“Me atreveré a decir que no pienso tanto en la vejez.
Nunca creí que la edad fuera de un criterio.
No me sentí particularmente joven hace cincuenta años (cuando tenía veinte, me gustó mucho la compañía de gente mayor), y no me siento vieja hoy.
Mi edad cambia y siempre ha cambiado de hora en hora.
En los momentos de cansancio tengo diez siglos; en los momentos de trabajo, cuarenta años; en el jardín, con el perro, tengo la impresión de tener cuatro años.”
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