16/11/09

Panorama de la medicina actual y de nuestra sociedad - Prof.René Favaloro

Lectura Magistral del Dr.René Favaloro: EL LEGADO DE PAUL DUDLEY WHITE
Desde que lo conocí quedé impresionado con sus observaciones y su criterio pero sobre todo, por su humildad y su modestia. Si analizamos su vida con cuidado, nos daremos cuenta de que Paul D. White nos dejó un importante legado.
El legado de Paul Dudley White:
1) Primer mensaje: la historia clínica está por encima de cualquier avance tecnológico: Hacia1925, Paul D. White tenía dos intereses fundamentales: la práctica de la medicina y la investigación clínica. Estaba convencido de que la información obtenida a través de la historia clínica, que empezaba con un cuidadoso interrogatorio, estaba por encima de la que facilitaba cualquier avance tecnológico. Su modesto consultorio fue testigo de las innumerables horas que dedicaba a sus pacientes (en la sede de la American Heart Association de Dallas, se exhibe permanentemente su consultorio de Boston). No hay duda de que
amaba a sus pacientes como seres humanos:
—Escuchen lo que dice el paciente: quizás sea lo más importante de su tarea—repetía a sus alumnos una y otra vez. Además de brindarle a los pacientes la posibilidad de describir su enfermedad y los síntomas en sus propias palabras, tenía la valiosa oportunidad de observar los cambios psicológicos y las características de cada personalidad. Sólo entonces comenzaba un cuidadoso y detallado examen clínico.
2) Segundo mensaje: todos los pacientes son iguales: Muchos de los pacientes que acudían a la consulta con Paul D. White eran grandes personalidades de este siglo, tanto de los Estados Unidos, como de otros países, presidentes, políticos, empresarios, artistas, escritores, representantes de la Iglesia y médicos y científicos de renombre. No obstante, la mayoría eran personas comunes.
El doctor Royal Schaff, que había sido su alumno, veía cómo White le brindaba el mejor tratamiento a todos por igual, desde el Presidente de los Estados Unidos hasta la pobre mujer que llegaba a la clínica. Todos eran bien recibidos. Trataba a los pacientes como personas, no como reyes ni como mendigos, sino con un sentimiento humanitario que, sin duda, provenía de su corazón.

3) Tercer mensaje: el trabajo en equipo

En estos tiempos de marcado individualismo este es otro legado importante que se proyecta más allá de la medicina. El doctor Ernest Craige, uno de los médicos entrenados por White señalaba: Siempre admiré la preocupación que tenía por cada miembro del equipo de profesionales así como por los demás empleados: los mucamos, los dietistas, etc. Nunca dejaba de decir hermosas palabras a las enfermeras que trabajaban con él y las alentaba a realizar continuos esfuerzos en beneficio de los pacientes. El doctor Gardner Middlebrook, que trabajaba como interno en el MGH, contaba que la mañana de Navidad de 1944, cuando Estados Unidos estaba en medio de la Segunda Guerra Mundial, White apareció en el hospital con un ramo de rosas en los brazos, comenzó a repartir saludos navideños y flores a las enfermeras. Después recorrió lentamente las salas y entregó una rosa a cada uno de los pacientes con palabras amables. Sólo un gran hombre con un alma privilegiada era capaz de hacer eso.
4) Cuarto mensaje: respeto por los colegas, especialmente por el médico de cabecera: Durante toda su vida mantuvo muy buenas relaciones con los demás médicos. Su crítica era siempre constructiva. Como consecuencia de su experiencia y conocimiento sus colegas lo consultaban con frecuencia. El doctor Ernest Craige describió claramente la relación de White con los médicos que enviaban a los pacientes a la consulta: "Solía ocurrir que el caso no había sido interpretado en forma correcta o que, al menos, se habían indicado alteraciones drásticas en el programa de atención. En su conversación con el colega, White evitaba censurar lo que se había hecho con anterioridad. Iba guiando el análisis del caso con tal habilidad que al final era el propio médico el que proponía el curso correcto que había que seguir. Entonces, White manifestaba con entusiasmo que estaba de acuerdo con las conclusiones a las que el médico había llegado. El médico de cabecera siempre aprendía algo con la consulta y quedaba agradecido por la manera en que se había manejado la situación.
5) Quinto mensaje: honorarios modestos: White siempre cobraba honorarios módicos. En sus registros se puede ver que, por ejemplo, el 6 de diciembre de 1943, los precios de la consulta variaban entre 15 y 35 dólares —sólo una vez cobró 50 dólares—. El 6 de diciembre de 1963 —veinte años más tarde— variaban entre 5 y 25 dólares. Eran tan bajos que algunos de sus jóvenes colaboradores se disgustaban. A los pacientes que tenían gran capacidad económica en general les sugería que realizaran donaciones para una causa médica importante.
6) Sexto mensaje: docencia e investigación clínicas: La vida de Paul D. White siempre estuvo ligada a sus pacientes. La práctica de la medicina constituía un prerequisito para su tarea de enseñanza y de investigación clínica. Sus obligaciones con la facultad de medicina de Harvard en las carrera de grado y posgrado le daban la oportunidad de aplicar los conocimientos adquiridos en su extensa práctica clínica.
Enseñaba con la misma dedicación tanto al pie de la cama del paciente como en la sala de conferencia en el subsuelo del Edificio Bulfinch del MGH. Al principio, solamente asistían a sus clases médicos recién graduados de los Estados Unidos. Pero, a medida que fue creciendo su prestigio, comenzaron a llegar a Boston innumerables médicos de todas partes del mundo. Parte de su actividad docente comprendía la gran cantidad de conferencias que dio en Estados Unidos, fundamentalmente a través de la American Heart Association, además de las incontables obligaciones que tenía fuera de su país. Los libros que escribió también desempeñaron un papel significativo. El primero fue Heart Disease, publicado en 1931. El New England Journal of Medicine, una de las revistas especializadas en medicina de mayor jerarquía, comentó que, sin duda, esa era la publicación más importante con relación al conocimiento de las enfermedades del corazón que había aparecido en Estados Unidos en esas dos últimas décadas.
También dedicó gran cantidad de tiempo a la educación del público en general e incesantemente pedía apoyo para la causa de la American Heart Association a favor de la prevención de las enfermedades cardíacas. Era muy solicitado como conferencista.
7) Séptimo mensaje: la prevención: Sin duda alguna, la contribución más importante de Paul D. White para la humanidad fueron sus recomendaciones para llevar una vida sana. El componente central de su filosofía fue el énfasis en el valor de la actividad física continua. En 1927 ya hablaba de sus beneficios:
"Caminar es quizás el mejor ejercicio porque cualquiera puede hacerlo y se puede graduar con facilidad, desde las distancias cortas realizadas en forma liviana, hasta las distancias largas que requieren mayor esfuerzo." En un artículo que apareció en Hygeia en 1927, mencionó las ventajas del ciclismo, que fue uno de sus ejercicios favoritos. Inauguró innumerable cantidad de sendas para bicicletas, inclusive una de las primeras de la ciudad de Chicago. Además insistía en el uso de las escaleras en lugar de los ascensores. En este sentido hay innumerables anécdotas. Por ejemplo, poco después de que el presidente Eisenhower sufriera un infarto, White tuvo que hablar en el Club de Prensa Nacional de Washington. El club estaba en el piso 13 del Edificio de Prensa Nacional. Griffing Bancroft, quien en ese momento era miembro del consejo directivo del club, contó: "...algunos miembros del Club recibían a los visitantes en el hall del edificio y tenían preparado un ascensor para subir al salón de conferencias.
"Así lo esperaban al doctor White y uno de los acompañantes hizo la observación de lo agradable que era tener un ascensor que estuviera listo para ellos. El doctor White echó un vistazo a la escalera y dijo: "—¿Y por qué no subimos a pie?
"Subió los trece pisos a zancadas mientras los demás lo seguían a duras penas y llegó al salón sin mostrar pizca de cansancio. Nuestros colegas se desplomaron en las sillas."
Su preferencia por caminar o utilizar la bicicleta en lugar del auto y las escaleras en lugar del ascensor, se convirtió en leyenda. También hacía hincapié en el valor del ejercicio como un antídoto para la ansiedad y el estrés emocional.
Si tenemos en cuenta que en su modelo de vida sana incluía el control de la hipertensión y la obesidad, la oposición al tabaquismo, y el uso moderado del alcohol, entenderemos que fue un pionero en el fomento de la prevención y la rehabilitación de los pacientes con enfermedades del corazón.
8) Octavo mensaje: el humanitarismo: Durante el Segundo Congreso Mundial de Cardiología (Washington DC, 1954), Sir John Parkinson tuvo que dar la Laubry Lecture —con el título "Liderazgo en Cardiología"— y definió a White como un "embajador de buena voluntad y esperanza para los cardiólogos de todo el mundo". Realizó innumerables viajes a distintos países con el pretexto de dar conferencias y enseñar. Sin embargo, el motivo real era promover la amistad y la comprensión entre los científicos de todas las partes del mundo y contribuir a mejorar el clima para lograr un progreso global en medicina y, al mismo tiempo, el mantenimiento de la paz en el mundo. En la sesión inaugural del Primer Congreso Mundial de Cardiología, llevado a cabo en París en 1950, expresó:
"Nosotros, los 'médecins du coeur', también queremos realizar el milagro de curar los grandes problemas del mundo de nuestros días a través de un vínculo universal de hermandad espiritual y medicina con el corazón."
Como consecuencia, Paul D. White realizó seis viajes a Rusia entre el año 1961 y 1966. En 1964, participó de la Cuarta Conferencia de Dartmouth en Leningrado. En su charla, hizo una revisión de su propia experiencia en medicina preventiva y terminó con una cita de Sir William Osler de un discurso en Montreal en 1902:
"Hay necesidad, hay mucha necesidad de sentir un orgullo sano por la tierra y el origen. Lo que critico es ese maldito espíritu de intolerancia, concebido en la desconfianza y criado por la ignorancia, que hace que nuestra actitud mental sea eternamente antagonista, incluso amargamente antagonista a todo lo extranjero, que en todos los lugares somete la raza a la nacionalidad, y que olvida, por ello, las exigencias superiores de una hermandad humana."
—Verdaderamente me considero ciudadano del mundo —recalcaba... y en realidad lo era. Siempre estuvo a favor de la democracia y de la libertad, aun bajo circunstancias difíciles.
9) Noveno mensaje: el desarme y la paz: Durante los años de la Guerra Fría , luchó abiertamente por la paz y fomentó una hermandad científica internacional para esta causa:
"Desde los días de la Primera Guerra Mundial, cuando pude ver por mí mismo muchas de las tragedias y casi ninguna de las así llamadas 'glorias' de la guerra, estuve interesado en la paz mundial. Más recientemente sentí una gran consternación con los horrores de la Segunda Guerra Mundial y el período posterior con sus guerras frías y conflictos por todo el mundo. Por mucho tiempo atesoré la idea de que los médicos de todas las nacionalidades, con el único interés de la salud y la felicidad de sus pacientes, reunieran no sólo a sus colegas sino a todos sus pacientes, en una cruzada conjunta en contra de la enfermedad que promoviere la amistad internacional y, como consecuencia, la paz del mundo".
A pesar de que en muchos aspectos tenía grandes diferencias con los rusos, después de una serie de visitas los científicos de esa nacionalidad comenzaron a confiar en él. En 1961, fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias Médicas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el primer estadounidense en recibir esa distinción. En julio de 1964, dijo en Leningrado:
"¿Por qué la URSS y los Estados Unidos no pueden firmar nuevos acuerdos, tal como lo hicieron en el sector de la salud y algunas de las artes y de las ciencias, —con cierto éxito, aunque a veces fueron escasos y tardaron en concretarse— contra otros enemigos comunes que existen en el mundo y que pueden conducir a la guerra como son el hambre, la pobreza, la ignorancia, y la infelicidad, sin imponer nuestra ayuda sobre personas que no la necesitan o no la quieren? Creo que si podemos hacer esto con el corazón abierto y desenvoltura podríamos evitarle al mundo años y años de Guerra Fría y cosas aun peores, y, si pudiera hacerse con el corazón abierto y se aceptara del mismo modo, sería realmente maravilloso."1(p257-8)
Por eso no sorprende que haya asistido al Congreso Mundial para la Paz y el Desarme General en Moscú a mediados de la década de 1960 y que haya viajado a China en 1971. Además de cumplir sus tareas como médico, Paul D. White dedicó su vida a soñar con un mundo en el que hubiera solidaridad y justicia social.
10) Décimo mensaje: el optimismo: El optimismo es el componente básico de una actitud positiva hacia la vida. En 1951, cuando Paul D. White hablaba de la importancia de este atributo para la medicina, mencionó: "Es totalmente cierto que la alegría, el optimismo, el valor y la dicha causan efectos biológicos en el organismo. Es posible contrarrestar los efectos perjudiciales del dolor, los disgustos y el enojo a través de una predisposición alegre. Sabemos que, desde el punto de vista clínico, con la aplicación de este concepto se logran claros resultados. La psicoterapia eficaz y la correcta práctica de la medicina dependen considerablemente de esta actitud optimista.

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