12/12/12

Cannabis (Marihuana): Cerebro y Adolescencia - Raúl Espert


Cannabis: Cerebro y adolescencia
La investigación médica amenaza el estatus de droga blanda del que goza el cannabis y sus derivados, el hachis y la marihuana. Nuevos estudios están destapando su potencial tóxico particularmente entre un grupo de consumidores en ascenso: los adolescentes. La evidencia es cada vez más clara respecto a que fumar porros de forma habitual en esta etapa vital incrementa las probabilidades de desarrollar con los años un trastorno psicótico. A corto plazo, las consecuencias no son menos alarmantes. Se asocia a una alta tasa de fracaso escolar debido a problemas de memoria y de concentración y una mayor frecuencia de episodios depresivos y ansiedad. Las demandas de terapia por abuso de cannabis en menores se han disparado. A los centros acuden padres desesperados con un tipo de paciente desconocido hasta hace poco: niños de 13 años con problemas en el 'cole' y comportamientos agresivos.
Si se quiere evitar en el futuro una epidemia de trastornos psiquiátricos hay que retrasar la actual edad de inicio en el consumo del cannabis, que se sitúa sobre los 14 años.
La primera 'luz roja' se encendió a raíz de un estudio sueco que tras seguir a un grupo de 50.000 jóvenes durante 15 años comprobó que el riesgo de desarrollar esquizofrenia se multiplicaba por seis entre los que fumaban cannabis de forma regular a los 18 años.

Posteriormente, otros trabajos han confirmado la relación entre el uso habitual de la droga y un riesgo de dos a tres veces superior de sufrir esta grave dolencia psiquiátrica, así como otros trastornos psicóticos que se manifiestan con delirios, alucinaciones y alteraciones cognitivas y del comportamiento que interfieren con el desarrollo de una actividad normal.

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9/12/12

Diferencias entre depresión bipolar y depresión unipolar - Dr.Piero Castro Loli

Cerca del 60% de los pacientes bipolares inician su enfermedad con un episodio depresivo y en la mayoría de los casos suele ser difícil diferenciar entre depresión bipolar y unipolar, más aún si no ha habido presencia de síntomas maníacos o hipomaníacos previos.

 Es muy importante intentar determinar el tipo de depresión para, de esta manera, poder indicar el tratamiento más conveniente ya que como se sabe, el uso de antidepresivos puede terminar siendo perjudicial en pacientes con predisposición a padecer trastorno bipolar por el riesgo de hacer un viraje a manía.
Las guías del año 2009 de Práctica Clínica para la Depresión Bipolar hacen hincapié en la necesidad de diferenciar entre depresión bipolar y unipolar, especialmente cuando se trata de un primer episodio para poder instaurar el tratamiento adecuado.
Las características más frecuentes de la depresión bipolar en comparación a la depresión unipolar son:
·         Edad de inicio precoz
·         Recurrencia
·         Posparto
·         Ciclación rápida
·         Personalidad hipertímica de base (hipertimia: exacerbación del estado de ánimo)

Aproximadamente un 40% de los pacientes bipolares son diagnosticados erróneamente como unipolares con el consecuente empeoramiento de su evolución debido al tratamiento con antidepresivos y sin estabilizadores del ánimo. Teniendo en cuenta que el diagnóstico de trastorno bipolar es clínico y se basa en la entrevista con el paciente y la información aportada por los familiares, es necesario tener en cuenta algunas características que nos pueden servir de herramientas para poder confirmar o descartar que se trata de una depresión bipolar como por ejemplo la presencia de:
·         Síntomas atípicos: aumento de peso, aumento del apetito, aumento del sueño
·         Síntomas melancólicos: pérdida de placer en casi todas las actividades, despertar precoz, mejoría vespertina, culpabilidad excesiva e inapropiada
·         Síntomas mixtos: irritabilidad persistente, agitación psicomotora, inquietud, aumento del deseo sexual, ansiedad.
Evidentemente el encargado de detectar estas características es el psiquiatra pero es muy importante que los pacientes y los familiares también las conozcan para poder contribuir a aclarar el diagnóstico mediante la información brindada al especialista.
Si la depresión y la manía se escapan de las manos de quien las padece pueden tocar fondo en la mente de su víctima y enfermarlo.
El trastorno afectivo bipolar, antes conocido como psicosis maníaco-depresiva, es catalogado como una enfermedad mental dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos.
Esta se caracteriza por “un mal funcionamiento del sistema límbico, encargado de regular el estado de ánimo”, afirma el psicólogo clínico Emmett Villavicencio, del Instituto Nacional de Salud Mental.
El trastorno afectivo bipolar es un desorden en el que se presentan alteraciones químicas en los neurotransmisores, los cuales juegan un papel en la trasmisión de estímulos nerviosos.
Así lo índica, a través de un correo electrónico, el médico psiquiatra Piero Castro Loli, del Programa de Trastornos Bipolares del Hospital Clínico de Barcelona (España), quien añade que esta enfermedad cuenta con una base biológica en la que intervienen también factores psicológicos y sociales.
Se trata de “una enfermedad para la que hay una predisposición genética, pero permanece ‘dormida’ durante años y suele aparecer entre la segunda y tercera década de la vida, debido a algún factor desencadenante como, por ejemplo, consumo de tóxicos, acontecimientos vitales estresantes y, en algunos casos, sin una razón aparente”.
Fases extremas: Cuando los neurotransmisores se alteran, el paciente puede desencadenar fases depresivas o fases maníacas y, en algunos casos, fases mixtas.
Las fases depresivas,  se caracterizan por el estado de ánimo bajo, falta de energía, sentimientos de culpa, incapacidad para tomar decisiones, anhedonia (incapacidad para experimentar placer) e, incluso, ideación suicida.
Cuando este paciente está deprimido, se observa en él ansiedad, apatía, disminución de su actividad y un pobre concepto de sí mismo, comenta el psicólogo Emmett Villavicencio.
Pero, cuando el individuo atraviesa las fases maníacas, los síntomas son 180% distintos. Aquí “el paciente experimenta sentimientos de euforia, de alegría patológica, se siente ‘capaz de todo’, hay un importante aumento de la libido (hipersexualidad), desinhibición, disminución de la necesidad de sueño, se muestra mucho más conversador, más gracioso, pero en algunos casos, puede encontrarse muy irritable”.
Incluso, en esta fase el paciente puede caer en un gasto elevado de dinero, e, incluso, puede tener un aumento en la velocidad del pensamiento.
Al llegar a este punto de la enfermedad, puede contar con una presentación personal llamativa, extravagante o descuidada, plantea el psicólogo.
Atenuando el desorden
Al ser una enfermedad multifactorial,  “no existe una cura definitiva”. Pero lo que sí se tiene en la actualidad es un tratamiento capaz de controlar los síntomas y evitar las recaídas.
Los medicamentos “estabilizadores del ánimo ayudan a que estos pacientes puedan realizar sus actividades y funcionar socialmente".
Los principales tipos de medicamentos indicados son los eutimizantes (litio), antiepiléticos, (ácido valproico y otros), antipsicóticos y antidepresivos. “Aunque con estos últimos hay que tener mucha precaución porque pueden generar fases maníacas por la predisposición del paciente a los cambios anímicos”, comenta.
Además de los medicamentos es importante que el paciente reciba psicoeducación, un tratamiento psicoterapeútico orientado a que aprenda a conocer su enfermedad, permitiéndole a la víctima actuar rápidamente para evitar el aumento en la intensidad de los síntomas, indica Castro Loli.
El psicólogo Emmett Villavicencio sostiene que quien padezca de este trastorno tiene como alternativa el uso de las redes sociales.
Por ejemplo, el foro del sitio web forumclinic.org ha servido como medio de catarsis para que algunos de estos pacientes intercambien sus vivencias.

Bibliografia:
·         Judd LL, Akiskal HS, Schettler PJ, Coryell, W, Endicott J, Maser JD, Solomon DA, Leon AC, Keller MB. A prospective investigation of the natural history of the long-term weekly symptomatic status of bipolar II disorder.Arch Gen Psychiatry. 2003 Mar;60(3):261-9.
·         Ghaemi SN, Boiman EE, Goodwin FK. Diagnosing bipolar disorder and the effect of antidepressants: a naturalistic study. J Clin Psychiatry. 2000 Oct;61(10):804-8; quiz 809.
·         Nuevas guías de práctica clínica para la depresión bipolar. Euromedice, Ediciones Médicas. 2009