SABIDURÍA MILENARIA:
No te tomes tan en serio la limpieza de la casa
Saca el polvo, eso es necesario, pero tómate un tiempo para pintar un cuadro o escribir un poema, para pasear, para visitar a un amigo, para atender tu jardín y tus árboles, para regar tus plantas. Para eso debes ponerle un límite de tiempo a determinadas tareas de la rutina diaria.
Y no te pierdas de ir a ver ese atardecer cuando hay nubes y los artistas diáfanos nos presenten esos cuadros irrepetibles.
Yo lo hago habitualmente, de ahí que me sienta un “cazador de atardeceres”.
Hazte un tiempo libre para tomar un café con los seres que aprecias, o contigo mismo, para hacer ejercicio, para caminar, para andar en bicicleta, para nadar en la playa (o en la piscina), para escalar ese cerro, para jugar con los niños, para verlos jugar y verlos crecer, para escuchar música, para observar y oír el canto de los pájaros, para darles alimento y agua, para leer un libro, para disfrutar de esa sombra, para encontrarte con tus amigos y así sentir que se está disfrutando de la vida; yo lo hago habitualmente, de ahí que me considere “especialista en tiempo libre”.
Saca el polvo, sí, es necesario, pero la vida ahí afuera sigue y hay cosas que no deberías perderte. Por eso debemos atender y nutrir al cuerpo, pero de igual forma debemos nutrir el alma.
El camino de la vida puede ser muy largo, pero se puede transitarlo muy aceleradamente y nos quedará esa amarga sensación de lo rápido que se nos ha pasado”.
Vivamos entonces el presente con intensidad, optimismo y gratitud, que el pasado no sea un lastre, y que futuro se construya con una mirada esperanzadora.
Disfrutemos de nuestros éxitos, lo mismo que de nuestros planes, manteniendo siempre el amor y el interés por nuestra tarea, por más humilde que sea.
Es que el trabajo bien hecho no es solo una responsabilidad con nosotros mismos o con la sociedad, sino que fundamentalmente es una necesidad emocional y una diaria fuente de felicidad.
Acompañemos nuestra vida con sentimientos y emociones positivas como el amor, la amistad, la lealtad, la alegría, el entusiasmo, la serenidad, la confianza, la tolerancia, y la responsabilidad. Y que los opuestos no invadan nuestra alma, y si lo hacen que duren poco en nuestro ánimo.
No olvidemos que éxito no tiene que ver tanto con el reconocimiento de los otros, ni con opiniones externas, sino que es un estado del ser interior: es la armonía del alma y las emociones nutridas por el amor, la familia, la amistad, la autenticidad y la honestidad, es decir, aquellos valores fundamentales y permanentes que son muy superiores al “éxito” profesional, económico, social o político.
Saca el polvo, sí, es necesario, pero recuerda que muchas cosas que puedes hacer ahora no serán tan fáciles de hacer en la vejez, y es que al final nos vamos sin nada, sólo dejamos nuestras obras, nuestra familia, amigos y quizá, una positiva influencia, por lo que en ellos hayamos sembrado.
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