24/4/12

Edward Jenner y la historia de la vacunación


La viruela era una enfermedad terrible por la cual una persona en apariencia normal se ponía de pronto gravemente enferma, desarrollaba fiebre alta, dolor de cabeza, dolores en la espalda, quizá vómitos y cuadros delirantes. Luego de tres o cuatro días, aparecían las temibles manchas rojas en la piel (máculas), que pocos días después se transformaban en vesículas llenas de pus. La mayor parte de estas lesiones se producían en la cara (incluso en los ojos) y si el paciente sobrevivía se formaban costras que se desprendían durante las semanas siguientes, dejando profundas cicatrices que acompañarían para siempre a los infortunados enfermos.
Entre un 20 y un 40% de los afectados por viruela fallecían durante el período de estado y las secuelas eran tales que entre los siglos XVII y XVIII un tercio de toda la población de Londres llevaban las horribles cicatrices de la viruela y dos tercios de las personas ciegas de Londres eran por consecuencia de esta enfermedad que atacaba a los ojos.

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