25/5/23

La ternura que nos despiertan los dibujos infantiles - Jorge de Paula

 En esa inocente fantasía que los niños tienen a los 6 años, Francisca concurre a una tienda de mascotas. 

Más tarde con su pequeñita mano sin pasado, se pone a pintar un nuevo dibujo.

Una vez concluido lo deja encima de una mesita, con la esperanza quizás de que no pase inadvertido ante la vista de sus abuelos, que sepa que pasarán a visitarla.

Cuando llego, el dibujo está allí y rápidamente llama mi atención por esa ternura especial que nos despiertan los dibujos infantiles.

Me siento en el sillón, ella viene a mi lado y luego de felicitarla por lo lindo que le habia quedado, me comenta: “Dibujé una tienda de mascotas Tata y ahí empieza su relato. 

Abajo a la izquierda, hay una rueda y un hámster que da una vuelta tras otra girando por solo girar, a su lado una negra tarántula, que con solo nombrarla despierta la atención de su hermanita menor, quien no puede dejar de sentir miedo y terror de solo verla aunque sea en un papel. 

Arriba se exponen para su venta caracoles y serpientes y el caracol de la derecha va en busca de alimentarse con una flor.

Fran aparece en el centro, y me dice que fue a comprar acompañada de su mamá, allí también está el dueño de la tienda quien les está ofreciendo un conejo.

Un simpático perrito se pone a su lado como suplicándole que se lo lleven a el también.

A la derecha se ve a un gatito durmiendo plácidamente en su cama y un pollo comiendo maíz a más no poder.

Una combinación de influencias de la Granja de Zenón, Bartolito, visitas al Tambo Renacimiento, a La Pataia, veterinarias y otras granjas se ven reflejadas en ese dibujo infantil que me muestra y explica con una alegría y un entusiasmo contagiosos.

Que hermoso es el mundo de estos niños, cuando son criados en esa atmósfera pedagógica y de afecto que los preservan en esa casi celestial Inocencia.



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