Racionalidad en el consumo de los alimentos, significa recuperar los patrimonios gastronómicos, el sentido de la comensalidad familiar, la estructura del lenguaje culinario, con productos nuevos y viejos pero sobre todo saludables.
Patricia Aguirre: Creo que pasa por: producir con sustentabilidad, distribuir con equidad, consumir en comensalidad.
Creo que hay solución si introducimos racionalidad en toda la cadena. La producción salvaje nos llevó hasta aquí, pero el futuro debe ser más racional, no podemos producir alimentos de manera que no sea sustentable.
La agricultura de monocultivo extensivo basada en el petróleo (no por el gas-oil que mueve la maquinaria sino por las largas cadenas de hidrocarburos que forman los agroquímicos) es contaminante, es la principal consumidora de agua y presiona cada vez mas contra la biodiversidad.
Hay que modificar la manera de producir y no sólo en la tierra, los mares, que se pensaban infinitos, están colapsando. Día a día desaparecen caladeros históricos (en nuestro país la pesca de merluza y calamar está en un punto crítico).
No se puede seguir comercializando especies en peligro de extinción, no se puede seguir devolviendo –muerta- al mar el 40% de la captura, etc.
Racionalidad en la cadena de producción de alimentos quiere decir limpio, respetuoso, sustentable y que el balance energético de producir una lata de arvejas NO sea mayor que el aporte de su contenido, por principio.
Racionalidad en los sistemas de distribución significa distribuir con equidad, podemos hacerlo, hay alimentos para 10.000 millones eso si cambiando TODOS los patrones de consumo los de los que no tienen para que puedan comer y los de los que tienen para que empiecen a hacerlo de manera más saludable.
Digo un cambio hacia una dieta con predominio de vegetales y menos productos animales, que además de ser posible es según los nutricionistas, más sana.
Racionalidad en el consumo significa recuperar los patrimonios gastronómicos, el sentido de la comensalidad familiar, la estructura del lenguaje culinario, con productos nuevos y viejos pero sobre todo saludables.
Hablo de alimentos “con sentido” que tengan una historia o una razón para pertenecernos.
La comida es parte de la identidad y en un mundo como el actual donde nuestra identidad abreva simultáneamente en lo local y en lo global, la alimentación puede muy bien construir identidad, placer, pertenencia, seguridad y ayudarnos a vivir con otros una vida más plena.
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