El archipiélago japonés de Okinawa, registra la mayor concentración del mundo de ancianos con más de 100 años. Una sabia mezcla de vida activa y comida sana.
Ogime es uno de los pueblos del Archipiélago de Okinawa y concentra la mayor concentración de centenarios del mundo, que gozan de buena salud, ellos viven en un clima subtropical de vegetación exuberante frente a las aguas que adquieren tonos turquesas en esa zona del océano Pacífico que baña sus playas.
Matsu Taira (99 años) se despierta cada mañana a las seis, se asea, desayuna, arregla la casa y hasta el mediodía trabaja en su huerto, de donde obtiene la mayoría de los ingredientes con que prepara diariamente su comida, realizada casi exclusivamente con vegetales, a los que añade cada cierto tiempo algo de cerdo cocido. Tras la comida se reúne con alguno de sus vecinos, y por la noche prepara su cena, ve la televisión o escucha la radio y se acuesta temprano.
Nada de esto sería llamativo si no fuera porque Matsu tiene 99 años y goza de una salud envidiable que le permite vivir sola, como el 80% de los ancianos del archipiélago de coral de Okinawa. Taira es viuda y madre de tres hijos, uno de ellos fallecido durante la II Guerra Mundial, y acude a la entrevista un poco antes que su amiga y vecina Setsuko Taida (91 años), ambas llegan ayudándose de sendos andadores, se ríen abiertamente cuando ven las fotos de este reportaje: "No estamos guapas. Se nos ve muy mayores".
Es evidente la complicidad entre las dos, pero su actitud ante la vejez es diferente. Matsu destaca que el próximo 3 de abril alcanzará los 100 años, y aunque está contenta, comenta que no sabe si quiere cumplir ya más. Por el contrario, Setsuko, que llegará a los 92 este 20 de febrero, asegura: "No me importaría alcanzar los 120. Adoro que mis nietos me llamen abuela, abuela. Es una palabra maravillosa, que no me canso de oír. Disfruto jugando con ellos".
Setsuko reconoce que alguna vez ha probado la comida norteamericana -"me gustó mucho"-, pero no se ha decidido a incluirla en su dieta; sin embargo, Matsu afirma tajante: "Las patatas fritas y las hamburguesas no son para mí".
Cerca de ellas vive Teru Kinjo, de 86 años y madre de cinco hijos. Ella confía en llegar a los 105, "la edad que ha cumplido ya mi suegra, aunque en un hospital".
Setsuko reconoce que alguna vez ha probado la comida norteamericana -"me gustó mucho"-, pero no se ha decidido a incluirla en su dieta; sin embargo, Matsu afirma tajante: "Las patatas fritas y las hamburguesas no son para mí".
Cerca de ellas vive Teru Kinjo, de 86 años y madre de cinco hijos. Ella confía en llegar a los 105, "la edad que ha cumplido ya mi suegra, aunque en un hospital".
LA RECETA DE LA LONGEVIDAD: Conexión mente-cuerpo y espíritu.La receta para la longevidad de los habitantes de Okinawa parece sustentarse en la conjunción de ciertos genes y en varios elementos clave que conectan mente, cuerpo y espíritu: alimentación adecuada, práctica habitual de ejercicio y una vida tranquila y con sentido espiritual, según señalan los autores del informe El estilo de Okinawa: Cómo la gente más longeva del mundo logra una salud duradera.
La obra sobre los centenarios de la isla es el resultado de las investigaciones que comenzaron en 1976 el geriatra y cardiólogo japonés Makoto Suzuki y los hermanos gemelos estadounidenses Bradley y Craig Willcox, internista y antropólogo, respectivamente. Los tres expertos desentrañan los factores determinantes de la larga vida y afirman que la genética no es determinante, aunque influye en un 30%.
En la comida, estos ancianos evitan casi totalmente los productos animales y dan preferencia a frutas como la papaya y a hortalizas como zanahorias, repollo, cebollas, pimientos verdes y lechuga, más una mezcla de algas y de hierbas como la albahaca. Su alimentación incluye, asimismo, pasta, arroz, maíz y pescado (salmón y atún, ricos en ácidos grasos omega 3, son los favoritos; los suelen comer hasta tres veces al día), mientras que de carne roja y huevos sólo toman unas pocas porciones a la semana.
Todo ello lo acompañan con té verde o negro (ricos en antioxidantes), y evitan la leche y el azúcar; además toman mucha agua (de 8 a 12 vasos diarios) y cúrcuma, una de sus especias favoritas para aderezar las comidas o para beber, a la que se atribuye un sinnúmero de beneficios para la salud.
La obra sobre los centenarios de la isla es el resultado de las investigaciones que comenzaron en 1976 el geriatra y cardiólogo japonés Makoto Suzuki y los hermanos gemelos estadounidenses Bradley y Craig Willcox, internista y antropólogo, respectivamente. Los tres expertos desentrañan los factores determinantes de la larga vida y afirman que la genética no es determinante, aunque influye en un 30%.
En la comida, estos ancianos evitan casi totalmente los productos animales y dan preferencia a frutas como la papaya y a hortalizas como zanahorias, repollo, cebollas, pimientos verdes y lechuga, más una mezcla de algas y de hierbas como la albahaca. Su alimentación incluye, asimismo, pasta, arroz, maíz y pescado (salmón y atún, ricos en ácidos grasos omega 3, son los favoritos; los suelen comer hasta tres veces al día), mientras que de carne roja y huevos sólo toman unas pocas porciones a la semana.
Todo ello lo acompañan con té verde o negro (ricos en antioxidantes), y evitan la leche y el azúcar; además toman mucha agua (de 8 a 12 vasos diarios) y cúrcuma, una de sus especias favoritas para aderezar las comidas o para beber, a la que se atribuye un sinnúmero de beneficios para la salud.
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