6/5/11

Rabindranath Tagore: el cantor de la vida y la naturaleza, el amante de la obra divina, cumple mañana 150 años de su nacimiento



Mañana 7 de mayo se cumplirán 150 años del nacimiento de Rabindranath Tagore (1861-1941), poeta, escritor y pensador hindú.

Su personalidad es un sutilísimo entretejido de nobles aspiraciones. Es el cantor de la vida y la naturaleza, el amante enamorado de la obra divina que canta sus loas a la creación y a la inteligencia, porque Tagore encuentra en todo, belleza, armonía, color, sabiduría y amor.

Desde joven demostró las bellas condiciones que adornaban su alma pura, escribiendo poesías saturadas de religiosidad y bienaventuranza.

Quiere Tagore descubrir y expresar el secreto que encierra cada cosa, ver el alma de las cosas, por sobre la extrínseca línea de la forma.

Su poesía, como su prosa, de corte religioso y filosófico, verdadero canto de amor, de esperanza, de fe y superación, son un jardín de expresiones místicas en el llano lenguaje de la comprensión. Sus trabajos fueron y son leídos por todos los amantes de la literatura universal.

Sabe el poeta ver en el niño al mensajero a través del cual se expresa la divinidad en la candidez.

Comprendiéndolo (fue maestro de niños) fundó y dirigió una escuela al aire libre, entre jardines y flores, con resultados sorprendentes.

Tagore es el poeta más celebrado de la India moderna y quizá el más admirado de toda la humanidad.

Dotado de los incalculables beneficios de una llaneza sin par, su estilo reúne todo lo bueno y todo lo bello que el alma humana quiere volcar.

Cada uno de los trabajos del eminente pensador hindú, encierra nuevos motivos para reflexionar sobre problemas de trascendencia, expuestos ellos en forma admirable.

Tagore extendió el amplio arte bengalí con multitud de poemas, historias cortas, cartas, ensayos y pinturas.

Tagore fue también un sabio y reformador cultural que modernizó el arte bengalí desafiando las severas críticas que hasta entonces lo vinculaban a unas formas clasicistas.

Dos de sus canciones son ahora los himnos nacionales de Bangladés e India: el Amar Shonar Bangla y el Jana Gana Pete Manana.

En 1913 Rabindranath Tagore fue premiado con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose así en el primer laureado no europeo en obtener este reconocimiento.


Tagore comprendió que la India, para contribuir al Humanismo Universal, debe adoptar una actitud positiva y creativa frente a todos los problemas. Según él, el principio animador de la vida es la afirmación y no la negación, pera aquélla exige a su vez que todo lo muerto sea descartado.

Nunca vaciló en criticar los elementos estériles y reaccionarios de la vida india: ni se sintió inclinado a perdonar los síntomas de debilidad que manifiesta la civilización de Occidente.

Si al principio de sus ensayos alimentó la ardiente esperanza de ver brotar del corazón de Europa los manantiales de una nueva y real civilización humana, en su último ensayo confiesa, a su pesar, haber perdido la fe en Occidente. Con toda su admiración por los occidentales, no dejó de condenar, la exagerada importancia atribuída a la riqueza material y al orgullo nacional.

No obstante, Tagore, nunca perdikó su fe en el hombre. Cuando criticaba a Mahatma Ghandi, nunca debaja de reconocer su grandeza humana. Aún cuando expresaba su desengaño para con Occidente, nunca dejaba de evocar y recordar con dignidad y gratitud a los occidentales de gran corazón que contaba entre sus amigos.

Los mismos temas aparecen siempre en sus ensayos: - La unidad del género humano.

- La fuerza activa de la verdad.

- La denuncia de toda forma de partidismo y provincialismo, del dogmatismo, los egoísmos y las mezquindades.

- El peligro de la prolijidad y de la retórica de la falta de autocrítica, de la irresponsabilidad, del encubrimiento tras las coartadas y, por encima de todo, de la imitación servil de los valores y normas ajenos.

A modo de testamento póstumo dejamos estas reflexiones de su último ensayo, escrito en plena 2da. guerra mundial:

"Aún así, no cometeré el grave pecado de perder mi fe en el hombre, aceptando como definitiva la presente derrota. Miraré hacia el futuro con la esperanza de un renacer histórico cuando haya pasado este cataclismo y el cielo quede limpio de pasiones. Puede que un amanecer nuevo aparezca por el horizonte, viniendo del este, por donde sale el Sol; y entonces el hombre volverá a recorrer invicto, desafiando todos los obstáculos, el camino de la reconquista de su herencia perdida".

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