MEDITACIÓN Y APRENDIZAJE EDUARD PUNSET 20-12-2009
La neurociencia ha demostrado que el cerebro es maleable. Mediante el aprendizaje, podemos transformarlo para, por ejemplo, poder andar en bicicleta o hablar más de un idioma.
En este programa de Redes veremos que podemos aprender también a ser más felices, más responsables y cooperativos.
La educación ha de dar un vuelco e incorporar nuevas técnicas, como las de la meditación, para formar a mejores ciudadanos.
“La facultad de traer voluntariamente de vuelta una y otra vez la atención dispersa es el origen del juicio, el carácter y la voluntad”. William James
Los niños tienen cada vez más cosas que aprender, más plataformas para interactuar con el mundo, más estímulos que procesar y así no es de extrañar que les cueste cada vez más centrarse y focalizar la atención, tomar decisiones teniendo en cuenta a los demás y a si mismos.
Los niños deben aprender también a aprender y, para ello, se requiere una cierta capacidad de autorregulación, es decir, ser conscientes de su atención y de sus emociones.
Si la neurociencia nos está demostrando lo maleable que es el cerebro, en especial en los primeros años, transformemos la educación para producir personas con cerebros más felices, más responsables y más cooperativos.
Eduard – Yo creo que mi audiencia va a coincidir conmigo en que, en este mundo globalizado, necesitamos un nuevo sistema educativo que fabrique no sólo trabajadores, sino ciudadanos.
Y de ahí, que sabe tanto en estos momentos de la necesidad de destilar empatía y compasión en los ciudadanos del siglo XXI.
Aquí en Washington, es donde se estás profundizando en estos momentos de esta reforma educativa, y se está haciendo gracias a que han confluido dos corrientes del pensamiento imparables: la una, la milenaria la contemplativa, ejemplificado por el Dalai Lama y la otra la de la ciencia occidental. Cuentan que los científicos han descubierto que, por primera vez, el impacto de la meditación, de las técnicas contemplativas, sobre el estado, sobre la esencia, sobre la conciencia de un niño, de un joven o de un adulto, no sabemos todavía en qué medida le afecta pero, sí conocemos ya que le afecta. Y, en la reunión de Washington, lo que estamos viendo es, en qué medida podemos aprovechar el impacto de las técnicas contemplativas en lo que es la ciencia educativa, ni más ni menos.
Eduard – Ahora que se celebra en Washington este Congreso increíble, esta conferencia llamada “Educando a los ciudadanos del mundo para el siglo XXI”
¿Hay alguna primicia en relación con tu trabajo el de Daniel Goleman y los demás expertos?
¿Cuáles son las novedades respecto al sistema de educación social y emocional?
¿Qué es lo que podemos esperar de esta conferencia que sea realmente nuevo en el aprendizaje social y emocional?
Linda Lantieri – Experta en aprendizaje social y emocional
L. Lantieri – Se trata de una conferencia histórica, puesto que en ella se reúnen los neurocientíficos y los contemplativos, los que han realizado mucho trabajo interior con la comunidad educativa. Y cada grupo puede aportar información nueva para que aprendamos los unos de los otros, es lo que esperamos que suceda en la conferencia.
En cuanto a tu pregunta sobre:
“Qué novedades hay en el aprendizaje social y emociona”, cabe decir ante todo, que este trabajo con prácticas contemplativas para enseñarles a los profesores y a los jóvenes a entrenar la mente y controlar las emociones, no es algo nuevo para la educación social y emocional, pero, formar a las personas para que lo hagan intencionadamente sí que es nuevo.
Eduard – Eso es nuevo.
L. Lantieri – Y lo apasionante es que, muchos de los que empezamos a realizar este tipo de trabajo con los niños, tenemos la sensación de que puede acelerar su capacidad de ser más afectuosos y compasivos.
Eduard – ¿Se ha podido evaluar lo poco que se ha realizado en la aplicación del pensamiento contemplativo a la educación de los niños?
L. Lantieri – Justo ahora empezamos a hacerlo. En primer lugar, hay que decir que en el ámbito de las prácticas contemplativas y de sus beneficios potenciales, la mayor parte del trabajo hasta la fecha, se ha llevado a cabo con adultos. Sin embargo, algunos de nosotros hemos realizado pequeños estudios, como el trabajo en la ciudad de Nueva York por ejemplo, tras el once de septiembre de 2001.
Me pidieron que ayudara a las escuelas de la zona cero a recuperarse y fue una tarea enorme. Me percaté de que necesitaban mucho trabajo interior para empezar, por eso, empecé a abrirme a la idea de que, tal vez, necesitamos añadirle algo al aprendizaje social y emocional que nos ayudara.
Eduard – ¿Cuándo hablas de trabajo interior a qué te refieres: a mirar en nuestro interior, a contemplar nuestros intestinos?
L. Lantieri – No exactamente. Entre los componentes de la inteligencia emocional están la conciencia de uno mismo y también el control de las emociones, la relación con los demás y la capacidad de tomar buenas decisiones, todo esto ya está incluido. A lo que me refiero es a ayudar a las personas para que entrenen voluntariamente la mente, ya sea, mediante algo como la meditación o bien a través de lo que denominamos el rincón de la paz en las aulas, un sitio al que los niños puedan ir para estar en calma, apaciguar la mente y empezar a centrar la atención.
En una sociedad híper estimulada enfocar la atención es cada vez más problemático. Los trastornos del déficit de atención afectan al rendimiento en clase, pero también a la percepción de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
¿Cuántas veces habremos oído tienes que estar más atento, pero cómo se hace?
En cualquier técnica de meditación se trabaja con la atención, siéntate cómodo pero no demasiado para no dormirte, mantener la espalda recta te ayudará y simplemente respira, lleva toda tu atención a tu respiración sintiendo como cuando entra el aire está frío y cuando sale es más caliente.
Cuando uno pone toda su atención en sentir su cuerpo y respiración sin entrar a discutir mentalmente lo que siente, sino sencillamente sintiendo, la mente se acalla por si misma.
El estado de quietud que se persigue es el de vigilancia atenta pero relajada, sin esfuerzo, muchos lo describen como ese momento cercano al sueño, cuando el cuerpo está relajado y no existe diálogo pueden ser sólo unos segundos pero entonces la mente está en calma.
La calma mental es sinónimo de salud mental.
Los beneficios más inmediatos de practicar meditación son: la capacidad de tranquilizarnos, un descenso del estrés, el desarrollo de la atención, la percepción del detalle y también de la memoria. Eduard – ¿Y de cara al futuro en qué estáis pensando?
L. Lantieri – Creo que lo importante es que ahora sabemos que el cerebro tiene mucha, mucha plasticidad y estamos aprendiendo que nuestras experiencias lo moldean.
Eduard – Es verdad
L. Lantieri – Así que nos plantemos lo siguiente:
¿Qué pasa con las experiencias para calmar la mente y centrar la atención?
¿Qué sucedería si lo cultiváramos en los niños?
Si aumentáramos la repetición de esa experiencia en sus vidas, mediante la práctica regular, por ejemplo.
¿Acaso cambiaría su manera de aprender, su manera de dominar las emociones, durante el resto de su día a día?
Déjame explicarte brevemente un pequeño estudio que ya hemos realizado en Nueva York, a través del programa.
El estudio contó con la participación de unos ochocientas cincuenta u cinco estudiantes de hasta once años, y fue un estudio aleatorizado y controlado con un grupo de tratamiento y un grupo de control, así como cincuenta y siete profesores.
Lo primero que descubrimos es que se produjeron cambios significativos en los profesores, acabaron menos estresados.
Los profesores que están menos estresados son más felices, más conscientes de los niños y de sus necesidades.
¿Qué descubrimos con los estudiantes?
Pues dos cosas: por un lado una disminución de los niveles de frustración, y por otro, un aumento de una sensación, que en este estudio llamamos autonomía.
Es decir, los niños sentían que tenían voz en la clase, que el aula era una comunidad de aprendizaje democrática, donde su opinión contaba y se les escuchaba. Ambas cosas, la menor frustración y la mayor autonomía, sin duda, aumentan las posibilidades de que nuestros niños aprendan en general, tanto si educamos el corazón como la mente
RICHARD DAVIDSON Y LA NEUROPLASTICIDAD:
Director de los laboratorios Neurociencia afectiva y de comportamiento en la Universidad de Wisconsin-Madison. Richard Davidson, neuropsicólogo, busca el origen neurológico de los desórdenes emocionales en niños y en adultos.
Davidson es un gran conocedor de la plasticidad cerebral.
Su gran equipo de investigación utiliza las más modernas técnicas de observación del cerebro, así como la fisiología, para descubrir cómo afecta nuestro entorno al estado emocional, como regulamos las emociones a lo largo de la vida y como interactúan mente y cuerpo para afrontar los retos emocionales.
Sus diálogos con el Dalai Lama enriquecieron el debate y, mostraron al público lo mucho que en neurociencia y en meditación contemplativa pueden enseñarse mutuamente.
Richard – Desde la perspectiva de la ciencia occidental, en especial de la neurociencia y de la psicología, la atención, la regulación emocional y el aprendizaje, son lo que podríamos entender como las dianas de la práctica contemplativa.
Son los procesos de la mente que pueden transformarse gracias a la práctica.
La neuroplasticidad, sencillamente, significa que el cerebro puede modificarse como respuesta a la experiencia y como respuesta al entrenamiento, tanto si es nuestra intención como si no, nuestro cerebro siempre se ve influenciado por los que están a nuestro alrededor, por nuestro ambiente, nuestra cultura, nuestro contexto.
Creo que uno de los mensajes de este Congreso es que podemos ser responsables de nuestro propio cerebro y, crear el tipo de condiciones y el ambiente que sustenten el desarrollo de cerebros sanos en nuestros hijos.
Existen investigaciones que indican que una atención inestable, una atención que oscila y una regulación emocional pobre son ambas cualidades que interfieren en el aprendizaje. Así que, por ejemplo, si un niño de enseñanza media, entre horas de clase, tiene una discusión con sus compañeros en el pasillo, esa discusión le enfada y, entonces, va y pasa a la clase siguiente unos minutos más tarde. Si sus emociones aun continúan presentes, las emociones negativas interferirán en la capacidad de aprendizaje durante su siguiente clase.
Tenemos buenas evidencias científicas que indican que ciertos tipos de emociones, en particular las emociones negativas, pueden interferir en nuestra capacidad de conservar información en la mente y producir un impacto negativo en nuestro aprendizaje.
Dala Lama – Cuándo utilizas la palabra negativo ¿en qué sentido lo haces?
Richard – El significado que le doy aquí es… Creo que Su Santidad ha utilizado emociones destructivas lo que incluiría la ira pero, lo más importante, en la forma en que lo utilizo aquí, es que éstas son emociones que persisten mas alla del punto en que podrían resultar útiles.
De modo que, realmente, esta es la idea que está tras la regulación emocional, la extensión en que la emoción persiste más allá del punto en que podría ser útil, entonces, interfiere con la capacidad del niño para aprender.
Dalai Lama – Algunas veces la ira es necesaria, en ese sentido está la ira motivada por la compasión, esa ira es positiva, de ese modo.
Richard – En respuesta a una situación especial a veces es necesario enfadarse.
Dalai Lama – Aunque necesaria y sí con un propósito, más allá de eso no, más allá de eso es destructiva
Eduard – Mark Greenberg, psicólogo, Penn State’s College de Salud y Desarrollo Humanos,
Dedica sus investigaciones a comprobar la efectividad de las actividades escolares para mejorar las habilidades sociales, el aprendizaje social y emocional.
El aprendizaje cognitivo de los estudiantes, de primaria y de secundaria. Él se centra, especialmente, en la prevención de la violencia y de la delincuencia, y analiza para ello el papel del individuo, de la familia y de la comunidad, a la hora de poner en marcha programas de prevención.
Eduard – Mark, trabajas en el campo de la prevención de problemas y mi primera pregunta sería la siguiente:
¿En la educación qué es lo que intentáis prevenir, de qué intentáis protegeros?
Mark – En la investigación preventiva con niños, lo que intentamos, es evitar un conjunto de problemas comunes que pueden presentarse en los niños: la agresividad, el mal rendimiento en las aulas, la falta de atención.
Cuando alguien es agresivo no presta atención y, a menudo, no tienen muy buenos resultados en lectura o matemáticas, pero, pensamos en la prevención no solamente como una manera de prevenir un problema sino, especialmente, de reforzar el desarrollo del niño e instaurar una serie de factores protectores, por eso, nos interesa empezar con los niños de tres o cuatro años y ayudarles a calmarse cuando se alteren, incluso a conocer sus sentimientos, saber cuando están disgustados y desarrollar una sensación de autoconciencia.
Eduard – Y ¿cómo se puede ayudar a un niño a que se calme cuando está alterado?
Mark – Se puede hacer de muchas maneras pero, con los niños más pequeños, si empezamos sobre los tres o cuatro años, lo hacemos contándoles una historia sobre una pequeña tortuga.
La tortuga tiene muchísimos problemas para llevarse bien con sus amigos, tiene problemas de disciplina en clase y, a veces, se pone muy nerviosa por algo que le dice su madre o su profesor pero aprender a meterse dentro su caparazón y a respirar profundamente y calmarse.
Utilizamos la metáfora de la tortuga y cuando los niños se alteran les pedimos que respiren.
Si un alumno tiene problemas en la escuela cuando estoy allí de profesor le puedo decir al niño, que está empezando a descontrolarse, tal vez es buen momento de hacer la tortuga, esto significa que cruce los brazos y respire profundamente, y que luego me diga como se siente.
De esta manera enseñamos a los niños cosas sobre el cuerpo, sobre cómo pueden utilizarlo junto con la respiración para aprender a calmarse.
Eduard – ¿Nadie lo ha hecho antes, eh?
Mark – No se ha hecho. Hemos demostrado mediante una serie de estudios aleatorizados durante 30 años en EE.UU., Suiza, Países Bajos, y varios lugares que, cuando se les enseña a los niños estas habilidades `para calmarse y se les enseña como identificar sus sentimientos pero, también, como hablar adecuadamente sobre cómo se sienten, mejoran de un modo natural sus habilidades para relacionarse con los demás y, también, mejoran de un modo natural sus habilidades académicas, porque el niño no es más que uno, el cerebro no es más que uno, no hay un cerebro emocional y un cerebro cognitivo.
Y cuando la capacidad de prestar atención, calmarse y hablar eficazmente de los sentimientos se combina en el desarrollo de un niño todo funciona mucho mejor.
Hoy hemos vuelto al colegio para ver si se estudian las emociones y como las expresan nuestros chicos.
Profesora – A ver, si os acordáis, hace ya unos días hablamos sobre las emociones. ¿Qué son las emociones?
Las emociones son respuestas evolutivas que expresan cómo nos sentimos mental y físicamente, con relación a algo que está ocurriendo en nuestro entorno. No importa nuestra raza o cultura porque todos, sin excepción alguna, respondemos con la misma cara cuando nos enfadamos, estamos contentos, sentimos asco, tristeza, sorpresa o miedo. Nos enfadamos si somos víctimas de una agresión, por pequeña que sea, y nos culpan por ello.
Alumna – Estaba jugando con un amigo mío a basket y empezó a tirarme cosas, después, yo me enfadé mucho y le tiré la pelota, entonces, después cuando subimos a clase todo el mundo había visto como le tiraba la pelota y la mayoría me daba la culpa.
Y, a veces, nos enfadamos tanto que incluso perdemos los papeles.
Alumno – Estaba escuchando música y mi hermano no paraba de molestarme, estaba muy enfadado, me enfadé tanto que le pegué.
No podemos creer que un ser querido se muera.
Alumno – Era imposible, no me lo podía creer, era imposible, no me lo podía meter en la cabeza.
Otras nos duele el rechazo.
Alumna – Ahora mi hermano ha cambiado de instituto y está en un pueblo con mis tíos y mis primos, mi padre casi siempre lo llama y yo quiero hablar con él, y cuando me pongo yo me dice: ¿Qué quieres? Con un tono un poco despectivo y pasa de mí, yo quiero saber cómo le va pero no se deja y yo me siento rechazada, me siento muy mal.
Pero nada supera a la alegría de una nueva vida.
Alumna – Yo no estaba cuando nació, estaba de colonias, me alegró mucho. No lo conocí hasta pasados tres días y mi madre le mando la foto de mi hermano a una profesora y me alegré muchísimo.
Y una de las cosas que nos da más miedo es lo desconocido.
Alumna – Empezó como si aquello estuviera dando golpes a las puertas o a las ventanas, tuvimos mucho miedo y nos fuimos corriendo, se nos cayó toda la comida y cuando salimos no había nadie.
Y es que no lo podemos evitar llevamos un mundo entero bullendo dentro. ç
Eduard – Hablas de la enseñanza como una manera de cambiar la manera de ser de un niño, su manera de sentir sobre la agresión o la compasión. ¿Tú crees que todo esto evolucionará y que al final cambiará la sociedad por fin, para siempre?
Mark – Creo que sí. Me parece que hay una transformación que ya está en marcha.
La vemos en varios países, por ejemplo, en algunos estados de los EE.UU., Illinois por poner un caso. Todas las escuelas deben elaborar ahora un plan para el aprendizaje social y emocional de los niños, del mismo modo que tienen un plan para la lectura y tienen que hacerlo por ley.
En la Columbia británica en Canadá, el objetivo de responsabilidad social se considera al mismo nivel que el objetivo del desarrollo académico.
En Inglaterra se reserva un rato cada semana, por lo menos dos veces por semana, para el desarrollo social y emocional de los niños, como parte del plan de estudios nacionales.
Eduard – ¿Y disponemos de profesores adecuados para ello?
Mark – La siguiente pregunta es ¿cómo podemos formar a los profesores para que lo enseñen bien? No existe ni una sola universidad en el mundo, por lo menos que yo sepa, que exija que los profesores durante su formación reciban clases sobre desarrollo social y emocional, por no hablar de que muchos profesores, según lo que sabemos en EE.UU. e Inglaterra, alrededor del 50% de profesores dejan la profesión durante los primeros cinco años.
Eduard – ¿Cuántos?
Mark – Alrededor del 50%
Eduard – O sea el 50%, la mitad
Mark – La mitad de los profesores. Tenemos ahí una gran pérdida de capital social. Estamos formando a muchísimos profesores que no permanecerán en la profesión y, entre otras cosas, se debe a que es un trabajo muy difícil.
Muchos profesores se agotan emocionalmente y acaban quemándose. Creemos que uno de los motivos es que ellos mismos no aprenden muchas de las habilidades sociales y emocionales que pueden ayudar a crear el tipo de cultura en el aula que cambia a los niños, les enseñe a llevarse bien entre sí y a ser más compasivos.
Eduard – Ahora los expertos como tú nos decís que es muy importante hacer algo para impartir una clase que ayude al niño a desarrollar sus propias actitudes, sus propios puntos fuertes, su vida en realidad pero, esto no es nada fácil ¿eh?
Mark – No es tan difícil como parece. Hasta ahora lo que hacíamos con los profesores era presionarlos muchas veces, para que se centraran únicamente en lo académico, solamente en la lectura, las matemáticas y las ciencias.
En eso se han convertido en profesores de lectura, de matemáticas y de ciencias, pero la mayoría de profesores eligieron la profesión porque querían llevarse bien con los niños, les gustan los niños y quieren pasar tiempo con ellos, educarlos, prepararlos para la vida y, conforme se lo vamos permitiendo y les brindamos más habilidades para hacerlo descubren que disfrutan mucho más enseñando.
Eduard – Y que quizás puedan ayudar al niño a desarrollar su propia vocación o sus propias cualidades.
Mark – Eso es. Sí. Por ejemplo, en uno de nuestros proyectos hemos trabajado con profesores para enseñar un plan de estudio a los niños sobre emociones y autocontrol y, hemos descubierto que los profesores enseñan mejor en un estudio aleatorizado comparado con otros profesores que enseñan más eficazmente, pero también hemos visto que la conducta de los niños mejora, y no solamente mejora su conducta sino también sus habilidades cognitivas, todo esto va de la mano.
Cualquier director de escuela te hablará de los niños que los profesores mandan a su despacho y no son niños que, necesariamente, tengan un nivel bajo de inteligencia, pero sí son problemáticos, son un problema en el aula, con el tiempo estos niños se volverán más difíciles y muchos de ellos dejarán los estudios sin terminar. Sin embargo, los problemas de estos niños no son cognitivos, radican en su capacidad de hacer una cosa muy simple, porque si lo pensamos es simple, calmarse cuando están alterados, tener buenas amistades y pensar en los sentimientos y las necesidades de los demás. Conforme vamos enseñando estas habilidades descubrimos que se pueden enseñar, igual que se puede enseñar la lectura o las matemáticas, y vemos que los niños mejoran espectacularmente. En la Sala del Congreso
Mark – Hemos realizado un estudio que le quiero explicar aunque sea preliminar. Es un estudio sobre Yoga y Mindfulness (atencion plena). Fuimos a escuelas, en Baltimore, muy cerca de aquí para que nos permitieran hacer una práctica de yoga con niños de 10 y 11 años.
Cuatro de los cinco días de colegio salían del aula e iban a la cafetería o, a otra sala, y hacíamos entre 30 y 40 minutos de yoga y regresaban, en las escuelas de control seguían con las actividades normales de clase.
Durante los primeros veinte o treinta minutos, los chicos iban pasando por los distintos ejercicios de yoga estirándose y doblándose de distintos modos, con eso liberaban la energía, porque los niños pequeños son muy activos físicamente y, una vez habían hecho todos estos ejercicios les decíamos que se tumbaran en sus colchonetas, simplemente tumbados en el suelo, la postura del muerto, y en esa posición durante unos tres o cinco minutos les guiábamos a través de una meditación de atención. Un día les hacíamos fijarse simplemente en la respiración dejando que los pensamientos pasaran, otro día les hacíamos escuchar los latidos del corazón y concentrarse sólo en esa idea y otras veces hacíamos otra meditación sobre la compasión, en la que los guiábamos a sentir compasión por sus madres, sus amigos y por gentes que ni conocían.
Lo que encontramos es, que ese simple yoga diario, durante unas doce semanas redujo significativamente, según los comentarios de los niños, en los niños dos cosas, una lo que llamamos “rumiar” que es el tener constantemente el mismo pensamiento de preocupación y ansiedad, las mismas preocupaciones una y otra vez en la mente y muchos de estos chicos se encuentran expuestos en forma regular al miedo de la violencia.
Y lo segundo que comentaban es que tenían menos pensamientos intrusivos, pensamientos que no pueden controlar que llegan a su mente y la tercera cosa de la que informaban, de manera general, es que tenían una mejor habilidad para manejar sus emociones.
De modo, que el estudio fue un pequeño inicio, si lo ves como el brote de una planta que puede desarrollarse, sobre el modo de investigar estos temas, de esto no se concluye que los niños deben hacer yoga en todas las escuelas, simplemente, nos da una idea de que ahí hay un inicio prometedor y que ahora tenemos que hacer mejores estudios, con más cuidado para investigarlo, no sólo viendo lo que nos dicen los niños sino con las técnicas de Richter, observando quizás los cambios que ocurren en la actividad cerebral, como proceden a nivel académico etc.
Richard – ¿Cuál es la relación entre los pensamientos y las emociones?
Ha hablado sobre cómo utilizar el razonamiento para ayudar a cultivar cualidades como la compasión.
Hemos aprendido lo importante que es la memorización en la tradición budista y en la educación monástica, y estaría muy interesado en escuchar sus comentarios sobre cómo la habilidad de razonar, que se cultiva a través de la memorización, podría también afectar al desarrollo de cualidades emocionales positivas.
¿Cómo está esto conectado?
¿Existe una conexión entre un tipo de entrenamiento cognitivo como es la memorización y el desarrollo de cualidades emocionales positivas, tales como la compasión?
Un participante – En términos generales cultivar la capacidad de pensar, ya sea a través del razonamiento u otra cosa, para que nos ayude o no a acrecentar el potencial de nuestra compasión, o bien, de potencialidades negativas como la ira no es una garantía.
Dalai Lama – La memorización no.
Sin embargo, por supuesto, esta investigación sobre cómo pensamos, proporciona un claro entendimiento o conciencia sobre el valor o su destructividad, esta emoción es destructiva, esta emoción es beneficiosa. Algunas emociones, temporalmente, son beneficiosas, pero a largo plazo son dañinas.
Algunas son temporalmente dolorosas, pero a largo plazo beneficiosas, por tanto, esta es la auténtica investigación.
Una vez desarrollas la convicción de que una emoción es muy beneficiosa, muy buena, tanto a corto plazo como a largo plazo, entonces, tu interés se desarrolla, tu entusiasmo se desarrolla y haces un esfuerzo.
De esa forma, como he mencionado esta mañana, hay cierto tipo de compasión que sólo se desarrolla a través del razonamiento. Así que aquí (señalando al cerebro) la parte sabia, el intelecto, la inteligencia, es de inmensa ayuda.
Eduard – El autocontrol y la meditación permiten que el cerebro respalde toda la labor del aprendizaje social y emocional del ciudadano del mundo que viene.
Yo creo que esta es la principal conclusión del evento al que hemos asistido en Washington D.C., en la capital de EE.UU.
Hemos intentado ver como este autocontrol, como este poder de análisis interior incide en las capacidades de aprendizaje de la gente.
¿Por qué? Porque la ciencia, los científicos occidentales están descubriendo que hay un cierto impacto de estas técnicas de autocontrol en las técnicas de aprendizaje.
“Usualmente subestimamos el poder de transformación de la mente.” Mattbieu Ricard http://www.rtve.es/mediateca/videos/20091220/redes-meditacion-aprendizaje/653588.shtml
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