31/8/14

Trastornos de la afectividad o del estado de ánimo y de las emociones

Trastornos de la afectividad y de las emociones: 
 
             

La palabra “afecto” viene del latín (participio del verbo “afficere”) y significa “afectar” o “algo que está actuando”. El afecto es un estado que afecta el organismo y la mente del individuo, que puede ser agradable o desagradable, activar o dejar apagado. El término afecto hace más referencia al sentir interior y menos a la influencia de factores externos, es decir que se refiere al estado de ánimo interno del individuo en un específico momento. El concepto de afecto está estrechamente relacionado con el de emoción: una reacción afectiva intensa a un estímulo.
La emoción es una reacción afectiva intensa, un impulso a actuar, una condición psicológica y biológica de  respuesta a ciertos estímulos internos o externos al organismo. Siegel (1999, p.123) describe la  respuesta emocional de esta manera: “el cerebro y otros sistemas del  organismo, en respuesta a ciertos estímulos, entran en un estado de  vigilancia que determina una respuesta de orientación inicial. Esta  reacción activa mecanismos cognitivos que no requieren una evaluación  consciente de agrado o desagrado por parte del individuo; en algunos  microsegundos, el cerebro procesa la información recibida desde el  interior y el exterior, a través de la activación de determinados  circuitos neuronales y la inhibición de otros. Estos procesos permiten  evaluar si un estímulo es positivo o negativo, activando así una  respuesta de aproximación o escape. Los circuitos activados a partir de  esta primera evaluación bueno/malo llevan el individuo a una ulterior  elaboración de los flujos de energía, así que la respuesta inicial de  orientación de la atención se convierte en acción“. En la misma  dirección Greenspan (1997) define la cognición como la capacidad de  crear conexiones o “puentes” entre un sentimiento y su representación  mental, a través de un mecanismo de “doble codificación” de la realidad  externa, en la que cada información sensorial activa una emoción  correspondiente.
Desde la hipótesis de una profunda interconexión entre procesos emocionales y cognitivos nace la “hipótesis del marcador somático” de Bechara y Damasio (2005). Según estos autores, la activación emocional asociada a una experiencia tiene efectos sobre funciones mentales complejas como la toma de decisiones y la memoria episódica. A lo largo del desarrollo individual (y del proceso de aprendizaje asociado) determinados estados somáticos se asocian a clases específicas de estímulos. De esta manera, frente a situaciones puntuales, el cuerpo entrega una señal en razón de sus experiencias anteriores. Resulta entonces que el procesamiento cognitivo está influido por un funcionamiento previo de tipo bio-regulado que, a nivel consciente o inconsciente, influye en las decisiones del individuo y en sus respuestas al ambiente. Esta influencia se daría en dos tiempos. Primero, se asocian las respuestas somáticas con las emociones primarias (Ira, asco, miedo, alegría, tristeza, sorpresa) para luego, mediante el aprendizaje social, asociarse a emociones secundarias más complejas. Esto permitiría un amplio rango de asociación y una variada gama de estados somáticos, para la gran variedad de estímulos a los que el individuo puede enfrentarse.
La emoción es entonces una disposición a la acción asociada a un estado fisiológico transitorio. Las emociones, experimentadas por el individuo en diferentes situaciones a lo largo de la vida, tienden a configurarse según patrones típicos, confluyendo en la organización de la personalidad. Así que un patrón emocional tiende a ser relativamente estable en el tiempo, en respuesta a un tipo específico de estímulos, constituyendo un rasgo emocional del individuo.




Trastornos de la afectividad o del estado de ánimoLa afectividad o estado de ánimo es el tono emocional de base al individuo que puede deslizarse a lo largo de dos continuum:
1. Hacia un polo positivo o negativo: desde sentimientos de extremo bienestar psíquico (felicidad y placer) hasta sentimientos de profundo sufrimiento (desplacer, tristeza y aflicción).
2. Hacia una alta o baja activación emocional (arousal): desde una altísima activación interna hacia una muy baja activación emocional.
En condiciones normales se verifican continuos movimientos e integraciones de la afectividad a lo largo de dichos continuum. En caso de patología del estado de ánimo, se pueden establecer condiciones de desequilibrio hacia los extremos, que perduran durante tiempos prolongados.
Por un lado el tono afectivo normal se define eutimia (ni alta ni baja activación emocional) mientras que los trastornos del estado de ánimo (o de la afectividad) se pueden dividir en cuantitativos y cualitativos. En los trastornos cuantitativos se manifiesta un aumento o disminución del tono emocional. En los trastornos cualitativos se manifiesta una alteración de la calidad general del tono emocional del individuo.

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