Nos está yendo bien "por ahora", porque hemos
estado haciendo lo que hicieron y hacen en Corea
del Sur, en Taiwan o en Hong-Kong.
En esos países exigen la
mascarillas en forma obligatoria a toda la población para entrar a supermercados,
viajar en transporte público, circular en hospitales, pero por razones culturales
la gente también las usa en forma casi constante.
Veamos Corea del Sur: Tiene
51 millones de habitantes con una densidad poblacional de 515 habitantes por
Km2, y solamente ha tenido 11.776 contagios con 273 fallecidos.
Veamos Taiwan que tiene 23
millones de habitantes con una densidad poblacional de 656 habitantes por Km2 y desde el 21 de enero que tuvo su primer
caso confirmado, solo han tenido 443 casos confirmados con solo 7 fallecidos hasta
ayer 6 de junio.
Veamos Hong Kong que
tiene 7.500.000 habitantes y una
densidad poblacional de 6.744 personas por Km2. Hong Kong ha tenido pese a esa
enorme densidad poblacvional solamente 1.107 casos confirmados con solamente 4
personas fallecidas. Y que nos dice un habitante de HK, en referencia al
control de la epidemia: Una gran diferencia en relación a los dramáticos
números que observamos hoy en Europa y América es que aquí el 100% de las
personas usan máscaras.
- Todo el mundo usa máscaras en las calles.
- No hay confinamiento.
- Pero por otro lado, las tiendas están abiertas, los restaurants están abiertos, los shoppings y centros comerciales, están abiertos, y como vemos todo ocurre normalmente salvo por el hecho de que todo el mundo están con mascarillas y guarda las distancias.
- Todo el mundo usa máscaras en las calles.
- No hay confinamiento.
- Pero por otro lado, las tiendas están abiertas, los restaurants están abiertos, los shoppings y centros comerciales, están abiertos, y como vemos todo ocurre normalmente salvo por el hecho de que todo el mundo están con mascarillas y guarda las distancias.
Pues vemos que sin la
obligación legal, sin la necesidad de haber controles en cada esquina, las
personas automáticamente salen de sus casa, del escritorio, o van a hacer sus
compras o simplemente salen por ahí usando mascarillas todo el tiempo.
Todos recordamos el mensaje casi de desesperación que enviaba en el mes
de marzo el Dr. George Gao, el experto que lideró la
respuesta de China al coronavirus, cuando en marzo alertaba a la OMS a cambiar
su actitud de negativa al uso generalizado de mascarillas, afirmando: que no
implementar el uso generalizado de máscaras para protegerse contra el COVID-19
es un “gran error” que están cometiendo Estados Unidos y los países europeos en
su respuesta al brote.
“Muchas personas tienen infecciones
asintomáticas o presintomáticas", confirmó Gao. "Si usan máscaras
faciales, pueden evitar que las gotas que transportan el virus escapen e
infecten a otros”.
Para Gao, un científico especializado en
inmunología y virología en las Universidades de Oxford y Harvard y jefe del
equipo que por primera vez secuenció y aisló el virus SARS-CoV-2 que
causa la COVID-19, el uso de barbijos debería ser acompañado por otras
medidas, como la instalación de termómetros en los accesos de todos los lugares
públicos para que las personas con fiebre alta puedan ser detectadas
tempranamente y el aislamiento de las personas infectadas en grandes
instalaciones.
“Eso debería suceder en todas partes”, dijo Gao. “Solo es posible controlar
COVID-19 si se puede eliminar la fuente de la infección
Afortunadamente tarde para Europa pero a tiempo
para Latinoamérica el 4 de abril, la OMS claudicó de su defensa irracional del
uso de mascarillas solo para el personal sanitario, y si sumó a los consejos de
China y Corea del Sur sobre su utilización masiva.
De manera que en Uruguay nos
está yendo “hasta ahora” como le están yendo a estos países asiáticos donde la
gente ha tomado conciencia y se ha interiorizado de la forma de contagio, y
cumplen con las medidas. Algo que Uruguay había estado haciendo bien desde el
13 de marzo pero que en las últimas semanas (y no solo por lo de 18 de julio),
sino lo que vemos en el día a día, está empezando a “bajar la guardia”.
De manera que el “fenómeno
Uruguayo” es una frase que a los uruguayos no halaga, pero no es nada raro. Porque
nos está yendo como le está yendo a otros países que no han tenido tanta repercusión.
De manera que debemos tener
cuidado con esos eventuales “momentos existosos” contra este coronavirus. Claro
que es grato cuando nos nombran en el mundo, hoy es el caso de escritor Mario
Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura quién nos halaga con una editorial muy
buena y hace pocos días ha sido la BBC que publica sobre fenómeno de Uruguay,
etc pero siempre debemos agregar el “por
ahora”, porque si nos confiamos en “lo bien que nos está yendo”, y no
percibimos que ello ha sido por el esfuerzo mancomunado de todos y que no
podemos aflojarle, el escenario puede cambiar abruptamente.
El País modelo desde febrero
hasta abril en el manejo de la pandemia, era Singapore, y podemos recordar
artículos como este:
Singapur había estado dando una clase
magistral al mundo sobre cómo manejar el brote de covid-19, hasta que entrados
en el mes de abril con la llegada de personas infectadas desde países vecinos,
y la llegada del virus a los barrios hacinados de la periferia, tuvo un brote
muy importante que alcanzó a 1.426 personas infectadas en un solo día el
fatídico 20 de abril. Hoy presenta aún cerca de 400 infectados diarios,
totalizando al día de hoy casi 40 mil infectados con solamente 25 fallecidos (<
01%), una cifra inigualable.
Antes
de que la enfermedad tuviera un nombre, el país ya tenía
estrictas restricciones de viaje y una operación eficiente de rastreo de
contactos, lo cual mantenía a raya la propagación del virus, era "Un sistema casi
perfecto" el mundo los conoció como “los detectives de enfermedades que
contuvieron el coronavirus en Singapur”, pero que tuvo sus
complicaciones.
Porque así es la dinámica de
este virus, parece ensañarse con aquellos que se confían, que lo minimizan, que
se olvidan o que lo ignoran.
No nos confiemos entonces, y
sigamos con la guardia bien en alto, que si le ha pasado a países como Singapur
con mucho más tecnología, podemos estar seguros que también nos puede pasar a
nosotros que la situación cambie.
Si seguimos masivamente
cuidándonos aplicando el “nuevo modo coronavirus de vivir”, podemos estar
confiados que la ola nos podrá venir pero no nos va a sobrepasar como está
sucediendo hoy en nuestro hermano Brasil.
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