EXTRACTO DE LO CONVERSADO POR FRANCISCO VARELA A PARTIR DEL MINUTO 33, de esta entrevista de Christian Warnken.
C.W.: También hay un tema muy hermoso, que es "La relación con el otro". Cuando tú hablas de todo el tema de la intersubjetividad... son palabras feas, palabras abstractas ¿no?
F.V.:
Sí...pero tengo otra ... LA EMPATÍA.
C.W.: A
propósito de lo
concreto y la
experiencia, y a
diferencia de la
poesía que
trabaja con
imágenes, ¿al pensamiento
abstracto no le falta algo?
¿Podríamos
trabajar con imágenes de repente?
F.V.: Pero es que no todos tenemos el don de ser poetas..
C.W.: No,
pero yo no digo por tu escritura
F.V.:
Pero es cierto, yo tampoco lo digo por defenderme de nada, lo que quiero decir
es que
si yo
pudiera ser poeta, mejor poeta o buen poeta, sería mejor.
C.W.: Porque
las palabras nos
atrapan también, y
hay un lenguaje
que quizás en su
manera de
hablar o de ver el mundo trae esa congelación. Bueno,
el tema de
la relación con
el otro. En
esto me acorde
de un poeta,
de Rimbaud
cuando dice: "Je est un otre". Lanza así esté joven en su manifiesto
poético.
Hay ahí
una dimensión para
la ciencia, para
la experiencia personal
y una ceguera
nuestra
también.
F.V.:Exacto, la
ceguera que está
ligada a todas
estas tradiciones que
van a tener
que ir cediendo paso
a otras. Se trata
no solo de
este materialismo reduccionista
sino también el pensar
que la mente es un fenómeno individual, que está metido
en nuestra
cabeza y que es privado. ¡Curiosa idea!: que la mente y la experiencia son una
cuestión muy escondida que está toda metida en el cráneo; eso es lo que se
llama individualismo, que es tradicional en occidente, la
gente no concibe
pensar de otra manera.
Sin embargo,
no solo en
otras tradiciones, sino que, en lo que vamos conociendo y avanzando en
investigaciones, esa idea se cae a pedazos.
La frase que yo uso es: mi mente es la otra mente. Por ejemplo, un estudio de un niño cuando crece, un estudio de algunas horas, muestra que un cuerpo con menos o más cariño es modificado genéticamente, es decir, con respecto a genes que se abren y se cierran hay genes que se abren y se cierran.
Ya no estamos hablando en un nivel psicológico general, aunque también es cierto, sino que hay un cambio estructural, está metido en los huesos y en la carne.
La frase que yo uso es: mi mente es la otra mente. Por ejemplo, un estudio de un niño cuando crece, un estudio de algunas horas, muestra que un cuerpo con menos o más cariño es modificado genéticamente, es decir, con respecto a genes que se abren y se cierran hay genes que se abren y se cierran.
Ya no estamos hablando en un nivel psicológico general, aunque también es cierto, sino que hay un cambio estructural, está metido en los huesos y en la carne.
C.W.: ¿El
afecto puede modificar un cuerpo? ... Es decir, ¿el cariño que recibe ese niño,
un tipo
de cariño, un
cariño más sistemático
por ejemplo, puede
hacer un cuerpo
distinto
de otro niño que recibió otro tipo de cariño?
F.V.: Es,
es un cuerpo distinto, tal cual.
C.W.: ¿Se
podría hablar del poder biológico del amor, por ejemplo?
F.V.: Ciertamente,
pero el amor
en ese sentido
es una palabra
que nos lleva
en una
dirección
que es muy general, menos específica.
Yo
prefiero hablar del poder constitutivo de
la empatía. Por ejemplo en la educación, pensamos que lo más fundamental en la
mente es desarrollar el
pensamiento abstracto, la
capacidad de razonar,
las matemáticas, el lenguaje,
pero, en realidad
una de las
formas más fundamentales
de los que
es ser consciente
de tener mente , es la empatía:
¿Por qué
no desarrollar la empatía?
¿Porqué no
tenemos en el
colegio en los
niveles básicos, además
de Inglés, Matemáticas, Español y empatía?
Esto, por que la educación emocional es tan importante para un niño o un ser humano en general que cualquiera de las otras dimensiones.
Esto, por que la educación emocional es tan importante para un niño o un ser humano en general que cualquiera de las otras dimensiones.
En gran
parte, yo estoy convencido de que los problemas
educacionales vienen porque a la gente no se le han dado las herramientas,
no ha podido
conocer que la
educación emocional es
una parte integral del crecer, y
así entender, por ejemplo, cómo
puedo yo jugar
con está empatía
de las emociones que
va y viene,
resolver las tensiones
y los conflictos.
Esta falta de
educación sobre la empatía
y las emociones
es parte de
la enorme complejidad,
dificultad de comunicación y
parte del origen de la violencia.
Y todo eso viene del hecho de tener la idea de que la conciencia es una cosa individual guardada en el cráneo.
Y todo eso viene del hecho de tener la idea de que la conciencia es una cosa individual guardada en el cráneo.
C.W.: Cuando
la gente habla
de amor, cuando
escribe cartas de
amor, poemas de
amor es
porque hay una experiencia que está allí: ¿qué se puede adelantar de esto?
F.V.: Voy
a hablar más bien de mi propia experiencia.
De inicio yo diría que el amor está basado esencialmente en la empatía, es decir, es el hecho de que yo trasciendo lo que aparece como mis límites, como mi territorio, trasciendo ese territorio para ponerme en el lugar del otro, y de hecho en el lugar de los otros, y por lo tanto soy capaz de sentir, de experienciar lo que es, no solo mi posición, sino la posición de los otros. Esa es la base de la empatía y esa es una cualidad humana, tan humana como tener células o como tener carne.
De inicio yo diría que el amor está basado esencialmente en la empatía, es decir, es el hecho de que yo trasciendo lo que aparece como mis límites, como mi territorio, trasciendo ese territorio para ponerme en el lugar del otro, y de hecho en el lugar de los otros, y por lo tanto soy capaz de sentir, de experienciar lo que es, no solo mi posición, sino la posición de los otros. Esa es la base de la empatía y esa es una cualidad humana, tan humana como tener células o como tener carne.
Ahora, lo que
yo he aprendido es que, como todas las cosas:
como la
atención, como la capacidad de discriminar, de describir, que son cosas que se
entrenan, que son parte de la exploración
de la experiencia,
la empatía es
una experiencia que
también se explora.
Cuando uno
explora la empatía,
una de las
cosas más interesantes
es la impermanencia.
Cuando yo
examino una experiencia
con cuidado, con
un método, con
paciencia, durante periodos largos
(que es en el fondo
a lo que
nos invita la
fenomenología de todas
las tradiciones), lo que
yo descubro, y
lo que otros
han descubierto antes
que yo, es que hay dos cosas: una es la impermanencia, es
decir, el hecho de que eso constantemente cambia, constantemente se
mueve, no tiene
un punto de
referencia fijo. Mi yo,
mi sensación de identidad
no es algo
que a lo
que yo pueda ponerle el
dedo, sino que
está siempre en movimiento.
Eso es
lo que, en
la bueno tradición
de la fenomenología
budista, se llama, aunque
la traducción es
mala, el carácter
vació de la
identidad.
La traducción
es mala porque en realidad la
palabra shunia, que se traduce por vacío, y viene del sánscrito, es una imagen que
se usa en
los textos originales
para hablar del
vientre de la
mujer cuando se hincha con
un bebé. Eso es
shunia, nada que
ver con vacío.
Entonces en el fondo es la prenies, es la plenitud, es lo que está tan lleno que es sobreabundante.
Entonces en el fondo es la prenies, es la plenitud, es lo que está tan lleno que es sobreabundante.
La
sobreabundancia es otra palabra muy bonita que viene de San Juan de la Cruz, a
mi me gusta mucho eso: el mundo es
sobreabundante, nunca puedo
agotarlo y decir:
"esto soy yo,
aquí estoy", no, siempre
desborda.
EL mundo
es tan lleno,
siempre está híperrelacionado y
determinado. E
so es muy bonito como descripción ontológica del mundo,
como base para una metafísica es genial porque es como una visión muy femenina
del mundo.
Lo bonito es
que al mismo
tiempo que mi
identidad, mi experiencia
tiene esa sobreabundancia, se
acompaña de dos
cosas. Por un
lado tiene inteligencia,
es decir, yo conservo mi
capacidad de discriminación.
Aunque
hay un flujo
permanente, hay una inteligencia que permanece.
Eso es
lo que se
llama, en la
buena tradición budista,
el carácter despierto
de la
conciencia, y que
también aparece en
la fenomenología de
otra manera, por ejemplo Fich,
lo llama la
capacidad del observador
general.
Quiere decir
que esa inteligencia sigue
el fenómeno. Y
junto con la
inteligencia hay la
empatía calurosa, el sentimiento de
ser tocado en la emoción
por la presencia
del otro y
la existencia del
otro.
Entonces la compasión, la empatía tienen una profundidad tan grande como esté carácter de vació, de sobreabundancia de la experiencia.
Entonces la compasión, la empatía tienen una profundidad tan grande como esté carácter de vació, de sobreabundancia de la experiencia.
Y
el amor se
funda sobre eso. El
amor es la manifestación constante de esas dos cosas:
de la inteligencia y la empatía profunda,que va más allá de tú y yo,
que es casi constitutiva de la base misma del ser.
El ser es
al mismo tiempo, inteligente y
no individual, compasivo,
con un carácter
de empatía muy
abierta.
Entonces cuando
tocamos el amor,
cuando uno se
enamora, cuando uno
ama a los
otros, cuando uno
es solidario, cuando
piensa en la
importancia de que
los otros estén
bien, esa manifestación es de esa
capacidad humana. La buena noticia es que no podemos alinearnos de eso, eso
siempre está allí.
La dificultad es negarlo, aunque desgraciadamente es así muy
a menudo, y queda muy circunscrito al círculo familiar, y no más allá.
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