COMO ENFRENTARA EL NEUROLOGO Y ESCRITOR OLIVER SACKS SUS ULTIMAS SEMANAS DE VIDA:
Ahora debo elegir cómo vivir los meses que me quedan.
Debo vivir en la forma más rica, productiva y profunda que pueda...
“Me siento intensamente vivo y quiero y deseo que en el tiempo que me quede pueda profundizar mis amistades, decirle adiós a quienes amo, escribir más, viajar si me dan las fuerzas y alcanzar un nuevo nivel de introspección y entendimiento de lo que me rodea”.
En su escrito Sacks reconoce que durante la última década ha sido cada vez más consciente de que su generación está en el “camino de salida”.
No habrá nadie igual a nosotros cuando nos vayamos, como tampoco no hay nadie igual a nadie, nunca.
Cuando la gente muere no puede ser reemplazada. Dejan agujeros que no pueden ser llenados, porque es el destino -el destino genético y neurológico de cada ser humano- el de ser un individuo único, para encontrar su propio camino, para vivir su propia vida, para morir su propia muerte”.
Al final reconoce que tiene miedo, pero que su sentimiento predominante es la gratitud....
“He amado y me amaron...he dado mucho y me dieron siempre algo; he leído y viajado y pensado y escrito.
Sobre todo, he sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta y eso, en sí mismo, ha sido un inmenso privilegio y una aventura”.
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