30/6/12

Los niños deben aprender hábitos saludables entre los 3 y 9 años - Dr.Ruster y Barrio Sésamo


El Monstruo de las Galletas come frutas y verduras en el nuevo Barrio Sésamo
Epi, Blas y sus famosos amigos de Barrio Sésamo regresan mañana a la televisión nacional con la misión de conseguir que los más pequeños aprendan hábitos saludables, para la que cuentan con la ayuda de un nuevo personaje, el Dr. Ruster, "alter ego" del eminente cardiólogo Valentín Fuster.

Barrio Sésamo: Monstruos supersanos" es una idea desarrollada por el Dr.Valentín Fuster desde la Fundación SHE http://www.fundacionshe.org/ (Science, Health and Education), y desde su publicación: Los Monstruos supersanos", desde donde sostiene que las enfermedades cardiovasculares son las primeras causas de muerte en el mundo, por lo que es muy importante "fomentar los hábitos saludables a los niños".
Para ello, las edades entre 3 y 8 o 9 años son esenciales para cultivar en ellos los hábitos saludables, porque es en esa franja donde "se genera la conducta" que impactará en su futuro y es más factible asimilar que "la salud debe ser una prioridad", algo que en adultos "resulta mucho más difícil. A la nueva labor de los habitantes de Barrio Sésamo echarán una mano personas populares como David Bustamante, Ferran Adrià, Susanna Griso y Gerard Piqué, con consejos relativos a la alimentación, pero también al aspecto emocional (cómo hacer frente a los sentimientos) y social (respeto, cooperación) del desarrollo infantil.
El doctor Fuster se siente "muy bien" al verse convertido en uno más de los habitantes de Barrio Sésamo, porque el programa puede tener "efectos muy positivos", a pesar de que la televisión sea parte del problema de sedentarismo que aqueja a los niños, y que es la causa fundamental de la auténtica "epidemia" de obesidad infantil que vive la sociedad de occidente, y también ahora el resto del planeta.

Los problemas de peso de los más pequeños no tienen que ver con la crisis económica, como explica Fuster a preguntas de Efe: "El problema de la obesidad infantil comenzó hace unos siete años y ha continuado hasta ahora; la crisis está afectando más al adulto, porque sufre de mayor estrés, come peor y hace menos ejercicio".
Fuster tiene claro que "se come demasiado y se hace poco ejercicio, aunque no solo en España", pero se muestra "optimista" ante iniciativas como la del nuevo programa de Barrio Sésamo, en el que colabora la Fundación Daniel y Nina Carasso, fundadores de Danone en Francia, y está producido por Sesame Workshop, que lleva los populares muñecos a más de 150 países.
Carlos Fernández, director de Contenidos de Antena 3, se ha congratulado hoy de que Barrio Sésamo regrese a su cadena, con 27 episodio de 7 minutos de duración, por ser el "paradigma de un determinado modo de hacer televisión", con el que congenian "completamente".

29/6/12

ENF. DE ALZHEIMER: Nuevos desafíos en diagnóstico y tratamiento - Dr.Jose Luis Molinuevo y Eduard Punset


Programa emitido en TVE en el Programa Redes de las Neurociencias por Eduard Punset el 3 de febrero de 2012 bajo el título: El azote del Alzheimer
http://www.rtve.es/television/20110511/azote-del-alzheimer/431856.shtml
Hasta hace poco, los médicos solo podían diagnosticar el Alzheimer cuando el avance de la enfermedad ya había causado estragos en el paciente y los síntomas eran evidentes.Con técnicas modernas de diagnóstico, hoy es posible detectar el Alzheimer antes de que el paciente entre en la fase de demencia.
El reportaje que muestra las esperanzadoras perspectivas que ha abierto la investigación con métodos biológicos en la lucha contra la devastadora enfermedad que, solo en España, afecta hoy a unas 800.000 personas.
En el espacio, el neurólogo valenciano José Luis Molinuevo, que desarrolla su labor terapéutica en la Unidad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos del Hospital Clínic i Universitari de Barcelona, relata cómo, con el uso de biomarcadores, se detecta la acumulación de proteínas Tau y beta-amiloide, de forma que se puede notificar la enfermedad al paciente hasta cinco años antes de que llegue a la fase de demencia, posibilitando su participación en la toma de decisiones.
Eduardo Punset:
El programa de hoy es ligeramente distinto de todos los demás. Y lo es porque por una vez, yo creo, el presentador es menos optimista de lo que tradicionalmente ha sido. O sea O sea el Alzheimer, la enfermedad del Alzheimer con su consiguiente demencia mental, es realmente algo aterrador. O sea, solo en España, por ejemplo, se calcula que hay unos 800.000 enfermos de Alzheimer con su demencia. Y si imaginamos, cosa fácil de imaginar, que hay dos personas, por lo menos, que se ocupan de estos enfermos, pues esto nos hace más de dos millones de personas que están amargadas o directamente involucradas con una enfermedad que parece no tener remedio.
Y además, para colmo de todos los males, José Luis, para colmo de todos los males, resulta que un 85 por ciento, me dicen, de estos enfermos están en casa a manos de familiares que quieren mucho pero que no saben nada, o casi nada, del Alzheimer. No es una situación muy brillante que digamos.
EL DIAGNOSTICO DEL ALZHEIMER SE REALIZA MUY TARDÍAMENTE:
Dr. José Luis Molinuevo: Sí, sin duda es una situación difícil que yo espero, y seguro que hoy lo abordamos ampliamente, que cambie en los años venideros, por muchos motivos. El diagnóstico ahora es un diagnóstico que se realiza muy tardíamente, implica que la persona cuando es diagnosticada ya está en una fase de demencia. Con lo cual esa persona no puede participar de las decisiones que le implican directamente a él o a ella en el final de su vida.
Y es el familiar que, muchas veces sin haber abordado estos temas previamente con la persona querida, tiene que tomar decisiones que son muy dolorosas y muchas de estas decisiones implican tener a la persona afecta en casa, en el domicilio, hasta etapas muy avanzadas.
Eduardo Punset: Y por lo que me dices, lo único que podía haber era un diagnóstico clínico, o sea, como sabéis mucho de Alzheimer los médicos, pues a lo mejor vosotros sin datos biológicos claros podíais suponer que esta persona, tal persona, estaba enferma de Alzheimer. ¿Quieres decir esa era la situación?
Dr.José Luis Molinuevo:
Lo que quiero transmitir es que , efectivamente, tal y como ha descrito, el diagnóstico implicaba un diagnóstico clínico, porque no había un método biológico, no había un biomarcador, con la suficiente sensibilidad específica para establecer el diagnóstico, con lo cual, se tenía que esperar hasta que la enfermedad fuera lo suficientemente florida para que el médico la detectara y pudiera establecer el diagnóstico.
A mí me gustaría que ahora nos imagináramos una situación donde la enfermedad se puede diagnosticar mucho más precozmente, en una fase donde esa persona aunque tenga algún síntoma, ese síntoma sea de escasa intensidad, alejado de la demencia, y que por otros métodos biológicos, por el uso de biomarcadores, pudiéramos establecer que esa mínima sintomatología es debida a que esa enfermedad está ya manifestándose en el cerebro.
Para mí desde un punto de vista humano y psicológico la situación es radicalmente distinta a la que hemos estado viviendo en estos últimos años.
Eduardo Punset: Y cuando hablas de marcadores biológicos, me corriges en este tema, pero cuando me hablas de marcadores biológicos que te permiten hacer un diagnóstico previo, mucho antes de que se llegue a un estado de demencia y que por lo tanto el paciente pueda participar en las decisiones que se toman, de qué me estás hablando, o sea, he oído que hay una acumulación de proteínas, Tau y no me acuerdo cuál es la otra…
Dr. José Luis Molinuevo: Beta-amiloide.
Eduardo Punset: … eso, que son un indicio de que realmente a los cinco años como máximo se produce el Alzheimer.
Dr.José Luis Molinuevo: Recientemente, y recientemente estamos hablando en los últimos 10 años, se han desarrollado unos biomarcadores que, o a través del análisis del líquido cefalorraquídeo, o a través de una tecnología más sofisticada que es la tecnología PET, que es la tomografía de emisión de positrones, permite detectar ese beta-amiloide en una persona que está viva.
¿Cómo se hace esto? Se extrae una muestra del líquido cefalorraquídeo a través de lo que se denomina una punción lumbar y se analiza los niveles de beta-amiloide que contiene ese líquido, los niveles de Tau con lo cual de una forma viva estás viendo lo que la anatomía patológica te diría si analizáramos el cerebro en ese momento.
Eduardo Punset: La edad, que es en los otros casos el argumento decisivo y decís, tú mismo dices "la edad es fundamental, es una causa, la extensión de la esperanza de vida es lo que está provocando estos desastres", resulta que en la enfermedad hereditaria o cuando es hereditaria, a los cuarenta o a los cincuenta años puede aparecer. ¿Cómo explicas eso?
Dr.José Luis Molinuevo: Es fácil de entender porque en la enfermedad de Alzheimer que se denomina esporádica, en la que la edad tiene un papel muy importante que jugar, hay toda una serie de factores, algunos biológicos, otros externos, que juegan un papel.
Pero son factores que juegan un poquito de papel cada uno de ellos y la unión de todos esos factores hace que la enfermedad se exprese. Como cada factor de éstos tiene poco peso o poco poder de desarrollar la enfermedad, la aparición de la enfermedad se retrasa mucho en el tiempo.
En la enfermedad hereditaria estamos hablando de que hay un factor central que es un gen que tiene una mutación.
Y ese factor es tan poderoso que genera una enfermedad que aparece, habitualmente, en la mitad de los miembros de la familia, en todas las generaciones y que además el poder de ese factor causal es tan grande que hace que la enfermedad se manifieste muy tempranamente.
LA PERDIDA DE MEMORIA:
Eduardo Punset: Una cosa que me interesa muchísimo, que me… vamos que me fascina, es si se puede distinguir entre la pérdida de memoria banal, o sea, yo me olvido dónde he dejado mis llaves, o en qué bolsillo del traje he puesto mi móvil… ¿Cuál es la diferencia entre esta pérdida de memoria y la memoria causada a raíz de una enfermedad de Alzheimer? ¿Es distinta?
José Luis Molinuevo: Es distinta. Se puede distinguir.
La persona que tiene la enfermedad de Alzheimer no se beneficia del uso de pistas. Y esa es una diferencia cualitativa…
Obviamente no es sencillo el hacerlo… el inicio del problema de memoria puede ser muy sutil pero sí que es verdad que cuando el problema de memoria típico y característico de la enfermedad de Alzheimer está manifestado, es claramente distinto al problema de memoria que podríamos denominar fisiológico y propio de la edad.
Una de las características fundamentales es que las personas sanas que están padeciendo el declinar normal de la memoria, se benefician del uso de pistas.
En cambio, la persona que tiene la enfermedad de Alzheimer no se beneficia del uso de pistas. Y esa es una diferencia cualitativa…
Eduardo Punset: ¿Qué quieres decir exactamente? De pistas que te indican lo que ha ocurrido.
Dr.José Luis Molinuevo: Por ejemplo, cuando utilizamos un test de memoria podemos dar un listado de palabras a aprender y, a continuación, para facilitar el aprendizaje, dar una clave semántica.
Pues, decimos la palabra cereza y cuando ya hemos dicho todo el listado le indicas a la persona "le hemos dicho una fruta", entonces la persona "ah sí, era la cereza".
Cuando luego vamos a, al cabo de un tiempo, a recoger si recuerda esa información, a lo mejor no recuerda cereza pero cuando le dices una fruta, rápidamente "ah sí, era cereza". Esa es la clave semántica.
Y eso quiere decir que el sistema del hipocampo aún está funcionando, que a lo mejor no ha fijado la palabra cereza porque en ese momento estaba pensando en que tiene que llamar a casa al acabar, y en ese momento el cerebro la atención está dirigida a otro lado y no fija la información.
Pero al darle luego la clave, rápidamente esa información que se ha grabado sale.
LA MEMORIA AFECTIVA Y EMOCIONAL PERDURA MUCHO MAS TIEMPO:
Eduardo Punset: HaY una cosa que cuando veo y me leo vuestros papeles, que me impresiona mucho, es que en algún lugar, no sé si eres tú mismo o algún colega tuyo, demuestra o sugiere que queda la memoria que llamáis afectiva, es decir, se olvida de todo: de dónde viene, a dónde va, dónde está... Bueno, es tremendo.
Pero me dicen que un enfermo de Alzheimer que olvida todo se acuerda muy bien de que le quieren, o sea se ha olvidado de todo pero no se ha olvidado de que tal persona le quiere. ¿Es verdad?
Dr.José Luis Molinuevo: Eso es cierto. Eso es completamente cierto, hasta el punto que la persona puede no reconocer a esa persona, pero reconoce el cariño que siente hacia ella y el cariño que recibe de esa persona. Es decir, la memoria, por decirlo de alguna forma, afectiva y emocional, perdura mucho más tiempo.
Y esto probablemente tiene una explicación biológica porque está ligado con unos circuitos mucho más esenciales en el ser humano, o mucho más básicos y primitivos, es decir, desde un punto de vista de desarrollo evolutivo el cerebro se ha ido desarrollando a lo largo de siglos y milenios y las partes más primitivas de ese cerebro, primitivas en el sentido que se desarrollaron antes, es la que contiene ese lenguaje afectivo y eso tarda más en perderse.
Eduardo Punset: José Luis, es fantástico, es fascinante vuestro campo de exploración. Y ahora estaba pensando mientras hablabas que las enfermedades que llamáis degenerativas como el Alzheimer no es la sola, o sea, cuando estas neuronas mueren en el hipocampo, el órgano de la memoria, me decís entonces "oye casi seguro que va a ser esto, la enfermedad de Alzheimer".
Pero a veces estas neuronas mueren en una cosa que llamáis sustancia negra, y entonces lo que tienes no es Alzheimer es Parkinson. Lo que es común en todas esas enfermedades es la agregación de proteínas anómalas. Es decir que la agregación de proteínas anómalas es lo que es el común denominador de todas estas enfermedades.
Lo que es verdad, y este es un tema que desde el punto de vista científico también es fascinante, es que el cerebro o es capaz de soportar la agresión de esta neurodegeneración hasta un límite, de tal forma que se han hecho estudios donde se han visto que las personas con alta reserva cognitiva pueden tener los cambios biológicos de la enfermedad de Alzheimer y no…si acontece un daño vascular añadido, como es un ictus, entonces sí que se manifiestan rápidamente los efectos de la enfermedad degenerativa
Eduardo Punset: Y no los efectos.
Dr.José Luis Molinuevo: … mostrar ningún síntoma. En esa situación si acontece un daño vascular añadido, como es un ictus, entonces sí que se manifiestan rápidamente los efectos de la enfermedad degenerativa.
Es decir que el ictus, sin duda, juega un papel que revela procesos degenerativos subyacentes pero no forma un papel central en lo que es la génesis de la enfermedad degenerativa.
LA ENFERMEDAD SE VA ACUMULANDO EN EL CEREBRO POCO A POCO:
Por eso un hecho muy común en las consultas de neurología de estas enfermedades es que cuando te viene la familia te explica a veces "no, es que le dieron ese disgusto y al día siguiente le provocó la enfermedad".
¿En realidad qué esta ocurriendo? Está ocurriendo que la enfermedad se va acumulando en el cerebro poco a poco, poco a poco, y cuando hay un factor estresante sea biológico, que a veces puede ser una neumonía, o sea incluso emocional, de repente esa enfermedad se manifiesta externamente.
Entonces la familia tiene la sensación de que ese disgusto le causó al enfermedad, pero exactamente no es así. Lo que sí que es cierto es que ese disgusto o ese proceso biológico, esa neumonía, esa infección de orina, ese ictus, hizo que la enfermedad se manifestara externamente.
Eduardo Punset: Oye cuando hemos empezado esta conversación fabulosa, la verdad es que yo estaba más pesimista.
Pero al final de la conversación yo me imagino que tu optimismo, y corrígeme si es verdad, o tu optimismo relativo, sigue siendo el fruto de que ahora puedes diagnosticar a una edad más temprana o antes, la enfermedad de Alzheimer, de lo que podías hace solo diez años, pero no arranca tu optimismo de que hayáis descubierto maneras de lidiarlo, maneras de curarlo. ¿Es correcto?
Dr.José Luis Molinuevo: Exactamente. Sí. Todo lo que sea arrojar consciencia sobre un proceso siempre es positivo porque permite al ser humano, realmente, asumir ese proceso como propio.
Esto aplicado al campo de la enfermedad de Alzheimer era imposible porque la persona, el diagnóstico se hacía en fase de demencia. Si vamos adelantando ese diagnóstico y cada uno de nosotros nos responsabilizamos, somos conscientes de la situación que estamos viviendo, esto siempre es positivo desde un punto de vista, en mi opinión, y esto ya es muy personal, existencial para la persona, y ahí está quien libremente decide "yo quiero saber" o "yo no quiero saber" sobre este tema.
Pero si la persona quiere saber le damos esa oportunidad de enfrentarse de una forma mucho más consciente a lo que es esa fase de su vida, ¿no?

20/6/12

DIFERENCIA ENTRE EMOCIONES CONSTRUCTIVAS Y EMOCIONES DESTRUCTIVAS Y LA DISTANCIA ENTRE APARIENCIA Y REALIDAD - MATTHIEU RICARD


"Según el budismo, las emociones nos llevan a adoptar una determinada perspectiva o visión de las cosas y no se refieren necesariamente –como ocurre con la acepción científica del término a un desbordamiento afectivo que se apodera de repente de la mente.

Ésa sería, desde la perspectiva budista, una emoción burda como sucede, por ejemplo, con los casos de la ira, la tristeza o la obsesión."

LA DISTANCIA ENTRE LAS APARIENCIAS Y LA REALIDAD:

Entonces Matthieu emprendió una revisión global de la perspectiva budista sobre las emociones, para poner de manifiesto la diferencia esencial que existe con la visión occidental.

Para ello, comenzó señalando que el criterio utilizado por el budismo para calificar de destructiva a una emoción no se limita al daño manifiesto que ocasiones, sino también a otro tipo de problemas más sutiles copmo por el ejemplo: "¡el grado de distorción que ejercen sobre nuestra percepción de la realidad!"

¿CÓMO DIFERENCIA EL BUDISMO LAS EMOCIONES CONSTRUCTIVAS DE LAS EMOCIONES DESTRUCTIVAS?
Fundamentalmente, las emociones destructivas (también denominadas "oscurecimientos" o factores mentales "aflictivos") impiden que la mente perciba la realidad tal cual es, es decir, establecen una distancia entre la apariencia y la realidad.
"El deseo o el apego excesivo, por ejemplo, no nos permiten advertir el equilibrio que existe entre las cualidades agradables (o positivas) y las desagradables (o negativas), de una persona o de un objeto, lo que irremediablemente nos abocará a considerarlo atractivo y, en consecuencia, a desearlo. La aversión, por su parte, nos ciega las cualidades positivas del objeto, haciendo que nos parezca exclusivamente negativo y deseando, en consecuencia, rechazarlo, destruirlo o evitarlo.
"Esos estados emocionales empañan nuestra capacidad de juicio, la capacidad de llevar a cabo una evaluación correcta de la naturaleza de las cosas. Por este motivo se denominan "oscurecimientos", puesto que ensombrecen el modo en que las cosas son y, a la postre, nos impiden llevar a cabo una valoración más profunda de su transitoriedad y de su falta de naturaleza intrínseca. Así es como la distorsión acaba afectando a todos los niveles de la existencia.
"De este modo, pues, las emociones oscurecedoras restringen nuestra libertad, puesto que encadenan nuestros procesos mentales de una forma que nos obliga a pensar, hablar y actuar de manera parcial. Las emociones constructivas, por su parte, se asientan en un razonamiento más acertado y promueven una valoración más exacta de la naturaleza de la percepción."
El Dalai Lama permanecía muy quieto, escuchando muy atentamente e interrumpiendo tan sólo de manera ocasional para pedir alguna que otra pequeña aclaración. Entretanto, los científicos, por su parte, no dejaban de tomar apuntes de esa disertación, que suponía la primera articulación budista del presente diálogo.
La distancia entre las aparíencias y la realidad
Entonces Matthieu emprendió una revisión global de la perspectiva budista sobre las emociones, para poner de manifiesto la diferencia esencial que existe con la visión occidental. Para ello, comenzó señalando que el criterio utilizado por el budismo para calificar de destructiva a una emoción no se limita al daño manifiesto que ocasione, sino también a otro tipo.
La cuestión del daño
Aunque el criterio originalmente expuesto por Alan para calificar las emociones destructivas tenía que ver con su naturaleza dañina, Matthieu matizó un poco rnás este punto:
"Hemos empezado definiendo las emociones destructivas como aquellas que resultan dañinas para uno mismo o para los demás. Pero las acciones no son buenas o malas en sí mismas, o porque alguien así lo decida. No existe tal cosa como el bien o el mal absolutos, sino que el bien y el mal sólo existen en función de la felicidad o el sufrimiento que nuestros pensamientos y acciones nos causan a nosotros o a los demás.
"También podemos diferenciar las emociones destructivas de las emociones constructivas atendiendo a la motivación que las inspira (como, por ejemplo, egocéntrica o altruista, malévola o benévola, etcétera,). Así pues, no sólo debemos tener en cuenta las emociones, sino también sus posibles consecuencias.
"Asimismo, es posible diferenciar las emociones constructivas de las destructivas examinando la relación que mantienen con sus respectivos antídotos. Consideremos, por ejemplo, el caso del odio y del amor. El primero podría ser definido como el deseo de dañar a los demás, o de destruir algo que les pertenece, o les es muy querido. La emoción opuesta es la que actúa como antídoto del deseo de hacer daño, en este caso, el amor altruista. Y decimos que sirve de antídoto directo contra la animadversión porque, aunque uno pueda alternar entre el amor y el odio, es imposible sentir, en el mismo momento, amor y odio hacia la misma persona o hacia el mismo objeto. Cuanto más cultivemos, por tanto, la amabilidad, la compasión y el altruismo –y cuanto más impregnen, en consecuencia, nuestra mente, más disminuirá, hasta llegar incluso a desaparecer, el deseo opuesto de inflingir algún tipo de daño.
"También hay que puntualizar que, cuando calificamos de negativa a una emoción, no queremos decir, con ello, que debamos rechazarla, sino que es negativa en el sentido de que redunda en una menor felicidad, bienestar y claridad y en una mayor distorsión de la realidad".
–Por lo que entiendo –preguntó entonces Alan, usted parece definr el odio como el deseo de dañar a alguien, o de destruir algo que esa persona aprecia. Anteriormente, Su Santidad se había referido a la posibilidad de experimentar compasión hacia uno mismo, de modo que me gustaría formular una pregunta paralela. ¿Es posible sentir odio hacia uno mismo? Porque su definición parece sugerir que éste sólo se produce con respecto a otras personas.
–Debe tener en cuenta –fue la sorprendente respuesta de Matthieu– que, cuando se habla del odio hacia uno mismo, el sentimiento central no es el odio. Tal vez usted esté molesto consigo mismo, pero quizás ésa no sea más que una forma de orgullo que alienta la sensación de frustración que acompaña al hecho de no hallarse a la altura de sus propias expectativas. Porque, lo cierto, en realidad, es que nadie puede odiarse a sí mismo.
–¿No existe, entonces, en el budismo –insistió Alan, nada parecido al odio hacia uno mismo?
–Parece que no –respondió Matthieu, reafirmando su postura– porque tal cosa iría en contra del deseo básico que albergan todos los seres de evitar el sufrimiento. Uno puede odiarse a sí mismo porque quiere ser mucho mejor de lo que es, o estar decepcionado consigo mismo por no haber podido lograr lo que quería, o impacientarse por tardar demasiado en conseguirlo. Pero, en cualquiera de los casos, el odio hacia uno mismo encierra una gran dosis de apego al propio ego. Hasta la persona que se suicida no lo hace porque se odie a sí misma, sino porque cree que, de ese modo, evitará un sufrimiento todavía mayor.
Pero ése, de hecho, no es un modo adecuado de escapar del sufrimiento –concluyó Matthieu, agregando una breve pincelada en torno a la visión budista del suicidio, porque la muerte no es sino una transición hacia otro estado de existencia. Mejor sería procurar evitar el sufrimiento aprestándonos a resolver el problema aquí y ahora, o, cuando tal cosa no sea posible, cambiando al menos nuestra actitud.



19/6/12

LOS ESTADOS MENTALES DESTRUCTIVOS Y LOS ESTADOS MENTALES CONSTRUCTIVOS - Owen Flanagan



Owen se dirigió al Dalai Lama y concluyó del siguiente modo el punto anterior de la conexión que existe entre la filosofía y las creencias religiosas:
"Quisiera subrayar que, en la actualidad, Occidente admite que uno no necesita ir a la iglesia para aprender estos principios. Bastaría, por ejemplo, con estudiar filosofía moral para ser un buen utilitarista o un buen kantiano aunque, como ya he dicho, no se trata de dos perspectivas tan distintas, porque ambas implican el mismo respeto hacia todas las personas, sin que nadie cuente más que los demás".
Estados mentales destructivos y estados mentales constructivos:
ESTADOS MENTALES DESTRUCTIVOS:
Baja autoestima
Exceso de confianza
Resentimiento
Celos y envidia
Falta de compasión
Incapacidad de mantener relaciones interpersonales próximas

ESTADOS MENTALES CONSTRUCTIVOS:
Respeto hacia uno mismo
Autoestima (merecida) hacia uno mismo
Sensación de integridad
Compasión
Benevolencia
Generosidad
Ver la verdad, la bondad y la justicia
Amor*
Amistad*


–No deben olvidar que yo no estoy tratando de defender la adecuación de esta lista –dijo Owen, sino que tan sólo trato de describir la visión occidental desde la perspectiva de la filosofía.
Repasando la lista de estados mentales destructivos, Owen se dio cuenta de que el último ítem, la incapacidad de establecer y mantener relaciones personales cercanas, podía servir para poner de relieve nuevas diferencias entre las visiones occidental y budista.
"He señalado con un asterisco las palabras amor y amistad de la segunda lista porque tengo un especial interés en hablar de ellas a lo largo de toda esta semana. Del mismo modo que consideramos destructiva la incapacidad de mantener relaciones personales próximas, también creemos que es constructivo ser capaz de establecer relaciones afectivas profundas de amor y de amistad.



"La integridad –continuó Owen se refiere a la necesidad de atenerse a los propios principios y de vivir en función de nuestras creencias."
Advirtiendo las dificultades para traducir al tibetano el término integridad, Alan enumeró entonces al Dalai Lama sus diversas connotaciones como honradez, falta de doblez y humildad.
"Adviertan también que en el ítem autoestima he señalado entre paréntesis el término "merecida". Y es que muchas personas tienen una autoestima desproporcionada y se consideran íntegras cuando, en realidad, no lo son. Así pues, el sentimiento de autoestima sólo es constructivo cuando es merecido. Creo que términos como compasión, benevolencia y generosidad aparecerían tanto en la lista budista como en la occidental y que también podríamos decir lo mismo con la capacidad de captar la realidad a través de la percepción directa.
"Podríamos engrosar esta lista incluyendo otros estados mentales constructivos menores, como la confianza y la humildad adecuadas. Pero creo que me detendré aquí, agradeciendo su atención a Su Santidad y al resto de la audiencia."

Como aprender a vivir en paz con nosotros mismos y con los demás - EMOCIONES DESTRUCTIVAS - Daniel Goleman con el Dalai Lama

SOBRE EL AUTOR DANIEL GOLEMAN:

Daniel Goleman es redactor de las páginas científicas del prestigioso diario The New York Times y autor de Inteligencia emocional, best-seller mundial sobre psicología que lleva más de un millón de ejemplares vendidos y ha sido traducido a veinticinco idiomas.

Fue editor de la revista Psychology Today y profesor de psicología en la Universidad de Harvard. Actualmente dirige varios programas piloto en colegios de Estados Unidos, donde se enseña a los niños a resolver y a desarrollar sus habilidades sociales. Antes del fenómeno literario que ha supuesto Inteligencia emocional, Goleman ya había publicado El punto ciego y varios libros de carácter divulgativo, entre los que destacan: The Mediative Mind y Los caminos de la meditación.

SOBRE EL LIBRO EMOCIONES DESTRUCTIVAS:

Un desafío común a toda la humanidad está en el corazón de este libro, que documenta una colaboración entre el Dalai Lama y un grupo de científicos centrada en comprender y contrarrestar las emociones destructivas.

¿Por qué personas aparentemente racionales e inteligentes cometen actdos de crueldad y violencia?

¿Cuáles son las raíces del comportamiento destructivo?

¿Cómo podemos controlar las emociones que gobiernan esos impulsos?

¿Podemos aprender a vivir en paz con nosotros mismos y con los demás?

Imagínese que participa en una reunión con el Dalai Lama y un pequeño grupo de científicos y filósofos de talla mundial. Imagine poder escuchar las reflexiones de estas mentes privilegiadas acerca de temas antiquísimos que siguen siendo de imperiosa actualidad.

Este libro lo invita a ser testigo de este fascinante encuentro que durante cinco días reunió al Dalai Lama, sus asesores científicos y un destacado grupo de neurocientíficos, filósofos, psicólogos y sociólogos de occidente en el año 2000 en Dharamsala (India).

PREFACIO DE SU SANTIDAD EL DECIMOCUARTO DALAI LAMA:

La mayor parte del sufrimiento humano se deriva de las emociones destructivas como el odio, que alienta la violencia, o el deseo, que promueve la adicción. Una de nuestras principales responsabilidades en cuanto personas compasivas es la de reducir el coste humano del descontrol emocional, algo que, en mi opinión, atañe muy directamente a lo que el budismo y la ciencia tienen que decirnos.
El budismo y la ciencia no son visiones contrapuestas del mundo, sino enfoques diferentes que apuntan hacia el mismo fin, la búsqueda de la verdad. La esencia de la práctica budista consiste en la investigación de la realidad, mientras que la ciencia, por su parte, dispone de sus propios métodos para llevar a cabo esa investigación. Tal vez, los propósitos de la ciencia difieran de los del budismo, pero ambos ensanchan nuestro conocimiento y amplían nuestra comprensión.
El diálogo entre la ciencia y el budismo es una interacción bidireccional, puesto que los budistas podemos servirnos de los descubrimientos realizados por la ciencia para esclarecer nuestra comprensión del mundo en el que vivimos, mientras que la ciencia, por su parte, también puede aprovecharse de algunas de las comprensiones proporcionadas por el budismo. Como demuestran los diversos encuentros organizados hasta el momento por el Mind and Life Institute, son muchos los ámbitos en los que el budismo puede contribuir al conocimiento científico.
En lo que se refiere al funcionamiento de la mente, por ejemplo, el budismo es una ciencia interna multisecular que posee un interés práctico para los investigadores de las ciencias cognitivas y de las neurociencias que puede ofrecer valiosas contribuciones para el estudio y comprensión de las emociones. No olvidemos que los debates celebrados hasta el momento han inspirado nuevas líneas de investigación a algunos de los científicos que han participado en ellos.
Pero el budismo, por su parte, también tiene cosas que aprender de la ciencia. Con cierta frecuencia he dicho que, si la ciencia demuestra hechos que contradicen la visión budista, deberíamos modificar ésta en consecuencia. No olvidemos que el budismo debe adoptar siempre la visión que más se ajuste a los hechos y que, si la investigación demuestra razonablemente una determinada hipótesis, no deberíamos perder tiempo tratando de refutarla. Pero es necesario establecer una clara distinción entre lo que la ciencia ha demostrado de manera fehaciente que no existe (en cuyo caso deberemos aceptarlo como inexistente) y lo que la ciencia no puede llegar a demostrar. No olvidemos que la conciencia misma nos proporciona un claro ejemplo en este sentido ya que, aunque todos los seres –incluidos los humanos– llevemos siglos experimentado la conciencia, todavía ignoramos qué es, cómo funciona y cuál es su verdadera naturaleza.
La ciencia ha acabado convirtiéndose en uno de los factores fundamentales del desarrollo humano y planetario del mundo moderno, y las innovaciones realizadas por la ciencia y la técnica han dado origen a un considerable progreso material. Pero, al igual que ocurría con las religiones del pasado, la ciencia no posee todas las respuestas. Por ello, la búsqueda del progreso material a expensas de la satisfacción proporcionada por el desarrollo interno acaba desterrando los valores éticos de nuestra vida. Y ésta es una situación que, considerada a largo plazo, genera infelicidad porque no deja lugar a la justicia y la honestidad en el corazón del ser humano, algo que comienza afectando a los más débiles y genera una gran desigualdad y el consiguiente resentimiento que acaba afectando negativamente a todo el mundo.
El extraordinario impacto de la ciencia en nuestra sociedad otorga a la religión y a la espiritualidad un papel privilegiado para recordarnos nuestra humanidad. Y, en ese sentido, será necesario compensar el progreso material y científico con la responsabilidad que dimana del desarrollo interno. Por este motivo, creo que el diálogo entre la religión y la ciencia puede resultar muy beneficioso para toda la humanidad.
El budismo tiene muchas cosas importantes que decirnos acerca de los problemas provocados por las emociones destructivas. Uno de los objetivos fundamentales de la práctica budista es el de reducir el poder de las emociones destructivas en nuestra vida. Para ello cuenta con un amplio abanico de comprensiones teóricas y de recursos prácticos. Si la ciencia puede llegar a demostrar que algunos de estos métodos son beneficiosos, habrá sobrados motivos para buscar el modo de tornarlos accesibles a todo el mundo, estén interesados en el budismo o no.
Ese tipo de corroboración científica fue uno de los resultados de nuestro encuentro. Estoy muy satisfecho de poder afirmar que el diálogo de Mind and Life presentado en este libro fue mucho más que una conjunción de voluntades entre el budismo y la ciencia. Los científicos han ido un paso más allá y han elaborado programas a fin de demostrar la utilidad de varias técnicas budistas para que todo el mundo aborde de un modo más adecuado las emociones destructivas.
Por todo ello, invito a los lectores de este libro a compartir nuestra indagación en las causas y la cura de las emociones destructivas y a reflexionar con nosotros en las muchas cuestiones que nos han parecido de interés. Espero que todo el mundo encuentre este diálogo entre la ciencia y el budismo tan apasionante como lo fue para mí.
28 de agosto de 2002

INTERVENCIÓN DE MATTHIEU RICARD EN LA PAGINA 112 DEL LIBRO:

DEFINE QUE SON LAS EMOCIONES DESTRUCTIVAS DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS BUDISTAS CONTEMPLATIVOS:

"Según el budismo, las emociones nos llevan a adoptar una determinada perspectiva o visión de las cosas y no se refieren necesariamente –como ocurre con la acepción científica del término a un desbordamiento afectivo que se apodera de repente de la mente. Ésa sería, desde la perspectiva budista, una emoción burda como sucede, por ejemplo, con los casos de la ira, la tristeza o la obsesión."
Una psicología budista de problemas más sutiles como, por ejemplo, el grado de distorsión que ejercen sobre nuestra percepción de la realidad.
"¿Cómo diferencia el budismo –prosiguió Matthieu las emociones constructivas de las emociones destructivas? Fundamentalmente, las emociones destructivas (también denominadas "oscurecimientos" o factores mentales "aflictivos") impiden que la mente perciba la realidad tal cual es, es decir, establecen una distancia entre la apariencia y la realidad.
"El deseo o el apego excesivo, por ejemplo, no nos permiten advertir el equilibrio que existe entre las cualidades agradables (o positivas) y las desagradables (o negativas), de una persona o de un objeto, lo que irremediablemente nos abocará a considerarlo atractivo y, en consecuencia, a desearlo. La aversión, por su parte, nos ciega las cualidades positivas del objeto, haciendo que nos parezca exclusivamente negativo y deseando, en consecuencia, rechazarlo, destruirlo o evitarlo.
"Esos estados emocionales empañan nuestra capacidad de juicio, la capacidad de llevar a cabo una evaluación correcta de la naturaleza de las cosas. Por este motivo se denominan "oscurecimientos", puesto que ensombrecen el modo en que las cosas son y, a la postre, nos impiden llevar a cabo una valoración más profunda de su transitoriedad y de su falta de naturaleza intrínseca. Así es como la distorsión acaba afectando a todos los niveles de la existencia.
"De este modo, pues, las emociones oscurecedoras restringen nuestra libertad, puesto que encadenan nuestros procesos mentales de una forma que nos obliga a pensar, hablar y actuar de manera parcial. Las emociones constructivas, por su parte, se asientan en un razonamiento más acertado y promueven una valoración más exacta de la naturaleza de la percepción."
El Dalai Lama permanecía muy quieto, escuchando muy atentamente e interrumpiendo tan sólo de manera ocasional para pedir alguna que otra pequeña aclaración. Entretanto, los científicos, por su parte, no dejaban de tomar apuntes de esa disertación, que suponía la primera articulación budista del presente diálogo.
La distancia entre las aparíencias y la realidad
Entonces Matthieu emprendió una revisión global de la perspectiva budista sobre las emociones, para poner de manifiesto la diferencia esencial que existe con la visión occidental. Para ello, comenzó señalando que el criterio utilizado por el budismo para calificar de destructiva a una emoción no se limita al daño manifiesto que ocasione, sino también a otro tipo.
LA CUESTIÓN DEL DAÑO:
Aunque el criterio originalmente expuesto por Alan para calificar las emociones destructivas tenía que ver con su naturaleza dañina, Matthieu matizó un poco rnás este punto:
"Hemos empezado definiendo las emociones destructivas como aquellas que resultan dañinas para uno mismo o para los demás. Pero las acciones no son buenas o malas en sí mismas, o porque alguien así lo decida. No existe tal cosa como el bien o el mal absolutos, sino que el bien y el mal sólo existen en función de la felicidad o el sufrimiento que nuestros pensamientos y acciones nos causan a nosotros o a los demás.
"También podemos diferenciar las emociones destructivas de las emociones constructivas atendiendo a la motivación que las inspira (como, por ejemplo, egocéntrica o altruista, malévola o benévola, etcétera,). Así pues, no sólo debemos tener en cuenta las emociones, sino también sus posibles consecuencias.
"Asimismo, es posible diferenciar las emociones constructivas de las destructivas examinando la relación que mantienen con sus respectivos antídotos. Consideremos, por ejemplo, el caso del odio y del amor. El primero podría ser definido como el deseo de dañar a los demás, o de destruir algo que les pertenece, o les es muy querido. La emoción opuesta es la que actúa como antídoto del deseo de hacer daño, en este caso, el amor altruista. Y decimos que sirve de antídoto directo contra la animadversión porque, aunque uno pueda alternar entre el amor y el odio, es imposible sentir, en el mismo momento, amor y odio hacia la misma persona o hacia el mismo objeto. Cuanto más cultivemos, por tanto, la amabilidad, la compasión y el altruismo –y cuanto más impregnen, en consecuencia, nuestra mente, más disminuirá, hasta llegar incluso a desaparecer, el deseo opuesto de inflingir algún tipo de daño.
"También hay que puntualizar que, cuando calificamos de negativa a una emoción, no queremos decir, con ello, que debamos rechazarla, sino que es negativa en el sentido de que redunda en una menor felicidad, bienestar y claridad y en una mayor distorsión de la realidad".
–Por lo que entiendo –preguntó entonces Alan, usted parece definr el odio como el deseo de dañar a alguien, o de destruir algo que esa persona aprecia. Anteriormente, Su Santidad se había referido a la posibilidad de experimentar compasión hacia uno mismo, de modo que me gustaría formular una pregunta paralela. ¿Es posible sentir odio hacia uno mismo? Porque su definición parece sugerir que éste sólo se produce con respecto a otras personas.
–Debe tener en cuenta –fue la sorprendente respuesta de Matthieu– que, cuando se habla del odio hacia uno mismo, el sentimiento central no es el odio. Tal vez usted esté molesto consigo mismo, pero quizás ésa no sea más que una forma de orgullo que alienta la sensación de frustración que acompaña al hecho de no hallarse a la altura de sus propias expectativas. Porque, lo cierto, en realidad, es que nadie puede odiarse a sí mismo.
–¿No existe, entonces, en el budismo –insistió Alan, nada parecido al odio hacia uno mismo?
–Parece que no –respondió Matthieu, reafirmando su postura– porque tal cosa iría en contra del deseo básico que albergan todos los seres de evitar el sufrimiento. Uno puede odiarse a sí mismo porque quiere ser mucho mejor de lo que es, o estar decepcionado consigo mismo por no haber podido lograr lo que quería, o impacientarse por tardar demasiado en conseguirlo. Pero, en cualquiera de los casos, el odio hacia uno mismo encierra una gran dosis de apego al propio ego. Hasta la persona que se suicida no lo hace porque se odie a sí misma, sino porque cree que, de ese modo, evitará un sufrimiento todavía mayor.
Pero ése, de hecho, no es un modo adecuado de escapar del sufrimiento –concluyó Matthieu, agregando una breve pincelada en torno a la visión budista del suicidio, porque la muerte no es sino una transición hacia otro estado de existencia. Mejor sería procurar evitar el sufrimiento aprestándonos a resolver el problema aquí y ahora, o, cuando tal cosa no sea posible, cambiando al menos nuestra actitud.
LAS OCHENTA Y CUATRO MIL EMOCIONES NEGATIVAS:
"Pero ¿de dónde proceden, según la enseñanza y la práctica budista, las emociones destructivas? –preguntó Matthieu retomando, de ese modo, el hilo central de su discurso. Es innegable que, desde la infancia hasta la vejez, no dejamos de cambiar. Nuestro cuerpo cambia de continuo, y nuestra mente se ve obligada a afrontar, instante a instante, nuevas experiencias. Somos un flujo en constante transformación, pero, al mismo tiempo, también tenemos la idea de que, en el núcleo de todo ello, existe algo estable que "nos" define y permanece constante a lo largo de toda la vida.
"Este yo, al que denominamos "apego al yo" y que constituye nuestra identidad, no es el mero pensamiento del "yo" que aflora cuando despertamos, cuando decimos "tengo calor", "tengo frío", o cuando alguien nos llama por nuestro nombre, por ejemplo. El apego al yo se refiere al aferramiento profundamente arraigado a una entidad permanente que parece residir en el mismo núcleo de nuestro ser y que nos define como el individuo particular que somos.
"También sentimos que ese "yo" es vulnerable y que debemos protegerlo y mimarlo. De ahí se derivan el rechazo y la atracción, es decir, la aversión a todo lo que pueda amenazar al "yo", y la atracción por lo que le complazca, le consuele y le haga sentirse seguro y feliz. De esas dos emociones básicas –la atracción y el rechazo se derivan todas las demás.
"Las escrituras budistas hablan de ochenta y cuatro mil tipos de emociones negativas. Y aunque no se las identifique detenidamente, la inmensa magnitud de esa cifra sólo refleja la complejidad de la mente y nos da a entender que los métodos para transformarla deben adaptarse a una gran diversidad de predisposiciones mentales. Es por ello que también se dice que existen ochenta y cuatro mil puertas de acceso al camino budista de la transformación interior. En cualquiera de los casos, sin embargo, esta multitud de emociones pueden resumirse en cinco emociones principales, el odio, el deseo, la ignorancia, el orgullo y la envidia.
"El odio es el deseo profundo de dañar a alguien o de destruir su felicidad y no tiene por qué expresarse necesariamente como un ataque de ira ni tampoco de manera permanente, sino que sólo aparece en presencia de las condiciones adecuadas que lo elicitan. Además, el odio está relacionado con muchas otras emociones, como el resentimiento, la enemistad, el desprecio, la aversión, etcétera.
"Su opuesto es el deseo, que también presenta numerosas ramificaciones, desde el deseo de placeres sensoriales o de algún objeto que queramos poseer, hasta el apego sutil a la noción de solidez del "yo" y de los fenómenos. En esencia, el deseo nos conduce a una modalidad falsa de aprehensión y nos induce a pensar, por ejemplo, que las cosas son permanentes y que la amistad, los seres humanos, el amor o las posesiones perdurarán para siempre, aunque resulta evidente que tal cosa no es así. Es por ello que el apego significa, en ocasiones, aferramiento al propio modo de percibir las cosas.
"Luego tenemos la ignorancia, es decir, la falta de discernimiento entre lo que debemos alcanzar o evitar para alcanzar la felicidad y escapar del sufrimiento. Aunque Occidente no suela considerar a la ignorancia como una emoción, se trata de un factor mental que impide la aprehensión lúcida y fiel de la realidad. En este sentido, puede ser considerada como un estado mental que oscurece la sabiduría o el conocimiento último y, en consecuencia, también se la considera como un factor aflictivo de la mente.
"El orgullo también puede presentarse de modos muy diversos como, por ejemplo, negarnos a reconocer las cualidades positivas de los demás, sentirnos superior a ellos o menospreciarles, envanecernos por los propios logros o valorar desproporcionadamente nuestras cualidades. A menudo, el orgullo va de la mano de la falta de reconocimiento de nuestros propios defectos.
"La envidia puede ser considerada como la incapacidad de disfrutar de la felicidad ajena. Uno nunca envidia el sufrimiento de los demás, pero sí su felicidad y sus cualidades positivas. Por este motivo, ésta es, desde la perspectiva budista, una emoción negativa puesto que, si nuestro objetivo fuera el de procurar el bienestar de los demás, su felicidad debería alegrarnos. ¿Por qué tendríamos, en tal caso, que sentir celos si parte de nuestro trabajo ya ha sido hecho y queda, por tanto, menos por hacer?"
LA ILUSIÓN DEL "YO":
"Todas las emociones básicas están íntimamente asociadas a la noción del "yo". Si imaginamos, por un momento, que nos acercamos a alguien y le decimos: "¿Sería usted tan amable de enfadarse?", todos estaremos de acuerdo en que es muy probable que nadie acepte la invitación, exceptuando tal vez a los actores consumados que sean capaces de imitar a voluntad el enfado durante un período de tiempo relativamente corto.
"Pero si, por el contrario, nos acercamos a alguien y le decimos: "Eres un sinvergüenza y un ser detestable", es muy probable que no tarde en enojarse. Esa diferencia se debe a que, en este caso, hemos apuntado directamente al "yo". De un modo u otro, todas las emociones parecen derivarse de la noción de "yo". Y de ello se sigue que, si queremos trabajar las emociones, deberemos investigar en profundidad esta noción. ¿Acaso resiste el menor análisis como entidad verdaderamente existente?
"El budismo posee un abordaje filosófico y práctico muy profundo para investigar lo ilusorio del "yo", el nombre que asignamos a una mera corriente o flujo que se halla en continua transformación. No podemos ubicar al "yo" en ningún lugar del cuerpo y tampoco podemos concluir que ocupe la totalidad de éste. Tal vez pensemos que el "yo" es la conciencia, pero no debemos olvidar que ésta también es un flujo en continua transformación. El pensamiento pasado ya se ha ido, y el futuro todavía no se ha presentado. ¿Cómo podría existir "yo" alguno a mitad de camino entre algo que ya se ha ido y algo que todavía no ha llegado?
"Y, puesto que el yo no puede ser identificado con la mente ni con el cuerpo ni con ambos conjuntamente ni tampoco como algo distinto de ellos, es evidente que no existe nada que pueda justificar la conclusión de que exista un "yo" que no es, en suma, más que el nombre que asignamos a un flujo, como llamamos a un río Ganges o Mississippi. Eso es todo.
"Pero, cuando nos aferramos a ese nombre, cuando pensamos que existe un bote en el río y consideramos la noción del "yo" como algo realmente existente que deba ser protegido y complacido, aparecen la atracción y la repulsión y, con ellas, todos los problemas, las cinco emociones aflictivas, las veinte secundarias... y, a la postre, las ochenta y cuatro mil emociones."
Los tres niveles de la conciencia
"La siguiente pregunta que tendremos que hacernos es: "¿Son estas emociones negativas inherentes a la naturaleza básica de la mente?". Para responder a esta pregunta, deberemos diferenciar muy claramente los tres niveles diferentes de conciencia de los que habla el budismo (burdo, sutil y muy sutil).
"En el nivel burdo de conciencia –que se corresponde con el funcionamiento del cerebro y con la interacción entre el cuerpo y el entorno tenemos toda clase de emociones. El nivel sutil, por su parte –que se corresponde con la noción del "yo" y con la facultad introspectiva con la que la mente examina su propia naturaleza, se refiere también a la corriente mental que encierra las tendencias y las pautas habituales.
"El nivel muy sutil constituye el aspecto más fundamental de la conciencia, la facultad cognitiva misma, la conciencia o cognición pura sin objeto particular en el que concentrarse. Se trata, obviamente, de un nivel de la conciencia que suele pasar inadvertido a menos que nos sometamos a un entrenamiento contemplativo.
"Cuando hablamos de distintos niveles de conciencia, no estamos hablando de tres corrientes que discurran paralelamente, sino, más bien, de un océano que posee diferentes niveles de profundidad. En este sentido, las emociones tienen que ver con los niveles burdo y sutil, pero no afectan al nivel más sutil, y pueden compararse a las olas en la superficie del océano, mientras que la naturaleza fundamental de la mente, por su parte, se hallaría representada por la profundidad del océano.
"En ocasiones, el nivel muy sutil se denomina "luminoso", aunque hay que señalar que, con ello, no quiere decirse que emita algún tipo de luz. El adjetivo luminoso se refiere simplemente a la facultad básica de cobrar conciencia, sin teñido alguno de conceptos o emociones. Cuando esta conciencia básica –a la que a veces se llama "naturaleza última de la mente"–se actualiza de manera plena y directa, sin velo de ningún tipo, también se la considera la naturaleza de la budeidad."
A lo largo de toda la disertación de Matthieu, el Dalai Lama había estado escuchando con gran atención, asintiendo levemente de vez en cuando. Ése era un territorio que le resultaba familiar, y no interrumpió para solicitar aclaración ni explicación adicional alguna.

1) Libro emociones destructivas - Versión en pdf


2) Matthieu Ricard: La ciencia de la compasión:


3) Entrevista a Matthieu Ricard en Redes de las Neurociencias de Eduard Punset: La ciencia de la compasión


4) Entrevista a Francisco Varela en "la belleza del pensar"


18/6/12

La empatía, la humildad y el respeto al semejante: No te rías de un Colla - Fortunato Ramos


NO TE RIAS DE UN COLLA
No te rías de un colla que bajó del cerro,
que dejó sus cabras , sus ovejas tiernas, sus habales yertos;
no te rías de un colla, si lo ves callado,
si lo ves zopenco, si lo ves dormido.

No te rías de un colla, si al cruzar la calle
lo ves correteando igual que una llama, igual que
un guanaco,
asustao el runa como asno bien chúcaro,
poncho con sombrero, debajo del brazo.

No sobres al colla, si un día de sol
lo ves abrigado con ropa de lana, transpirando entero;
ten presente, amigo, que el vino del cerro, donde
hay mucho frío,
donde el viento helado rajeteó sus manos y partió
su callo.

No te rías de un colla, si lo ves comiendo
su mote cocido, su carne de avío,
allá, en una plaza, sobre una vereda, o cerca del río;
¿menos! Si lo ves coquiando por su Pachamama.

El bajó del cerro a vender sus cueros,
a vender su lana, a comprar azúcar, a llevar su harina;
y es tan precavido, que trajo su plata,
y hasta su comida, y no te pide nada.

No te rías de un colla que está en la frontera
pal lao de la Quiaca o allá en las alturas del abra del Zenta;
ten presente, amigo, que él será el primero
en parar las patas
cuando alguien se atreva a violar la Patria.

No te burles de un colla, que si vas pal cerro,
te abrirá las puertas de su triste casa,
tomarás su chicha, te dará su poncho,
y junto a sus guaguas, comerás un tulpo
y a cambio de nada.

No te rías de un colla que busca el silencio,
que en medio las lajas cultiva sus habas
y allá, en las alturas, en donde no hay nada,
¡así sobrevive con su Pachamama!
Pachamama = madre tierra
FORTUNATO RAMOS

16/6/12

Que el alimento sea tu medicina y no la causa de tu enfermedad

Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento - Hipócrates – Siglo IV AC Desde el principio, la búsqueda del alimento ha sido una lucha por la supervivencia. Fueron tiempos de escasez en donde frutos, raíces, hojas y tallos, constituyeron la base de la alimentación vegetariana de los primeros homínidos desde hace 5 millones de años.
1ra.TRANSICION ALIMENTARIA:
Una primera gran transición alimentaria se produce hace 2 millones de años cuando aquellos homínidos se vuelven carnívoros. Renos, bisontes, ciervos, mamuts, ciervos o vacunos contribuyen a una diversidad alimentaria que no evitará largos períodos de escasez, que desde siempre han marcado nuestra evolución.
2da. TRANSICIÓN ALIMENTARIA:
Una segunda transición alimentaria comenzará hace 10 mil años con el manejo del ciclo de los vegetales. Comienza entonces la era de la agricultura.
3ra. TRANSICIÓN ALIMENTARIA:
Y es en el siglo XIX que se produce una 3ra gran transición alimentaria: La industrialización de los alimentos, que aportarán mucha energía pero pocos nutrientes. Ya no será la escasez, sino la abundancia de alimentos lo que marcará los nuevos escenarios con graves desafíos para la salud humana.
"Las dietas hipercalóricas, los abusos de hidratos de carbono, los excesos de grasas animales y el embudo alimentario, son causas cada vez más comunes de que nuestra actual alimentación, lejos de transformarse en nuestra medicina, se hayan vuelto la principal causa de nuestras enfermedades.
http://www.youtube.com/watch?v=GU8WFy9io4Y
ALIMENTACION DE LOS PUEBLOS ANTIGUOS:
http://www.youtube.com/watch?v=ciFfPBwFVvk
Estos estudios son los que han podido determinar con precisión cuando se produce ese cambio evolutivo que lleva a los Australophitecus a comenzar a comer carne. Los análisis de las trazas elevadas de cobre y zinc permiten concluir que comían carne.
Dieta rica en carne: Cobre y Zinc.
Hace aprox. 10 mil año al comenzar el manejo del ciclo vegetal y la era de la agricultura que los humanos se afincan geográficamente, y en parte comienzan a volverse más sedentarios, en principio las mujeres ya que son las encargadas de cuidar las cosechas y también los hijos.
Trigo, trigo, cebada, avena, col, higos, habas, lentejas, mijo y vid, serán los primeros cultivos que aportarán . Los primeros frutos que se consumían son los del manzano, el peral, el ciruelo y el cerezo.
¿QUE COMIAN LOS EGIPCIOS?. El egipcio medio vivía con muy pocos productos: PAN, CERVEZA, CEBOLLAS y algunas legumbres. Las clases privilegiadas comían en forma abundante bueyes, terneras, cabras, ovejas y ocas.
Habian frutos, higos, dátiles, uvas, sandias, pepinos y melones.´ Más tarde con la dominación romana llegaron las almendras, las peras y los melocotones. Comían sentados, separados hombres de mujeres y ya utilizaban cucharas y tenedores de madera o metal. Recién con el emperador Carlomagno en el siglo VIII las mujeres pasan a comer con los hombres.
PUEBLO HEBREO: El pueblo hebreo consumía pan y vino y cultivan el olivo, la vid, y cereales como el centeno y la cebada. Como el agua no era potable, la leche cuajada y agria era fuente de hidratación.
SOMOS HIJOS DE LA ESCASEZ ALIMENTARIA Y NO DE LA ABUNDANCIA: El hecho de que nuestros antepasados hayan padecido tantos períodos de escasez de alimentos, ha determinado nuestro actual genoma, que es justamente fruto de esa escasez alimentaria. Este concepto se conoce como "genoma lag" o sea el retraso de nuestro genoma en adaptarse a las nuevas realidades de la alimentación de los humanos.En este nuevo contexto determinado por la 3er transición alimentaria con abundancia de comida rica en calorías pero baja en nutrientes, se está volviendo cada vez más dificil aplicar o cumplir con el consejo de Hipócrates, “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina" y por el contrario se está volviendo cada vez más realidad el hecho de que nuestro alimento se está volviendo la causa de nuestra enfermedad.
- La alimentación ha pasado de ser un elemento de supervivencia para el ser humano a ser un elemento de mercado, una mercancía.
- Ya entrado el siglo XXI, dos terceras partes de la población está sobrealimentada. Y la comida ha pasado a ser la causa de las principales enfermedades, o están fuertemente implicadas.
- Estamos fallando en la prevención global: No alcanza con decirle al mundo: Coma menos y camine mas.
- La prevención individual también ha fallado: cuando le decimos a los pacientes: Ud. Debe comer menos, y debe moverse más… No funciona con la lógica que esperamos.
- El día que hagamos el infarto cambiaremos!, o el día que se declara la diabetes ahí recién mejoramos nuestra alimentación. - Debemos prestar cada vez más atención a la conducta, a las emociones, a los factores sociales y culturales, si queremos tener un vuelco en las respuestas a los mensajes que desde diversos ámbitos se entregan.
- Ganamos kilos por sobrealimentación y sedentarismo en años y pretendemos perderlos en semanas.
- Las dietas milagrosas, se ofrecen por doquier y nuestra psiquis cae presa muy fácilmente de los cantos de sirena.
www.fundacionshe.org

3/6/12

Las dietas hiperproteicas agreden al higado y al riñon - Dr.Jose Enrique Campillo


La OMS aconseja una ingesta de proteínas diarias que no superen 1 gramo por kilo de peso corporal. Esto se debe a que a diferencia de los lipidos y los hidratos de carbono, las proteínas contienen NITROGENO, y el organismo humano tiene una especial dificultad para eliminarlo y cuando hacemos esas dietas hiperproteicas, sometemos a nuestro higado primero y a nuestro riñon después a unos esfuerzos extraordinarios para poder eliminar esa carga extra de nitrógeno.
Nadie debería realizar ese tipo de dietas, que tanto se aconsejan como una más de las dietas milagrosas.
La epidemia de la obesidad seguirá creciendo si no adaptamos la alimentación a la evolución que ha sufrido la genética humana desde el Paleolítico.
"Nuestros genes de la Edad de Piedra no soportan la alimentación ni la forma de vida de la Era Espacial" y, si no firman la paz, seguirá creciendo la obesidad y las enfermedades de la opulencia que destruyen al hombre moderno. Muchas de las patologías que hoy padecemos se deben a "una incompatibilidad entre nuestro diseño evolutivo y el uso que de él hacemos".
La realidad nuestros ancestros pasaron por períodos mucha escasez y hambre a lo largo de los tiempos y además, como cualquier otro animal, han tenido que cazar o recolectar para lograr el alimento, todo lo que los ha dotado de un 'genotipo ahorrador' que no se ha modificado en los últimos cien mil años".
Estas mutaciones, proporcionaban una gran eficiencia para acumular grasa en situaciones de abundancia y una gran capacidad de ahorro en condiciones de escasez.
Desde hace tres siglos, sin embargo, los avances tecnológicos han permitido desarrollar nuevas formas de alimentos y planificar la producción agrícola y ganadera, de tal forma que las sociedades desarrolladas han cambiado "la escasez por el exceso constante".
"Los genes paleolíticos se enfrentaron a nuevos alimentos refinados y artificiales, al aumento de tóxicos y sustancias extrañas, a los aditivos y a las máquinas que ahorran esfuerzos".
Los principales errores de la "Era Espacial" o del siglo XXI, son la excesiva densidad calórica, las grasas saturadas y las trans, los azúcares de absorción rápida, el embudo alimentario -cada vez comemos más de menos alimentos diferentes- y, por supuesto, el sedentarismo.
Todos estos conceptos los ha volcado el Prof.José Enrique Campillo, (Premio nacional de Investigación de la Sociedad Española de Diabetes) y ha comentado que las ventajas de vivir como hace miles de años se han podido verificar en comunidades como los nauruanos de la Polinesia y los indios Pima de Norteamérica.
"Todos los animales, sin excepción, tienen que pagar un precio de gasto energético muscular para conseguir la energía de los alimentos", por lo que "si todos los días comemos, todos los días tenemos que hacer ejercicio".
"No debemos olvidar que cuando vamos al gimnasio o salimos a correr, lo que hacemos es pagar la deuda de gasto muscular contraída por la energía ingerida en forma de alimentos a lo largo del día". Pero por el contrario, en lugar de hacer ejercicio y pagar las deudas contraídas, "nos atracamos de dulce", unos azúcares que prácticamente no existen en la naturaleza, (exceptuando la miel y algunas frutas como uvas, plátanos e higos), y "nuestro organismo no está diseñado para esto".
También ha defendido que la carne que consumían los antepasados no tenía la ingente cantidad de grasas y toxinas que acumulan los animales criados en explotaciones extensivas.
Todo este proceso culmina en obesidad, diabetes, dislipemia, hipertensión y aterosclerosis y, finalmente, en enfermedades cardiovasculares, principal causa de mortalidad del hombre moderno.
Pero no todas las personas tienen igual carga del "genotipo ahorrador", lo que explicaría que unas engorden más que otras. Las personas que porten en su genoma varias de estas mutaciones tienen una gran facilidad para desarrollar obesidad y el resto de las dolencias de la opulencia si no siguen una dieta saludable, mientras que quienes han tenido la suerte de heredar poca cantidad de "genes ahorradores", pueden cometer excesos y no engoradarán tan fácilmente.
En su último libro: Adelgaza sin que te tomen el pelo, el Prof. Campillo argumenta que todo esto es "lo lógico" pero la gente prefiere creer en dietas milagro o en extraños experimentos más que en algo tan evidente como en adaptar la alimentación a lo que se gasta y en moverse cuanto más mejor.