· Edad de inicio precoz
· Recurrencia
· Posparto
· Ciclación rápida
· Personalidad hipertímica de base (hipertimia: exacerbación del estado de ánimo)
· Síntomas melancólicos: pérdida de placer en casi todas las actividades, despertar precoz, mejoría vespertina, culpabilidad excesiva e inapropiada
· Síntomas mixtos: irritabilidad persistente, agitación psicomotora, inquietud, aumento del deseo sexual, ansiedad.
Evidentemente el encargado de detectar estas características es el psiquiatra pero es muy importante que los pacientes y los familiares también las conozcan para poder contribuir a aclarar el diagnóstico mediante la información brindada al especialista.
Si la depresión y la manía se escapan de las manos de quien las padece pueden tocar fondo en la mente de su víctima y enfermarlo.
El trastorno afectivo bipolar, antes conocido como psicosis maníaco-depresiva, es catalogado como una enfermedad mental dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos.
Esta se caracteriza por “un mal funcionamiento del sistema límbico, encargado de regular el estado de ánimo”, afirma el psicólogo clínico Emmett Villavicencio, del Instituto Nacional de Salud Mental.
El trastorno afectivo bipolar es un desorden en el que se presentan alteraciones químicas en los neurotransmisores, los cuales juegan un papel en la trasmisión de estímulos nerviosos.
Así lo índica, a través de un correo electrónico, el médico psiquiatra Piero Castro Loli, del Programa de Trastornos Bipolares del Hospital Clínico de Barcelona (España), quien añade que esta enfermedad cuenta con una base biológica en la que intervienen también factores psicológicos y sociales.
Se trata de “una enfermedad para la que hay una predisposición genética, pero permanece ‘dormida’ durante años y suele aparecer entre la segunda y tercera década de la vida, debido a algún factor desencadenante como, por ejemplo, consumo de tóxicos, acontecimientos vitales estresantes y, en algunos casos, sin una razón aparente”.
Fases extremas: Cuando los neurotransmisores se alteran, el paciente puede desencadenar fases depresivas o fases maníacas y, en algunos casos, fases mixtas.
Las fases depresivas, se caracterizan por el estado de ánimo bajo, falta de energía, sentimientos de culpa, incapacidad para tomar decisiones, anhedonia (incapacidad para experimentar placer) e, incluso, ideación suicida.
Cuando este paciente está deprimido, se observa en él ansiedad, apatía, disminución de su actividad y un pobre concepto de sí mismo, comenta el psicólogo Emmett Villavicencio.
Pero, cuando el individuo atraviesa las fases maníacas, los síntomas son 180% distintos. Aquí “el paciente experimenta sentimientos de euforia, de alegría patológica, se siente ‘capaz de todo’, hay un importante aumento de la libido (hipersexualidad), desinhibición, disminución de la necesidad de sueño, se muestra mucho más conversador, más gracioso, pero en algunos casos, puede encontrarse muy irritable”.
Incluso, en esta fase el paciente puede caer en un gasto elevado de dinero, e, incluso, puede tener un aumento en la velocidad del pensamiento.
Al llegar a este punto de la enfermedad, puede contar con una presentación personal llamativa, extravagante o descuidada, plantea el psicólogo.
Atenuando el desorden
Al ser una enfermedad multifactorial, “no existe una cura definitiva”. Pero lo que sí se tiene en la actualidad es un tratamiento capaz de controlar los síntomas y evitar las recaídas.
Los medicamentos “estabilizadores del ánimo ayudan a que estos pacientes puedan realizar sus actividades y funcionar socialmente".
Los principales tipos de medicamentos indicados son los eutimizantes (litio), antiepiléticos, (ácido valproico y otros), antipsicóticos y antidepresivos. “Aunque con estos últimos hay que tener mucha precaución porque pueden generar fases maníacas por la predisposición del paciente a los cambios anímicos”, comenta.
Además de los medicamentos es importante que el paciente reciba psicoeducación, un tratamiento psicoterapeútico orientado a que aprenda a conocer su enfermedad, permitiéndole a la víctima actuar rápidamente para evitar el aumento en la intensidad de los síntomas, indica Castro Loli.
El psicólogo Emmett Villavicencio sostiene que quien padezca de este trastorno tiene como alternativa el uso de las redes sociales.
Por ejemplo, el foro del sitio web forumclinic.org ha servido como medio de catarsis para que algunos de estos pacientes intercambien sus vivencias.
Bibliografia:· Judd LL, Akiskal HS, Schettler PJ, Coryell, W, Endicott J, Maser JD, Solomon DA, Leon AC, Keller MB. A prospective investigation of the natural history of the long-term weekly symptomatic status of bipolar II disorder.Arch Gen Psychiatry. 2003 Mar;60(3):261-9.
· Ghaemi SN, Boiman EE, Goodwin FK. Diagnosing bipolar disorder and the effect of antidepressants: a naturalistic study. J Clin Psychiatry. 2000 Oct;61(10):804-8; quiz 809.
· Nuevas guías de práctica clínica para la depresión bipolar. Euromedice, Ediciones Médicas. 2009
gracias, aquí se aclaran muchas cosas!!!
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