30/7/12

Jet Lag y Déficit de Sueño: Dos asesinos de la salud de ejecutivos y empresarios - Charles A. Czeisler


Déficit de sueño: el asesino del desempeño

Publicado en Harvard Business Review. ISSN 0717-9952, Vol. 85, Nº. 5, 2007. , págs. 64-69
Una conversación con el profesor de Harvard Medical School
Actualmente las empresas glorifican al ejecutivo con semanas laborales de 100 horas, al guerrero del camino que vive con una maleta mientras atraviesa husos horarios y al negociador que toma un vuelo nocturno para llegar a una reunión a las 8 a.m.
Para el Dr. Charles A. Czeisler, Professor of Sleep Medicine en Harvard Medical School, esta clase de conducta corporativa es la antítesis del alto desempeño. De hecho, dice, pone en peligro tanto a los empleados como a sus empresas.

En esta entrevista, Czeisler describe cuatro funciones neurológicas que afectan la duración y la calidad del sueño, así como el desempeño individual.
Cuando esas funciones se desalinean a causa de la falta de sueño, las personas operan con un nivel de desempeño muy inferior al que tendrían si descansaran apropiadamente. Czeisler continúa con la observación de que las corporaciones tienen todo tipo de políticas para proteger a sus empleados ¿reglas contra el tabaquismo y el acoso sexual, entre otras¿ pero empuja a su gente al borde de la autodestrucción al esperar que trabajen demasiado duro, durante demasiadas horas y con muy poco tiempo para dormir.
Los efectos negativos en la cognición, dice Czeisler, pueden ser similares a los de beber demasiado alcohol: ¿Ahora sabemos que pasar 24 horas sin dormir o una semana durmiendo cuatro o cinco horas por noche produce una deficiencia que equivale a un nivel de alcohol en la sangre de 0,1%.
Nunca diríamos: ¿¡Éste es un gran trabajador! ¡Está borracho todo el tiempo!¿, pero seguimos felicitando a las personas que sacrifican horas de sueño por el trabajo¿.

Czeisler recomienda que las empresas instituyan políticas corporativas para el sueño que desincentiven el trabajo por más de 16 horas consecutivas, así como el trabajar o conducir muy tarde en la noche o después de un vuelo nocturno.
LA FALTA DE SUEÑO CRÓNICA NO SE RECUPERA CON MUCHO DESCANSO:

Dormir poco causa estrés, falta de memoria y déficits inmunológicos
Artículo publicado por Nuria Baena en El Mundo de España en octubre/2010.
Dormir poco de forma continuada o someterse habitualmente a largos periodos de vigilia causa disfunciones en el rendimiento de nuestro cerebro que perduran incluso después de muchas horas de descanso, tal y como expone un estudio publicado en la revista 'Science of Translational Medicine'.

La capacidad de mantenernos alerta o atentos es esencial para nuestra supervivencia, pero es un recurso finito, que decae progresivamente a medida que aumentan las horas que llevamos despiertos.
Sin embargo, determinar cuántas horas de sueño son necesarias para que logremos un estado de atención y rendimiento satisfactorios continúa siendo objeto de debate.

Esta cuestión adquiere una especial importancia en el día a día de algunos profesionales como médicos, enfermeros o conductores cuyos turnos de trabajo a veces no respetan el reloj biológico ni el ritmo circadiano, que se distribuye en ciclos de unas 24 horas y en los que el sueño tiene lugar durante la noche.
Algunas investigaciones han señalado que quienes 'engañan' a su cuerpo respecto al descanso son más vulnerables a la enfermedad, al estrés, a sufrir problemas de memoria y aprendizaje, a tener accidentes de tráfico, e incluso, a ganar peso.

Por si esto fuera poco se ha llegado a la conclusión de que permanecer despierto durante 24 horas puede disminuir tanto nuestras habilidades en forma similar a quienes presentan un tasa de alcohol en la sangre del 0,10%.
A la vista de estos datos un grupo de investigadores encabezados del Centro Médico Beth Israel Deaconnes, en Boston (EEUU), decidió comprobar los efectos en el rendimiento de una privación de sueño continuada y de la distorsión de los ritmos de descanso naturales.
Para ello contaron con una muestra de nueve individuos sanos cuyos ritmos de descanso y vigilia fueron controlados a lo largo de 38 días. Durante tres semanas los sujetos durmieron sólo 10 horas de cada 43, lo que equivale a 5,6 horas de sueño diarias.
A lo largo de este periodo el ritmo circadiano de los individuos, la privación aguda de sueño (en una jornada concreta), y la restricción crónica del descanso (acumulada a lo largo de los días) ejercieron su acción de forma separada. Para valorar cuál de los tres factores afectaba más a la capacidad de reacción de los sujetos y en qué momentos ejercían su acción, los participantes fueron sometidos a diferentes exámenes.
Los datos de este experimento revelan que las personas pueden desarrollar un déficit de sueño crónico, aún aparentando recuperarse totalmente de una falta de sueño aguda. Es normal que los individuos tengan episodios relativamente largos de sueño durante el fin de semana y las vacaciones, pero cortos durante los días laborales o escolares. Bajo estas condiciones, los sujetos que sufren restricciones crónicas de sueño pueden tener una falsa sensación de recuperación de su déficit de sueño previo como resultado de rendir bien durante las primeras horas del día tras un periodo de sueño normal", explican los autores.
A la vista de estas conclusiones, los resultados de la investigación son de especial importancia para quienes trabajan en turnos muy largos, sobre todo si no respetan los ritmos circadianos, ya que estas personas pueden no ser conscientes de su vulnerabilidad y de que están acumulando un déficit de sueño crónico, por lo que corren el riesgo de quedarse dormidas de repente en medio de la noche.

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