El sedentarismo sólo se combate con actividad física. Parece una obviedad, pero es así. Aunque no se trata de convertirse en un atleta de alta competición, la clave está en modificar los hábitos sedentarios de vida y ocio transformandolos para así incrementar nuestro nivel diario de actividad física. Los estudios han demostrado que las personas que realizan ejercicio tienen menos probabilidades de padecer enfermedades del corazón, presión arterial alta y niveles elevados de colesterol.
El entrenamiento regular promueve un descenso de la frecuencia cardiaca (pulsaciones del corazón por minuto) en reposo y también durante el ejercicio.
Las cifras de tensión arterial disminuyen en reposo y durante el ejercicio experimentan incrementos más suaves que en sujetos no entrenados.
El tamaño y las paredes del corazón aumentan ligeramente, mejorando su capacidad de llenado y vaciamiento, por tanto, es un “corazón más eficaz”, capaz de expulsar más sangre en cada latido.
Los vasos sanguíneos que irrigan el corazón aumentan y tienen una mayor capacidad de dilatarse en ejercicio lo que ayuda a que el corazón entrenado reciba sangre “más facilmente”
“Less is more” decía un arquitecto famoso, frase que puede ser perfectamente aplicable a la práctica de actividades físicas para quienes creen que hay que matarse para obtener beneficios del ejercicio por parte de nuestro organismo. Aunque, en el caso de los adultos sedentarios que llevan mucho tiempo sin hacer ningún tipo de ejercicio, es conveniente que consulten a su médico: tan peligroso es para la salud no hacer nada de deporte como, en esa situación, lanzarse a un ejercicio exhaustivo y desmedido de forma aislada.
La experiencia demuestra que simplemente el inicio de un programa de ejercicios, planificado en base a las necesidades de cada individuo, no sólo permite una mejoría de la patología que lo origina, sino que produce un incremento de la calidad de vida ya casi desde el mismo momento de comenzar siempre que se respete el principio básico de la continuidad. En este sentido debe tenderse a lograr que un sujeto sea capaz de caminar libremente, correr a distintas velocidades, transportar cargas ligeras y tener energía extra para afrontar cualquier emergencia para ser catalogado como apto físicamente.
Todos los ciudadanos, independientemente de la edad, deben tratar de realizar COMO MÍNIMO 30 minutos de actividad física de moderada intensidad todos o casi todos los días de la semana. El beneficio que se puede ganar es proporcional a la cantidad de actividad física. Las claves de esta recomendación son tres: 1. Se puede acumular periodos de ejercicio a lo largo del día hasta llegar al menos a esos 30 minutos. 2. Basta ejercicio de moderada intensidad como caminar a buen ritmo. 3. Las personas que hacen más ejercicio obtienen más beneficios para la salud. En su libro “Hablemos del ejercicio físico” (Pearson; Alhambra) el Dr. Martín Caicoya asevera que: "el ejercicio físico protege de la enfermedad cardivascular, que es la primera causa de muerte en España. Si todos los españoles hicieramos ejercicio al menos durante media hora, entre tres y cinco veces por semana, se evitarían 200000 enfermedades coronarias y 15000 muertes por esta causa. Además de evitar en gran medida dos de los problemas que más afligen la salud de los adultos: malestar y dolor musculo-esquelético y trastornos emocionales y cognitivos.
¡¡Ejercicio moderado, corazón entrenado!!
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