La obesidad no es un fenómeno exclusivo de la época moderna,
pues ha sido descrita e ilustrada en diversas formas de arte desde tiempo
inmemoriales.
La Venus de Willendorf es la primer evidencia que disponemos de la existencia de obesidad 20.000 a 22.000 años AC, una figura femenina con exceso de volumen en sus formas encontrada en una yacimiento paleolítico cerca de Willendorf a orillas del Danubio en 1908 por el arqueólogo Jose Szombath. Esta figura con un gran abdomen y voluminosas mamas péndulas, representa quizá un símbolo de maternidad y fecundidad.
Un poco más acá en el tiempo, pero muy lejos aún, entre 1700 y 1900 años AC el filósofo egipcio Kagemni dejaba en sus escritos por primera vez en la historia, un análisis asociando la GLOTONERÍA con la OBESIDAD, condenando y estigmatizando el comer con exceso al señalar:
"La glotonería es grosera y censurable.
Un vaso de agua calma la sed.
Un puñado de vegetales, fortalece el corazón.
Toma una sola cosa en lugar de manjares.
Un pedazo pequeño en lugar de uno grande.
Es despreciable aquel cuyo vientre sigue codiciando luego que pasó la hora de comer.
Se olvida de aquellos que viven en la casa cuando devora y se olvida de aquellos que no tiene lo que comer. Cuando te sientes con un obeso glotón, come una vez que se le haya pasado el apetito.
En la civilización griega tenemos a Hipócrates "El Padre de la Medicina", quién aporta inteligentes y muy actuales análisis sobre la Obesidad: La muerte súbita es más frecuente en los obesos que en los delgados y la obesidad es una causa de infertilidad en las mujeres.
Y también Hipócrates señalaba la importancia del ejercicio: Los obesos y aquellos que desean perder peso, deberían llevar a cabo unos fuertes ejercicios antes de la comida"
También Platón analizaba sobre la alimentación y la obesidad que "la dieta equilibrada es la que contiene todos los nutrientes en cantidades moderadas, y la obesidad se asocia con una disminución de la esperanza de vida".
También la cultura cristiana nos trae ideas interesantes sobre lo nocivo de la obesidad a través de San Pablo en su Epístola a los Filipenses: "Los enemigos de la cruz de Cristo cuyo final es la destrucción, y cuyo Dios es su barriga".
Es así que San Agustín incorpora la Glotonería como uno de los siete pecados capitales.
En el Siglo XIV los médicos bizantinos de la época ya sostenían muchos de los conceptos actuales para el control de la obesidad, aconsejando comer vegetales, fruta, pescado y pollo, evitando mantequilla, carnes rojas y sus despojos, mariscos queso o vino.
Aconsejaban también Fisioterapia y baño termales con agua muy caliente que favoreciera la sudoración.
Un pergamino del siglo XII en el Japón Medieval, refleja el concepto que se tenía de la obesidad en esa época: "había una mujer prestamista que se volvió excesivamente gruesa a causa de que ella comía toda clase de ricos comestibles, por lo que su cuerpo se volvió grueso y su carne demasiado abundante. Ella no podía caminar con facilidad y cuando lo hacía precisaba la ayuda de sus sirvientes. Sin embargo, aún contando con esa asistencia, ella sudaba profusamente, padecía una respiración fatigosa y sufría sin cesar".
Todas estas anotaciones del pasado no lograron dejar de considerar a la obesidad como un signo de status social y ello
probablemente ofreció ventajas selectivas
en el proceso evolutivo del hombre, ya que disponer de una reserva de energía
para momentos de menor disponibilidad de alimentos, ofrecía una mayor
posibilidad de adaptación a un medio adverso.
Sin embargo en la actualidad al producirse la tercera
revolución alimentaria con el proceso de industrialización de los alimentos, el
aumento en la prevalencia de esta condición, ha llevado a ser considerada una
pandemia de la época moderna.
OBESIDAD Y ECNT (enfermedades crónicas no transmisibles): La obesidad hoy en día es considerada una ECNT (enfermedad
crónica no transmisible) por sí misma, dejando de ser considerada como hasta
hace poco tiempo tan solo como una condición de riesgo de otras enfermedades.
La epidemia de obesidad a escala internacional contribuye en forma importante
al aumento en la prevalencia de Diabetes tipo 2, hipertensión arterial e
hipercolesterolemia, con las consabidas repercusiones sobre el aparato
cardiovascular y la morbimortalidad cardiovascular.
Además la obesidad se asocia a una mayor ocurrencia de
varios tipos de cáncer, colelitiasis, trastornos osteoarticulares y de músculos
y de ligamentos.
Todo esto afecta en forma significativa la salud y el
bienestar físico, emocional y social de niños y adultos.
El costo para la sociedad de estas pandemias, se relaciona
no solamente con las muertes y la carga de enfermedad que generan, sino también
con la discapacidad y la pérdida de calidad de vida de la población.
Las tendencias actuales del aumento de la obesidad se
explica en gran medida, por el sedentarismo y la inactividad física y por lo
cambios dietarios, caracterizados actualmente por el consumo de dietas ricas en
energía y altas en grasas y pobres en nutrientes.
Los cambios económicos y biodemográficos en la región,
demuestran que junto con el crecimiento económico aumenta la obesidad en igual
o mayor proporción. O sea cuando el ingreso per cápita crece a cifras de 7% o
más, las tasas de obesidad se duplican en menos de una década.
Más aún, en sociedades de urbanización reciente, el riesgo
de sufrir las consecuencias metabólicas mórbidas propias de la obesidad a
niveles de masa corporal normal o levemente aumentada es mayor que en las
sociedades ya industrializadas. Es decir
el riesgo de ECNT ocurre con índices de masa de masa corporal (IMC) inferiores
a 25 Kg/m2.
Es necesario que la sociedad en su conjunto, los gobiernos,
la industria y los medios de comunicación masivos, se comprometan en tomar las
acciones necesarias para prevenir la obesidad.
La participación de todos estos grupos es necesaria para
aumentar la actividad física de la población y fundamental para mejorar la
calidad dela dieta.
La prevención de la obesidad debe iniciarse en la niñez,
incluyendo la promoción de hábitos de vida saludables, desde la escuela, y
desde el hogar, fomentando el consumo de alimentos predominantemente de origen
vegetal, aumentando el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales.
Limitando el consumo de dietas con alto contenido en grasas.
Esto lleva a bajar la densidad energética y a aumentar la
densidad de nutrientes específicos como vitaminas y minerales.
Una medida tan simple como por ejemplo el usar leche
descremada lleva a aumentar la densidad de nutrientes, rebajando de esta manera
la densidad energética por el menos contenido de grasa.
La actividad física mantenida es el otro componente clave en
la prevención de la obesidad, recomendando
actividades que puedan persistir en el tiempo en vez de promover una
actividad muy intensa pero difícil de conservar.
Excelente Doc!
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