en todo cuanto nos acompaña.
El hombre no puede vivir sin grandeza, y ella tiene que estar a nuestro lado, como los demás elementos de la existencia. Todo puede ser grande; todo lo es.
La música sinfónica, la escultura, la pintura son incidentes de nuestra vida, y propiedad sólo de algunos; pero todos somos dueños de la belleza difusa, de la armonía o el orden que sale de las cosas que nos rodean, entre las cuales está, en primer término, como el canto de los pájaros, la casa que habitamos.
Ver texto completo del Sermón de la paz en:
http://drgeorgeyr.blogspot.com/2009/02/el-sermon-de-la-paz-juan-zorrilla-de.html
Todas las culturas han sentido, estudiado, descrito o comentado estas sensaciones y disciplinas o inspirado hondos sentimientos que han querido verse arrancados de las profundidades del espíritu humano.
Pero hasta ahora pocos análisis se han hecho desde la perspectiva biológica del cerebro, último y recóndito lugar donde se elabora todo lo que se ve o se admira, se toca o se siente.

NEUROARTE - NEUROESTÉTICA Y BELLEZA:
El Neuroarte o la Neuroestética es eso, la comprensión en términos neurológicos de lo que llamamos arte o belleza.
El cerebro ha desarrollado la capacidad de, a partir de objetos y casos particulares, extraer un objeto ¿ideal? capaz de ser universal y poder a su vez ser aplicable a todos los casos particulares creando con ello un concepto, una idea que habla de todas ellas como de una sola.
El cerebro puede deducir universales de los concretos. Y así cuando la realidad nos martillea con miles de pájaros de formas y tamaños, plumas, colores, cantos y conductas diferentes, es capaz de crear el concepto de pájaro que resume a todos los pájaros del mundo.
Este pájaro “universal” es un abstracto creado por nuestro cerebro. Y con esa abstracción el cerebro alcanza el principio básico del pensamiento humano y la comunicación.
Y es además con esta abstracción que el hombre ha volado a lugares inimaginables del conocimiento y con él a las concepciones del arte y la belleza pues con este proceso ha llegado a idealizar de forma suprema al pájaro y haciéndolo un pájaro hermoso, majestuoso y bello como no existe ni podría existir en la realidad, haciendo de él la “esencia pura e inmutable del ave” como tal vez lo expresaría Platón.
¿Qué permitió al cerebro desarrollar esa capacidad de encontrar propiedades o relaciones comunes a muchas cosas y extraer un concepto, una idea, que hable de todas ellas como una sola?
La Neurociencia comienza ahora a trenzar los hilos con los que se construye ese proceso de abstracción y conocer las neuronas y circuitos que lo realizan llegando a la conclusión clara de que se trata de una propiedad inherente a la función del propio cerebro con el que ha ahorrado tiempo en los procesos de aprendizaje y memoria y aumentado con ello sus capacidades de supervivencia.
Nuestro cerebro, en áreas muy concretas que llamamos áreas visuales, posee neuronas que responden a la visión específica de puntos de contraste de luz sombra o colores. Y por la convergencia de esas neuronas que captan puntos se integra la percepción de líneas.
Líneas infinitamente pequeñas que moduladas por otras neuronas construyen las formas.
Y otras neuronas lo hacen con el color y el movimiento de los objetos o su profundidad o su orientación.
En otras áreas del cerebro hay neuronas y circuitos que terminan sintetizando, creando, la percepción consciente del objeto único y concreto.
Pero lo más interesante es que hay neuronas capaces de recrear la percepción de un objeto con la visión de sólo una parte de ese mismo objeto, es decir, sobre la base de memorias previas, el cerebro es capaz de abstraer a veces “especulando” y construir un objeto que no ha sido visto nunca en todas sus dimensiones y posiciones físicas posibles.
Es decir el cerebro humano trabaja categorizando y clasificando el mundo visto hasta alcanzar en esa clasificación la idea de objetos con propiedades que aun cuando extraídas de lo particular no las poseen los objetos concretos y que sin embargo pueden aplicarse a todos los objetos concretos.
Esta actividad cerebral hoy se piensa que se encuentra distribuida en amplias zonas de la corteza cerebral y el sistema o cerebro emocional y cuyo funcionamiento está escrito en códigos de tiempo.
¿Pero qué tiene que ver este proceso, con el arte y la belleza?. En ese proceso de abstracción que hemos descrito, la belleza es un “plus emocional” que nuestra consciencia añade a las necesidades de nuestra naturaleza humana.
Esto es, aspiraciones de alcanzar una satisfacción emocional que no proporciona esa “realidad” concreta. Y es con este añadido emocional a la abstracción que una mujer, un paisaje o un gesto se pueden convertir en una mujer hermosa, un paisaje hermoso o un gesto hermoso.
Y es así como esa emoción llevada a la consciencia crea el sentimiento del ideal. Pero sólo el artista, el artista genial, puede llevar ese ideal de mujer o paisaje tan lejos como para, tras ser construido en su cerebro y plasmado en la pintura o la literatura, la escultura o la arquitectura o en el idealizado sublime de la música, pueda ser admirado por todo el mundo.
El talento de un artista es lo que le hace capaz de plasmar en tela, madera, roca o pentagrama los abstractos insatisfechos, los ideales.

OBRAS DE ARTE UNIVERSALES:
Cuando estos ideales, estos universales máximos, son identificados como tales por mucha gente, estamos ante una obra de arte universal, ante lo que realmente reconocemos como belleza.
Y todavía más. Lo que el artista genial logra evocar en los demás seres humanos, no es sólo la admiración pasiva de la belleza por él lograda, sino el que cada uno de ellos recree en su propio cerebro, activamente, su propia concepción de belleza y la proyecte a la obra genial que contempla.
Lo que nos lleva a la idea nueva y sorprendente de que una obra artística genial produce en quien la contempla algo que la obra en sí misma no tiene.
Por eso se dice que las obras geniales mas grandes, las mas bellas y hermosas son siempre obras dejadas a que las remate quien las contempla. Por eso son universales.
Fotografía: Gentileza del Dr.Fabio Celnikier -
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