EL PODER DE LA MENTE: Lo que llamamos mente es el resultado del funcionamiento del cerebro: los pensamientos, las creencias, las ideas, las esperanzas, resultan de actividades eléctricas y químicas que tienen lugar en las células nerviosas del cerebro. De hecho, cuando ustedes cambian su pensamiento cambian su cerebro, cuando cambian su cerebro cambian el cuerpo, al cambiar vuestra mente están cambiando vuestra biología; por lo tanto vamos a hablar "del poder de la mente", vamos a hablar de cómo la mente controla la vida y la muerte, cómo controla la salud y la enfermedad. Vamos a hablar de las formas en las que ustedes pueden ayudar a sus pacientes, a sus hijos y a sus colegas, y a sí mismos, para aumentar sus capacidades. La psiquiatría y la psicología pueden trabajar así, y de esa manera proyectarnos al futuro porque el cerebro nos pertenece a todos, no le pertenece a los cirujanos, no le pertenece a los doctores que trabajan solamente con el cuerpo. John Milton en su “Paraíso Perdido”, cuando hacía ya siete años que estaba ciego, dijo: [es que] “la mente en su propio lugar y por sí misma puede hacer un paraíso del infierno o un infierno del paraíso”, y tenía razón, porque hay que aceptar que la mente controla al cuerpo y al mundo.
Como reza el título de esta conferencia voy a utilizar una palabra que quiero que recuerden: “psiconeuroinmunología”. De hecho la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) se refiere a la relación entre la psiquis, el sistema inmune y el sistema endócrino. Se necesitan nuevas formas de caracterizar los problemas médicos porque ahora se conocen los factores no médicos que ayudan a la gente a resistir la enfermedad y a vivir más.
Para comprender la PNIE es fundamental comprender que tres de los sistemas principales de nuestro organismo: EL SISTEMA NERVIOSO, EL SISTEMA ENDOCRINO Y EL SISTEMA INMUNITARIO, se interrelacionan todos entre sí, es decir envían mensajes y reciben mensajes unos de otros.
A ACTIVIDAD DEL CEREBRO ES LA PRIMERA LINEA QUE TIENE EL CUERPO PARA DEFENDERSE DE LA ENFERMEDAD:
De acuerdo a los nuevos conocimientos podemos afirmar con total claridad que: "la mente o la actividad del cerebro es la primera línea que tiene el cuerpo para defenderse contra la enfermedad, el envejecimiento y la muerte y a favor de la salud y el bienestar".
Ya sabemos que lo que creemos, lo que pensamos, tiene efectos tanto positivos como negativos sobre nuestra salud física. El desafío para la ciencia médica es determinar qué mecanismos psicobiológicos están implicados y hasta qué punto lo están. La tarea de los investigadores es especificar las condiciones psiconeuroinmunoendocrinológicas bajo las cuales ocurren ciertas enfermedades, identificar las mecanismos involucrados y desarrollar intervenciones para prevenir las consecuencias negativas normales o reforzar los efectos positivos.
La PNIE ofrece los conceptos y los componentes para cambiar la forma en que la gente vea mayormente el mundo. Los componentes de la PNIE son los neuro transmisores, las hormonas y las citoquinas que actúan como moléculas mensajeras que llevan la información entre los sistemas nervioso, endócrino e inmune.
Las investigaciones recientes dan evidencias incuestionables de las interacciones mente-cerebro-cuerpo a nivel molecular, celular y del organismo que pueden impactar sobre la salud y la calidad de vida de los individuos. Seguramente ustedes conocen a Robert Ader.
Ader es psicoinmunólogo que comenzó sus investigaciones hace cerca de 30 años cuando nadie hablaba de estas cosas porque en esa época aún se consideraba que el sistema inmunológico funcionaba por un lado y la mente por otro. Robert Ader demostró que se puede condicionar el sistema inmunológico de la misma manera en que se puede condicionar a un perro para que responda ante un sonido. Y podemos agregar la conclusión fácil mente deducible que si se puede condicionar al sistema inmunológico es que éste está bajo control del sistema nervioso. Y, a su vez, el sistema nervioso está bajo el control de nuestro pensamiento.
Por ello es que cuando Ader enunció que “hay una gran transformación en cómo vemos la relación entre nuestra mente y nuestra buena salud, nuestra mente y la enfermedad”, inició lo que, sin temor a exagerar, podemos calificar como una verdadera revolución en nuestra comprensión de lo humano.
MAS IMPORTANTE QUE CONOCER LA ENFERMEDAD QUE TIENE EL PACIENTE, ES CONOCER AL PACIENTE QUE TIENE UNA ENFERMEDAD (HIPOCRATES)
Hipócrates dijo muchas cosas fundamentales pero creo que la más esencial es que es más importante conocer al paciente que tiene una enfermedad que conocer la enfermedad que tiene el paciente.
En efecto, desde la medicina clásica se recomienda poner el enfoque en el paciente, en cada paciente en particular. Innumerables pensadores han insistido en que la esencia de la buena medicina radica en la calidad de la interacción humana, aquella que surge de la relación que ustedes tienen con sus pacientes; esa es la esencia del arte y del acto médico. Este consejo del maestro de la escuela de Cos es fundamental para los jóvenes psiquiatras.
Otro padre de la medicina, Galeno de Pérgamo, observó, hace más de 1800 años, que la inmensa mayoría de las personas que lo consultaban no tenían ningún mal físico. Les recuerdo estos grandes hitos de la historia de la medicina porque creo que las verdades que contienen siguen siendo actuales. En efecto, los pacientes no cambian y tampoco lo hacen sus síntomas.
En 1991, como resultado de un estudio presentado ante la Academia Americana de Medicina, y realizado con 1000 personas que consultaron a un clínico, se informó que sólo el 16% de esas personas tenía algún problema físico.
Es decir, que solamente una pequeña parte de los consultantes en un centro de atención primaria lo hace porque sufre una afección caracterizada en la patología general con una lesión o un disfuncio namiento orgánico objetivable.
Este estudio no hace sino confirmar muchos otros que se han dado a conocer desde hace tiempo en la literatura especializada como parte de una crítica a una medicina excesivamente centrada en lo biológico que ha perdido una visión más integral del sujeto que va ver al médico. La gente no va al hospital a ver a los clínicos sólo porque les duele algo. Quieren que les presten atención, que los escuchen y los comprendan en algún sufrimiento que pocas veces tiene que ver con algo objetivo en el cuerpo; es a estos fenómenos a los que nosotros deberíamos prestarle más atención. En el siglo XVII René Descartes, fue un hombre que cambió el mundo en los albores de la Modernidad cuando convenció a la Iglesia Católica de que había una separación entre el cuerpo y el alma.
A fines del siglo XIX, el francés Louis Pasteur, trajo otra novedad con sus estudios bacteriológicos e influyó con ella en gran medida sobre nuestras teorías acerca de la enfermedad y del enfermar. Este modelo infeccioso del enfermar puso el énfasis en lo exógeno, el germen, y planteó la necesidad absoluta de la presencia de un organismo extraño para contraer una enfermedad.
En cambio, su compatriota, Claude Bernard, señaló las causas derivadas de alteraciones del medio interno, de los equilibrios bioquímicos y biofísicos corporales que deben mantener niveles estables regulados por el sistema de la homeostasis. Bernard solía decir que él era una persona de campo y sabía que la semilla no podía crecer sin la tierra, y esa es una de las cosas que nosotros tenemos que trabajar con nuestros pacientes; esto tiene que ver con prestar atención y tratar de conocer la tierra que vamos a labrar.
UNA VERDADERA REVOLUCION BIOMEDICA:
En otras palabras, debemos conocer al individuo con el que vamos a trabajar, saber qué siente acerca de sí mismo y acerca del mundo. Esta manera de pensar constituye una verdadera revolución biomédica.
Si estudiamos las causas principales de muerte en los Estados Unidos, veremos que en 1860, cuando vivían nuestros bisabuelos, la gente moría por causas más externas, infecciosas por ejemplo. ¿De qué enfermamos ahora?. Enfermamos de problemas cardíacos, de cáncer, de accidentes cerebrovasculares, de enfermedades pulmonares, accidentes, diabetes, y nos morimos por estas enfermedades. No nos morimos de cosas que nos pasan, nos morimos de cosas que nos hacemos a nosotros mismos.
Si cambiaron las causas de muerte quizás tendríamos que cambiar la forma en que vemos a la medicina, la forma en la que miramos a nuestros pacientes.
En los Estados Unidos, alrededor de 1900, había “una nueva perspectiva sobre las posibilidades de la vida, un nuevo optimismo acerca de la posibilidad de expandir la experiencia humana, una esperanza de que el animal humano había entrado a una nueva etapa de evolución” (R. M. Abrams, 1978).
En efecto, en los Estados Unidos, en 1900, había un nuevo punto de vista sobre las posibilidades de la existencia, un nuevo optimismo acerca de la experiencia incrementada del ser humano, una esperanza de que el ser humano había entrado a una nueva etapa de su evolución, había un optimismo persuasivo, excitante. Había dos clases de personas en la tierra, los optimistas y los pesimistas, y los primeros vivían más: el pesimismo apura mucho el proceso de la muerte. Tucídides, el gran cronista griego de las guerras del Peloponeso decía que de una plaga “Lo más terrible de todo era la desesperación en la que caía la gente cuando se daban cuenta que habían contraído la plaga, porque inmediatamente adoptaban una actitud de horrible desesperanza, y abandonándose a este camino perdían su fuerza de resistencia” (Las guerras del Peloponeso, 430 AC ). Tucídides no era médico, era un general, pero fue muy inteligente en esa observación que tenía una gran agudeza clínica. El decía que la cosa más terrible es la desesperación en la que cae la gente cuando se da cuenta de que contrajo una enfermedad ya que en esas circunstancias adopta una actitud desesperada y pierde el poder de resistencia.
El historiador griego intuyó, 400 años antes de Cristo, la relación que existe entre lo que creemos y lo que sentimos de nosotros mismos y su influencia sobre nuestro estado corporal como para aumentar o disminuir, en determinadas circunstancias, nuestras probabilidades de salud o de muerte.
LA ESPERANZA ES UN REMEDIO MUY EFECTIVO:
Leonard Sagan, un historiador más reciente, ha estudiado lo que pasa en los Estados Unidos. La historia de las rápidas conquistas en salud en los Estados Unidos no es única; la velocidad a la cual ha caído la tasa de mortalidad es incluso más rápida en los países de modernización reciente. Las explicaciones usuales para este mejoramiento dramático -mejores cuidados médicos, nutrición adecuada o suficiente provisión de agua limpia- dan sólo respuestas parciales. Lo más importante es “el aumento de la esperanza y la declinación de la desesperación y la desesperanza” (Leonard Sagan, 1997).
La teoría acerca del mejoramiento de la salud de las poblaciones por medio de medidas higiénicas es importante pero provee sólo respuestas parciales. Es más importante aumentar la esperanza y bajar la desesperación y la desesperanza. Es algo que hay que darle a los pacientes. Denles esperanza, no les den desesperación eso es lo más desastroso que les puede pasar.
Ya sea que la enfermedad sea psiquiátrica o física, podemos enseñar a nuestros pacientes actitudes para enfrentar al mundo.
DEBEMOS CONSTRUIR SOBRE LA SALUD:
Ahora vamos a hablar del futuro. Donde antes teníamos enfermedades ahora tenemos que construir sobre la salud y los factores del comportamiento. Antes se consideraba que la enfermedad resultaba de la invasión de un organismo patógeno, ahora de una interacción entre lo patógeno y el huésped. Esto es lo que todos ustedes saben con respecto a la brucelosis, por ejemplo. Quizás alguno de ustedes tenga brucelosis, pero no tiene síntomas porque no tiene al germen activo, pero saben que lo pueden tener si se exponen a una situación estresante súbitamente. El rol de paciente ha cambiado.
Antes el paciente se presentaba y pedía: ¡cúreme doctor! Ahora le enseñamos, le transmitimos habilidades, le explicamos por qué hacer o no una cosa, o cuál es el propósito de tomar una droga, etc. Yo les enseño a mis alumnos que si su doctor no les dice lo que quieren saber busquen uno nuevo.
LA EDUCACIÓN ES UN FACTOR DETERMINANTE DE SALUD:
El sistema de creencias es actualmente muy importante, lo que ustedes saben los puede matar o ayudar. Y el rol del médico ahora ya no es el de quien solamente determina el tratamiento sino que es un colaborador del paciente.
Según muestran los resultados de un estudio que se hizo en los Estados Unidos, cuanto más años de educación, de escolaridad se posee, más baja es la tasa de mortalidad tanto en hombres como en mujeres. Podemos afirmar que la educación es un factor de salud. Cuanto más educación hay, menor es el índice de mortalidad.
Y esto se verifica en las diferentes categorías de habilidades de supervivencia. En otro trabajo se estudiaron las causas de mortalidad durante los 6 meses posteriores a una cirugía cardiovascular. Una es la edad superior a 70 años. La segunda la operación de by-pass. Pero hay otras dos variables interesantes que se estudiaron: la falta de participación en grupos y la ausencia de creencias religiosas. Un 24% de estas personas morían dentro de los seis meses de la operación; en cambio si tenían alguna relación de grupo, si tenían alguna idea de su dios, solamente morían el 4%... ¡muchísimo menos!
Esta es una prueba del poder de la mente, esta diferencia en la mortalidad no tiene nada que ver con la presión sanguínea.
Tiene que ver con las creencias, con los efectos producidos por la idea de que Dios me ama, por los intercambios y el sostén que me brindan los vínculos de amistad, que tienen que ver con el poder de la mente, eso es lo que tenemos que enseñarle a nuestros estudiantes y a nuestros pacientes.
ESTRÉS Y AFECCIONES RESPIRATORIAS:
Veamos ahora el estrés y la afección de las vías respiratorias superiores. Ustedes saben que un individuo se puede infectar pero no necesariamente enfermarse.
La enfermedad dependerá de la conjunción de una serie de factores: genes que predisponen, creencias personales, estilos de vida, agentes patógenos.
El Estrés Percibido es el grado en el cual un individuo percibe y es capaz de soportar las deman das de la vida;
Afecto Negativo es el grado a partir del cual un individuo se siente infeliz o ansioso sobre sí mismo;
Eventos Estresantes de la vida son las circunstancias capaces de desencadenar estrés en un individuo.
¿Qué pasa en la relación entre estrés e infección?.
Hay personas que se infectan a pesar de estar sometidas a poco estrés y, a la inversa, muchas personas se infectan pero no desarrollan el resfrío, es decir, que no se enferman.
En un estudio se midieron, el estrés percibido, el afecto negativo y los eventos estresantes de la vida. Se encontró que cuando estas variables están elevadas tenemos una probabilidad mayor de infectarnos. Y si alcanzan su punto máximo existe una alta probabilidad de desarrollar la enfermedad. Si hay virus en el ambiente seguramente los voy a encontrar.
Ahora, las preguntas que me hago son:
¿Me voy a infectar?
¿Voy a tener necesariamente una enfer medad respiratoria si me infecto?
Si ustedes tienen un estrés y un afecto negativo altos seguramente se van a infectar.
Ahora si se agregan muchos eventos estresantes seguramente ya van a desarrollar síntomas de enfermedad respiratoria.
En otras investigaciones, ya clásicas, que todos ustedes conocen y que han sido replicadas una y otra vez, realizadas con estudiantes de medicina sometidos al consabido estrés durante sus períodos de exámenes, se estudió su sistema defensivo inmune y se concluyó que durante ese período, el sistema inmune se deprime, mientras que la respuesta general al estrés se incrementa, la probabilidad de contraer infecciones sube concomitantemente con la disminución de las defensas inmunitarias.
EL PODER DE LA PALABRA: Tomemos otro ejemplo del poder de la mente a partir de un fenómeno algo diferente, algo acerca de lo que los psiquiatras saben mucho: el tratamiento por la palabra. Tengo un médico amigo, quien me llama su médico de la palabra. El dice que soy un psicólogo que cura a la gente con las palabras a diferencia de él que forma parte de los médicos que -dice- “curamos a la gente con las drogas”. Yo no creo que la psicoterapia sea magia. O que cura cualquier tipo de enfermedad. Pero hay estudios clásicos que demuestran su potencia.
En uno de ellos se estudió a mujeres con cáncer metastásico de mama.
CANCER E INMUNIDAD:
Un grupo que concu rría durante 90 minutos por semana a terapia de grupo se comparó con otra cohorte de pacientes que tenía el mismo tratamiento médico pero no tenía terapia de grupo y lo que se comprobó es que el grupo que tenía terapia de grupo tenía mucha más probabilidad de sobrevida, de hecho el doble que el otro.
Los resultados de la psicoterapia demuestran que aumenta la supervivencia en pacientes con cáncer porque aumenta la seguridad y la autoestima. Una de las cosas que se logra con la psicoterapia es que aumenta la sobrevida.
En otro estudio, más sencillo, realizado con mujeres a las que se les había extirpado un cáncer de mama con un seguimiento de 15 años. Y luego se obser varon las diferentes actitudes subjetivas en relación con la enfermedad que habían sufrido preguntándoles: “Ahora que ya no tienen cáncer, que la operaron y le quitaron las mamas ¿cómo se siente por toda esta situación?”
Se las clasificó de acuerdo a la respuesta. Algunas respondieron: “Ya sé que tengo cáncer pero voy a luchar”. Otras dijeron: “Nunca tuve cáncer, me sacaron los pechos pero nunca tuve cáncer”. Un tercer grupo dijo: “Bueno tuve cáncer, no se puede hacer nada contra eso”. Algunas dijeron: “Sé que tuve cáncer, me sacaron los pechos pero tengo miedo de que vuelva, que pueda volver a ocurrir”. Por último otras respondieron: “¿Qué puedo hacer?, cuando se tiene cáncer se está destinado a la muerte”. De esas cinco categorías, los únicos dos grupos que evolucionaron bien fueron los que tuvieron el espíritu de lucha y el de rechazo al mal pronóstico.
SIDA E INMUNIDAD:
Muchos estudios, realizados en los años 90, mostraron algo similar en los pacientes diagnosticados de SIDA. Basándonos en la evolución de pacientes con HIV positivo podríamos intentar una ecuación para describir diversas estrategias ante la enfermedad.
Estrategia NO protectora: Aceptar el diagnóstico + Aceptar el pronóstico = Supervivencia reducida
Estrategia protectora: Aceptar el diagnóstico + rechazar y desafiar el pronóstico = Supervivencia más prolongada.
O sea que si se acepta el diagnóstico y el pronóstico, se vive menos tiempo que si se acepta el diagnóstico pero se rechaza el pronóstico, a partir de tener la convicción de que “no me voy a morir, voy a vivir más”.
Pareciera que este fenómeno se presenta en los varones, y es así porque las esposas se constituyen en un factor protector para sus maridos. Estos dependen más de ellas que a la inversa. Tan es así, que las viudas no corren los riesgos de salud que presentan los viudos y las personas viudas sobreviven a la muerte de sus maridos por muchos más años.
En consecuencia, parecería que los hombres, contra las opiniones generalizadas de que son los protectores del hogar, lo serán en otros órdenes pero no en la salud, porque se sabe que protegen menos a sus esposas que ellas a ellos.
En realidad, se debe entender que la protección de la que hablamos no es una protección material sino psicológica.
Veamos otro fenómeno sugerente e interesante. Pascuas es una época importante para los hombres judíos, no para las mujeres ni para los chicos, sólo para los judíos varones. Dicha festividad dura una semana y constituye un evento religioso muy importante. Pues bien, hay estadísticas que muestran que en la semana anterior hay un 45% de disminución en la mortalidad habitual y luego aumenta. La gente espera para vivir los momentos importantes antes de morirse. La dificultad para analizar e identificar los probables mecanismos aumenta con la complejidad de las situaciones mente-cuerpo. Les daré dos ejemplos de interacciones complejas mente-cuerpo que se refieren directamente a la cuestión de si un conjunto de creencias puede acelerar la muerte. Uno surge de un estudio realizado con americanos chinos con distintos niveles de convicción en la cultura china y la astrología. Hay dos creencias básicas en la astrología china que fueron las más relevantes: 1) Que el destino de una persona está fuertemente influenciado por el año astrológico de su nacimiento y 2) Que cada año astrológico está asociado con un órgano del cuerpo, o un tipo de enfermedad o síntoma.
Cuando una persona que cree en estos conceptos desarrolla la enfermedad asociada con su año de nacimiento, cree que su sistema de creencias ha sido confirmado y que la muerte temprana es probable. Este estudio hizo una pregunta simple: Cuando un individuo comprometido con este sistema astrológico desarrolla una enfermedad que está asociada con su año de nacimientos ¿esa persona muere antes que los individuos con la misma enfermedad que nacieron en otro año astrológico o con un grado de compromiso menor?.
LA AMISTAD SIGNIFICA BUENA SALUD:
Las personas que tienen más conexión con sus amigos, con su familia o con grupos de apoyo tienen un índice de mortalidad más bajo. Los amigos significan buena salud y, por ende, incrementan la longevidad.
Entre los 30 y los 50 años de edad el sistema inmune está muy activo y entonces no se necesitan tantos amigos.
Pero después de los 60 años de edad los amigos son muy importantes. Las personas ancianas aisladas, sin amigos tienen una probabilidad de muerte del doble de los que frecuentan amistades. Entonces, cuanto más viejo se es más hay que esforzarse por tener amigos porque ellos son garantía de buena salud. Esto también se verifica en los individuos con una personalidad de tipo A o de tipo B.
Recuerdan ustedes que se trata de individuos que tiene un mal control de la agresión, viven bajo intenso estrés y tienen deficiencias en cuanto a su cuidado corporal. Estadísticamente son personas que tienen una evolución de mal pronóstico si llegan a sufrir una enfermedad cardíaca. En efecto, el 70% de los del tipo A y el 45% de los del tipo B mueren en los 10 años posteriores a un ataque cardíaco. Sin embargo, cuando los individuos con personalidades de tipo A o B tienen amigos, con lazos fuertes de afecto con ellos, están más protegidos del riesgo de morir.
Los análisis de muertes súbitas o ataques cardíacos revelan que hay múltiples mecanismos involucrados. Un factor crítico es el umbral al que ocurre la fibrilación. Ciertos estudios mostraron que los factores psicosociales influencian el umbral de respuesta mientras que un estudio prospectivo llegó a la conclusión que si bien las razones biológicas son la causa primaria de la mayoría de las muertes cardíacas no súbitas, los factores psicosociales son los más importantes en los casos de muerte cardiaca súbita.
Seguramente ustedes han escuchado la expresión de algunos viudos o viudas cuando pierden a su cónyuge y dicen: “esto me ha roto el corazón”. Esto va más allá de una simple manera de expresarse. Efectivamente, hay investigaciones, con seguimiento de varios años, que demuestran que los viudos varones mueren un 40% más en los 6 meses posteriores al fallecimiento de sus esposas que los miembros del grupo testigo que no enviudaron; en el 60% de los casos el deceso acaece por causas cardiovasculares.
Un ejemplo publicado en el Psychiatric News se basa en el hecho de que muchas personas chinas y japonesas consideran que el número 4 trae mala suerte, mientras que los americanos no. La mortalidad cardíaca entre chinos y japoneses en los Estados Unidos mostró un pico en el cuarto día del mes (una tasa de 1.45 muertes esperadas para pacientes internados) pero no los grupos blancos de control.
Seguramente no conocen a Norman Cousins. Norman Cousins es una persona muy famosa que vive en los Estados Unidos, es un escritor, a quien le diag
nosticaron una enfermedad muy grave. Su médico le dijo que iba a morir y él le respondió: “¡No, no, yo voy a vivir!”. Y se lanzó a un trabajo de investigación y escritura excelente; él fue el principal investigador de la relación mente-cuerpo en Los Angeles, California. Este es un ejemplo importante: “La creencia se convierte en biología”. Cuando ustedes cambian su pensamiento cambian su cerebro, y, como dijimos al principio, si cambian su cerebro cambian su cuerpo.
Eric Kandel, nuestro premio Nobel, una de las personas más agradables que he conocido, ha acuñado una frase muy sugestiva: “La regulación de la expresión genética por factores sociales hace a todas las funciones corporales, incluso a las funciones del cerebro, susceptibles a las influencias sociales”.
En efecto, como ustedes saben, ante las influencias del medio el sistema nervioso transmite la información que circula por las conexiones neuronales. Existe el primer mensajero, el neurotransmisor, el segundo, y luego el tercer mensajero y luego el impacto en los genes. Ustedes conocen suficientemente el funcionamiento del eje Hipotálamo Hipofiso Adrenal.
El hipotálamo produce CRF, el cual actúa sobre la hipófisis que segrega ACTH.
La ACTH estimula a la corteza suprarrenal que produce cortisol, el cortisol actúa a nivel del sistema nervioso sobre el hipocampo y éste inhibe el hipotálamo. Esto es un sistema
homeostático, cuando un factor sube el otro baja.
Veamos, ahora, lo que pasa cuando hay estrés. Bajo el estrés la corteza inhibe la corteza, el hipotá lamo produce CRF, el CRF actúa sobre la hipófisis, la ACTH actúa sobre la corteza suprarreanal para que produzca cortisol, el cortisol inhibe el hipocampo y esto inhibe al hipocampo, pero no puede inhibir al hipocampo porque la corteza lo inhibe.
El cuerpo humano es un centro de autoservicio abierto las 24 horas incluyendo los fines de semana. Nos da mantenimiento de rutina y de reparación libre de cargo, sin tener que esperar ni hacer colas.
Muchos de nosotros no tenemos ni idea que lo que nos hace andar mejor a nuestros cuerpos y que nuestros cuerpos son los mejores mecánicos.
El cuidado centrado en el paciente está emergiendo como un concepto clave en la medicina moderna, porque es bien conocido que los individuos enfermos que expresan interés en sus
tratamientos, los cumplen y trabajan junto con sus médicos tienen mejores resultados, mejor salud, y una recuperación más rápida que los que no lo hacen.
Las investigaciones están empezando a clarificar cómo los cuatro sistemas-psico, neuro, inmune y endócrino, o PNIE- interactúan para asegurar la salud, combatir la enfermedad y retrasar la muerte. La vali dez de este enfoque es más evidente en enfermeda des complejas, como las que involucran interacciones entre mente, cuerpo y cultura. Pero también se aplica a enfermedades físicas, aunque los resultados pueden no ser tan dramáticos. Muchas gracias.
Dr. Oakley Ray: Prof. de Psicología. Prof. de Psiquiatría y Prof. de Farmacología en la Universidad Vanderbilt (USA) -
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Muy buena información, aunque no soy medico pero a grandes rasgos entiendo la escencia de los conceptos explicados, muchas gracias
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