Les escribo esta carta con el fin de transmitirles un poco de mi experiencia en la vida, aspirando a que ella contribuya a vuestra formación, a vuestra manera de pensar, a vuestra manera de vivir, a vuestro equilibrio emocional, a vuestro sentido de responsabilidad para con ustedes y para con los demás, a vuestra madurez y, sobre todo, a vuestra felicidad, que deberá ser producto de vuestro ser y quehacer cotidiano.
El éxito no los constituye el hacer bien o muy bien las cosas y el obtener el reconocimiento de los demás, debido a que no depende de una opinión exterior, sino que es un estado interior. Es la armonía del alma y de sus emociones, que necesita del amor, la familia, la amistad, la autenticidad, la integridad.
El ser tan destacados como ustedes lo son, significa por un lado un privilegio, pero por otra parte entraña también muchos riesgos que pueden afectar valores muy superiores al “éxito” sea profesional, económico, social o político.
La fortaleza y el equilibrio emocional están en la vida interior y en evitar aquellos sentimientos que corroen el alma, tales como la envidia, los celos, la soberbia, la lujuria, el egoísmo, la venganza, la avaricia, la pereza... todos estos son venenos que se ingieren poco a poco, sin que muchas veces nos demos cuenta de ello.
Cada quien forja su destino y puede influir sobre la realidad. Vivan con sentimientos y emociones positivas como el amor, la amistad, la lealtad, el valor, la alegría, el buen humor, el entusiasmo, la paz, la serenidad, la paciencia, la confianza, la tolerancia, la prudencia y la responsabilidad.
Lo que más vale en la vida no cuesta y cuesta mucho: el amor, la amistad, la naturaleza y lo que sobre ella ha logrado el hombre de formas, colores, sonidos, olores que percibimos con nuestros sentidos, que solo pueden ser apreciados cuando estamos anímicamente despiertos.
Vivan sin miedos y sin culpas; los miedos son los peores sentimientos del hombre, lo debilitan, lo inhiben a la acción y lo deprimen, y las culpas son un lastre enorme en nuestro pensar, al actuar y en la vida. Hacen difícil el presente y obstruyen el futuro.
De los fracasos, aprender y los éxitos deben ser estímulos callados. Actúen siempre conforme les dicte su conciencia, pues a ésta nunca se le engaña.
No se encierren, ni arruinen su vida, vívanla con la inteligencia, el alma y los sentidos despiertos y alertas; conozcan sus manifestaciones y edúquense para apreciarla y disfrutarla.
Al final nos vamos sin nada, sólo dejamos nuestras obras, familia, amigos y, quizá, una positiva influencia, por lo que en ellos hayamos sembrado.
Con mis mejores deseos,
Disertación del Ing. Carlos Slim Helú en una Universidad de México en 1994.
simplemente maravilloso... justo lo que necesitaba... gracias infinitas y un enorme abrazo
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS POR EL MESAJE REALMENTE ME AYUDÓ MUCHO. SIEMPRE LO VOY A LEER
ResponderEliminar:)
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