A los 78 años, la mayoría de nosotros decidiría poner pies en alto y disfrutar, reflexionando sobre los hechos acontecidos a lo largo de nuestra vida, pero este hombre habiendo quedado viudo a esa edad, decidió probar suerte en el mundo de las dos ruedas.
Veintidós años después, consigue la hazaña de record de la hora en la categoría máster +, una categoría creada por la UCI este mismo viernes.
Robert, que a los 87 años participó en la Paris-Roubaix cicloturista, y que celebró su 100 cumpleaños con un entrenamiento de 23 kilómetros, se citó el viernes en el velódromo de Aigle (Suiza), donde logró recorrer nada más y nada menos que 24,251 kilómetros en 60 minutos.
Sin apenas aliento, y bajo los ensordecedores aplausos y ánimos de los asistentes que acababan de presenciar su increíble hazaña, afirmaba: "Podía haber ido más rápido, pero no quería".
Un récord que no sólo demuestra que nunca es tarde para ser ciclista, sino que el ciclismo es un deporte para todos, un deporte que quizás no sea el más rico, o el que más impacto mediático tenga, pero que sin lugar a duda une a todos los aficionados y los convierte en los verdaderos protagonistas. O, ¿A caso un hombre de 100 años podría jugar una final de la Champions League?
Lo que quiero decir con esto, es que si el ciclismo ha aguantado hasta día de hoy, tras años y años de agravios y problemas, es porque tiene algo que lo distingue de otros deportes en los que los aficionados se pelean entre sí por motivos absurdos, olvidándose así de los verdaderos valores del deporte y de la vida.
En conclusión, el ciclismo es un deporte cercano y abierto para todos, donde a diferencia de otros deportes, el único que pone los límites eres tú.
¿Podría un aficionado al fútbol jugar en Wembley como hacen sus ídolos?
No lo creo, en cambio los que amamos el ciclismo podemos ir al Tourmalet e imitar a todos esos valientes que se juegan la vida cada vez que se suben a la bici para deleitarnos con ese espectáculo que es el ciclismo.
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