3/4/09
SOLEDAD Y LIBERTAD - Dr. Gregorio Marañón
CONFERENCIA DEL DR. GREGORIO MARAÑÓN
MONTEVIDEO, EL 8 DE ABRIL DE 1937 -
GREGORIO MARAÑÓN nace el 19 de Mayo de 1887 y vive hasta el 27 de marzo de 1960. Durante su infancia y su primera juventud, Menéndez Pelayo y Galdós, influyeron decididamente en su personalidad y alentaron su formación intelectual y su vocación por las ciencias. Estudió medicina, siendo discípulo preferido de los grandes maestros de aquellos tiempos, San Martín, Ramón y Cajal y otros. Dedicó sus actividades profesionales a la medicina interna, especializándose en estudios de endocrinología, cuya cátedra en la Universidad de Madrid fue creada para él. Sus lecciones, sus conferencias, sus libros sobre dicha disciplina, de la moderna medicina han dado la vuelta el mundo, y fue elegido Dr. Honnoris Causa de las más ilustres universidades, Sorbona, Coimbra, Milán, Oporto, casi todas las de Sudamérica.
Su capacidad de trabajo, su asombroso empleo del tiempo, su prodigiosa compresión y asimilación intelectual, le permitieron realizar una obra fecunda y magistral en varios campos de la cultura, al margen de su intensa vida médica, profesional y universitaria.
Su labor como historiador es quizás excepción hecha de Menendez Pelayo y Menéndez Pidal, la más importante que se ha creado en España en lo que va del siglo. Sus biografías, tan leídas en España como fuera de ella, Enrique IV de Castilla, Conde Duque de Olivares, Antonio Pérez, Luis Vives, Los 3 Velez, Tiberio, etc.
Ha creado un nuevo estilo, con su técnica original y su vocación humanista; su medicina y su historia, sus ensayos sobre innumerables temas de la gran actualidad científica, literaria y social. Su labor pedagógica, creadora de una gran escuela de médicos e investigadores. Su desbordante trabajo profesional. Su afición a las artes y sus trabajos sobre dicha materia, El Greco y Toledo a vía de ejemplo, le llevaron a la Real Academia Española, y a la de Ciencias y Medicina y a la de Historia y a la de Bellas Artes.
Por primera vez en la historia de la cultura española, una misma persona ha pertenecido a cinco reales academias.
Fue asimismo el único español miembro de la Academia de Ciencias de Inglaterra y del Instituto de Francia.
Gregorio Marañón fue además de un hombre de inteligencia genial y luminosa, una de esas personalidades excepcionales, que marcan a su país, el sentido del deber, del trabajo y del amor entrañable a la patria.
SOLEDAD Y LIBERTAD:
La civilización, ha convertido a la soledad, en uno de los dones más delicados que el alma puede alcanzar. Fowler, el gran humanista alemán, ha escrito sobre la soledad, páginas maravillosas, y nuestro Reyles le ha dedicado recientemente unos de sus más hermosos ensayos.
Pero en la vida primitiva del hombre, la soledad era un tormento. La soledad nació, no como alivio, sino como signo negativo, como miedo a la soledad. De este miedo surgió la necesidad de la compañía con los demás seres. Pero la convivencia con los demás seres nos hace perder la libertad, sin la cual, la vida es insoportable. Este es el problema que dedico hoy a mis amigos de Montevideo; de que modo el pobre ser humano se ve obligado a huir de la soledad, para caer en el servilismo, y como este ir y venir constituye en verdad una de las tragedias, pero también uno de los impulsos fundamentales de la vida.
El sentido del miedo a la soledad, sólo se nos aclara si buscamos sus raíces más remotas, y esta investigación nos enseña, que, el miedo a la soledad que originariamente está unido tal vez, a donde menos pudiéramos esperarlo, al instinto de la conservación. El fin de este instinto, es en efecto, la perpetuación de la especie en nuestros hijos, y en el hombre superior, la perduración de la existencia en la propia obra; pero son muy pocos los hombres capaces de tener el dominio inteligente de sus instintos, es decir de utilizarlo como instrumento de un fin consciente y elevado. Eso que en el lenguaje estúpido de los refranes, se llama, hacer de la necesidad virtud, es justamente los que caracteriza al ser de alta calidad humana.
El instinto es una fuerza ciega, pero el ser superior pone al impulso una meta luminosa y sobre el instinto cabalga hacia esa meta. El ser humano medio, es por el contrario, servidor y a veces, esclavo de los instintos. Entonces se es padre, porque serlo es consecuencia inevitable del amor, no por el noble anhelo de la casta, típico de nuestra especie, y motor importante de nuestra perfección. Igualmente para la mayoría de los hombres, crear no es la función consciente de sus actividades, sino una consecuencia inevitable del trabajo que hemos de realizar cada día para ganar nuestro pan; pero el sentido de su actividad es sin darnos cuenta siempre el mismo, siempre, servimos al instinto de la perpetuación.
El obrero que construye una pared para llevar a su casa el alimento, colabora en la obra perdurable del arquitecto que inventó el palacio o la pirámide, y el padre que engendra a sus hijos porque son el apéndice obligado de la vida en común, porque le ayudarán a sostenerlo en su vejez, quizá sólo porque su religión le impide evitarlos, pero sin voluntad específica de tenerlos, obedece también al mismo mandato, de la perpetuidad de la especie.
Pero ni la conveniencia y el amor bastarán siempre para empujar a los hombres a unirse y multiplicarse, hay por ello otro motivo de atracción esencial y no considerado en los libros, que es el miedo a la soledad.
No cabe duda que este sentimiento es en efecto, otro de los grandes impulsos que conducen a la intimidad social y por lo tanto al fin reproductor. Acaso es el primero de todos en la evolución de las especies. Para mí es evidente que el miedo a la soledad que hoy hemos superado, convirtiéndolo por la inteligencia en el sentimiento contrario, en el gusto de la soledad, pertenece a aquella parte fundamental de nuestra conciencia que hemos heredado de la vida primitiva de la humanidad. Está hoy fuera de duda que un sector importante de la estructura de nuestra conciencia, está constituida por la herencia primitiva que se ha ido transmitiendo a través de los milenios desde los tiempos de la aurora del espíritu humano hasta nuestros días. Ya Goethe con sus ojos de águila, lo había entrevisto, y los modernos conocimientos de la biología y de la psiquiatría, lo confirman por completo.
El ilustre pensador español, nos dice que la libertad está unida a la personalidad humana, por raíces instintivas tan poderosas como el miedo a la soledad.
Sin libertad, la existencia no vale la pena ser vivida, hay seres que literalmente, biológicamente no pueden vivir sin libertad. Pavlov refiere que, en el curso de sus investigaciones, sobre los reflejos condicionados, se encontraba a veces con perros en los que los resultados eran incongruentes, sin que pudiera explicarse la causa, las condiciones del experimento eran exactamente las mismas, que en los demás animales. Y sin saber porque, las cosas sucedían de un modo extraño, como dirigidas por una fuerza interior incomprensible e incontrolable. Un día, pudo darse cuenta, de que se trataba simplemente de perros que no podían soportar la falta de libertad. Generalmente eran de esos animales sin raza, bohemios callejeros, que contemplan desde su pobreza, con tan noble desprecio, a los dóciles perritos de las señoras elegantes. Bastaba sacarlos de su encierro, para que al punto se transfigurasen y recobrasen su normalidad y su alegría; los mismo le sucede exactamente a los hombres. Los que hayan vivido en la cárcel, saben la distinta violencia con que cada ser humano, soporta la privación de la libertad. La prisión es para todos una triste cosa, pero en grado distinto para cada cual.
Hay hombres que casi se encuentran a gusto en el encierro, son aquellos a los que Nietzche dirigió su bárbara embestida, “si no fuerais esclavos, no seríais nada”. Pero otros mueren de angustia cada vez que el ruido del cerrojo les recuerda la imposibilidad de salir.
A muchos he conocido también en las horas de la revolución, que refugiados en lugares seguros, a las pocas horas preferían a la reclusión, el peligro de la calle. Y en el Quijote hay pocas páginas, más conmovedoramente humanas que aquella, en el que el gran caballero, después de pasar unos días en el Palacio de los Dukes, durmiendo entre sábanas de Holanda, servido por pajes y sentado ante una mesa magnífica, se despide de tanto lujo y sale de nuevo por esos campos de Dios, sobre su caballo esquelético, cara al viento de las aventuras, y apenas queda solo, prorrumpe en un himno magnífico a la libertad, que le compensará con creces, del pan duro y del suelo de piedra, bajo el dosel intacto y libre de los cielos.
Muchas veces hemos escuchado definir a la soledad como uno los males de este siglo, que alcanza por igual a hombres y mujeres, así como hemos podido definir al igual que lo hizo el sabio español Don Gregorio Marañón, hace casi 60 años, a la libertad, como una de las necesidades vitales de la especie humana. Por la palpitante actualidad que tienen estos conceptos, culminaremos esta emisión del Museo de la Palabra del Sodre, dedicado al eminente pensador español, con las palabras finales de la conferencia que pronunciara, un ya lejano 8 de Abril de 1937.
Por fortuna el alma humana posee resortes infinitos para buscar las posibles fórmulas propias de la convivencia feliz. Es muy grande la cantidad de hombres y mujeres que alcanzan el secreto, por nadie enseñado de lo que podría llamarse “la libre intimidad”. Es cierto, el miedo a estar solos, nos empuja a la unión, el ansia de ser libres, nos lleva otra vez a la soledad, pero no siempre estos dos sentimientos nos obligan a oscilar como péndulos trágicos, de un extremo a otro de la infelicidad. La mayoría de las veces , estas dos fuerzas contrarias y equivalentes mantienen el alma de los hombres en el justo equilibrio y contribuyen a su ansia infinita de perfección. Se necesita para ello, amor, capacidad inagotable de sacrificio, generosidad. Pero las minas oscuras de nuestras almas, están llenas, si se las sabe buscar, de estos metales preciosos, y al fin un día, un día como los otros, milagrosamente, sabemos que el problema que nos angustiaba, y que no podíamos resolver, se ha resuelto el solo; el miedo al vacío y el afán de la libertad, se mezclan entre sí, como en los ritos, el agua y el vino, y aprendemos que en la soledad de dos es donde a veces se encuentra la compañía maravillosa, la que mata a la soledad, y la que conserva la libertad. Hay en el cancionero popular español, una copla cuya emoción recordaré siempre desde que una noche, pensando en estas cosas, el viento me la trajo como respuesta del instinto popular a las dudas del pensamiento, la copla dice así:
“te llamé en la angustia mía...
virgen de la soledad...
y me diste compañía...
soledad que da compañía...
quién pudiera decirlo mejor...
soledad que da compañía...
esa es, la verdadera libertad”
MONTEVIDEO, EL 8 DE ABRIL DE 1937 -
GREGORIO MARAÑÓN nace el 19 de Mayo de 1887 y vive hasta el 27 de marzo de 1960. Durante su infancia y su primera juventud, Menéndez Pelayo y Galdós, influyeron decididamente en su personalidad y alentaron su formación intelectual y su vocación por las ciencias. Estudió medicina, siendo discípulo preferido de los grandes maestros de aquellos tiempos, San Martín, Ramón y Cajal y otros. Dedicó sus actividades profesionales a la medicina interna, especializándose en estudios de endocrinología, cuya cátedra en la Universidad de Madrid fue creada para él. Sus lecciones, sus conferencias, sus libros sobre dicha disciplina, de la moderna medicina han dado la vuelta el mundo, y fue elegido Dr. Honnoris Causa de las más ilustres universidades, Sorbona, Coimbra, Milán, Oporto, casi todas las de Sudamérica.
Su capacidad de trabajo, su asombroso empleo del tiempo, su prodigiosa compresión y asimilación intelectual, le permitieron realizar una obra fecunda y magistral en varios campos de la cultura, al margen de su intensa vida médica, profesional y universitaria.
Su labor como historiador es quizás excepción hecha de Menendez Pelayo y Menéndez Pidal, la más importante que se ha creado en España en lo que va del siglo. Sus biografías, tan leídas en España como fuera de ella, Enrique IV de Castilla, Conde Duque de Olivares, Antonio Pérez, Luis Vives, Los 3 Velez, Tiberio, etc.
Ha creado un nuevo estilo, con su técnica original y su vocación humanista; su medicina y su historia, sus ensayos sobre innumerables temas de la gran actualidad científica, literaria y social. Su labor pedagógica, creadora de una gran escuela de médicos e investigadores. Su desbordante trabajo profesional. Su afición a las artes y sus trabajos sobre dicha materia, El Greco y Toledo a vía de ejemplo, le llevaron a la Real Academia Española, y a la de Ciencias y Medicina y a la de Historia y a la de Bellas Artes.
Por primera vez en la historia de la cultura española, una misma persona ha pertenecido a cinco reales academias.
Fue asimismo el único español miembro de la Academia de Ciencias de Inglaterra y del Instituto de Francia.
Gregorio Marañón fue además de un hombre de inteligencia genial y luminosa, una de esas personalidades excepcionales, que marcan a su país, el sentido del deber, del trabajo y del amor entrañable a la patria.
SOLEDAD Y LIBERTAD:
La civilización, ha convertido a la soledad, en uno de los dones más delicados que el alma puede alcanzar. Fowler, el gran humanista alemán, ha escrito sobre la soledad, páginas maravillosas, y nuestro Reyles le ha dedicado recientemente unos de sus más hermosos ensayos.
Pero en la vida primitiva del hombre, la soledad era un tormento. La soledad nació, no como alivio, sino como signo negativo, como miedo a la soledad. De este miedo surgió la necesidad de la compañía con los demás seres. Pero la convivencia con los demás seres nos hace perder la libertad, sin la cual, la vida es insoportable. Este es el problema que dedico hoy a mis amigos de Montevideo; de que modo el pobre ser humano se ve obligado a huir de la soledad, para caer en el servilismo, y como este ir y venir constituye en verdad una de las tragedias, pero también uno de los impulsos fundamentales de la vida.
El sentido del miedo a la soledad, sólo se nos aclara si buscamos sus raíces más remotas, y esta investigación nos enseña, que, el miedo a la soledad que originariamente está unido tal vez, a donde menos pudiéramos esperarlo, al instinto de la conservación. El fin de este instinto, es en efecto, la perpetuación de la especie en nuestros hijos, y en el hombre superior, la perduración de la existencia en la propia obra; pero son muy pocos los hombres capaces de tener el dominio inteligente de sus instintos, es decir de utilizarlo como instrumento de un fin consciente y elevado. Eso que en el lenguaje estúpido de los refranes, se llama, hacer de la necesidad virtud, es justamente los que caracteriza al ser de alta calidad humana.
El instinto es una fuerza ciega, pero el ser superior pone al impulso una meta luminosa y sobre el instinto cabalga hacia esa meta. El ser humano medio, es por el contrario, servidor y a veces, esclavo de los instintos. Entonces se es padre, porque serlo es consecuencia inevitable del amor, no por el noble anhelo de la casta, típico de nuestra especie, y motor importante de nuestra perfección. Igualmente para la mayoría de los hombres, crear no es la función consciente de sus actividades, sino una consecuencia inevitable del trabajo que hemos de realizar cada día para ganar nuestro pan; pero el sentido de su actividad es sin darnos cuenta siempre el mismo, siempre, servimos al instinto de la perpetuación.
El obrero que construye una pared para llevar a su casa el alimento, colabora en la obra perdurable del arquitecto que inventó el palacio o la pirámide, y el padre que engendra a sus hijos porque son el apéndice obligado de la vida en común, porque le ayudarán a sostenerlo en su vejez, quizá sólo porque su religión le impide evitarlos, pero sin voluntad específica de tenerlos, obedece también al mismo mandato, de la perpetuidad de la especie.
Pero ni la conveniencia y el amor bastarán siempre para empujar a los hombres a unirse y multiplicarse, hay por ello otro motivo de atracción esencial y no considerado en los libros, que es el miedo a la soledad.
No cabe duda que este sentimiento es en efecto, otro de los grandes impulsos que conducen a la intimidad social y por lo tanto al fin reproductor. Acaso es el primero de todos en la evolución de las especies. Para mí es evidente que el miedo a la soledad que hoy hemos superado, convirtiéndolo por la inteligencia en el sentimiento contrario, en el gusto de la soledad, pertenece a aquella parte fundamental de nuestra conciencia que hemos heredado de la vida primitiva de la humanidad. Está hoy fuera de duda que un sector importante de la estructura de nuestra conciencia, está constituida por la herencia primitiva que se ha ido transmitiendo a través de los milenios desde los tiempos de la aurora del espíritu humano hasta nuestros días. Ya Goethe con sus ojos de águila, lo había entrevisto, y los modernos conocimientos de la biología y de la psiquiatría, lo confirman por completo.
El ilustre pensador español, nos dice que la libertad está unida a la personalidad humana, por raíces instintivas tan poderosas como el miedo a la soledad.
Sin libertad, la existencia no vale la pena ser vivida, hay seres que literalmente, biológicamente no pueden vivir sin libertad. Pavlov refiere que, en el curso de sus investigaciones, sobre los reflejos condicionados, se encontraba a veces con perros en los que los resultados eran incongruentes, sin que pudiera explicarse la causa, las condiciones del experimento eran exactamente las mismas, que en los demás animales. Y sin saber porque, las cosas sucedían de un modo extraño, como dirigidas por una fuerza interior incomprensible e incontrolable. Un día, pudo darse cuenta, de que se trataba simplemente de perros que no podían soportar la falta de libertad. Generalmente eran de esos animales sin raza, bohemios callejeros, que contemplan desde su pobreza, con tan noble desprecio, a los dóciles perritos de las señoras elegantes. Bastaba sacarlos de su encierro, para que al punto se transfigurasen y recobrasen su normalidad y su alegría; los mismo le sucede exactamente a los hombres. Los que hayan vivido en la cárcel, saben la distinta violencia con que cada ser humano, soporta la privación de la libertad. La prisión es para todos una triste cosa, pero en grado distinto para cada cual.
Hay hombres que casi se encuentran a gusto en el encierro, son aquellos a los que Nietzche dirigió su bárbara embestida, “si no fuerais esclavos, no seríais nada”. Pero otros mueren de angustia cada vez que el ruido del cerrojo les recuerda la imposibilidad de salir.
A muchos he conocido también en las horas de la revolución, que refugiados en lugares seguros, a las pocas horas preferían a la reclusión, el peligro de la calle. Y en el Quijote hay pocas páginas, más conmovedoramente humanas que aquella, en el que el gran caballero, después de pasar unos días en el Palacio de los Dukes, durmiendo entre sábanas de Holanda, servido por pajes y sentado ante una mesa magnífica, se despide de tanto lujo y sale de nuevo por esos campos de Dios, sobre su caballo esquelético, cara al viento de las aventuras, y apenas queda solo, prorrumpe en un himno magnífico a la libertad, que le compensará con creces, del pan duro y del suelo de piedra, bajo el dosel intacto y libre de los cielos.
Muchas veces hemos escuchado definir a la soledad como uno los males de este siglo, que alcanza por igual a hombres y mujeres, así como hemos podido definir al igual que lo hizo el sabio español Don Gregorio Marañón, hace casi 60 años, a la libertad, como una de las necesidades vitales de la especie humana. Por la palpitante actualidad que tienen estos conceptos, culminaremos esta emisión del Museo de la Palabra del Sodre, dedicado al eminente pensador español, con las palabras finales de la conferencia que pronunciara, un ya lejano 8 de Abril de 1937.
Por fortuna el alma humana posee resortes infinitos para buscar las posibles fórmulas propias de la convivencia feliz. Es muy grande la cantidad de hombres y mujeres que alcanzan el secreto, por nadie enseñado de lo que podría llamarse “la libre intimidad”. Es cierto, el miedo a estar solos, nos empuja a la unión, el ansia de ser libres, nos lleva otra vez a la soledad, pero no siempre estos dos sentimientos nos obligan a oscilar como péndulos trágicos, de un extremo a otro de la infelicidad. La mayoría de las veces , estas dos fuerzas contrarias y equivalentes mantienen el alma de los hombres en el justo equilibrio y contribuyen a su ansia infinita de perfección. Se necesita para ello, amor, capacidad inagotable de sacrificio, generosidad. Pero las minas oscuras de nuestras almas, están llenas, si se las sabe buscar, de estos metales preciosos, y al fin un día, un día como los otros, milagrosamente, sabemos que el problema que nos angustiaba, y que no podíamos resolver, se ha resuelto el solo; el miedo al vacío y el afán de la libertad, se mezclan entre sí, como en los ritos, el agua y el vino, y aprendemos que en la soledad de dos es donde a veces se encuentra la compañía maravillosa, la que mata a la soledad, y la que conserva la libertad. Hay en el cancionero popular español, una copla cuya emoción recordaré siempre desde que una noche, pensando en estas cosas, el viento me la trajo como respuesta del instinto popular a las dudas del pensamiento, la copla dice así:
“te llamé en la angustia mía...
virgen de la soledad...
y me diste compañía...
soledad que da compañía...
quién pudiera decirlo mejor...
soledad que da compañía...
esa es, la verdadera libertad”
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UFF!!! Excelente artículo. Siempre me he sentido con un espíritu libre; siempre he añorado la soledad; siempre he sido hiperactiva, pero me encanta estar dentro de mi cueva. He roto una relación de 23 años con una persona especial, porque quiero mi espacio; dos hijos, 22 años la hembra, en México y 19 el varón, preparándose para irse a trinidad; ambos entienden mis razones. Me siento feliz en estas cuatro paredes y mi ex pareja, aunque sufrió en forma extrema mi decisión, ya aceptó que así tenía que ser y tenemos una relación de amistad excelente, aunque vivimos en ciudades diferentes. Ahora me siento plena, sin pensar en tener nexos de pareja con nadie; sin amarguras; tengo cincuenta años, aunque muchos crean que tengo 15 años menos; en muy buenas condiciones físicas y con unas ganas de vivir cada día, aunque esté sola. Me gusta el contacto con la gente y formo parte de una fundación, donde trabajamos mucho, pero nos divertimos en grande.
ResponderEliminarHola Jorge, quería preguntarle si esta "CONFERENCIA DEL DR. GREGORIO MARAÑÓN
ResponderEliminarMONTEVIDEO, EL 8 DE ABRIL DE 1937" es posible encontrarla editada en algún libro o artículo de revista. Por otro lado, me gustaría saber si Marañón ha hablado en algún otro momento u obra del tema de la soledad, aparte de en esta conferencia.
Si tienes conocimiento de algunas de estas cosas, le agradecería que me informara. Estoy enfrascada en un trabajo sobre él y me interesa mucho.
Gracias de antemano. Saludos.
Muy acertado. Me encanta leer temas diversos y hoy me encontré con este, que pude saborear hasta el final. Será la libertad y en consecuencia la soledad un estilo de vida?? Que el mundo primitivo quiso erradicar, pero nuestros tiempos modernos lo consideran como un paliativo para muchas circunstancias. Respetable los que consideren vivir en estos dos estados. Sin embargo la búsqueda no fue al azar, fue motivada por un mensaje que llegó a mis manos de una persona que quiero mucho y de esta manera poder decirle algo acertado aunque no sea lo que esa persona quiera oir. El mensaje decia: Y cuando en las mañanas nadie te despierta. Y cuando en las noches nadie te espera. Y cuando puedes hacer lo que quieras. ¿Cómo le llamas a eso? ¿Libertad o Soledad? Buenas noches.
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