Kate Finn, será recordada como la primer persona fallecida por ORTOREXIA, una variante más de los llamados "trastornos en la conducta alimentaria". Este caso constituye toda una tragedia, y resulta estremecedor el relato que la propia Kate va exponiendo en su historial que se puede leer en el link citado en la bibliograrfía, y en el cual se podrá conocer la cadena de circunstancias que llevaron a Kate a padecer este trastorno, entre los cuales se citan: El estrés, los malos hábitos de alimentación, la mala aplicación de dietas, la adopción de conductas alimentarias extremas, así como la alteración de los horarios alimentarios con cenas abundantes y almuerzos escasos. Todo ello llevó a esta joven a una cadena de síntomas y trastornos que no tuvieron marcha atrás.
La obsesión por seguir una dieta saludable, llevó a Kate a comenzar a excluir de su menú en forma progresiva cualquier producto que incluyera conservantes, a eliminar el consumo de frutas y verduras que no fueran producidas en "granjas orgánicas".
A excluir todo tipo de grasas y carnes, así como también todos aquellos alimentos preparados de alguna forma que no cumplieran los standares rigurosamente aprobados.
La lista alcanzó una dimensión tal que llevó a Kate a restringir tantos y tantos productos por una u otra razón, que prácticamente se quedó sin comida para elegir.
Cuando los médicos le diagnosticaron "Trastorno de la conducta alimentaria", ella no lo aprobó y continuó en su fundamentalismo, que la llevó a vivir esclava de su propia dieta.
Kate no tenía miedo de engordar, así como tampoco le interesaba estar delgada, lo suyo era una cuestión de principios y de convencimiento, solo quería comer sano, sentirse purificada y disfrutar de los beneficios que una muy rigurosa dieta le traería a su cuerpo y a su mente.
Kate continuó con rígidas dietas, desde las vegetarianas más estrictas a las dietas que solo incluían alimentos crudos. Los consejos médicos no fueron registrados como tales, y a pesar de un progresivo empeoramiento de su salud, solo apelaba a nuevas dietas "ultra-saludables", que resultaban cada vez más perjudiciales para un organismo ya en el límite. Estos rigurosos regímenes llevaron finalmente a Kate Finn a fallecer por inanición extrema en el año 2003. El médico estadounidense Steven Bratman, fue uno de los que trató a Kate y definió a este trastornos como ORTOREXIA.
Hoy Kate Finn es reconocida como la primera víctima mortal de Ortorexia, y es especialmente en las sociedades de occidente donde la preocupación por la salud puede alcanzar en millones de personas, niveles de obsesividad, y esto se ha transformado en un grave problema de salud pública.
La periodista Laurance Quiantance contó en una artículo publicado en "The Guardian" cómo se había convertido en una "adicta a la coca-cola light" y exponía los posibles daños que ello podía ocasionarle a su salud, sin embargo una persona afectada de Ortorexia ni siquiera incluiría en su dieta estos refrescos cola-light, ya que solamente se permiten ingerir productos "ecológicos" y solo tomarían "cola orgánica", si les apeteciera tomar una bebida cola. Es así que en EEUU los productos "orgánicos" gozan de una creciente clientela, lo cual es fruto de una concientización de la cantidad de productos que contaminan la cadena final alimentaria, pero en algún tipo de personalidad esta decisión puede llevar a posiciones y conductas "fundamentalistas" en estos temas de la alimentación, que pueden terminar en casos de "ortorexia", una entidad que en cierta forma resulta ser "paradójica" ya que se produce en personas que se preocupan en forma responsable por su salud, solo que lo llevan a niveles de obesesión, lo cual las convierten en lo que el Dr. Steven Bratman denomina: "yonquis de la comida sana".
Cuando Kate Finn terminó siendo hospitalizada, recibió como diagnóstico inicial, el de ANOREXIA. Sin embargo como ella misma sostenía, nunca había estado obsesionada por perder peso, ino por mantener una alimentación correcta, por lo cual ni el diagnóstico ni el tratamiento de la Anorexia, aplicaba para su caso, sino que correspondía otro que los expertos médicos aún no consideraban. Kate Finn buscó información sobre la existencia de ortorexia nerviosa, y así se dió cuenta que lo que necesitaba era "ser menos obsesiva sobre los aspectos de su dieta". Resulta extremecedor su relato que ella misma ofreció en un foro de internet sobre nutrición, cuando relataba que: "muchos tenemos conexiones emocionales con la alimentación". Aún tengo muchas preguntas y me gustaría saber más sobre "ortorexia nerviosa y sobre las relaciones subyacentes con la obesesión por la salud, la perfección y el control". Pese a haber intentado iniciar el proceso para su recuperación, Kate Finn falleció de un paro cardíaco como consecuencia de un proceso de inanición, cuya causa correspondían a lo que se comenzó a conocer como ORTOREXIA.
CUANDO LA COMIDA ES UNA DROGA: El Dr. Steven Bratman definió los síntomas de este nuevo trastorno de la conducta alimentaria al que definió como "ortorexia", al modificar la palabra "Anorexia" por el prefijo griego "orto" que significa "correcto" o "recto". Es así que Steven Bratman publica un libro titulado “Orthorexia. Health Food Junkies” (Ortorexia. Yonquis de la comida sana), y es ahí donde la define como “una fijación patológica en mantener una alimentación correcta”. Según él, las víctimas de esta enfermedad establecen una relación con la alimentación similar a la dependencia de cualquier adicción a las drogas.
La ortorexia comienza de manera inocente como un deseo de superar una enfermedad crónica o de mejorar la salud general. Para ello, algunas personas se imponen dietas exclusivamente compuestas por alimentos que consideran sanos, desarrollando entonces una obsesión por ello hasta tal punto de que, la persona “pasa la mayor parte de su tiempo planificando su alimentación, adquiriendo los productos “sanos”, preparando la comida y comiéndola”.
Además, el centro de sus vidas es “una lucha contra las tentaciones" de comer aquellos alimentos “prohibidos”, imponiéndose "penitencias" cuando violan sus reglas. Los casos más acentuados de ortorexia se acompañan de un "sentimiento de superioridad" sobre otras personas menos “puras” en sus hábitos alimenticios”. En definitiva todo gira en torno a la alimentación, lo que hace de la ortorexia un auténtico desorden alimenticio tal como son la anorexia y la bulimia, pero mientras estos se refieren a la cantidad de comida que se ingiere, la ortorexia está relacionada con la calidad.
De la preocupación a la obsesión. La ortorexia aún no es reconocida como una enfermedad por la mayoría de manuales médicos y todavía son escasas las herramientas de diagnóstico.
La preocupación por una alimentación saludable es algo no sólo normal sino incluso necesario pero cuando ello pasa a convertirse en una obsesión que puede dañar la salud ya se puede hablar de la existencia de una enfermedad: la ortorexia.
Así, sin duda, en los últimos años en los países avanzados cuanto menos una parte de la población está prestando mayor atención al origen y la calidad de los alimentos que ingiere: las polémicas en torno a los efectos secundarios de los productos transgénicos o, peor aún, enfermedades como la de las “vacas locas” hicieron nacer la desconfianza hacia qué poner en la cesta de la compra diaria.
Otras personas cuestionan hasta qué punto es saludable ingerir productos alimenticios tratados con pesticidas, fertilizantes químicos o a los que se han añadido aditivos y conservantes artificiales.
Por otra parte, hay quien no olvida los beneficios que han aportado los fertilizantes y pesticidas, en cuanto a que han permitido una mayor producción y así abaratar los costes y abastecer a un mayor número de personas, sin olvidar que también tuvieron efectos benéficos en la salud: por ejemplo, millones de personas murieron en China el pasado siglo por comer arroz que no había sido tratado con pesticidas y a causa de lo cual resultó tóxico.
En ese debate y el posicionamiento que se adopte, en principio no hay nada enfermizo. Los llamados productos biológicos permiten actualmente abastecerse a quienes tiene preocupación por unos alimentos “más naturales” siempre y cuando puedan pagar su precio superior.
El problema es cuando la preocupación se convierte en obsesión y una persona incluso llega a aislarse socialmente cuando renuncia una invitación a comer de un amigo porque teme comer algún producto “contaminado” o cuando el centro de sus conversaciones es cuestionar la alimentación de sus conocidos.
Por otra parte, se teme que la ortorexia vaya en aumento por influjo de una “moda” que se extiende únicamente en países desarrollados y entre personas de alto poder adquisitivo y con un nivel de educación elevado.
Pocos estudios: En cualquier caso, existen aún pocos estudios en torno al alcance de la ortorexia. Uno de ellos es el realizado recientemente por un grupo de médicos italianos, integrado por los doctores Donini, Marsili, Graziani, Imbriali y Cannella.
Ellos desarrollaron un cuestionario para el diagnóstico de la ortorexia nerviosa y lo testaron en 404 personas. Sus resultados fueron que un 6,9% de los sujetos mostraban una obsesión patológica por la comida sana que se podía considerar ortorexia, mientras que otro 17,1% manifestaban una preocupación por una dieta sana que, no obstante, no se relacionaba con un desorden obsesivo-compulsivo de la personalidad.
Por su parte, la psicóloga española María José González explica que “las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida.
Podría decirse que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer”.
Y así, en el caso del mismo Dr.Steven Bratman, en los momentos álgidos de su trastorno, solo comía, por ejemplo, vegetales recién recolectados, y no podían pasar más de 15 minutos entre el momento de ser extraídos de la tierra y el momento de comerlos.
En la mayoría de las personas afectadas, esa obsesión se manifiesta a grandes rasgos por la necesidad de consumir exclusivamente productos orgánicos, no tratados con pesticidas ni fertilizantes, pero de manera que lo llevan a extremos patológicos con consecuencias perjudiciales para su salud tanto física como psicológica y sus relaciones sociales.
Quienes desarrollan este trastorno pasan a tener un menú en lugar de una vida.
1) www.orthorexia.com
2) El relato de Kate Finn: http://www.beyondveg.com/finn-k/bio/finn-k-bio-1a.shtml
3) Mónica Katz: Más placer menos kilos
http://www.dramonicakatz.com.ar/index.php
4) Qué es la "no dieta"
http://www.dramonicakatz.com/nodieta.php
5) Adelgazar comiendo con placer - Dra.Mónica Katz
http://drgeorgeyr.blogspot.com/2012/05/comer-es-un-placer-y-no-un-hecho.html
6) La balanza solo mide kilos...no mide inteligencia, ni belleza, ni creatividad ni seducción - Dra. Mónica Katz en http://drgeorgeyr.blogspot.com/2014/02/la-mejor-dieta-para-adelgazar-la.html
La preocupación por una alimentación saludable es algo no sólo normal sino incluso necesario pero cuando ello pasa a convertirse en una obsesión que puede dañar la salud ya se puede hablar de la existencia de una enfermedad: la ortorexia.
Así, sin duda, en los últimos años en los países avanzados cuanto menos una parte de la población está prestando mayor atención al origen y la calidad de los alimentos que ingiere: las polémicas en torno a los efectos secundarios de los productos transgénicos o, peor aún, enfermedades como la de las “vacas locas” hicieron nacer la desconfianza hacia qué poner en la cesta de la compra diaria.
Otras personas cuestionan hasta qué punto es saludable ingerir productos alimenticios tratados con pesticidas, fertilizantes químicos o a los que se han añadido aditivos y conservantes artificiales.
Por otra parte, hay quien no olvida los beneficios que han aportado los fertilizantes y pesticidas, en cuanto a que han permitido una mayor producción y así abaratar los costes y abastecer a un mayor número de personas, sin olvidar que también tuvieron efectos benéficos en la salud: por ejemplo, millones de personas murieron en China el pasado siglo por comer arroz que no había sido tratado con pesticidas y a causa de lo cual resultó tóxico.
En ese debate y el posicionamiento que se adopte, en principio no hay nada enfermizo. Los llamados productos biológicos permiten actualmente abastecerse a quienes tiene preocupación por unos alimentos “más naturales” siempre y cuando puedan pagar su precio superior.
El problema es cuando la preocupación se convierte en obsesión y una persona incluso llega a aislarse socialmente cuando renuncia una invitación a comer de un amigo porque teme comer algún producto “contaminado” o cuando el centro de sus conversaciones es cuestionar la alimentación de sus conocidos.
Por otra parte, se teme que la ortorexia vaya en aumento por influjo de una “moda” que se extiende únicamente en países desarrollados y entre personas de alto poder adquisitivo y con un nivel de educación elevado.
Pocos estudios: En cualquier caso, existen aún pocos estudios en torno al alcance de la ortorexia. Uno de ellos es el realizado recientemente por un grupo de médicos italianos, integrado por los doctores Donini, Marsili, Graziani, Imbriali y Cannella.
Ellos desarrollaron un cuestionario para el diagnóstico de la ortorexia nerviosa y lo testaron en 404 personas. Sus resultados fueron que un 6,9% de los sujetos mostraban una obsesión patológica por la comida sana que se podía considerar ortorexia, mientras que otro 17,1% manifestaban una preocupación por una dieta sana que, no obstante, no se relacionaba con un desorden obsesivo-compulsivo de la personalidad.
Por su parte, la psicóloga española María José González explica que “las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida.
Podría decirse que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer”.
Y así, en el caso del mismo Dr.Steven Bratman, en los momentos álgidos de su trastorno, solo comía, por ejemplo, vegetales recién recolectados, y no podían pasar más de 15 minutos entre el momento de ser extraídos de la tierra y el momento de comerlos.
En la mayoría de las personas afectadas, esa obsesión se manifiesta a grandes rasgos por la necesidad de consumir exclusivamente productos orgánicos, no tratados con pesticidas ni fertilizantes, pero de manera que lo llevan a extremos patológicos con consecuencias perjudiciales para su salud tanto física como psicológica y sus relaciones sociales.
Quienes desarrollan este trastorno pasan a tener un menú en lugar de una vida.
1) www.orthorexia.com
2) El relato de Kate Finn: http://www.beyondveg.com/finn-k/bio/finn-k-bio-1a.shtml
3) Mónica Katz: Más placer menos kilos
http://www.dramonicakatz.com.ar/index.php
4) Qué es la "no dieta"
http://www.dramonicakatz.com/nodieta.php
5) Adelgazar comiendo con placer - Dra.Mónica Katz
http://drgeorgeyr.blogspot.com/2012/05/comer-es-un-placer-y-no-un-hecho.html
6) La balanza solo mide kilos...no mide inteligencia, ni belleza, ni creatividad ni seducción - Dra. Mónica Katz en http://drgeorgeyr.blogspot.com/2014/02/la-mejor-dieta-para-adelgazar-la.html
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