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9/8/16

Usando, conociendo y buceando en el cerebro... las distorsiones cognitivas limitan nuestra visión del mundo y el disfrute de la vida - Aaron Beck y Albert Ellis

Las distorsiones cognitivas son aquellas maneras erróneas que tenemos de procesar la información, es decir, malinterpretaciones de lo que ocurre a nuestro alrededor, generando múltiples consecuencias negativas. Las personas que padecen depresión tienen una visión de la realidad en la que las distorsiones cognitivas juegan un papel principal.

En mayor o menor medida, todos podemos presentar alguna vez, algún tipo de distorsión cognitiva.

Saber detectarlas y analizarlas, nos ayudará a tener una mente más clara, desarrollando actitudes más realistas y sobre todo, positivas. Listado de distorsiones cognitivas

1. Pensamiento todo-o-nada - Interpretar los eventos y personas en términos absolutos, evidenciado en el uso de términos como "siempre", "nunca", "todos", cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente. (Véase Falso dilema)

2. Sobregeneralización - Tomar casos aislados y generalizar su validez para todo. (Véase Generalización apresurada)

3. Filtro mental (también llamado Abstracción selectiva) - Enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos y perturbantes, de un evento o persona con exclusión de otras características.

4. Descalificar lo positivo - Continuamente echar abajo experiences positivas, por razones arbitrarias.

5. Saltar a conclusiones - Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello (Véase Relación espuria). Dos subtipos han sido identificados:

Lectura de pensamiento - Presuponer las intenciones de otros.

Adivinación - Predecir o "profetizar" el resultado de eventos antes de que sucedan.

6. Magnificación y Minimización - Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Un subtipo identificado es la 'catastrofización':

Catastrofización - Imaginarse y rumiarr acerca del peor resultado posible, sin importar lo improbable de su ocurrencia, o pensar que la situación es insoportable o imposible, cuando en realidad es incómoda (o muy incómoda) o inconveniente (esta se relaciona con la PTF o 'poca tolerancia a la frustración, cuya importancia psicopatológica ha sido ampliamente investigada por Ellis).

7. Razonamiento emocional - Formular argumentos basados en cómo se "siente" en lugar de la realidad objetiva (Véase también Argumentum ad consequentiam)

8. Debeísmo - Concentrarse en lo que uno piensa que "debería" ser en lugar ver las cosas somo son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional (VéasePensamiento deseado).

9. Etiquetado - Relacionada con la sobregeneralización, consiste en asignar un nombre a algo en vez de describir la conducta observada objetivamente. La etiqueta asignada por lo común es en términos absolutos, inalterables o bien con fuertes connotaciones prejuiciosas.

10. Personalización - También conocida como falsa atribución, consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución.

Ejemplos de distorsiones cognitivas:

Las siguientes son formas de distorsiones cognitivas o creencias irracionales tal como han sido estudiadas por Ellis y Beck (terapias cognitivo-conductuales o TCC), y posteriormente por los teóricos de laprogramación neurolingüística (PNL).

§ Nadie me quiere (generalización excesiva)

§ Me va mal con las mujeres (generalización)

§ Soy tonto (etiquetado)
§ Sé que se están riendo de mí (leer el pensamiento, personalización)
§ Yo no le gusto a ella (leer el pensamiento)
§ Pinchis argentinos engreidos (generalización xenófoba)
§ Me va a ir mal en este examen (adivinar el futuro)
§ Soy un imbécil inservible (catastrofismo, generalización excesiva)
§ Tengo este problema y no he podido resolverlo a pesar de intentarlo varias veces, así que no tiene solución(saltar a conclusiones, pensamiento "todo o nada")
§ Nada me resultará bien en la vida (tremendismo, generalización excesiva, adivinar el futuro)
§ A alguien no le gusta mi trabajo, por tanto, seguramente a la mayoría de mis compañeros no les gusta mi trabajo (pensamiento "todo o nada", leer el pensamiento)
§ Siento que no puedo con esto, por tanto, no puedo (razonamiento emocional, razonamiento circular)
§ Ella "me hace" enojar (TCC: Falsa atribución / PNL: mala formación semántica de causa-efecto: darle a otros el poder sobre las emociones de uno)
§ Ellos me bajan la autoestima (TCC: Falsa atribución / PNL: mala formación semántica de causa-efecto: darle a otros el poder sobre la autoestima de uno)
§ "No puedo..." (TCC: saltar a conclusiones / PNL: operador modal de posibilidad)
§ Esto siempre ha sido así, por tanto, siempre será así (TCC: adivinar el futuro, indefensión / PNL: cerrar el mundo)
§ No puedo salir con chicas bellas (TCC: saltar a conclusiones / PNL: autolimitación del mundo, operador modal de posibilidad -"Voy a asumir que no puedo salir con chicas bellas")
Naturalmente, todos estos ejemplos son simplificaciones que no se pueden extrapolar al juicio sobre el pensamiento de un individuo sin conocer su situación real y su personalidad. De otro modo estaríamos ante la paradoja de que la categorizacion de las distorsiones cognitivas es a su vez una distorsión cognitiva.

29/6/13

Las crisis se repiten porque nuestros errores también se repiten - Daniel Kahneman: Pensar rapido, pensar despacio

Daniel Kahneman (Tel Aviv 1934), Premio Nóbel de Economía en 2002 ha escrito este libro: PENSAR RAPIDO, PENSAR DESPACIO, que ha merecido un reconocimiento mundial: "Un libro asombrosamente rico: lúcido, profundo, repleto de sorpresas intelectuales. Resulta entretenido en general y conmovedor en numerosas ocasiones - (New York Times Book Review).

20 prejuicio cognitivos o errores de razonamiento "inconscientes" que distorsionan nuestra opinión del mundo: LA IRRACIONALIDAD HUMANA UN TEMA REPETITIVO PARA DANIEL KAHNEMAN Hay tres etapas en la carrera de Kahneman. 

En la primera estapa Kahneman junto a Amos Tversky (Haifa, 1937)  realizaron una serie de experimentos que revelaron más o menos 20 “prejuicios cognitivos”: unos errores de razonamiento inconscientes que distorsionan nuestra opinión del mundo.

En la segunda etapa, mostraron que las personas que toman decisiones en unas condiciones inestables no se comportan de la manera en que los modelos económicos han supuesto tradicionalmente, no “maximizan la utilidad”.

Más tarde, desarrollaron una explicación alternativa de la toma de decisiones más fiel a la psicología humana, a la que llamaron “teoría de las perspectivas”. (Kahneman recibió el Nobel por este logro.) En la tercera etapa, tras la muerte de Tversky, Kahneman ha profundizado en la “psicología hedónica”: la ciencia de la felicidad, su naturaleza y sus causas. Sus conclusiones en este campo han resultado inquietantes, y no solo porque uno de los experimentos clave incluía una colonoscopia deliberadamente prolongada.

PENSAR RAPIDO, PENSAR DESPACIO:
Pensar rápido, pensar despacio abarca estas tres etapas. Es un libro asombrosamente rico: lúcido, profundo, repleto de sorpresas intelectuales y de valor para la autoayuda. Resulta entretenido en general y conmovedor en numerosas ocasiones, especialmente cuando Kahneman cuenta con Tversky. Su visión de la imperfecta razón humana es tan impresionante que el columnista del New York Times David Brooks declaró recientemente que su obra “será recordada durante siglos".

Para empezar, uno de los temas principales de este libro es el exceso de confianza. Todos tendemos a tener una sensación exagerada de lo bien que conocemos el mundo, como nos recuerda Kahneman. A pesar de todos los prejuicios cognitivos, falacias e ilusiones que Tversky y él pretenden haber descubierto, evita la atrevida afirmación de que los seres humanos son básicamente irracionales. ¿Pero lo hace?

“La mayoría de nosotros estamos sanos la mayor parte del tiempo, y la mayoría de nuestros juicios y acciones son apropiados la mayor parte del tiempo”, escribe Kahneman en su introducción (p. 14). Sin embargo, al cabo de pocas páginas, señala que el trabajo que realizó con Tversky desafiaba la idea ortodoxa entre los científicos sociales de los 70 de que las personas son por lo general racionales. Los dos psicólogos descubrieron errores sistemáticos en el pensamiento de personas normales.

QUIEN FRUNCE EL CEÑO NOS ACERCA A LA REALIDAD Y HACE QUE SEAMOS MAS ANALITICOS:
Aunque Kahneman solo extrae unas modestas conclusiones políticas, otros van mucho más lejos y hablan de cómo resolvemos las crisis económicas, por ejemplo. Estas conclusiones radicales, aunque el autor no las respalde, me hacen fruncir el ceño. Y al fruncir el ceño -como uno descubre en este libro- se activa el escéptico que llevamos dentro: lo que Kahneman llama “Sistema 2”. Solo el fruncir el ceño, como muestran los experimentos, sirve para reducir el exceso de confianza, hace que seamos más analíticos y estemos alerta. Y esa es la razón por la que leí este libro extraordinariamente interesante frunciendo el ceño con escepticismo.

El Sistema 2, según el esquema de Kahneman, es nuestra forma lenta, deliberada, analítica y conscientemente diligente de razonar sobre el mundo.

El Sistema 1, por el contrario, es nuestra forma de razonar rápida, automática, intuitiva y en gran parte inconsciente.

Es el Sistema 1 el que detecta la hostilidad en una voz. El Sistema 2 es el que entra en acción cuando tenemos que rellenar la declaración de la renta.

El Sistema 1 propone, el Sistema 2 dispone.

De modo que parece que el Sistema 2 es el jefe, ¿no? En principio, sí. Pero el Sistema 2, además de ser más reflexivo y racional, también es vago. Y se cansa con facilidad. “Aunque el Sistema 2 cree que está donde está la acción”, escribe Kahneman, “el Sistema 1 es el héroe de este libro”. Llegados a este punto, el lector escéptico podría preguntarse si debe tomarse en serio todo lo que se dice del Sistema 1 y del Sistema 2. ¿Son una pareja de pequeños agentes en nuestra cabeza? La verdad es que no, afirma Kahneman. Son más bien “ficciones útiles”que nos ayudan a explicar las singularidades de la mente.

Kahneman describe una gran cantidad de fallos en la racionalidad, demostrados con experimentos como “la omisión del índice de base”, “la cascada de disponibilidad”, “la ilusión de la validez”, etc. El efecto acumulado es hacer que el lector pierda la esperanza en la razón humana. Naturalmente, algunos prejuicios cognitivos se ponen de manifiesto en las situaciones más naturales. Tomemos, por ejemplo, lo que Kahneman llama la “falacia de la planificación”: nuestra tendencia a sobreestimar los beneficios y a subestimar los costes, y de ahí la aceptación estúpida de proyectos arriesgados. En 2002, los estadounidenses que reformaban sus cocinas, por ejemplo, esperaban que el trabajo costara una media de 18.658 dólares, pero acababan pagando 38.769.

La falacia de la planificación es “solo una de las manifestaciones de un prejuicio optimista generalizado”, escribe Kahneman. Ahora bien, si una inclinación hacia el optimismo puede ser malo, ya que genera falsas ideas, como la “ilusión de que lo controlamos todo”, sin ella, ¿seríamos incluso capaces de levantarnos por la mañana? Los optimistas son psicológicamente más resistentes, tienen sistemas inmunológicos más fuertes y viven más años que los pesimistas. Es más, según Kahneman el optimismo exagerado sirve para proteger tanto a las personas como a las organizaciones de los efectos paralizantes de otro prejuicio, “la aversión a las pérdidas”: nuestra tendencia a temer las pérdidas más de lo que valoramos las ganancias.

Incluso si pudiésemos deshacernos de los prejuicios y de las ilusiones identificados en este libro, no queda claro que esto mejoraría nuestras vidas. Y esto plantea una pregunta fundamental: ¿qué propósito tiene la racionalidad? Al fin y al cabo, somos supervivientes darwinianos. Nuestras capacidades de razonamiento cotidianas han evolucionado para hacer frente de manera eficaz a un entorno complejo y dinámico.

Kahneman nunca se enfrenta filosóficamente a la naturaleza de la racionalidad, pero proporciona una explicación fascinante de lo que podría pensarse que es su objetivo: la felicidad. ¿Qué significa ser feliz? La primera vez que Kahneman se ocupó de esta pregunta, a mediados de la década de los 90, la mayoría de los estudios sobre la felicidad consistían en preguntarle a la gente lo satisfecha que estaba con su vida.

Pero esas valoraciones retrospectivas dependen de la memoria, que es poco fiable. Sin embargo, ¿qué pasaría si se pudiesen tomar muestras de la experiencia real de placer o de dolor de una persona a cada momento, y si luego se pudiese resumir a lo largo del tiempo? Kahneman llama a esto bienestar “experimentado”, en contraposición al bienestar “recordado” en el que los investigadores se habían basado. Y descubrió que estas dos medidas de la felicidad difieren de forma sorprendente. Lo que hace feliz al “yo experimentador” no es lo mismo que lo que hace feliz al “yo recordador”. Concretamente, al yo recordador no le preocupa lo mucho que dura una experiencia. En cambio, valora retrospectivamente una experiencia según el nivel máximo de dolor o de placer que experimentó, y según la forma en que acaba la experiencia.

Para cuando llegué al final de Pensar rápido, pensar despacio, mi ceño fruncido escéptico había dado paso hacía mucho tiempo a una sonrisa de satisfacción intelectual. Al evaluar el libro, insto a todo el mundo, con plena confianza, a comprarlo y a leerlo. Pero esto es para aquellos que estén sólo interesados en las conclusiones de Kahneman sobre la pregunta de Malcolm Gladwell: si han recibido más de 10.000 horas de formación en un entorno predecible y de reacción rápida, entonces parpadeen. En todos los demás casos, piensen