27/9/22

La imaginación es la mitad de la enfermedad, la tranquilidad es la mitad del remedio y la paciencia el comienzo de la sanación: Avicenas

 En una entrevista reciente Gustavo Zerbino nos recordaba esta frase de Avicena (médico y filósofo persa del siglo X): “la imaginación es la mitad de la enfermedad, la tranquilidad es la mitad del remedio y la paciencia el comienzo de la sanacion”.

Y Esta reflexión me viene a la mente cada vez que se reiteran los mensajes catastróficos que se ha propuesto enviar el SMU en forma sistemática. Un gran error por donde se lo mire, primero porque desde fines de noviembre todos ya venís como se está complicando la pandemia, en segundo lugar porque desde hace un año todo el mundo sabe o debería saber lo que debe hacer cada uno y en tercer lugar porque se reiteran en darle consejos al gobierno sobre lo que tiene que hacer, lo cual no es competencia médica.Y es una pena porque algunos de esos médicos son verdaderos héroes cuando están en los CTI o en las ambulancias o en las emergencias, pero cuando se dejan llevar por los miedos, las emociones o las ideologías... cometen esos errores y en lugar de ayudar y dar tranquilidad, se transforman en verdaderos vehículos de iniquidad.
Porque aumenta la imaginación catastrófica (y aumenta la carga potencial de enfermedad) y porque no dan tranquilidad (disminuyen las defensas y las reservas anímicas e inmunológicas de la población), y porque debilitan la confianza que tiene la población en los médicos y que es tan necesaria y crítica en estos momentos.
Por eso debemos ser tan cuidadosos con nuestras palabras y nuestros mensajes, porque cada uno de nosotros podemos generar inquietud, inseguridad y hacer más olas en medio de un tiempo o podemos transmitir información medida y equilibrada. Cada uno de nosotros podemos generar incertidumbre, sensacionalismo o pánico con nuestras opiniones o podemos informar con conocimiento del tema, con sensatez y ponderación (como lo hacen por ejemplo nuestro Presidente, el Dr. Alvaro Delgado o el Dr. Rafael Radi, o Alejandro Chabalgoity o Alejandra Rey o Julio Medina.
En mi caso que soy médico Intensivista puedo opinar de salud, de medicina o de enfermedades, pero no puedo cometer la irreverencia de opinar en los medios de comunicación sobre lo que debería hacer el Presidente o su equipo con la economía, con el gobierno o con la pandemia.
Hace unos años escuché al Dr. Hector Abecassis afirmar que “los médicos somos responsables por los fármacos que indicamos y por las palabras que usamos”. De ahí que debemos ser tan cuidadosos con cada palabra que decimos y más aún con aquellas que no deberíamos decir.
Y eso es porque, las palabras son el vehículo de contacto de nuestra alma con la realidad.
En su libro MEDICINA PRÁCTICA, el escritor Victor Gómez Rodriguez se refiere al poder de la palabra en la salud de las personas:
Una voz amable, serena y sincera puede resultar más terapéutica que cualquier medicamento.
"Un gesto tierno o agradable y una voz adecuada pueden cambiarnos el ánimo en un instante".
Las palabras nos llevan a la risa, a la alegría, a la ternura y al humor como algo inesperado.
Las palabras sorprenden, emocionan, enternecen y conmueven.
Pero el mayor milagro que nos puede suceder con las palabras, es que lleguen a curar.
Con la palabra podemos hacer nuestra alquimia interior y particular: aliviar dolores, lidiar con nuestras dudas, rabias, superar o concluir duelos, sanar viejas heridas, trascender miedos, aligerar pesadas mochilas de nuestra conciencia y terminar así con esclavitudes del alma. En definitiva liberar y liberarnos. Y más aún en momentos de crisis mundial por una pandemia que a un año de comenzada sigue sin poder ser controlado.
Las palabras del médico son vida o son muerte para el enfermo y en esto estriba gran parte de la responsabilidad de los médicos, para que se emplee el verbo con fines constructivos y no destructivos, con un fin de esperanza y no de desazón. Sin tensionar aún más un sistema de salud que está sobrepasado de tensión.
Por eso es bueno volver a ver y tener presente el mensaje de los sobrevivientes, porque en estos tiempos al Uruguay entero le ha tocado tener que vencer una cordillera, y solo se podra vencer si trabajamos en equipo, si nos preparamos. si tenemos disciplina y si somos solidarios y resilientes ante todas las adversidades que se han presentado, que se presentan y las que vendrán.
Cada uno de nosotros podemos elegir los pensamientos y las palabras que nos construyen, o los pensamientos o las palabras que nos destruyen.... es esa nuestra gran opción, nuestra gran prerrogativa, nuestra elección.

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