25/9/11

Nishida Kitaro: el filósofo japonés más influente del siglo XX



Kitaro Nishida está considerado como el filósofo japonés más importante e influyente del siglo XX. Nacido en Unote en 1870, comenzó a estudiar Filosofía occidental en 1891, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Imperial de Tokio. Se licencia en 1894 con un estudio sobre Hume. Su dominio del alemán le permite acercarse también a las obras de Eckhart, Kant, Fichte, Schopenhauer entre otros pensadores alemanes. Su cultura filosófica y general es inmensa, a pesar de que no salió nunca de Japón.

A partir de 1897 se ejercita intensivamente en la meditación zen, pero esta vía de conocimiento y “estudio” acaba decepcionándolo y retorna a la Filosofía.

En 1910 obtiene la plaza de profesor asistente de Ética en la Universidad Imperial de Kyoto.

ESTUDIO SOBRE EL BIEN: En 1911 resulta generalmente leída y celebrada su primera obra Estudio sobre el Bien. En 1913 pasa a ser profesor de Filosofía de la Religión y en 1914 de Historia de la Filosofía de la sobredicha universidad.

En torno suyo se reúne un grupo de discípulos y profesores que dan lugar a la Escuela Filosófica de Kyoto, de la que se considera fundador a Nishida, sin él mismo habérselo propuesto. En 1928, con 58 años, se jubila como profesor. Muere el 7 de junio de 1945.

REFUNDAMENTACION DE LA FILOSOFIA:
El afán típicamente filosófico de Nishida, se concentra en la re-fundamentación de la Filosofía: se trata, una vez más, de buscar un fundamento nuevo, un nuevo principio primero para ella.

Los filósofos en la Edad Moderna han solido partir de la dicotomía sujeto-objeto: así, por ejemplo, para Kant- filósofo que junto a sus continuadores, los neokantianos, ejercerán una gran influencia en Nishida -, el conocimiento de la realidad y, con ello, la realidad misma, es el resultado de una síntesis sujeto-objeto de la que surge el mundo fenoménico, que es el mundo objetivo realmente existente. Para Nishida, sin embargo, estas diferenciaciones objeto-sujeto, fenómeno, realidad, existencia, etc, son secundarias, presuponen algo anterior, algo previo más fundamental, el antes mismo, absoluto, del que surge toda diferenciación:esto es justamente lo que quiere “pensar” o “reprensar” Nishida.
En este afán se dejan sentir también los años de prácticas de meditación zen: meditación que pretende ir más allá de la lógica y de su principio de contradicción, buscando lo previo a la lógica y a sus diferenciaciones, lo anterior al discurso racional e incluso a la misma razón, una experiencia primigenia, que es la verdadera raíz primera, el verdadero ultimísimo fundamento que, precisamente por ser anterior incluso a la razón, resulta inefable, indecible:

“Mi pensamiento no parte, desde el Estudio sobre el Bien, ni del objeto ni del sujeto, sino que comienza allí donde sujeto y objeto no se han separado aún (…) .

La cuestión sigue siendo cómo puede captarse filosóficamente este concreto e inmediato punto de partida”(Kitaro Nishida).
Esto es así dado que toda verbalización, todo pensamiento presupone las diferenciaciones ya realizadas y, sin embargo, lo que quiere pensarse es lo anterior, esa “dimensión” primigenia.

En sus diversos intentos por pensar lo impensable e indecible, este “antes previo” incluso al tiempo va recibiendo diferentes nombres: “experiencia pura”, “voluntad absoluta”, “lugar de la vivencia”:
La voluntad absoluta le sirve a Nishida de penúltimo lugar de partida. Schopenhauer – filósofo que Nishida leyó tempranamente- había pretendido ir con su voluntad ciega radical más allá de Kant, que se había quedado en la cosa en sí como límite infranqueable del conocimiento y fundamento del mundo objetivo.

Schopenhauer dirá que este en sí de la realidad es voluntad, voluntad absoluta, voluntad ciega que toma cuerpo y apariencia en el mundo de los fenómenos.

Nishida da un paso más allá, más hacia el fondo: admite que la voluntad absoluta es lo que actúa en la raíz de todo, pero esta vo-luntad por ciega e informe que sea, es ya una determinación, una delimitación- lo cual le resta absolutez-; además, para actuar, necesita un soporte. Este soporte es el lugar, la categoría fundamental del pensamiento de Nishida.
Otra metáfora de la que se sirve Nishida para expresar “esto” que resulta inexpresable es la de que lo que ve que no puede verse: el ojo que ve no puede verse viendo, el ojo hace posible la visión pero él mismo no puede verse en el acto de ver, sino sólo de forma reflejada y superficial, por ejemplo en un espejo. Algo así ocurre con el lugar, que es el soporte, el fundamento absoluto de cuanto hay. Este lugar tomará diversas concreciones como, por ejemplo, el lugar de la “vida fundante”, condición de todo pensamiento:” de nuestra propia vida(existencia) no nos damos cuenta gracias a la reflexión sino que, por el contrario, reflexionamos porque existimos”,pasaje que recuerda “ la filosofía de la circunstancia” de Ortega y Gasset y la “filosofía de la vida” de Husserl.
De este lugar surgen todas las determinaciones, polarizaciones, dicotomías, todos los seres. En este lugar se fusionan el ser y la nada. Es difícil no escuchar en él resonancias del ápeiron presocrático, esa informidad sin límites de la que puede surgir todo por no ser ella nada en concreto.
Confluyen, pues, en Nishida oriente y Occidente: la Filosofía occidental se ha caracterizado por pensar el ser dirigiéndose hacia el exterior, hacia las cosas, la oriental por pensar la nada, dirigiéndose hacia el interior, hacia la mente o el espíritu. En Nishida se produce el intento de una síntesis superadora sobre la que refundar la Filosofía colocándola en su lugar.

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