21/5/10

La compasión: además de ser un poderoso antidepresivo es la emoción que nos hace más humanos - Dr.Matthieu Ricard

ENTREVISTA del Dr. Eduard Punset al Dr. Matthieu Ricard: LA CIENCIA DE LA COMPASION (Programa REDES de Eduard Punset, emitido por TVE el 16 de mayo de 2010). !!!Guardar y ampliar la imagen para estudiarla detenidamente!! Eduard Punset: Hoy redes se acerca al estudio de la compasión desde el lado de la ciencia por una parte y desde el lado de la contemplación, tan ejercitada por los monjes budistas, por otra parte, que llevan siglos utilizando esta técnica de la meditación. Y lo hacemos de la mano de un gran biólogo molecular que al mismo tiempo es monje budista. Me refiero a Matthieu Ricard. Matthieu RICARD es hoy por hoy el parangón de la meditación, tanto como de la búsqueda de nuevas materias con las que complementar nuestro instrumental para gestionar las emociones. Mathieu Ricard nació en Paris, es un científico, especializado en biología y genética, y desarrolló tempranamente una prometedora carrera de genética celular en el Instituto Pasteur, la que abandonó para convertirse en monje budista, hace 35 años. Es traductor del Dalai Lama y es también un renombrado fotógrafo. Desarrolla importantes actividades humanitarias en Tibet y Nepal, con más de 15.00o niños.
Es escritor exitoso con la publicación de libros como:
- En defensa de la felicidad (una guía para desarrollar el conocimiento más importante de la vida, expone las falsas y limitadas conjeturas que tenemos sobre nuestro potencial como seres humanos y nos demuestra que la verdadera felicidad no sólo es posible, sino que sería un derecho desde el nacimiento).
- El Monje y el Filósofo (diálogos con su padre, el filósofo Jean Francois Revel).
- El Quantum y el Lotus.
- Es además autor y fotógrafo de “Viaje hacia la iluminación“, “los Monjes Danzantes del Tibet” y de los fotolibros: “Himalaya Budista” y “Tibet, un Viaje hacia el Interior“.
http://www.redesparalaciencia.com/2871/redes/2010/redes-60-la-ciencia-de-la-compasion
LA FELICIDAD ES UNA FORMA DE SER: Según MATTHIEU RICARD la felicidad no es una sucesión interminable de placeres que terminan en el agotamiento, sino una forma de ser. Y si es así ¡no deberían nuestros hijos aprender en el colegio a ser felices y también a ser buenos!!! No es acaso lo que desean cualquier madre y padre de hoy en día: Para permitir aflorar la compasión y la naturaleza buena que todo individuo lleva dentro, la ciencia está descubriendo los beneficios de la meditación. Aprender a meditar puede ayudarnos a convivir con una mente más clara y más hábil a la hora de lidiar con las emociones negativas y fomentar las emociones positivas. Eduard Punset: Matthieu Ricard, nos encontramos hace varios años, ... bueno, tal vez no fuera el principio, pero casi, de este encuentro, ¿no? este encuentro que es entre los científicos occidentales y los contemplativos budistas. De hecho, tú has sido ambas cosas, porque sé que eres biólogo, y un gran biólogo, pero a la vez cuentas con una larguísima experiencia como budista contemplativo. ¿Hemos obtenido alguna cosa de esta mezcla de dos fuentes de la cultura? Matthieu Ricard: Sí, creo que hay varias cosas nuevas en muchos ámbitos distintos. En el ámbito personal, resulta apasionante formar parte de una investigación tan pionera. Creo que la neurociencia contemplativa está en plena edad de oro... y es muy inspirador participar en esta era de descubrimientos magníficos. Además, desde la perspectiva budista, la idea es contribuir con algo a la sociedad. Si pudiéramos ayudar a lograr que las personas encontraran más equilibrio emocional, forjaran una sociedad más compasiva y fueran más felices y más altruistas, sería estupendo. Por ejemplo, el año pasado empezamos a estudiar varios aspectos del amor altruista, de la empatía, la compasión con objeto y sin objeto... de una manera muy detallada, relacionándolo todo con los fenómenos cerebrales. Queremos saber cómo se pasa de la benevolencia a la empatía, a identificarse con el que sufre, y luego a la compasión, que es el deseo de que los demás dejen de sufrir y de buscar un remedio para el sufrimiento y su causa. ¿Cuál es el proceso? ¿Cómo funciona? ¿Cómo se relaciona con el cerebro? ¿Hay que sentir el sufrimiento del otro para sentir compasión o no? ¿Basta con el amor altruista? Todas estas cosas se pueden estudiar desde la perspectiva de la meditación y de la neurociencia, y se pueden aunar ambas. Así que es maravilloso. NO ES NECESARIO SER UN MONJE NI PERDERSE EN UNA CUEVA DE LOS HIMALAYAS, CON UN POCO DE DISCIPLINA PUEDE SER SUFICIENTE PARA LOGRAR CIERTO GRADO DE CONTROL MENTAL, COMBATIR EL ESTRÉS Y MEJORAR EL NIVEL DE FELICIDAD DE NUESTRA VIDA: La neurociencia sorprendió a todo el mundo hace algunos años, cuando declaró a Matthieu Ricard como "el hombre más feliz del mundo". Ricard es francés, doctor en bioquímica y trabajó en el Instituto Pasteur con el Premio Nobel Jack Monod y luego se reconvirtió en monje budista. Ricard y otros meditadores de larga experiencia fueron sometidos a un exhaustivo experimento con scanneres cerebrales para medir las consecuencias de un tipo de meditación concreto, en el que se genera un estado de amor y compasión pura, no enfocada hacia nada ni nadie en particular. Los resultados mostraron niveles por encima de lo conocido hasta entonces de emoción positiva en el cortex prefrontal izquierdo del cerebro, mientras que la actividad del lóbulo derecho justo en el área relacionada con la depresión, disminuía, como si la compasión fuera un buen antídoto contra la depresión. Y también disminuía la actividad de la amígdala relacionada con el miedo y la ira. Otros estudios han mostrado que el nivel de atención de estos meditadores es mucho mayor que el del resto de la población y pueden mantenerala durante más tiempo. Pero que ocurre con los meditadores novatos, hay algun beneficio para ellos. Para comprobarlo un grupo de empleados de una empresa realizaron 30 minutos diarios de meditación durante 3 meses. A lo largo del estudio los empleados reportaron un descenso en sus niveles de ansiedad y se pudo ver que incrementaban la actividad de su cortex frontal izquierdo, es decir sus emociones positivas. No desesperen no es necesario meterse a monje ni perderse en una cueva de los himalayas, un poco de disciplina es suficiente para lograr cierto control mental y mejorar el nivel de felicidad en su vida.
Eduard Punset: Es fantástico, porque estas dos fuerzas que se unen tenían una idea muy diferente de qué somos. Para gran parte de la ciencia occidental, el ser humano es intrínsecamente malo. Matthieu Ricard: Lo que hay es un culto al egoísmo, y me parece muy extraño, porque no encaja con los datos científicos, sino que se trata de una especie de distorsión a priori. Podemos verlo en la economía, y en algunos aspectos de la evolución... y también en algunos aspectos de la psicología, hay toda una escuela filosófica llamada “egoísmo psicológico” e incluso algo denominado “egoísmo ético” que postula que somos egoístas y que eso está bien, que debemos serlo, que por qué preocuparnos...
E.P: ...que hay que sobrevivir....
M.R: ...que por qué sentirnos culpables si no ayudamos a los demás...¡Me parece la receta perfecta para llegar a la catástrofe completa! Por no hablar de que es profundamente engañoso, porque presupone que cualquier conducta o motivación que parece altruista tiene siempre detrás una motivación egoísta...
E.P: ...una motivación subyacente , no es así...
M.R: Y se convierte en una especie de dogma. Además, en el psicoanálisis, prácticamente todo lo que hacemos está motivado por el “yo, yo, yo”. Si intentas ser bueno, es a costa de algo, vamos, que no es demasiado bueno para tu estado mental. ¡Esta negación del lado bueno de la naturaleza humana me parece terrible! Y es que cualquiera con sentido común vería que los datos sociológicos demuestran que el altruismo verdadero existe. Por supuesto que también somos egoístas a veces, y que hay personas más egoístas que altruistas, pero decir que el altruismo auténtico no existe es una tontería. E.P: Sin embargo, ¡muchos biólogos amigos míos han mantenido durante muchos años que no querían ni oír hablar del altruismo!
M.R: ¡No! !No!, pero mira los datos... por ejemplo, las personas que rescataron familias en épocas de opresión, como con los judíos durante la ocupación nazi; hubo familias que intentaron protegerlos, que los escondieron en su casa. No eran parientes suyos. No pertenecían a la misma religión o al mismo acervo genético. Eran absolutos desconocidos, y no podían esperar nada a cambio. Asumían riesgos enormes para sí mismos y para sus familias... ¿cómo hablar ahí del gen egoísta? Ellos te dirían: “¡por supuesto que tuvimos que hacerlo! Somos parte de la misma familia humana”. A ver si puedes encontrar una motivación egoísta ahí...
E.P: ¡Es imposible!
M.R: ¡Es una tontería! Por eso que hay que explicar la realidad.
E.P: Pero, Matthieu, ¿aceptarías entonces que, al principio de este argumento o de este debate o de esta discusión, el budismo estaba más cerca de la ciencia, en el sentido de que vuestro concepto de la naturaleza humana ...era bueno?
M.R: Bueno, existe un potencial para el bien que siempre está ahí. Es como si un pedacito de oro cayera en el fango y se quedara ahí mucho tiempo... seguiría siendo oro y se podría pulir y limpiar luego. En cambio, si fuera un trozo de caliza, ya podrías pulirlo durante cien años, que seguiría sin convertirse en oro. Esto no es ingenuo, no es otro tipo de dogma. ¡Se basa en la comprensión de cómo funciona la conciencia! En el budismo, lo llamamos “el aspecto luminoso de la mente”. Evidentemente es sólo una metáfora, la mente no brilla en la oscuridad, pero... ¿por qué hablamos de luz? Pues porque es como una antorcha con la que se enfocan varias cosas: la luz no se ve modificada por lo que ilumina. Si ilumina un montón de basura, no se vuelve sucia, si ilumina un montón de oro, no se vuelve más cara. La naturaleza básica de la conciencia permite muchos contenidos distintos: el odio, el amor, los celos, el júbilo... todo.
E.P: Pero la conciencia es la misma...
M.R: Son conceptos mentales que se deben a muchas causas y condiciones, pero la naturaleza fundamental de la conciencia no está determinada; tiene el potencial de ir en cualquier dirección. La idea es que, incluso de un modo experimental, si miramos la mente, la conciencia básica está detrás de cada pensamiento, de cada emoción. Siempre está ahí y no está condicionada; somos conscientes, y eso permite la transformación de la mente. NUESTRO ESTADO MENTAL, LA FORMA COMO interpretamos lo que nos sucede es lo que realmente determina nuestro grado de felicidad y bienestar interno. PENSAMOS QUE ESE TUMULTO de emociones y pensamientos que nos acosan a diario no son propios que son la naturaleza misma de la mente. CADA IMAGEN ES UN ESTADO MENTAL QUE SE SUCEDE uno a otro de manera casi ininterrumpida CREEMOS QUE ESA SUCESIÓN DE IMÁGENES hermosas, dolorosas o diabólicas, forman parte de nuestra naturaleza intrínseca. SIN EMBARGO PARA LOS BUDISTAS, ESAS IMAGENES, las emociones o los pensamientos, son proyectados en nuestra pantalla cerebral pero no pertenecen a la mente, no son parte suya. Los meditadores son capaces de percibir y enfocar su atención en lo que hay detrás del flujo continuo de pensamiento es decir a la claridad de la pantalla, a esto lo denominan el aspecto luminoso de la mente o "conciencia pura" en donde yace la capacidad de conocer. Subestimamos la capacidad que tenemos de transformar nuestra mente, sin embargo entrenarnos en fijar la atención en dicha claridad nos ayuda a lograr un estado de ecuanimidad o imparcialidad interna que evita que nuestras emociones y nuestros pensamientos nos arracen. Si conseguimos modificar nuestra mente, podemos cambiar nuestro mundo interior, una tarea más fácil y más a nuestro alcance que cambiar las circunstancias externas del mundo en que vivimos.
E.P: Has estado contemplando como budista (y científico que eras antes) durante más de 20 años, ¿no? En el Tíbet...
M.R: ¡40 años!. Siii.
E.P: ¿40 años? ¡Increíble! Tras 40 años, ¿cuáles crees que son las cosas de las que nosotros, en el resto del mundo, nos podemos beneficiar más según tu investigación y tu experiencia?
M.R: Pues bien, creo que es importante conseguir la libertad interior de este proceso mental de odio, celos, arrogancia, deseo obsesivo... con el altruismo y compasión que surgen de esa libertad. Me parece que esto es lo que la humanidad necesita por encima de todo: ¡necesitamos una sociedad más compasiva! Ahora somos interdependientes, así que, si no cooperamos, todos seremos perdedores.
E.P: ¿Y a qué nos referimos por sociedad compasiva?
M.R: Nos referimos a una sociedad n la que tengamos consideración por los demás, nos preocupemos por el prójimo. Mira la economía, ¡todos estos escándalos y crisis son producto del exceso de codicia, de personas a las que no les importan realmente los ahorros que manipulan! ¿Por qué disminuye la calidad de vida? ¿Por qué existe una brecha tan grande entre el norte y el sur? ¿Por qué hay toda esta pobreza? El mundo podría solucionarlo todo fácilmente con los recursos que tenemos. El altruismo es el único rasgo que podría abordar el presente, el medio plazo y el largo plazo.
E.P: Y esto conduciría, con toda probabilidad, a grandes reformas en el sistema educativo.
M.R: ¡Bueno, tiene que hacerlo! No tengo hijos, aunque sí participo en 40 proyectos humanitarios con 15.000 niños para los que construimos escuelas, así que cuento con cierta experiencia tratando con niños. ¿Y qué esperamos cuando educamos a los niños? Convertirlos en seres humanos buenos, personas que sean felices en la vida, que no estén deprimidas y se terminen suicidando..... ¿acaso basta con desarrollar su inteligencia y llenarles la cabeza de información sin desarrollar ninguna cualidad humana? Queremos personas buenas y equilibradas, ¡pero la educación parece estar interesada en cualquier cosa salvo eso! ¡Por tanto, hay algo que claramente falta!
E.P: Lo que estás sugiriendo es que, probablemente, no deberíamos preocuparnos tanto de los contenidos académicos y sí un poco más de las cualidades humanas necesarias para ser felices.
M.R: ¡Por supuesto! Solamente estamos cultivando herramientas. La inteligencia es una herramienta; la información es una herramienta. Y una herramienta se puede utilizar de un modo constructivo, de un modo destructivo o se puede desaprovechar. Se puede usar un martillo para construir una casa, para destruirla, o bien se puede desperdiciar el martillo dejándolo en un cajón y no utilizándolo nunca. Así que una herramienta, por sí misma, sin una intención, sin una actitud, sin un valor, no es absolutamente nada.
"TAL VEZ LA COMPASION ES LA EMOCION QUE NOS HACE MAS HUMANOS": No podemos experimentar compasión por nosotros mismos como seres aislados sino que ésta surge en relación con el otro. Nuestra individualidad de algún modo se suaviza al entrar en relación el dolor y la necesidad de los demás Promoviendo en nuestro interior el deseo de ayudarlos. La filosofía budista considera que la naturaleza del hombre, es compasiva y parte de su entrenamiento mental esta dirigido a fomentar esa compleja emoción. Durante el entrenamiento la parte emocional que nos conmueve y abruma cuando por vez primera vemos el dolor ajeno, deja paso con el tiempo a una compasión más sosegada aunque igualmente profunda. un punto de vista bien distinto que el de occidente, donde tradicionalmente nos hemos reconocido especiales y distintos al resto de la naturaleza. Al comienzo la idea de la supervivencia del más apto fue llevada a extremos por algunos filosofos del siglo XIX como Herbert Spencer quién declaró: “Al débil y al estúpido de la raza se le ha de dejar morir, de modo que el fuerte pueda sobrevivir y la raza humana en su conjunto progresar hacia mayores perfecciones. Afortunadamente pronto se retomó el sentido común y nadie duda ahora de que el hombre pueda alzarse por encima de esa lucha por sobrevivir y que los comportamientos altruistas tienen cabida en la naturaleza. Gracias a los avances científicos vivimos más y en mejores condiciones a pesar de que algunas aplicaciones de la ciencia hayan tenido fines menos nobles. El estudio de las emociones positivas como la compasión es muy reciente y cada día va en aumento. Tal vez sea la hora de dar una vuelta más de tuerca y de incorporar la compasión no solo como objeto de estudio sino como la conciencia de la ciencia que vele por el bien común en todas sus aplicaciones.
E.P: ¿Te puedo pedir un consejo?. Sé que uno de los grandes descubrimientos de la contemplación, del budismo, ha sido perfeccionar la atención, la primera fase del conocimiento, por así decirlo, para concentrarse en algo. ¿Cómo puedo mejorar mi proceso de atención?
M.R: Es cierto, porque incluso si uno quiere cultivar el altruismo, con la mente siempre distraída no podrá cultivar nada. La mente se dispersa aquí y allá. Incluso si estamos sentados, nuestra mente puede ser como la de un mono inquieto, un mono inquieto que va de un lado a otro. Las neuronas se ponen a hablar entre sí, ¡a cotillear! Y en realidad necesitamos una mente un poco más calmada, con más claridad y más estabilidad, si no es así, no podremos hacer nada. En caso contrario, es como si tuviéramos un martillo pero nos temblara la mano todo el rato. Por eso es necesario, de alguna manera, utilizar un objeto de concentración para estabilizar la mente. Te puedes concentrar en cualquier cosa, un objeto, una flor, una imagen mental... pero resulta bastante útil concentrarse en la respiración. ¿Por qué? Pues imagina que te dijera que te concentraras en una luz roja centelleante. Podrías quedarte mirándola, pero tu mente seguiría deambulando, mientras que, si te concentras en la respiración, no puedes verla, es muy sutil, y si dejas de concentrarte es como si lo perdieras, así que fácilmente puedes ver si te distraes o no. Con la respiración solamente ves la sensación. Cuando respiras por la nariz, tienes una ligera sensación en los orificios nasales, y se trata de quedarse sentado tranquilamente, pensar en respirar por la nariz y luego notar la sensación del aire que sale... y entra... y así, unas 21 veces o unos diez minutos. Hacerlo permite calmar la mente. Muchas personas te dirán: “¡Ah, no, no, no! ¡Yo no valgo para eso! Tras 3 minutos, mi mente está completamente distraída”. Es normal. No es culpa de la meditación, es porque la mente no está entrenada y, si no perseveras, nunca aprenderás nada. Así que, en lugar de tener remordimientos o sentirte culpable con ideas como: “¡Yo no valgo para esto!” que al final no dejan de ser más distracción, en cuanto descubras que te has distraído, no pasa nada, tienes que volver a la respiración. Luego, si lo haces durante un rato y lo repites regularmente, verás que la mente se calma, se vuelve más clara, y que puedes utilizar esta mente un poco más flexible para cultivar el altruismo, la compasión o lo que quieras.
REFLEXION FINAL: Con la meditación o sin ella vamos a tener que aprender aquellas materias o habilidades nuevas que no nos han prodigado los sistemas educativos hasta ahora, que son absolutamente necesarias para tener una visión un poco más correcta, menos egoísta, más compasiva del mundo y de nuestras relaciones humanas.
MATTHIEU RICARD se ha referido sobre todo a temas como la focalización de la , el saber trabajar en equipo de manera cooperativa en lugar de solo competitiva, el solucionar conflictos de manera mucho más innovadora y en definitiva de mirar a la naturaleza con mayor transparencia con mayor claridad. Es igual al deportista que ha entrenado su cuerpo para hacer determinadas cosas, de igual manera nosotros debemos entrenar la mente para conseguir los objetivos que nos proponemos. Ademas de meditar sobre la compasión hemos de llevarla a la acción. MATTHIEU RICARD.
Redes 60: La ciencia de la compasión, Matthieu Ricard, emitido el 16 y 19/05/10.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-ciencia-compasion/773091/

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1 comentario:

  1. Estimado Dr George:
    Muchísimas gracias por facilitar estos materiales de forma habitual, creando un gran circulo de conocimientos que crece día a día.
    "TAL VEZ LA COMPASION ES LA EMOCION QUE NOS HACE MAS HUMANOS"
    Hermoso artículo,contenido exquisito y profundamente filosófico.
    Comparto con que se "crea herramientas" con la educación actual y el déficit se encuentra en la parte humana.
    ¡Bendiciones y mucha salud!

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