Sentir rechazo, aversión, inquina y sospecha ante aquellas personas que siendo mejores que tú, no profesen tu ideología.
Nunca se debe aceptar que el éxito haya sido debido a alguna de sus virtudes, sino a su capacidad para explotar, engañar y despojar.
Nunca admita que no pudo llegar a ser lo que siempre soñó debido a defectos propios como alguna debilidad o incapacidad. Siempre podrá encontrar culpables, la victimización bien manejada le dará réditos incalculables.
Nunca admita que sus resultados fallidos pueden deberse a defectos personales como la falta de voluntad,la falta de constancia, la falta de estímulos o la falta de capacidades.
Por encima de todo, no crea en la honestidad, objetividad o imparcialidad de alguien que no está de acuerdo con usted.
Cualquier persona que no está de acuerdo con nosotros es sin duda un alienado al servicio de la burguesía, “la patronal” y el "capital".
Este odio básico es el núcleo del marxismo, queda impregnado en su alma, es su fuerza motriz. Es lo que impulsa a sus seguidores. Muchos abandonan ese fanatismo con el correr de las décadas y con la llegada de la madurez, pero el resentimiento profundo enquistado en sus almas, en algún momento puede volver a aflorar,porque en el ADN del marxismo germina el odio, el resentimiento social, la envidia malsana al éxito y una insatisfacción con la vida misma que difícilmente les traiga paz, armonía, equilibrio y sosiego interior.
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