Mostrando entradas con la etiqueta punta del este. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta punta del este. Mostrar todas las entradas

29/1/22

Si lloras por el sol, no verás las estrellas: Carlos Paez Vilaró

¡Hola Sol…! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida. Con tu panza cargada de oro hirviendo para repartirlo generoso por villas y caseríos, capillas campesinas, valles, bosques, ríos o pueblitos olvidados. 


¡Hola Sol…! Nadie ignora que perteneces a todos, pero que prefieres dar tu calor a los más necesitados, los que precisan de tu luz para iluminar sus casitas de chapa, los que reciben de ti la energía para afrontar el trabajo, los que piden a Dios que nunca les faltes, para enriquecer sus plantíos, y lograr sus cosechas. 

Es que vos, Sol, sos el pan dorado de la mesa de los pobres. Desde mis terrazas te veo llegar cada tarde como un aro de fuego, que jamás se detiene, que viene rodando a través de los años, puntual, infaltable, animando mi filosofía desde el día que soñé con levantar Casapueblo y puse entre las rocas mi primer ladrillo.  

¡Hola Sol…! Cómo me gustaría haber compartido tu largo trayecto regalando luz, porque a tu paso acariciaste la vida de mil pueblos, compartiste sus alegrías y tristezas, conociste la guerra y la paz, impulsaste la oración y el trabajo, acompañaste la libertad e hiciste menos dura la oscuridad de los presidios. 

A tu paso Sol, se adormecen los lagartos, despiertan los girasoles y los gallos cacarean. Se relamen los gatos vagabundos, los perros guitarrean, y el topo se encandila al salir de la cueva. 

A tu paso Sol, hay sudor en la frente del obrero y en los cuerpos de las mujeres cobrizas que alcanzan el cántaro a la favela. 

Con tus latidos conmueves el mar, das música a la siembra, la usina y el mercado. 

A tu paso corrieron en estampida búfalos y antílopes, desperezó el león, se asombró la jirafa, se deslizó la serpiente y voló la mariposa. A tu paso Sol, cantó la calandria, despegó el aguilucho, despertó el murciélago y emigró el albatros. ¡Hola Sol…! Gracias por volver a animar mi vida de artista. Porque hiciste menos sola mi soledad. 

Es que me he acostumbrado a tu compañía que si no te tengo, te busco por donde quiera que estés. 

A diferencia del relámpago que apenas proyecta en la noche latigazos de luz, desde tu reinado planetario, tus destellos continúan activos, permanentes. 

Alguna vez la travesura de las nubes oculta tu esplendor, pero cuando ello ocurre, sabemos que estás ahí, jugando a las escondidas. 

A tu llegada, Sol, se animará el andamio con sus obreros, cantarán los pregoneros en las ferias, la orilla del río se llenará de lavanderas y entrará la alegría por la banderola de los hospitales. 

¡Chau Sol…! Cuando en un instante te vayas del todo, morirá la tarde. La nostalgia se apoderará de mí y la oscuridad entrará en Casapueblo. 

La oscuridad, con su apetito insaciable penetrando por debajo de mis puertas, a través de las ventanas o por cuanta rendija encuentre para filtrarse en mi atelier, abriéndole cancha a las mariposas nocturnas.

 ¡Chau Sol…! Te quiero mucho… Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre. 

¡Chau Sol…! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otras alturas. 

Adiós Sol…! Mañana te espero otra vez.

Casapueblo es tu casa, por eso a Casapueblo todos la llaman la casa del sol.
El sol de mi vida de artista.
El sol de mi soledad.
Es que me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía del horizonte.
(Fragmento de la Ceremonia al sol de CArlos Páez Vilaró)

29/12/21

Luis Lacalle Pou cabalgando sobre los hombros de gigantes: Dr.Jorge de Paula

LUIS LACALLE POU: Cabalgando sobre los hombros de gigantes.

Decía Isaac Newton.. "Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes” ... esta una frase que me viene a la memoria cada vez que escucho una entrevista al Presidente Lacalle Pou, o me entero de alguna decisión, alguna respuesta o simplemente cuando lo veo escuchar atentamente y tomar nota de las cosas importantes que le transmiten.
Porque tiene la humildad de los verdaderamente grandes, es de los que sabe escuchar y el sabe decir.... "eso no lo sabemos aún", o eso aún no lo tenemos resuelto.
Un uruguayo que ha sido bendecido con muchos dones y que además ha sabido potenciarlos con su preparación académica-profesional así como por los 20 años de legislador que ha acumulado como experiencia. Por eso pienso que Uruguay parece haber sido bendecido por la Providencia con la llegada a la máxima magistratura de nuestro joven Presidente Luis Lacalle Pou.
“Genio y figura hasta la sepultura”: dice el refrán, y eso nos está mostrando y demostrando una y otra vez en sus planteos, ideas, resoluciones, respuestas, entrevistas o exposiciones, en las que nos está permitiendo descubrir a una ser humano sensible, sencillo, cercano con la gente, empático, líder, muy preparado, y que ha mostrado coherencia con lo que venía diciendo desde su primer campaña en el año 2014, cristalinidad, honestidad, amplitud de miras, capacidad de diálogo, así como también una energía, propia de un Presidente joven que está en su máximo potencial.

“Queremos una sociedad que no castigue el éxito” … nos lo decía Luis Lacalle Pou enMayo de 2014 en el Club Defensor de Maldonado en plena campaña de elecciones internas del Partido Nacional, y escuchándolo ayer martes 28/12/21 en la inauguración de las torres Fendi Chateau de Punta del Este, me vinieron
vinieron a la memoria varios de los conceptos vertidos en aquel ya lejano 2014, cuando todos eran sueños para Lacalle Pou, pero que hoy son el comienzo de una hermosa realidad, una realidad que está empezando a transformar al Uruguay en lo que supo ser hace casi un siglo, un gigante dentro de América del Sur, un gigante en educación, un gigante en la capacidad de sus científicos, un gigante en el prestigio de sus profesionales, un País único en la seguridad en la que se vivía, una País de respeto entre la gente, de cuidado en el uso de la palabra, un País seguro, donde todos querían vivir, donde todos querían vivir ... "la Suiza del América se le bautizó".

Repasemos aquel discurso de un joven Legislador Luis Lacalle Pou en mayo del 2014 para conocer cual era su pensamiento, cuales eran sus sueños de Presidente y hacia donde quería y quiere apuntar la mira:
“Aquí en Maldonado está la otra punta de la sociedad.



Que es el que empuja, que es el que va, que es el que invierte, que es el que hace dinero, que genera laburo, que arriesga el capital.
Miren, queremos una sociedad que no castigue el éxito, que lo celebre, que lo festeje y que aplauda el éxito de la gente. No puede ser que si uno cambio el auto, hizo un viaje con la patrona, cambió la moto, pudo pagar la casa, tenga que andar pidiendo perdón cuando en realidad lo tendríamos que mirar, elogiarlo, aplaudirlo y querer ser igual que él.
La sociedad la hacen los que empujan, los que van, los que quieren.
No le tiremos la camiseta al tipo que quiere volar. Vamos a volar con él, vamos a hacer el esfuerzo.
Si nuestro país es un gran país, a pesar de las cosas que fallan, es porque muchos vinieron con una mano adelante y una mano atrás y la remaron y fueron haciendo de este departamento, de esta zona, un lugar de prosperidad.
Que nadie se crea que la justicia social se logra si no hay gente que empuje y que haga crecer la economía. Esto es más viejo que el agujero del mate.
La mejor política social son los mejores sueldos, el mejor laburo y poder autosustentarse y volver cansado a casa con la tranquilidad de que uno laburó para mantener a su familia”
(Luis Lacalle Pou en mayo del 2014).

Hoy en Diciembre del 2021 y luego de casi 2 años de haber asumido su Presidencia, y estar batallando desde los primeros días contra un flagelo mundial como no se había vivido nunca en los tiempos modernos, Lacalle Pou está empezando a transformar esos sueños en realidad. Está logrando cumplir parte de lo que prometió .... y estamos comprobando con alegría y orgullo creciente que este hombre también "cabalga sobre los hombros de gigantes".
Apunta a un País pujante, con trabajo para todos quienes quieran trabajar, y para que cada vez sean más es necesario volver a inculcar una cultura del trabajo, apunta a un País con los mejores índices de educación que supimos tener y que hemos perdido calamitosamente, apunta a un País seguro, a un País donde la gente vuelva a rescatar su altísimo nivel de respeto entre su gente y hacia los educadores y hacia la autoridad, apunta a un País rico, no solo económicamente, sino rico por la riqueza de los valores de su gente.
Ayer martes 28/12/2021 participó de la inauguración del residencial Fendi Chateau, ubicado en la Parada 17 de la Mansa en Punta del Este y volvió a insistir en los mismos conceptos, ideas y sueños que ya nos prometía en el año 2014 cuando se definía la interna del Partido Nacional con el entrañable Dr. Jorge Larrañaga.
El uruguayo, cuando se esfuerza y cuenta con herramientas y educación, “gana en cualquier cancha”.
“Acá no había nada. Cuando caminábamos por acá en invierno, cuando se empezaba a mover la tierra, cuando se tuvo que ir mucho para abajo, y comíamos los primeros asados en el contenedor, Grosskopf miraba y ya veía el edificio. Yo no tenía ni idea lo que iba a pasar pero él ya lo veía, esa es la visión y el espíritu del empresario emprendedor, representado aquí hoy por Sergio Grosskopf, el representante en Uruguay de Château Group..
Un grupo que administra en Buenos Aires los shoppings Alto Palermo y Alto Avellaneda, y las residencias Torre Château Libertador and Torre Château Puerto Madero y, en Punta del Este, torres residenciales sobre playa La Mansa como las Le Parc. Y que desarrolló en Miami residencias de máximo lujo, como Fendi Château, en Surfside, Château Beach, en Sunny Isles Beach, Freedom Tower en el centro de la ciudad, entre otras. Ese es el poderoso grupo que ha puesto sus ojos en Uruguay, para invertir, para desarrollar, para dar trabajo, para ofrecer servicios.
En momentos de complicaciones económicas, cuando la economía no anda muy bien, ahí es cuando el Estado toma y da un paso al frente para sostener algunas cosas.
Y estoy hablando de un decreto que no fue en el gobierno nuestro. El decreto es anterior. A instancias de empresarios que fueron a hablar con el expresidente Tabaré Vázquez, le dijeron ‘la cosa está complicada, necesitamos un empujoncito’”, y ahí fue Tabare VaZquez quien tuvo la visión y la valentía de dar ese impulso y nosotros renovamos ese decreto y le agregamos algunas cosas más.
Son Políticas de Estado, políticas nacionales, políticas regionales en los departamentos y aquellos que se la juegan, porque invertir es tomar riesgos”.
“Y hoy el Uruguay que está tratando de salir de esta pandemia. Nos decía la gente de la Cámara de la Construcción que hay 51.812 personas empleadas en la construcción.
Desde abril o noviembre de 2015 que no había tanta gente laburando en la construcción”, manifestó.
El residencial Fendi Chateau que inauguraron autoridades nacionales y departamentales este martes está integrado por dos torres de 27 pisos con apartamentos y penthouses.
"El emprendimiento constituye el desarrollo más importante en materia residencial en América Latina y una propuesta sin precedentes en la región por su diseño innovador, detalles de auténtico lujo y últimos avances tecnológicos en todos los espacios y servicios.
La inversión totalizó 150 millones de dólares, y trabajaron unas 600 personas en la construcción.
A celebrar por "mosca blanca"
“Hoy es un día de celebración. Es un día de agradecimiento. A veces la terquedad está vista como un defecto. Yo cuando la gente tiene razón y tiene una visión, me gustan los tercos y a Sergio lo defino como un terco positivo. Y obviamente tiene un equipo espectacular”.
“El uruguayo cuando se esfuerza, cuando tiene chances, oportunidades, herramienta, educación, salud, gana en cualquier cancha y juega en cancha grande, y ese es el Uruguay al que nosotros apostamos, el Uruguay solidario, el Uruguay inclusivo, pero el Uruguay también que impulsa a gente hacia adelante que es el que termina derramando, es el que termina dando mano de obra, y el que termina haciendo crecer a nuestro país”

25/5/14

Tributo a Carlos Páez Vilaró a 3 meses de su partida a otras alturas

"Hola Sol ! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida.
Hola Sol! Con tu panza cargada de oro hirviendo para repartirlo generoso por villas y caseríos, capillas campesinas, valles, bosques, ríos o pueblitos olvidados.
Hola Sol! Nadie ignora que perteneces a todos, pero que prefieres dar tu calor a los más necesitados, los que precisan de tu luz para iluminar sus casitas de chapa, los que reciben de tí la energía para afrontar el trabajo, los que piden a Dios que nunca les faltes, para enriquecer sus plantíos, y lograr sus cosechas."..

Es que vos... Sol... sos el pan dorado de la mesa de los pobres.
Desde mis terrazas, te veo llegar cada tarde como un aro de fuego que jamás se detiene que viene rodando y rodando a través de los años, puntual, infaltable, animando mi filosofía desde el primer sí que soñé con levantar "CASAPUEBLO" y puse entre las rocas, mi primer ladrillo...
Recuerdo que era un día inflamado de tormenta; el mar había sustituído el azul por un color grisáceo empavonado. En el horizonte, un velero escorado afinaba el rumbo para saltear la tempestad. El cielo se llenaba de graznidos de cuerdos en huída. La sierra se peinaba con la ventolera, alborotando a la comadreja y el conejo. Pero de golpe, como un anuncio sobrenatural, el cielo se perforó y apareciste vos. Eras un sol nítido y redondo, perfecto y delineado, puesto sobre el escenario de mi iniciación, con la fuerza sagrada de un vitreaux de iglesia. Desde ese instante, sentí que Dios habitaba en tí, que en tu fragua derretía la fé y que por medio de tus rayos la transmitía por todos los sitios donde transitabas....//

A tu paso sol hay sudor en la frente del obrero y en los cuerpos de las mujeres cobrizas que alcanzan el cántaro de la favela.
Con tus latidos, conmueves el mar, das música a la siembra, la usina y el mercado.
A tu paso corrieron en estampida búfalos y antílopes, desperezó el león, se asombró la jirafa, se deslizó la serpiente y voló la mariposa.
A tu paso solcantó la calandria, despegó el aguilucho, despertó el murciélago y emigró el albatros.
Hola Sol! Gracias por volver a animar mi vida de artista. Porque hiciste menos sola mi soledad. Es que me he acostumbrado tanto a tu compañía y si no te tengo, te busco por donde quiera que estés....//

Te estoy mirando y veo que no has cambiado, que sos el mismo sol que reverenciaron los aztecas, el mismo de mi peregrinaje pi



ntando por América, el que envolvió la Amazonia misteriosa y secreta, el que me alumbró los caminos al Machupichu sagrado del Perú, el de los valles patagónicos o los territorios del Sioux o del Comanche.

El mismo sol que me llevó a Borneo, a Sumatra, Bali, las islas musicales o los quemantes arenales del Sahara.
A diferencia del relámpago que apenas proyecta en la noche latigazos de luz, desde tu reinado planetario, tus destellos continúan activos, permanentes.
Alguna vez la travesura de las nubes oculta tu esplendor, pero cuando ello ocurre, sabemos que estás ahí, jugando a las escondidas.
Otras veces, en cambio, te vemos sonreír cuando las golondrinas o las gaviotas te usan de papel para escribir las frases de su vuelo.
Gracias Sol, por invadir la intimidad de mi atardecer y zambullirte en mis aguas. Ahora serás la luz de los peces y su secreto universo submarino.
También de los fantasmas que habitan en el vientre de los barcos hundidos en trágicos naufragios.
Entre ventoleras y borrascas, cruzando ciclones y tempestades, lluvias o tornados, pudiste llegar hasta aquí para irte silenciosamente frente a nuestros ojos.
Porque tu misión es partir a iluminar otros sitios. Labradores, estibadores, pescadores te esperan en otras regiones donde la noche, desaparecerá con tu llegada.
Y como respondiendo a un timbre mágico despertarás las ciudades, irás junto a los niños a la escuela, pondrás en vuelo la felicidad de los pájaros, llamarás a misa.
A tu llegada sol, se animará el andamio con sus obreros, cantarán los pregoneros en las ferias, la orilla del río se llenará de lavanderas y entrará la alegría por la banderola de los hospitales.
¡Chau Sol…! Cuando en un instante te vayas del todo, morirá la tarde. La nostalgia se apoderará de mí y la oscuridad entrará en Casapueblo. La oscuridad, con su apetito insaciable penetrando por debajo de mis puertas, a través de las ventanas o por cuanta rendija encuentre para filtrarse en mi atelier, abriéndole cancha a las mariposas nocturnas.
¡Chau Sol…! Te quiero mucho…Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre.
¡Chau Sol…! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otras alturas.
¡Adiós Sol…! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol.
El sol de mi vida de artista. El sol de mi soledad.
Es que me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía del horizonte.

7/2/14

Casapueblo: una alcancía de soles en el horizonte de Punta Ballena - Carlos Paez Vilaró


Hola Sol …! Otra vez sin anunciarte llegas a visitarnos. Otra vez en tu larga caminata desde el comienzo de la vida.
Hola Sol…! Con tu panza cargada de oro hirviendo para repartirlo generoso por villas y caseríos, capillas campesinas, valles, bosques, ríos o pueblitos olvidados.
Hola Sol…! Nadie ignora que perteneces a todos, pero que prefieres dar tu calor a los más necesitados, los que precisan de tu luz para iluminar sus casitas de chapa, los que reciben de tí la energía para afrontar el trabajo, los que piden a Dios que nunca les faltes, para enriquecer sus plantíos, y lograr sus cosechas.
Es que vos, Sol, sos el pan dorado de la mesa de los pobres.
Desde mis terrazas te veo llegar cada tarde como un aro de fuego rodando a través de los años, puntual, infaltable, animando mi filosofía desde el día que soñé con levantar Casapueblo y puse entre las rocas mi primer ladrillo.
Recuerdo que era un día inflamado de tormenta, el mar había sustituido el azul por un color grisáceo empavonado, en el horizonte un velero escorado afinaba el rumbo para saltear la tempestad, el cielo se llenaba de graznidos de cuervos en huida, la sierra se peinaba con la ventolera alborotando a la comadreja y al conejo.
Pero de golpe como un anuncio sobrenatural el cielo se perforó y apareciste vos.
Eras un sol nítido y redondo, perfecto y delineado, puesto sobre el escenario de mi iniciación con la fuerza sagrada de un vitreaux de iglesia.
Desde ese instante sentí que Dios habitaba en ti, que en tu fragua derretía la fe y que por medio de tus rayos la transmitía por todos los sitios donde transitabas.
Los mismos brazos de oro que al desperezarte iluminan el cielo, al estirarse a los costados entibian las sierras, o apuntando hacia abajo laminan el mar.
Hola Sol…! Cómo me gustaría haber compartido tu largo trayecto regalando luz, porque a tu paso acariciaste la vida de mil pueblos, compartiste sus alegrías y tristezas, conociste la guerra y la paz, impulsaste la oración y el trabajo, acompañaste la libertad e hiciste menos dura la oscuridad de los presidios.
A tu paso sol, se adormecen los lagartos, despiertan los girasoles y los gallos cacarean.
Se relamen los gatos vagabundos, los perros guitarrean, y el topo se encandila al salir de la cueva.
A tu paso sol, hay sudor en la frente del obrero y en los cuerpos de las mujeres cobrizas que alcanzan el cántaro de la favela.
Con tus latidos conmueves el mar, das música a la siembra, la usina y el mercado.
A tu paso sol ... corrieron en estampida búfalos y antílopes, desperezó el león, se asombró la jirafa, se deslizó la serpiente y voló la mariposa.
A tu paso sol cantó la calandria, despegó el aguilucho, despertó el murciélago y emigró el albatros.

Hola Sol…! Gracias por volver a animar mi vida de artista.
Porque hiciste menos sola mi soledad.
Es que me he acostumbrado a tu compañía y si no te tengo, te busco por donde quiera que estés.
Por eso te reencontré en la Polinesia te acordás, cuando te coronaron rey de los archipiélagos de nácar y los arrecifes dentellados de coral, o también en Africa, cuando dabas impulso a sus revoluciones libertarias y te reflejabas en el espejo de sus escudos tribales para inyectarles coraje.
Te estoy mirando y veo que no has cambiado, que sos el mismo sol que reverenciaron los aztecas, el mismo de mi peregrinaje pintando por América, el que envolvió la Amazonia misteriosa y secreta, el que me alumbró los caminos a Machupichu sagrado del Perú, el de los valles patagónicos o los territorios del sioux o del comanche.
El mismo sol que me llevó a Borneo, a Sumatra, a Bali, las islas musicales o los quemantes arenales del Sahara.
A diferencia del relámpago que apenas proyecta en la noche latigazos de luz, desde tu reinado planetario, tus destellos continúan activos, permanentes.
Alguna vez la travesura de las nubes oculta tu esplendor ... pero cuando ello ocurre, sabemos que estás ahí, jugando a las escondidas.
Otras veces, en cambio, te vemos sonreír cuando las golondrinas o las gaviotas te usan de papel para escribir las frases de su vuelo.
Gracias Sol, por invadir la intimidad de mi atardecer y zambullirte en mis aguas.
Ahora serás la luz de los peces y su secreto universo submarino.
También de los fantasmas que habitan en el vientre de los barcos hundidos en trágicos naufragios.

Gracias Sol…! Por regalarnos esta ceremonia amarilla.
Gracias por dejar mis paredes blancas impregnadas de tu fosforescencia.
Entre ventoleras y borrascas, cruzando ciclones y tempestades, lluvias o tornados, pudiste llegar hasta aquí, para irte silenciosamente frente a nuestros ojos.
Porque tu misión es partir a iluminar otros sitios.
Labradores, pescadores, estibadores, te esperan en otras regiones, donde la noche desaparecerá con tu llegada, y como respondiendo a un timbre mágico, despertarás las ciudades; irás junto a los niños a la escuela; pondrás en vuelo la felicidad de los pájaros; llamarás a misa.
A tu llegada Sol se animará el andamio con sus obreros, cantarán los pregoneros en las ferias, la orilla de los ríos se llenarán de lavanderas, y entrará la alegría por las banderolas de los hospitales.
Chau Sol…! Cuando en un instante te vayas del todo, morirá la tarde.
La nostalgia se apoderará de mí y la oscuridad entrará en Casapueblo.
La oscuridad, con su apetito insaciable penetrando por debajo de mis puertas, a través de las ventanas o por cuanta rendija encuentre para filtrarse en mi atelier, abriéndole cancha a las mariposas nocturnas.
Chau Sol…! Te quiero mucho…
Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete.
Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre. Chau Sol…! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otra altura.
Adiós Sol…! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol.
El sol de mi vida de artista. El sol de mi soledad. Es que me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía del horizonte.
1) Documental sobre la vida y trayectoria de Carlos Paez Vilaró
http://www.youtube.com/watch?v=b-TmVQYE1g0

25/9/11

Carlos Páez Vilaró: del mediomundo a casapueblo... repleto de luz. Mi mayor descanso es el trabajo.



Artículo publicado en la revista Sala de Espera (Junio 2011)

“Era una casa muy complicada, No tenía techo, no tenía nada, Era una casa de pororó Era la casa de Vilaró” (fragmento cantado por Vinicius de Moraes en sus tantas visitas a Casapueblo)

Pinta en una cúpula, su vista es al mar, siempre. Porque no hay horizonte más eterno que el de un soñador: “Creo más en el intento que en el hallazgo. Lo importante es tratar de no llegar nunca”. Su casa ancha como un pueblo define el alma de su soñador, que con 87 años ha abierto orificios de luz en la pintura y las formas, pero también en la mentalidad de una época y un tiempo. Pionero y generoso en su propuesta, su obra se desplegó de la misma forma que el viajero pintó murales y obras en cada país que visitó, dejando huellas, tambores, soles y colores.

EL MUNDO ES PEQUEÑO Y MERECE SER RECORRIDO:
“El mundo es pequeño, y merece ser recorrido”. Esa fue la frase insignia de este hombre que recorrió cinco continentes y dejó su huella de murales y obras en cada sitio en el que estuvo. Hizo del trueque su modo de vida y durante décadas cambió cuadros por unos pesos, comida o alojamiento en el exterior, como fue el caso del mural que pintó para Marlon Brando en su casa de Tahití. Su espíritu aventurero lo llevó siempre al encuentro de los acontecimientos. Brigitte Bardot, el Che Guevara, Piazzola o Picasso son algunas de las figuras públicas más relevantes que conoció, entre tantas anónimas con las que compartió conventillo, miseria o rebeldía.
Cuareim 1080 fue su lugar, su atelier, la raíz de su pasión. Las llamadas y el tambor, lo ven pasar cada año con la misma intensidad de aquel desconocido que alquiló una pieza en el Mediomundo porque ese era su lugar. “El Mediomundo fue mi mundo entero” dice el hombre a quien, hasta el día de hoy, todo el barrio sale a saludar cada vez que pisa los adoquines de la calle Curuguaty.
Todos los santos
La comadrona agarró en sus manos al niño robusto y pleno, de grandes manos, augurando un futuro de artista: músico o pintor. Era el 1º de noviembre de 1923. Carlos María era el tercer hijo del matrimonio compuesto por Páez Formoso y Rosa Vilaró, una típica familia de clase media alta de la sociedad uruguaya de aquel entonces. Desde una casona en la rambla de aquel privilegiado barrio Pocitos, hasta Cordón o Malvín. Una infancia feliz, plena de juegos, con la pintura siempre presente en sus manos. La adolescencia lo encontró a varias paradas de su destino final de educación, y el puerto del Buceo atrapó su atención entre pescadores, yates y marineros. El espíritu inquieto decidió hacerse a la mar y probar suerte cuando la situación económica familiar no era la mejor. Según recuerda el propio Páez sobre sus veinte años: “Siempre fui un buscador de ilusiones. Pasé por el mundo tratando de aspirar aquellas cosas que podían ser útiles para mi inspiración. En el sentido insolente, de escuelas y de maestros, me tiré en el océano sin saber nadar”. Fue fosforero, tipógrafo y pintó dibujos en plazas por dos pesos en su periplo bonaerense de aquella época.
A su regreso a Montevideo, le costó hallar su lugar. Intentó llevar una vida acorde con las expectativas sociales, pero “otro mundo” a pocas cuadras de la citadina 18 de julio lo atrapó. Cuenta que desde el día que vio pasar una comparsa, una víspera de nochebuena, supo hacia donde tenía que ir. Marchaban hacia la calle Cuareim, y ya eran una multitud de alegría y tambor, y el joven Carlos los acompañó.
Su otra vida transcurrió en los espacios y los sonidos de aquel Medio Mundo que lo llevó a fascinarse con el espíritu de la raza negra hasta recorrer el África entera.
Su vida es un mosaico de contrastes donde, evidentemente, siempre primó la intensidad de vivir. Una vida burguesa y más allá, el mundo: “Yo estaba casado y llevaba una vida pacífica y social dentro de un mundo de confort, horarios y obligaciones. Por otro lado convivía con lo que era mi pasión. Tuve la suerte de conocer a un muchacho negro que se transformó en mi hermano. Él sin hablar me decía cosas. Yo al lado de él entré en un mundo mágico, el de los afrodescendientes del Uruguay”. Sus cuadros comenzaron a reflejar un mundo que se le deslizaba muy dentro de su alma. “Pude pintar su intimidad, las mujeres con las manos en el jabón, verlas subir las escaleras caracol, armar el árbol común de navidad, compartir el pan entre todos; esa vida al natural me facilitó toda la grandeza del espíritu para transformarme en un hombre con una sensibilidad distinta que pude desarrollar como artista”.
Su primera muestra fue mitad un mundo, mitad otro. El primer festival internacional de Cine de Punta del Este lo clausuró con las comparsas del Medio Mundo que hicieron bailar a Joan Fontaine, John Derek y hasta Cantinflas, con Marta Gularte entre sus lonjas.
En lo que respecta a su obra, hay dos influencias fundamentales: “Figari fue la luz inicial que me iluminó un camino insospechado, empecé pintando con los candombes pero después se fue introduciendo en todos los aspectos. La obra de Figari me vinculó a la vida de los afrodescendientes, a la vida de los negros, de los conventillos y las comparsas”. El encuentro con su hija, en el que entablaron una charla y una cordial relación, le mostró toda la obra: “Me dije, si él lo pintó desde el recuerdo yo lo voy a pintar desde la realidad”.
Otro de sus grandes referentes fue Picasso, con el que buscó concretar ese encuentro con obstinación y audacia. “Uno idealiza los personajes. Tenía en esos momentos la fuerza e insistí, le regalé un cuadro y le llevé un libro, escrito por mí, La caja del Negro. Terminó de hojearlo y me dijo “¿Estas cosas se hacen en Montevideo?” Yo mientras solo podía pensar que este tipo estaba perdiendo su tiempo valioso mientras podía estar pintando uno de sus cuadros maravillosos”. Ese encuentro impulsó muchos emprendimientos a su regreso: “Provoqué el despertar de las cerámicas, vine con ese impulso. Fundamos un taller de artesanos en Montevideo”, recuerda satisfecho.
Su obra es extensa y variada. Pintó sobre el candombe uruguayo y el tango rioplatense, entre otros temas. El sol -un símbolo que adora- siempre ilumina sus pinturas. Además hizo grabados, dibujos, acuarelas, gofrados. Con su arte pudo dejar su marca en lugares insólitos: realizó 19 murales, pintó los aviones de Pluna, los patrulleros de Punta del Este y hasta el fondo de la piscina del hotel Conrad. Además escribió más de catorce libros e hizo películas como Batouk, que fue la encargada de clausurar el Festival de Cannes en 1967, donde por primera vez nuestra bandera flameó con orgullo nacional. “Antonioni ganaba con Blow Up, Andy Warhol estaba presente entre tantas personalidades por esos años. Después de ese período por África tan duro, esa experiencia en Cannes parecía increíble.”
La producción le pidió que pusiera carteles para promoción, pero apenas tenía para vestirse en tan lujoso evento. “Había catorce o quince paneles donde iban a poner los afiches de la película. Yo veía los afiches desnudos y no podía dejarlos así... y con papeles de embalar hice los 14 afiches y los pinté, y los pegué yo mismo”.
De esa época data su vínculo con Brigitte Bardot, el millonario Gunter Sachs y otras personalidades. Sus fotos históricas. Su memoria prodigiosa y la historia inagotable.
Soñando Soles
“Define el alma de su soñador, es un cuerpo que respira. La casa se llena de alegría de los niños, de los colegios, todo se transforma y eso me hace feliz. Gente de Nicaragua, Chile, y decenas de países que se nutren de la cordialidad humana de Casapueblo”. Según dice, la obra continuará y transcenderá su tiempo y su persona. “¿Qué será de Casapueblo cuando yo ya no esté? ¿Vendrán otros pintores? ¿Donde irá todo? A veces me obsesionan esas preguntas”. Pero enseguida las preguntas se disuelven entre la luz y sus obras, porque cree que nada es más complicado de comprender que la eternidad. Es que, indiscutiblemente, Casapueblo es Páez Vilaró.
En la década del cincuenta Páez arribó a Punta del Este para no dejarla más. Alternó sus viajes, pero su destino estaba enclavado en una punta salvaje y rocosa. La compra de Punta Ballena pasó a ser una obsesión para Vilaró. Construyó La Pionera, que fue su refugio y taller hasta 1960, cuando se abocó a transformar la construcción de madera en una gran escultura. Sin planos, sin proyecto y contra casi todos los códigos de la arquitectura, muchos lo tomaron como un loco. Utilizaba el trueque, recorría barracas de demolición, conseguía aberturas, artefactos sanitarios y ladrillos. La voz popular había logrado generar un flujo de visitantes que siempre dejaban su contribución para ver tan “extraño” proyecto realizado. Lo cierto es que nunca dejó de estar acompañado en su travesía, tampoco en su sueño. Cuenta su creador que fue bautizada por tres personas al mismo tiempo: “Era un día que estábamos azotados por vientos terribles, muy comunes aquí. Yo le quería llamar Simún, como el viento del desierto en Africa. Rafael Squirru, Fernando Demaría y yo, recordamos entonces que una amiga nuestra había hablado algo de un pueblo como una casa y ahí empezamos a rondar sobre esa idea. Así que fue un hallazgo compartido”.
En 1965, pocos meses después del bautizo de Casapueblo, Páez ganó el Primer Premio de la Bienal de San Pablo.
Casapueblo es una construcción blanca, muy blanca, y los pasajes entre las habitaciones son un laberinto en la montaña. Hay calles y plazas internas que rinden homenaje a Borges, a Vinicius de Moraes, a Rafael Squirru, a Piazzolla y a tantos amigos y personalidades que admiró. Dentro hay un museo y una galería de arte. Además, hace algunos años se le construyó un apart hotel llamado Hotel Casapueblo o Club Hotel Casapueblo, y tiene un restaurante llamado Las Terrazas que sigue el estilo de la construcción original y ofrece un delicioso menú internacional. Es visitada por miles de turistas anualmente, sin importar la época del año. Buses, camionetas, niños, artistas y pasajeros en tránsito disfrutan de su vista y de la cordial atención de sus habitantes. Quien haya vivido allí una tormenta, un atardecer o simplemente la haya recorrido blanca y serena una tarde de verano, sabe que Casapueblo es el resultado de la magia de un sueño.
Arriba, la cúpula absorbe toda la luz del planeta.

EL HOMBRE ESTÁ HECHO PARA AYUDAR Y PARA DARSE A LOS DEMÁS:

Páez continúa su charla: “El hombre está hecho para ayudar, para darse a los demás. El pintor está hecho para reflexionar”, y apunta una vez más a lo inalcanzable: “Me tiene obsesionado la idea de crear un arte para no videntes. Me gustaría que esa gente pudiera tener la forma de encontrar el color por medio de sensaciones táctiles, perfumes, música. Eso me preocupa, ocupa mis pensamientos”. Y el trabajo. “El mejor descanso mío, es el trabajo”, concluye este hombre quien ya tiene finalizada su próxima exposición para setiembre en Buenos Aires, con más de sesenta cuadros.
Agredecimientos: A Carlos Páez Vilaró, y a su hija Agó.
Fuente: Diego Fisher — Editorial Sudamericana - Hasta donde me lleve la vida. Carlos Páez Vilaró.