CIFRAS TRAGICAS DE ESPAÑA:
"El 66% de los conductores condenados or conducir bajo los efectos del alcohol tiene menos de 45 años."
Todos recordaremos formidables campañas para sensibilizar a la población (conductores o no), sobre la trágica asociación entre "alcohol y siniestralidad".
Las reuniones con amigos, los festejos, las celebraciones, los cumpleaños, los excesos, el alcohol, las pastillas, la inconsciencia, las cosas que nos pueden, la falsa seguridad, el sentirnos poderosos dominadores de las situaciones, y luego... la realidad, el cansancio, el sueño, el imprevisto, la temerosa velocidad, la sorpresa, el segundo fatal que quisiéramos volver hacia atrás.
Y luego... la tragedia y si quedamos conscientes... la incredulidad.."esto no me puede estar pasando a mí".
¿Porqué a mí? nos preguntamos, cuando en realidad una hora antes cuando estábamos en el festejo es cuando nos deberíamos estar repitiendo: ¿y porqué no a mí?.
Los siniestros, la ambulancia, el rescate, las demoras, la asistencia, reanimación, estabilización y traslado. La llegada al hospital, la comunicación a la familia, la angustia, la rabia, la desesperación y tantas veces... la desesperanza ante la fatalidad y la resignación de quienes quedan y también ... cuántas veces: "la pérdida de la libertad". La detención, el juicio, el encarcelamiento, la cárcel.
El efecto conseguido con estas imágenes ha sido inicialmente extraordinario al ser emitido en Australia con un 40% de la población que dejó de usar drogas o consumir alcohol "sin límites" durante las fiestas de fin de año. No sabemos cuánto tiempo durará ese estado de "sensibilización", pero vale la pena tomarnos el tiempo necesario para mirar con mucha atención este video, tomándonos el tiempo que habitualmente no nos tomamos para ver y rever las cosas (porque también consumimos información, consumimos videos, o consumimos libros).
Para quienes como médicos o enfermeros trabajamos en las ambulancias de emergencia (tal es mi caso desde hace más de 20 años), muchas imágenes nos resultan extremadamente conmovedoras por lo reales y evocadoras de tantas tragedias que hemos tenido que vivir. Por eso nuestra insistencia también desde nuestra posición en alertar a quienes manejan que no es una cuestión de una multa, de si me agarran o no me agarran, o de si zafo o no zafo con un GPS que me alerta, es una cuestión de un minutos o de un segundo que puede cambiarnos dramáticamente la vida, o la vida de algunos de nuestros seres más queridos.
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