19/10/15

Las 4 emociones que nos hacen comer de más - Dra.Mónica Katz



La Ansiedad, la tristeza, el cansancio y el enojo, y básicamente las mujeres comen más por emociones. Somos más comedoras emocionales... se ve que las emociones nos pueden más a las mujeres.
Por eso recuerdo que la comida funciona y las dietas no. Las dietas de hambre, las dietas ortoréxicas no funcionan.
Por eso desde nuestra concepción planteamos NO DIETA...perder peso, sin renunciar al placer, donde el objetivo es el mejoramiento del estilo de vida.
Por eso proponemos perder peso sin renunciar al placer, desde la perspectiva de los cambios de los estilos de vida. Cuánto más cambiás.... más bajas... no hacen falta locuras.

¿Que tenemos que cambiar?: La mente... la alimentación y la actividad física.
Este combo que asegura apoyar una buena práctica en la prevención de las enfermedades crónicas y de las cardiovasculares.
No es posible pensar en buenos fármacos si no tenemos estilo de vida saludables en los pacientes.
Nosotros proponemos que saquen fotos de la comida, para que vean que es lo que están comiendo.
Tienen que hacer actividad, muchos de nuestros pacientes con cardiopatía... no hacen nada.
Usar pasómetro tipo pulseras o en los mismos celulares, para que se motiven contando los pasos que hacemos por día. Y marcan también calidad de sueño.... dormir menos de 7 horas engorda.



Saber cuántos pasos hace nuestro paciente y saber cuánto duerme por día, no es tan difícil.  Tenemos que hacer mínimo 10.000 pasos por día, va a ser muy bueno para nuestros pacientes y  no es difícil y no hay que ser especialista en nutrición para pedir esto a nuestros pacientes.
Pedirles que cuenten los pasos que realizan cada día, pedirles que saquen fotos de lo que comen y por último enfriar nuestras decisiones, para que sea al final nuestro cortex cerebral, nuestro cerebro pensante, nuestra corteza cerebral, la que tiene la capacidad de analizar, de pensar, de sopesar, de reflexionar, en fin la corteza que nos hace realmente humanos, sea la que realmente tome las decisiones inteligentes.
En fin, porque somos los que comemos y porque somos lo que pensamos, les pido que empecemos a no validar prácticas nutricionales que están alejadas de la ciencia.

Que proponemos desde No Dieta: Es imprescindible frente a esta realidad contar con nuevas ideas frente a los viejos errores. Les propongo repasarlos e intentar la aventura de bajar de peso y mantenerlo para siempre con simples pasos.

1) Alimentarse bienUno de los principios básicos es incluir alimentos de cada grupo, si bien muchos poseen mala "prensa" , la ciencia los ha rehabilitado:
Hidratos de carbono o harinas: Elegir los cereales enteros o integrales: son aquellos que conservan las tres partes del cereal (el salvado, el endospermo y el germen). En general consumimos harinas refinadas a las que la molienda les ha quitado todos los componentes salvo el endospermo (con la consecuente pérdida de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, prebióticos, en fin, un "paquete" único de salud). A su vez, utilizar los que poseen bajo índice glucémico, es decir los que al ingerirlos se absorben y degradan lentamente. Incluir alimentos con almidón resistente (papa cocida con cáscara y enfriada o spaguetti al dente), que no pueda ser degradado por las enzimas presentes en el intestino humano. De esta forma podemos comerlos sin quedarnos con las calorías que estos poseen.
Frutas y verduras: consumiendo por lo menos 5 porciones de este grupo, prevenimos obesidad, diabetes y cáncer. Proporcionan volumen a nuestro menú y nos dan saciedad.
Lácteos: Una de las carencias más extendidas en el mundo es la de calcio, producto del reemplazo de la leche por jugos y gaseosas y por la ausencia del hábito de desayuno. Se ha comprobado que la leche, y particularmente la descremada, posee múltiples elementos que la tornan un excelente complemento para adelgazar.

Proteínas: Lamentablemente desde "la era del colesterol", muchos eliminan o reducen este grupo de alimentos, pues la asocian con el hecho de poseer exceso de grasa. Sin embargo, las proteínas de las carnes son excelentes para realizar un plan de adelgazamiento sustentable por varios motivos: son muy saciógenas e incrementan el gasto metabólico corporal (el organismo invierte combustible para degradarlas y, así, de lo ingerido nos queda sólo un 60% aproximadamente). Grasas: Son tradicionalmente "el enemigo". Sin embargo, son absolutamente necesarias y si sabemos seleccionar las mejores. Las llamadas saturadas o animales y las trans-hidrogenadas derivadas de aceites vegetales- son las que deben ser controladas. Pero las omega 3, presentes en los pescados y en semillas de lino o chia, poseen propiedades sorprendentes (antidiabetes, antidepresivas, anti arritmias cardíacas, anti cáncer). Además, ayudan en el descenso de peso.
2) Respetar la frecuencia de comidas
El cuerpo humano es un transformador de energía: si no comemos, la ahorrará porque interpretará que no disponemos de ella. Si funcionamos en modo "ahorro", sólo lograremos rebotar y subir rápidamente de peso. Lo que se debe hacer es comer regularmente, hacer cuatro comidas. Muchos programas de adelgazamiento proponen colaciones entre comidas: es contraproducente siempre que no tengamos hambre --es decir, necesidad de combustible--, pues agregamos, sin necesidad, calorías a nuestro menú diario.
3) Aprender a armar un ambiente "seguro"
Los humanos somos "completadores". ¿Qué significa ésto? Que percibimos un "todo", un objeto en su totalidad, y hasta que no lo terminamos completamente, no lo podemos olvidar. El todo de una bolsa de confites MM será todo el paquete: nuestro cerebro no se detendrá hasta acabarlo. Lo mismo sucede con el paquete de galletitas o el kilo de helado. La idea moderna no es controlar la cantidad de ese alimento una vez que tenemos delante el paquete: es, por el contrario, armar un ambiente seguro: si algo no lo podemos manejar porque nos gusta demasiado, lo comemos en la confitería, en el bar o, de lo contrario, compramos sólo una unidad, que empiece y termine.
4) Identificar los disparadores
Los humanos estamos expuestos a disparadores de descontrol alimentario que están en nuestro medio ambiente habitual. Y también existen disparadores internos, emocionales, que nos hacen comer sin hambre. Por ello, debemos aprender a percibir cuáles son y a comer sólo por hambre "real".
En casa, las fuentes; en el restaurante, la panera; en el trabajo, la máquina expendedora... Todo nos estimula a comer. Elimine, dentro de lo posible, estas señales disparadoras de descontrol o picoteo.
Además, están los disparadores emocionales: los humanos poseemos una zona de comodidad emocional, neutra. Sin embargo, la vida transcurre, en general, fuera de esta zona y, entonces, hacemos uso de la comida para volver a nuestra zona "cómoda". En realidad, no queremos comida, deseamos neutralidad psíquica. Quizás bajar y mantener un peso saludable es afrontar la vida, aún fuera de nuestra zona cómoda, sin recurrir a la comida toda vez que no registremos hambre real.
5) Jerarquizar el placer
Una de las funciones del alimento es brindar placer. Sin embargo, producto de tanto "dietismo", la comida se ha transformado en nuestro enemigo, en un elemento prohibido, lo cual la vuelve generadora de deseo y descontrol. Devolvamos al alimento a sus fuentes --nutrición y placer-- legalizando nuestros alimentos preferidos: si los volvemos cotidianos, podremos bajar el deseo por ellos.
Regla práctica: pregúntate qué alimento no podría faltar en tu menú habitual si desearas bajar peso, si no fueras diabética o cardíaca. De esa lista, adminístrate una dosis pequeña diaria de ese alimento.. legalmente, sin culpas. 
Si te parece poco, si te resulta escaso, piensa...¡¡no será mi última cena!!

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