16/4/20
La única vacuna contra el coronavirus que puede parar la enfermedad: Dr. Gustavo Zerbino
Queridos Uruguayos:
Hoy el mundo entero está alineado en una guerra global contra el coronavirus. En solo 3 meses y medio desde que China declaró las presencia del virus Covid19, más de 150 países ya se encuentran infectados.
El gran desafío hoy para Uruguay (en este mundo globalizado) es poder controlar y enlentecer el contagio de esta pandemia a la gente que vive en este país.
Es difícil pero posible, si lo enfrentamos todos juntos y unidos, como una política de estado y con el apoyo de toda la población del país, para cumplir con lo que nos piden.
Hoy estamos frente a una situación similar a cuando en la cordillera escuchamos por radio, (10 días después de la caída del avión), que se había suspendido la búsqueda, que nos habían abandonado y daban por muertos. Y hoy 47 años después estoy hablando con ustedes y solo tengo gratitud por todo lo que aprendimos.
En ese momento dejamos de esperar el rescate de afuera (una vacuna) y nos dimos cuenta que sobrevivir y salir adelante dependía solo de nosotros. Nos conectamos entonces con nuestro máximo potencial físico, mental, emocional y espiritual y nos dimos cuenta de que no podíamos gastar nuestra energía hablando de cosas que no podíamos cambiar, que no dependían de nosotros y nos deprimían (como la queja y el miedo), que nos paralizaba y nos consumía toda nuestra energía, que era muy poca y había que usarla muy eficientemente.
Aprendimos que las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.
Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende también que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
En la cordillera aprendimos muy rápido que teníamos que trabajar en equipo para construir una sociedad solidaria, donde los bienes pertenecían a la comunidad; donde las normas aparecían cuando eran necesarias, y la primera fue que estaba prohibido quejarse!
El único objetivo era sobrevivir, no yo, todos! ... Sin excusas.
Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro).
Es una historia de amor, solidaridad, humildad, amistad y vocación de servicio que aprendimos en este país.
Con humildad aceptamos que solos no podíamos y transformamos el yo en nosotros, demostrando cómo a pesar de la diversidad se podía lograr la unidad detrás de un objetivo común.
Ahora estamos en el momento en que todos los uruguayos tenemos que aceptar el desafío y demostrarnos a nosotros mismos y al mundo por qué este maravilloso país va a salir adelante utilizando la única vacuna que hoy funciona y que puede parar la enfermedad: La vacuna de la obediencia y solidaridad de todos los uruguayos.
La única manera de ganarle al coronavirus y detener su expansión ... es confiando, trabajando ordenadamente, todos juntos, en equipo. Depende 100% de nosotros y del compromiso para lograrlo, asumiendo cada uno lo que le corresponde."Siendo obedientes, haciendo lo que nos piden y quedándonos en casa". Y hoy no es tanto lo que nos piden, nosotros tuvimos que estar 73 días en los restos de un avión en un espacio de 30 m2 un total de 29 personas, todos apilados, sin ropa adecuada, sin comida, abandonados en el medio de la nada, a 4.000 metros de altura y con 30 grados bajo cero.
Fue durísimo, pero posible. Había algo más que tenemos que aprender para mirar al de al lado: ser más solidarios, y aceptar definitivamente que no podemos con todo. Que somos vulnerables y que solos no podemos. Hoy vivimos como locos corriendo para todos lados para poder ganar más plata y comprar cosas que nos impone la sociedad de consumo. Hoy estamos solos en casa rodeados de cosas materiales que para comprarlas o pagarlas dejamos de ver a nuestra familia. Entramos en un círculo vicioso sin salida: primero nos venden la necesidad y después el producto que la satisface. La insatisfacción y la queja son permanentes
A los 5 minutos dejamos de leer el manual que explica todos los atributos de lo que compre y veo que al lado mío hay una persona con uno más lindo, mejor y más barato y pienso "me cagaron".
Lo compramos en cuotas y pasamos años para pagarlos. La insatisfacción y la queja son permanentes. Ayer nos quejábamos de que no teníamos tiempo para nada; y hoy que nos sobra es el tiempo, no sabemos qué hacer con el.
La abundancia y la carencia están en la mente. Las cosas que realmente valen, como la familia y los amigos, están en el corazón.
En Los Andes aprendí que si no soy feliz con lo que tengo tampoco voy a ser feliz con lo que me falta.
Ojalá todo esto sirva de algo. No hay crecimiento sin dolor, en las crisis individuales o de los países es cuando aflora lo mejor de cada uno.
Y recuerden:
"La imaginación es la mitad de la enfermedad.
La tranquilidad es la mitad del remedio
Y la tranquilidad es el comienzo de la cura"
Quedémonos en casa, se puede y Vamos Uruguay.
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