23/11/12
La feminización de los machos por efecto de plaguicidas y químicos industriales con efectos disruptores endócrinos
Un gran número de sustancias químicas artificiales que se han vertido al medio ambiente, así como algunas naturales, tienen potencial para perturbar el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos.
Entre ellas se encuentran las sustancias persistentes, bioacumulativas y organohalógenas que incluyen algunos plaguicidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas) y las sustancias químicas industriales, otros productos sintéticos y algunos metales pesados.
Muchas poblaciones animales han sido afectadas ya por estas sustancias.
Entre las repercusiones figuran la disfunción tiroidea en aves y peces; la disminución de la fertilidad en aves, peces, crustáceos y mamíferos; la disminución del éxito de la incubación en aves, peces y tortugas; graves deformidades de nacimiento en aves, peces y tortugas; anormalidades metabólicas en aves, peces y mamíferos; anormalidades de comportamiento en aves; demasculinización y feminización de peces, aves y mamíferos machos; defeminización y masculinización de peces y aves hembras; y peligro para los sistemas inmunitarios en aves y mamíferos.
COMO FUNCIONAN LOS DISRUPTORES ENDOCRINOS:
Los disruptores endocrinos interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal mediante alguno de estos tres mecanismos:
1) Suplantando a las hormonas naturales.
2) Bloqueando su acción o
3) Aumentando o disminuyendo sus niveles.
La industria química prefiere pensar que, puesto que ya existen en la naturaleza tantos estrógenos naturales, como la soja, no hay por qué preocuparse por los compuestos químicos sintéticos que interfieren con las hormonas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta las diferencias que existen entre los impostores hormonales naturales y los sintéticos.
Los imitadores hormonales artificiales suponen un peligro mayor que los compuestos naturales, porque pueden persistir en el cuerpo durante años, mientras que los estrógenos vegetales se pueden eliminar en un día.
Nadie sabe todavía qué cantidades de las sustancias químicas disruptoras endocrinas son necesarias para que representen un peligro para el ser humano. Los datos indican que podrían ser muy pequeñas si la exposición tiene lugar antes del nacimiento.
EL CASO DE LAS DIOXINAS UNA PRIMERA ALARMA:
En el caso de las dioxinas, los estudios recientes han demostrado que la exposición a dosis ínfimas es peligrosa. Los seres humanos se han visto afectados por los disruptores endocrinos.
El efecto del DES (dietilestilbestrol), un agente estrogénico, fue un claro aviso.
El paradigma del cáncer es insuficiente porque las sustancias químicas pueden causar graves efectos sanitarios distintos del cáncer.
Causa gran preocupación la creciente frecuencia de anormalidades genitales en los niños, como testículos no descendidos (criptorquidia), penes sumamente pequeños e hipospadias, un defecto en el que la uretra que transporta la orina no se prolonga hasta el final del pene.
En las zonas de cultivo intensivo en la provincia de Granada, en donde se emplea el endosulfán y otros plaguicidas, se han registrado 360 casos de criptorquidias.
Algunos estudios con animales indican que la exposición a sustancias químicas hormonalmente activas en el periodo prenatal o en la edad adulta aumenta la vulnerabilidad a cánceres sensibles a hormonas, como los tumores malignos en mama, próstata, ovarios y útero.
Luego de una década de trabajo de campo, investigadores de la FBCB recolectaron y analizaron 71 anfibios con anormalidades. Son los primeros datos sobre una recopilación de este tipo de fenómenos en Latinoamérica.
Primero fue uno, al tiempo fueron dos y en una década llegaron a ser 71 los casos de ranas con patas de más o de menos, colas extras o sin oídos detectadas en Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba durante las campañas de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET.
Si bien las malformaciones en anfibios son una realidad en muchas partes del mundo -y ya fue estudiado en Estados Unidos y Europa-, en Latinoamérica apenas si se habían descripto algunos hallazgos aislados. Ahora, un grupo de investigadores de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL publica la primera sistematización de malformaciones en anfibios.
Se trata de un trabajo que analiza los tipos de anormalidades y los relaciona con los sitios en los que fueron encontrados. “Estos resultados extienden el fenómeno en un sentido geográfico y aportan una base de datos para proponer nuevas investigaciones”, recalcó Paola Peltzer, investigadora y docente de la UNL.
La mayor cantidad de casos fue detectada en entornos agrícolas.
“Siempre se piensa en los agroquímicos, pero esos sitios sufren muchas transformaciones más. Incluso se modifica la dieta de los animales porque la fauna de insectos es otra.
Por mayor información buscar en:
http://www.fbcb.unl.edu.ar/noticias/?p=6388
Entre ellas se encuentran las sustancias persistentes, bioacumulativas y organohalógenas que incluyen algunos plaguicidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas) y las sustancias químicas industriales, otros productos sintéticos y algunos metales pesados.
Muchas poblaciones animales han sido afectadas ya por estas sustancias.
Entre las repercusiones figuran la disfunción tiroidea en aves y peces; la disminución de la fertilidad en aves, peces, crustáceos y mamíferos; la disminución del éxito de la incubación en aves, peces y tortugas; graves deformidades de nacimiento en aves, peces y tortugas; anormalidades metabólicas en aves, peces y mamíferos; anormalidades de comportamiento en aves; demasculinización y feminización de peces, aves y mamíferos machos; defeminización y masculinización de peces y aves hembras; y peligro para los sistemas inmunitarios en aves y mamíferos.
COMO FUNCIONAN LOS DISRUPTORES ENDOCRINOS:
Los disruptores endocrinos interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal mediante alguno de estos tres mecanismos:
1) Suplantando a las hormonas naturales.
2) Bloqueando su acción o
3) Aumentando o disminuyendo sus niveles.
La industria química prefiere pensar que, puesto que ya existen en la naturaleza tantos estrógenos naturales, como la soja, no hay por qué preocuparse por los compuestos químicos sintéticos que interfieren con las hormonas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta las diferencias que existen entre los impostores hormonales naturales y los sintéticos.
Los imitadores hormonales artificiales suponen un peligro mayor que los compuestos naturales, porque pueden persistir en el cuerpo durante años, mientras que los estrógenos vegetales se pueden eliminar en un día.
Nadie sabe todavía qué cantidades de las sustancias químicas disruptoras endocrinas son necesarias para que representen un peligro para el ser humano. Los datos indican que podrían ser muy pequeñas si la exposición tiene lugar antes del nacimiento.
EL CASO DE LAS DIOXINAS UNA PRIMERA ALARMA:
En el caso de las dioxinas, los estudios recientes han demostrado que la exposición a dosis ínfimas es peligrosa. Los seres humanos se han visto afectados por los disruptores endocrinos.
El efecto del DES (dietilestilbestrol), un agente estrogénico, fue un claro aviso.
El paradigma del cáncer es insuficiente porque las sustancias químicas pueden causar graves efectos sanitarios distintos del cáncer.
Causa gran preocupación la creciente frecuencia de anormalidades genitales en los niños, como testículos no descendidos (criptorquidia), penes sumamente pequeños e hipospadias, un defecto en el que la uretra que transporta la orina no se prolonga hasta el final del pene.
En las zonas de cultivo intensivo en la provincia de Granada, en donde se emplea el endosulfán y otros plaguicidas, se han registrado 360 casos de criptorquidias.
Algunos estudios con animales indican que la exposición a sustancias químicas hormonalmente activas en el periodo prenatal o en la edad adulta aumenta la vulnerabilidad a cánceres sensibles a hormonas, como los tumores malignos en mama, próstata, ovarios y útero.
Luego de una década de trabajo de campo, investigadores de la FBCB recolectaron y analizaron 71 anfibios con anormalidades. Son los primeros datos sobre una recopilación de este tipo de fenómenos en Latinoamérica.
Primero fue uno, al tiempo fueron dos y en una década llegaron a ser 71 los casos de ranas con patas de más o de menos, colas extras o sin oídos detectadas en Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba durante las campañas de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET.
Si bien las malformaciones en anfibios son una realidad en muchas partes del mundo -y ya fue estudiado en Estados Unidos y Europa-, en Latinoamérica apenas si se habían descripto algunos hallazgos aislados. Ahora, un grupo de investigadores de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL publica la primera sistematización de malformaciones en anfibios.
Se trata de un trabajo que analiza los tipos de anormalidades y los relaciona con los sitios en los que fueron encontrados. “Estos resultados extienden el fenómeno en un sentido geográfico y aportan una base de datos para proponer nuevas investigaciones”, recalcó Paola Peltzer, investigadora y docente de la UNL.
La mayor cantidad de casos fue detectada en entornos agrícolas.
“Siempre se piensa en los agroquímicos, pero esos sitios sufren muchas transformaciones más. Incluso se modifica la dieta de los animales porque la fauna de insectos es otra.
Por mayor información buscar en:
http://www.fbcb.unl.edu.ar/noticias/?p=6388
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