La esencia de una familia está en complementarse, en cuidarse, en valorarse y en respetarse los unos a los otros.
Porque la esencia de una familia está en el amor.
Quién ama sanamente, le importa en primer lugar desearle la mayor felicidad al otro, por lo que le interesará que el otro crezca y pueda realizar todas sus potencialidades.
Amar al otro es ayudar al otro a que hagan realidad sus sueños, y es alegrarse con la alegría del otro nos dice Alejandro De Barbieri en Educar sin culpa, recordando a Victor Frankl.
Por eso lo del título, quién ama no intenta descollar sobre el otro o sobre los otros, sino complementarse en un juego de equipo, donde cada uno sienta que su función, su tarea es parte del engranaje que hace funcionar el todo.
Quién ama cuida, protege y está atento a los otros.
Quién ama sanamente, valora, destaca, pondera, se da cuenta de las virtudes, de las condiciones y de las fortalezas de los otros.
Y finalmente quién ama, respeta, porque el respeto y la mutua consideración forman parte de los pilares de una convivencia armónica y feliz.
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