Algunas encuestas de investigación en el sector concluyen que las tasas de recuperación del cáncer, por ejemplo, no son más altas entre los pacientes que toman una actitud positiva sobre su lucha contra la enfermedad. Los estudios que demuestran lo contrario han sido pequeños y, según sus críticos, seriamente defectuosos.
Es comprensible que cualquier persona quede desconcertada. Este parece ser otro ejemplo de los duelos de información, donde los hallazgos de un estudio se contradicen, dejando al público en un estado de confusión.
Los médicos también están confundidos: decir a sus pacientes que mantengan el ánimo siempre ha sido parte de sus métodos. Hasta hace unas décadas, era un procedimiento estándar no informar a un paciente moribundo de la gravedad de su condición, lo que implica un acuerdo tácito de que oír malas noticias no es bueno para los enfermos.
Al mismo tiempo, otros médicos quieren proteger su profesión, pocos quieren cruzar la línea y apoyar la noción de que la manera en que piensas puede trabajar con tanta fuerza como la medicina real. Vamos a ver si algo de esta confusión puede ser aclarada.
El pensamiento es medicina real: Así lo demuestra el efecto placebo. Cuando se administra una píldora de azúcar en lugar de un medicamento con receta, un promedio de 30% de los pacientes muestra una respuesta positiva. Lo que causa esta respuesta no es una sustancia física sino la actividad de la conexión mente-cuerpo. Las expectativas son poderosas. Si tú piensas que te han dado un medicamento que te hará mejorar, a menudo eso es suficiente para que mejores.
Esto implica que una persona debería ser capaz de desencadenar el efecto placebo en sí misma. Sin embargo, hay una ilusión psicológica involucrada. Quita la figura de autoridad en una bata blanca que te dice que estás tomando un medicamento eficaz, y súbitamente, la píldora de azúcar es sólo una píldora de azúcar. No puedes engañarte a ti mismo cuando sabes cuál es el placebo.
Si embargo, esta no es toda la verdad. No podemos negar que la conexión cuerpo-mente es poderosa. Entonces, ¿existe un efecto placebo que no implique engañar al paciente? ¿Puedes activar tus propias defensas internas a través de tu manera de pensar?
Evitar la enfermedad y sanar en las primeras etapas
Aquellos que creen en el pensamiento positivo dicen que sí puedes activar tus defensas con el pensamiento. Yo creo que la situación es más matizada. Por el lado favorable, los estudios que desacreditan el pensamiento positivo lidian con pacientes muy enfermos luchando por recuperarse de enfermedades graves. No comentan sobre cómo el pensamiento positivo podría evitar la enfermedad o cómo podría afectar a alguien en las primeras etapas de la enfermedad.
El verdadero punto no es rescatar a un paciente moribundo sino mantener el bienestar.
¿Te hace bien el pensamiento positivo? En este momento, existen distintas opiniones, con el auge de la genética, muchos trastornos claramente tienen disparadores que se originan en nuestros genes.
En la mente del público, escuchar que el cáncer o la diabetes son actos genéticos actúa como la autoridad final. Por suerte para el campo del pensamiento positivo, esa actitud fatalista está equivocada. Los genes son dinámicos, no fijos; responden al entorno, comportamiento y actitudes de una persona. De hecho, un estudio ahora famoso en Suecia mostró que una tendencia a la diabetes puede ser fuertemente afectada por la dieta que tu bisabuelo comió. Un nuevo campo está estudiando cuánta elección tenemos a nivel genético.
Los hallazgos no son en absoluto completos, sin embargo, no hay nada malo en asumir que tu mente afecta tus genes, ya que hay abundante evidencia para apoyar esta actitud.
La medicina no ha demostrado que la positividad sea una buena prevención, pero vayamos un paso más arriba. Para mí, el problema con el pensamiento positivo es la parte pensante. Requiere esfuerzo ser positivo todo el tiempo. La mente tiene que defenderse de la negatividad, y eso es agotador y poco realista. Puedes tener éxito en calmar el aspecto que presentas al mundo, pero casi siempre hay una lucha oculta debajo de la superficie; o por lo menos hay una buena parte de negación. Ser fanáticamente positivo sigue siendo fanatismo.
La alternativa a pensar es una mente tranquila que está en paz consigo misma. Yo creo que una mente así ofrece los beneficios que no puede dar el pensamiento positivo, y mi opinión es apoyada por estudios que muestran una disminución en la presión arterial alta, el estrés y otros estados de enfermedad entre los meditadores a largo plazo.
LA MEDITACIÓN Y SU CAPACIDAD DE RECUPERAR LOS EQUILIBRIOS PERDIDOS: La meditación es una práctica espiritual, pero también es una práctica mente-cuerpo. Aquí los resultados tampoco son definitivos, en parte porque casi todos los sujetos de investigación tienden a ser los monjes budistas. Necesitamos estudios ampliados basados en sujetos occidentales, eso está claro.
El resultado es que la medicina no puede ser definitiva sobre cómo el estado de ánimo afecta a la salud. Pero si quieres mejorar el estado de bienestar antes de que los síntomas de la enfermedad aparezcan, hay mucho que ganar y ningún riesgo al tratar de alcanzar el mejor estado mental posible.
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