Esta respuesta la ha dado el Dr.Valentín Fuster en una entrevista "imperdible" que le hicieran de la Revista XL. El reportero preguntó a los Dres. Joaquín (neuropsiquiatra) y Valentín Fuster (cardiólogo), dos médicos catalanes famosos mundialmente que triunfan en EEUU hace más de 40 años. Estas dos eminencias con su enorme capacidad de trabajo, su asombroso empleo del tiempo, su amor a la medicina han alcanzado tan elevado grado de compresión y asimilación intelectual que los ha llevado a una fecunda y magistral producción en varios campos de la cultura.
El periodista preguntó en un momento de la entrevista: O sea que "la persona cardiovascular y cerebralmente saludable sería entonces aquella que: NO FUMA, QUE BEBE CON MODERACION, QUE PRACTICA ACTIVIDAD FISICA, QUE LLEVA UNA DIETA EQUILIBRADA, QUE RESPETA LOS HORARIOS Y QUE EVITA SITUACIONES DE ESTRES Y ANSIEDAD"... .. ¿Qué porcentaje aproximado de la humanidad puede vivir en estas condiciones?.
Ahí es que Valentín respondió con esa sabiduría y capacidad de síntesis que le caracteriza:
"El perfeccionismo nos ata. No podemos convertirnos en prisioneros de la perfección. Si respetamos un plan de salud al 75 por ciento, podemos sentirnos satisfechos. Yo también me como una hamburguesa de vez en cuando".
A su vez el Prof. Joaquín Fuster contestó: "Una cosa son los cánones y otra son los fieles".
ENTREVISTA A LOS DRES. VALENTIN Y JOAQUIN FUSTER
Periodista de la Revista XL: Asústenme sobre algún hábito muy extendido que, sin que lo advirtamos, está ya resultando nocivo para nuestra salud. ¿Hay algún mal ‘tapado’?
Joaquin Fuster: Pues vaya susto voy a darle: ¡leer demasiado la prensa diaria y mirar demasiada tele! Ambas venden malas noticias y se callan las buenas; además, te quitan tiempo para hacer
cosas más útiles, como son la ciencia, el deporte, el arte y la filantropía. Claro que hay que estar al tanto de lo que pasa por el mundo, pero has de elegir cuidadosamente tu periódico. Queremos información fiable y opinión equilibrada. Lo demás son paparruchas y esperpentos, los cuales sí son nocivos para la salud. Curiosamente, cuando algo va mejor en este mundo, tenemos que adivinarlo, porque el periódico y la tele hablan menos de ello.
Valentín Fuster: Sí, en nuestra sociedad abundan, además, el estrés, la ansiedad, la soledad, la mala alimentación, el tabaquismo y la vida sedentaria y todos ellos nos empujan a la enfermedad cardiaca. Otro gran problema, al que no se le está dando la atención que merece, es la contaminación.
Revista XL. ¿Hay más depresión, ansiedad, estrés y complicaciones cardiovasculares en países desarrollados que en naciones del Tercer Mundo? ¿La falta de necesidad genera más ansiedad y angustia que la falta de satisfacción?
Valentín Fuster: Yo creo que no se puede hacer claramente la distinción a las que usted se refiere; tampoco generalizar. Vivimos en un mundo muy complejo. Los seres humanos son esencialmente idénticos en todas partes. Las grandes lacras de la sociedad –ahora y antes, en un país y en el otro– son la lucha por el poder, la competitividad y la envidia. Viviríamos en una sociedad más sana y feliz si nos percatásemos de que vivimos cuatro días y que vale la pena colaborar con nuestros compañeros de vida y asumir un compromiso social.
Es importante que la sociedad tienda hacia un modelo más igualitario y que las personas con poder se integren en un equipo y escuchen a los demás. Curiosamente, la estrategia de investigación biológica dirigida a defender y promover la salud avanza mucho más rápidamente que la estrategia para establecer la paz entre los humanos.
- Joaquín Fuster: Muchas ‘necesidades’ y ‘satisfacciones’ las inventa la sociedad, y los medios se encargan de difundirlas. Factores contribuyentes no faltan como: la envidia, la percepción de injusticia, el afán de posesiones más o menos superfluas, y siempre el dinero, dinero y más dinero. Hay muy pocos millonarios verdaderamente felices (y muchos pobres idílicamente felices en sociedades primitivas, sobre todo rurales). Y en última instancia está muchas veces la quimera, repetidamente defraudada, de que el Gobierno nos resolverá los problemas y nos igualará a todos. De todo esto salen el estrés, la depresión, la ansiedad y las arterias enfermas de los países desarrollados y de las personas con buen nivel adquisitivo de las personas en países en vías de desarrollo.
Con menos medios, otros son más felices y tienen las arterias más lisas.
Mucho de eso lo trajo la revolución industrial y, con ella, el consumismo del que habla mi hermano.
Y justamente ese modelo igualitario del que hablamos no puede dictarlo ningún gobierno, sino que tiene que venir de abajo, con educación ciudadana, tolerancia y auténtica humildad, aprendiendo de nuestros errores.
Todas las crisis económicas tienen algo de positivo en este sentido la crisis que estamos viviendo ahora en España, y me atrevo a predecir que esta llevará al resurgimiento de dos virtudes sociales que hoy escasean en el mundo civilizado, (donde abunda la codicia) y esas dos virtudes son: el ahorro y la generosidad. Ambas vienen de abajo, del hogar, de la familia y de la buena escuela.
Revista XL. Las situaciones apremiantes de trabajo y las nuevas tecnologías , ¿nos llevan a vivir cada vez más aislados?. Se tienen mil ‘contactos’, pero acaso menos ‘comunicación’. ¿Cómo reaccionar ante estos nuevos hábitos?
Joaquín Fuster: Con educación, prudencia y sentido común. Vivimos tiempos interesantes y hay que sacarles jugo, sobre todo cuando el innegable progreso que hacemos nos sirve para ayudar de algún modo al prójimo. Aproveche ese progreso, siga su corriente sin hundirse en él. Deje la revolución de las masas para eso: "para las masas". Vivirá más tranquilo y quizá más sano.
Valentín Fuster: Yo creo que es importante potenciar las cuatro T:
1) Tiempo para reflexionar,
2) Talento´ (no utilizar nuestro talento nos lleva a la neurosis y a la frustración),
3) Transmitir (conceptos, sentimientos, proyectos e ideas a los demás; dar más que recibir, en definitiva) y
4) Tutoría´ (ayudar y escuchar a las generaciones que suben, que son el futuro).
Es importante incluir frutas y verduras en nuestra alimentación, sí, pero también respetar una dieta de felicidad para cuidar el alma: ser uno mismo, tener tiempo para uno mismo y para los demás, controlar nuestras vidas. Evitar el sobrepeso físico, pero también el mental.
Revista XL. La persona cardiovascular y cerebralmente saludable sería entonces aquella que: "NO FUMA, QUE BEBE CON MODERACION, QUE PRACTICA ACTIVIDAD FISICA, QUE LLEVA UNA DIETA EQUILIBRADA, QUE RESPETA LOS HORARIOS Y QUE EVITA SITUACIONES DE ESTRES Y ANSIEDAD"... .. ¿Qué porcentaje aproximado de la humanidad puede vivir en estas condiciones?
Prof. Joaquín Fuster: Quizá, cero. Una cosa son los cánones y la otra, los fieles.
Prof. Valentín Fuster: El perfeccionismo nos ata. No podemos convertirnos en prisioneros de la perfección. Si respetamos un plan de salud al 75 por ciento, podemos sentirnos satisfechos. Yo también me como una hamburguesa de vez en cuando.
Revista XL. Y así como existen los alimentos cardiosaludables, ¿hay pensamientos, ideas o hábitos neurosaludables?
Valentín Fuster: Pensamientos positivos, creativos y solidarios. Y llevarlos a la práctica, sí.
Revista XL. Un corazón y un cerebro sanos, unos hábitos saludables, ¿acaban generando biológicamente felicidad?
Joaquín Fuster: Eso, eso. Probablemente generan cierta ‘felicidad’ por secreción de ciertos neurotransmisores. Pero más sana y genuina es la felicidad de hacer lo que está en nuestro poder para la felicidad de los demás. Esto último es, en buena parte, lo que le permitió a nuestra buena madre vivir felizmente 101 años.
Y, además, en nuestra profesión es necesario cultivar una autocrítica implacable, huyendo de la adulación como del diablo. Por favor, no confunda el placer con la felicidad. El hedonismo moderno es antitético a la felicidad auténtica, como lo es al amor auténtico.
Valentín Fuster: La felicidad es dar, más que recibir. Tan simple como eso. Todas las demás felicidades son típicas de anuncios de televisión y promesas sintéticas. Ahora, el optimismo y la sensación de controlar nuestra vida tienen un impacto muy positivo en nuestra salud. También física, ya que por lo general la persona que tiene la sensación de control come mejor, encuentra tiempo para practicar ejercicio, se relaciona con los demás y tiene una autoestima más alta.
Revista XL. En la antigua Grecia, filosófo y científico eran casi sinónimos. ¿Y hoy?
J.F. Sí, sí. El investigador es un filósofo, aunque no se dé cuenta de ello. Usa la lógica, que es rama de la filosofía –sobre todo, de la aristotélica o cartesiana– para comprender la naturaleza.
V.F. El científico estudia lo tangible. La ciencia es cuantificable. Sin embargo, todo científico se plantea cuestiones no cuantificables aún y, por tanto, entran en el campo de la filosofía o la metafísica. Sin embargo, a veces los científicos caemos en el error de ignorar conceptos que no podemos cuantificar, por miedo o arrogancia. Y hay que salir de esta actitud. Por ejemplo, ¿cómo explicar o cuantificar algo tan intangible como el alma o el espíritu? Muchos pretenden hacerlo. Para un científico, hay dos actitudes ante lo desconocido: si algo no es cuantificable, «no me interesa porque soy científico». O una actitud menos arrogante, por la que yo apuesto: «De acuerdo, no lo entiendo, pero me fascina no entender y observar, simplemente». La ciencia no tiene respuestas para todo.
Revista XL. Por cierto, ¿qué decide nuestra conducta más allá de lo biológico? ¿Existe realmente la voluntad o somos marionetas de nuestros genes, de nuestra infancia, del ambiente y de lo que nuestras glándulas secretan?
Joaquín Fuster: El concepto de un centro de la voluntad en el cerebro (en el lóbulo frontal, por ejemplo) es otro mito. ¿Que si se puede reducir todo a determinantes biológicos? Pues sí, en términos probabilísticos, el resultado de la competición y reconciliación de una infinitad de exigencias afectivas, instintivas, cognitivas, etc. Pero tenga en cuenta que algunas de estas exigencias vienen de ciertas redes neuronales de la corteza que representan los principios éticos y morales, los cuales rigen, o tendrían que regir, nuestra conducta social. Estos principios son producto de la cultura y la educación, además de la ley natural. Para resumírselo: hay en el cerebro un sistema de principios sin los cuales la sociedad sería un caos de crimen, miseria y desespero. Esto último no lo dijo ningún padre de la Iglesia (aunque todos ellos, seguro, se habrían apuntado a ello), sino Benjamin Constant, nada menos que un ídolo de la izquierda que recalcó que, sin este sistema de principios, la libertad es inconcebible. Entre esos principios está la responsabilidad individual, algo que algunos, sobre todo en la izquierda, parecen haber olvidado.
Valentín Fuster: En nuestro comportamiento juega un factor no cuantificable del que ya he hablado antes: el alma (aura, si prefiere); ese misterio de las personas que nos distingue de los otros seres vivos del planeta.
XL. Pero ¿qué ocurre en nuestro cerebro para que nos nazca más espontáneamente no trabajar que hacerlo, echarnos sobre un sofá que correr seis kilómetros?
J.F. La respuesta no está en el cerebro, sino en las piernas: es la pereza, amigo, la pereza. Dejémoslo así. Aquí podría citar un montón de hormonas, pero no voy a hacerlo: el asunto es muy complejo y todavía está en las tinieblas.
V.F. Yo no generalizaría. Mi hospital está delante de Central Park y cada mañana veo a cientos de personas que prefieren correr seis kilómetros que echarse en el sofá.
Revista XL. Ya, pero si uno sabe que un alimento es perjudicial para el corazón, ¿por qué el cerebro nos empuja a consumirlo en vez de frenarnos? ¿Tan poco nos entendemos?
J.F. Porque el placer y la necesidad biológica a veces pueden más que el buen juicio. ¿Le sorprende?
Valentín Fuster: El problema es que el sentido común y el placer a veces no van al unísono.
2) Transcripción de la entrevista a Paco Mora en :