8/1/10
Antioxidantes psicológicos contra el envejecimiento mental - Psic. Gustavo Ekroth
Podemos percibir nuestro entorno como un lugar triste y peligroso o podemos verlo como un espacio luminoso, pleno de desafíos.
Muchas veces sucede como si los fracasos, las desilusiones, los proyectos inconclusos o los malos momentos vividos envejecieran" nuestra forma natural de ver a las personas y el mundo.
ANTIOXIDANTES PSICOLÓGICOS:
Algunos antioxidantes psicológicos contra el "envejecimiento mental" podrían ser:
—Aprender a criticar menos a los demás y a uno mismo.
— Intentar descubrir lo positivo en uno mismo y en los demás (por cada crítica tratar de encontrar al menos tres cosas positivas).—En lugar de estar "quejándose de todo y de todos" intentar sentir gratitud por las cosas buenas y agradables de la vida.
—Perseguir al "si se puede" y escapar del "no voy a poder".
—Comprometerse más con uno mismo. Están bien los compromisos con los demás sobre todo si los queremos, pero no está mal orientarse algo más a los gustos, preferencias y necesidades personales.
—Bromear más, reírse más, buscarle el lado divertido a las realidades de la vida, sean buenas o malas.
—Disfrutar más del trabajo, poder tomarse pequeños respiros durante la jornada laboral, sin sentirse culpable.
— Aprender a decir "sí" a todo lo que nos llena de energía y vida. Puede ser dormir más horas, visitar amigos queridos, tener más contacto con la naturaleza, jugar con un niño o simplemente escuchar música de nuestro agrado.
—Aprender a decir "no" a aquello que nos cansa, aburre, o no cumple ningún fin lógico en nuestra vida. Por ejemplo, ir a reuniones sociales que no nos interesan, o ir a ver un espectáculo que no es de nuestro agrado para no "defraudar" a alguien.
—Buscar siempre que se pueda el lado luminoso de las cosas, dejar de ver y buscar catástrofes y cosas terribles en todas partes. Por ejemplo, en vez de hablar constantemente de los defectos de fulano y mengano, intentar por un momento descubrir alguna virtud en alguna persona y comentarlo.
—Obedecer menos a la tiranía del "debería" y "tendría" y prestar más atención a la voz del "me gustaría".
—Dejar de culpabilizarse por los errores del pasado. Eso ya fue y no lo podemos cambiar.
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Pues sí son realmente efectivos y además no tienen efectos secundarios.
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