Desde entonces y quizá por algunas semanas, nos sumaremos a ese gran universo de personas que generación tras generación nos lleva a comportarnos de una manera especial.
Diversos sentimientos de profunda naturaleza social, religiosa, espiritual y cultural, se amalgamarán con vivencias de lejanos años de la infancia, a lo que se sumarán en mayor o menor medida nuevos proyectos y deseos de mejores tiempos para la familia, la sociedad, el país o la humanidad entera.
Sentimos como afloran y reverberan los recuerdos de felices días vividos en otras tantas “navidades”, los cuales se irán sumando progresivamente al calendario de nuestra existencia.
Ese "espíritu navideño" será más o menos grato, intenso o envolvente, o estará más o menos mezclado con nostalgia o recuerdos amargos, según hayan sido nuestras vivencias o experiencias pasadas, según como nos haya bendecido o castigado la vida, pero muy especialmente según sea nuestra capacidad de lectura del pasado, de manejo de los recuerdos, de visión del presente y de proyectar nuevos sueños y esperanzas hacia un futuro próximo o lejano.
Ese es precisamente el "ruido mental" que deberíamos apagar o controlar, para poder permitirnos percibir la verdadera "sinfonía de la vida".
!Cuántas veces el pensar en la proyección que sobre la humanidad pudiera tener, el poder mantener este “espíritu navideño” durante los 365 días del año, nos llena de entusiasmo y optimismo en las reservas humanas de la sociedad!.
este sigue siendo un mundo hermoso...
Ten cuidado... esfuérzate en ser feliz...