28/4/15
Psicosis, esquizofrenia, cambio de carácter son los peligros que conlleva para la salud el consumo de marihuana, una droga que gana adeptos entre los jóvenes.
CORTEMOS CON TANTA DULZURA CON LA MARIHUANA: PSICOSIS, ESQUIZOFRENIA Y CAMBIOS DEL CARACTER SON LOS PELIGROS QUE CONLLEVA PARA LA SALUD EL CONSUMO DE MARIHUANA ... una droga que gana adeptos
entre los jóvenes.
“Tranquila mamá, es sólo marihuana: no es malo para la salud y no
engancha. Todos mis amigos fuman".
Es la frase que muchos adolescentes sueltan a sus madres después de que
estas les encuentren un porro en la mochila del colegio.
Pero no son los únicos que coquetean o simpatizan con los porros porque
un cada vez mayor número de personas malinformados comparten esta percepción.
Su módico precio, la facilidad para conseguirlo, una imagen amable pese
a sus nocivos efectos y la permisividad social convierten el cannabis en una
droga de consumo sencillo e iniciático.
Casi uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 34 años admite haber fumado
porros durante el último año. Y lo que es aún más grave: el 36% de las personas
que se han iniciado en el consumo de cannabis durante el último año son menores
de edad … un dato que refleja la
tendencia al alza y el tirón de esta sustancia entre los más jóvenes.
El cannabis se ha convertido para ellos en algo casi inocuo, similar a
la nicotina para las generaciones anteriores.
Sin embargo, sus efectos resultan devastadores para la salud. Puede
provocar adicción y aumenta el riesgo de caer en sustancias aún más peligrosas
o sufrir una enfermedad mental.
Estas son algunas de las consecuencias que arrastran el consumo de esta
droga…
- Trastornos o dificultades en la incorporación del conocimiento: PROLEMAS
COGNITIVOS..
El consumo de cannabis en personas menores de 18 años, con un sistema
nervioso aún en desarrollo, suele tener graves consecuencias sobre la salud
mental, porque afecta directamente a la cognición, que es la capacidad del ser
humano para conocer a través de los órganos de percepción.
"Esta droga produce un efecto inmediato en la memoria, la atención
y el rendimiento, incluido el escolar", explica Ana González Pinto,
profesora titular de la UPV/EHU y psiquiatra de Osakidetza.
Una investigación del Hospital Clínic de Barcelona sugiere que la edad
de inicio en ese hábito puede condicionar los cambios estructurales que causa
en el cerebro, que son mayores cuando se comienza antes de los 16 años y pueden
derivar en problemas de conducta en la edad adulta.
"En estos casos, el cerebro está todavía en formación y no ha
llegado a desarrollarse del todo, por lo que los efectos son mucho más
indeseables que en personas de mayor edad", apunta la experta.
Otro reciente trabajo sobre esta cuestión realizado en el Centro para la
Salud Cerebral de la Universidad de Texas concluyó -en línea con otros muchos
anteriores- que fumar esta sustancia provoca al principio una mayor actividad
cerebral, que comienza a degradarse muy rápidamente.
El deterioro va acompañado de una paulatina pérdida de materia gris, que
podría ser la explicación de la reducción del coeficiente intelectual que
padecen los consumidores habituales.
- Adicción: Otra de las
principales preocupaciones por su uso es la adicción. "Un 12% de los
consumidores de cannabis se hacen dependientes y son los jóvenes quienes más
riesgos corren de acabar enganchados", detalla la psiquiatra de
Osakidetza.
Un 16,5% de quienes empiezan a tomarlo
durante la adolescencia desarrollan una adicción, según el investigador Wayne
Hall, de la Universidad de Queensland, en Australia, que ha realizado una
recopilación de veinte años de trabajos científicos sobre el cannabis. Estos
datos indican que esta droga es, en cualquier caso, menos adictiva que otras
sustancias de uso frecuente, como la nicotina, que tiene una tasa de adicción
del 32%; la heroína, con un 23%; la cocaína, un 17%, y el alcohol un 15%.
- Síndrome amotivacional: Hay un porcentaje
de personas que, fumando a diario, desarrollan el síndrome amotivacional; es
decir, el típico 'paso de todo'. "Se caracteriza por la apatía, la falta
de ganas y el poco interés que tiene el joven en relacionarse con los amigos y
la familia". Este trastorno está relacionado con el consumo. "Se
mantiene inmediatamente después de dejar de fumar, pero no ocasiona un daño
permanente”
- Mayor riesgo al volante: Aquellos que
conducen bajo sus efectos se ha demostrado que esta substancia altera la
percepción del entorno, provoca somnolencia, aumenta el tiempo de reacción y
disminuye la capacidad de reconocer los riesgos en la carretera.
"Con el consumo combinado de
cannabis y alcohol, algo habitual, los efectos son una suma tremenda y la
conducción se vuelve mucho más peligrosa".
- Cambios de carácter: El consumo
frecuente de hachís provoca cambios de carácter, principalmente en menores, y,
por consiguiente, deteriora la convivencia en el hogar. "Los jóvenes se
aíslan en casa, se vuelven más irritables, más ansiosos e, incluso, pueden
ponerse agresivos con sus propios padres".
- Psicosis: El consumo
habitual de esta droga también favorece la aparición de fenómenos psicóticos,
sobre todo, en aquellas personas que han comenzado a fumar marihuana durante la
adolescencia o tienen familiares con trastornos de este tipo. "El cannabis
duplica en personas vulnerables el riesgo de desarrollar esta enfermedad
mental", apunta la experta, que insiste en que "entre el 55% y el 67%
de los pacientes que ingresan por primera vez en un hospital con un cuadro
psicótico son consumidores de esta substancia". Una complicación
caracterizada por la ansiedad, delirios paranoides o de persecución e ideas de
suicidio, que suele estar acompañada de pánico, paranoia, depresión y
desorientación en el tiempo y en el espacio.
- Esquizofrenia: El consumo de
cannabis favorece el inicio precoz de la esquizofrenia, que es la forma más
grave de pérdida de contacto con la realidad. "Los menores de 18 años son
quienes más posibilidades tienen de desarrollarla. Los efectos dependen de la
dosis, pero fumar habitualmente ya es un factor de riesgo incluso en pequeñas
cantidades”.
Para los especialistas es fundamental
combatir el consumo de cannabis para retrasar la aparición de la enfermedad.
"El consumo en adultos es una decisión individual, pero en los menores
debe evitarse", opina la profesora de la UPV/EHU.
- Provoca hambre y sueño: Uno de los
efectos mejor conocidos de la marihuana, es el hambre voraz que suscita poco
después de consumirla, provocando un antojo especial por los dulces. Pero, ¿por
qué abre el apetito? Un nuevo estudio realizado por científicos internacionales
ha revelado la explicación neuronal. Según esta nueva investigación realizada
en ratones, las células encargadas de reducir la sensación de hambre funcionan
de forma diferente a la habitual al activarse el receptor cannabinoide. Es
decir, la estimulación del apetito está conducida por las mismas neuronas que
se encargan de generar la sensación de saciedad, conocidas como
proopiomelanocortinas (POMC), por lo que esta impresión de "estar
lleno" desaparece.
El consumo de hachís también provoca somnolencia.
"Muchas personas fuman por la noche para poder dormirse", detalla la
experta en drogodependencias. La abstinencia, en cambio, origina insomnio.
- Afecta a embarazadas y a la calidad
del esperma: Otro de los efectos negativos del consumo prolongado de marihuana
es que reduce la cantidad y calidad del esperma. "El cannabis se asocia a
menor volumen seminal en el hombre", precisa González Pinto. Pero las
consecuencias también las sufren los futuros hijos de embarazadas consumidoras
de marihuana. Varios estudios epidemiológicos han observado una relación entre
el consumo de esta sustancia y un peso reducido de los niños en el momento del
nacimiento. "Su uso durante el embarazo puede producir algunos problemas
en el feto aunque de menor entidad que el alcohol", apunta la psiquiatra
de Osakidetza.
- Complicaciones físicas: El uso
prolongado también puede producir complicaciones crónicas que afectan al
sistema respiratorio, provocando irritación bronquial y pulmonar. "El
cannabis dilata los bronquios. La exposición prolongada se asocia con
bronquitis obstructiva y con un aumento de riesgo de cáncer de pulmón. También
son frecuentes la tos crónica y la reducción de la capacidad pulmonar si el
consumo es repetido", describe la profesora de la UPV/EHU.
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