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2/4/11
Romanticismo, enamoramiento y la búsqueda de la media naranja sienten la amenaza del post-modernismo - Dr.Manuel Cruz

Merced a la pasión amorosa, los enamorados siempre han creído acceder a dimensiones desconocidas de sí mismos, conocer estratos de su ser que permanecían ocultos a su propia mirada, y de tales descubrimientos han extraído la fuerza para enfrentarse a la realidad con una energía y un valor impensables en circunstancias normales.
Quien ama, diría un castizo, está dispuesto a ponerse el mundo por montera, a hacer saltar por los aires cualquier convención, norma o costumbre, por más arraigada en la tradición o en los usos establecidos que pudiera encontrarse. Pero, por otro, ese caudal en apariencia irrefrenable de vida acababa, invariablemente y casi sin excepciones, discurriendo por un cauce institucional inequívoco. En su exageración tópica, el "fueron felices y comieron perdices" señalaba, con escaso disimulo, el signo de la operación ideológica: hacer creer a los individuos que eran irrestrictamente libres (en algunos casos, incluso rabiosos impugnadores del orden existente) para mejor terminar sometiéndolos a los designios preestablecidos.
No hay duda de la eficacia de la operación: con un candor digno de mejor causa, a lo largo de la historia los enamorados han insistido en la idea de que esa experiencia -casi tan vieja como la misma humanidad- con ellos adquiría una dimensión nueva, insólita, y que donde durante tanto tiempo hubo instrumentalización para el dominio y el control, ahora -siempre con ellos, tan candorosamente fundacionales, tan ingenuamente inaugurales- habría oportunidad para edificar, de nueva planta, una realidad radicalmente otra.
Cumplían de este modo, sin saberlo, el diagnóstico que Spinoza dejó escrito en su Ética: "Los hombres se equivocan al creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan". La cosa funcionaba sin mayores problemas mientras una robusta estructura social e institucional proporcionaba una eficaz cobertura a la operación.
Sin duda, había dentro del matrimonio mucha menos felicidad de la que se le había hecho creer a la gente pero, como contrapartida, fuera de él sólo quedaban soledad y tristeza (hacerse mayor sin haber conseguido tener una pareja era casi el paradigma del fracaso personal).
De hecho, tan bien funcionaba el dispositivo que incluso se podían permitir retoques al mismo para ir adecuando su funcionamiento a las nuevas circunstancias. Se recordará que, frente a quienes, desde posiciones conservadoras miopes, consideraban el divorcio como el principio del fin de la institución matrimonial, Bertrand Russell ya observaba que nadie cree más en el matrimonio que el que se divorcia, precisamente porque lo que acredita con su actitud es que confía tanto en la institución que está dispuesto a contraer matrimonio de nuevo las veces que haga falta y piensa más bien que hasta el momento quien ha fallado ha sido él, equivocándose en la elección de pareja. Pero hete aquí que la posmodernidad -y la sociedad de consumo, de la que constituye su reverso en la esfera de lo imaginario- ha venido a hacer saltar por los aires este esquema.
Las formas institucionales heredadas, incluso las ya flexibilizadas, pasaron a ser a partir de un determinado momento un obstáculo para el flujo de unas presuntas existencias líquidas que debían acomodarse sin resistencia a las permanentes mutaciones de lo real, adoptando sus cambiantes formas. Las relaciones amorosas viraron hacia una creciente volatilidad y, a título de significativo ejemplo, la expresión el amor de mi vida dejó paso -tal vez como anticipo de su definitiva desaparición- a la expresión el amor de este momento de mi vida, momento, por cierto, cada vez más fugaz. También algunos de los daños colaterales que semejante mudanza ha ido causando en los individuos podemos reconocerlos sin dificultad sobre la superficie de su lenguaje. Cualquiera puede constatar que continúan siendo de buen tono afirmaciones del tipo de "bueno, es que en el fondo yo soy un poco romántico" (donde "romántico" también se puede sustituir por "cursi", si se prefiere). Tales afirmaciones conservan un cierto aire de familia con aquellas otras del estilo de "yo es que para estas cosas -no hace falta especificar cuáles, que ya sé en lo que andan ustedes pensando- soy muy clásico". Todas ellas dan a entender, buscando la inequívoca complicidad del interlocutor, que, aunque con toda probabilidad el modelo anterior (romántico, cursi o clásico) haya entrado en irreversible crisis, no hemos sido capaces de dar con alternativa alguna suficientemente satisfactoria, y lamentamos más las dificultades para materializarlo que el modelo en sí mismo -en buena medida perdido a nuestro pesar-.
Con otras palabras, da la sensación de que, en el fondo, lo que muchas personas todavía piensan podría formularse así: "No me puedo creer, por irreal, sueños como el de la media naranja, pero, si verdaderamente existiera, ¡por supuesto que lo continuaría prefiriendo por encima de cualquier otra alternativa!". Qué lejos queda el diagnóstico habermasiano de hace pocas décadas, según el cual las utopías habían emigrado del mundo del trabajo al mundo de la vida. Piadosos deseos, vemos ahora, que se han revelado completamente ilusorios.
Lo que realmente se ha producido es, recurriendo al título de la famosa novela de Michel Houellebecq, una ampliación del campo de batalla. El capitalismo actual involucra la vida entera y su máxima de consumo lo es también para emociones y sentimientos, que han pasado a ser una mercancía más y, por tanto, susceptible de obsolescencia y caducidad (amén de banalidad), igual que las relaciones personales han devenido ocasión para la transacción y el dominio. No son, pues, los actuales los mejores tiempos para la experiencia amorosa, pero acaso sea ésta el último lugar que nos queda para cobijarnos, cuando la dureza del mundo exterior parece estar llegando a su paroxismo. O si prefieren otra formulación de la misma cruel paradoja: estamos a punto de quedarnos sin amor precisamente cuando más lo necesitábamos. Y nos lo van a arrebatar con el mismo argumento con el que nos lo arrebatan todo: en nombre de la libertad. Como ocurre en otras esferas de la existencia humana -especialmente en la económica, como la presente crisis está mostrando con lacerante evidencia-, cuando el orden capitalista nos promete libertad, adonde realmente nos está arrojando es al más absoluto desamparo. Sé que es hablar desde la última trinchera, pero desconfíen de todas esas propuestas que, revestidas con los ropajes de la autoayuda, se obstinan en introducir lenguajes y categorías de resonancias clínicas para tratar la experiencia amorosa. Apuntan con ello, inequívocamente, a la liquidación definitiva de lo que para el nuevo orden parece haberse convertido en un engorroso, por disfuncional, asunto (el amor, claro). Recelen de quienes, siempre por su bien, intentan convencerles de que deben combatir la dependencia afectiva, como si fuera pensable un amor que no la incluyera. El día en que consiguieran ustedes derrotarla por completo disfrutarían de una perfecta libertad sin riesgo, experimentarían la misma serena ataraxia que un anestesiado, habrían alcanzado el impecable equilibrio del que no conoce el dolor por la ausencia del ser amado ni la felicidad sin límite ante su mera presencia. Llegados a este punto, no se me ocurre mejor argumento que una pregunta: ¿les interesa semejante plan?
Los ensayos del amor Algunos títulos recientes: Elogio del amor. Alain Badiou. Hacia el amor verdadero. Liberarse de la dependencia afectiva. Marie Lise Labonté. Luciérnaga. Great Philosophers Who Failed at Love. Andrew Shaffer. Harper Collins. La paradoja del amor. Pascal Bruckner. Tusquets. La révolution de l'amour. Luc Ferry. Plon. Sócrates. Sólo sé de amor. R. O. Moscone. Textos de y sobre clásicos (ordenados históricamente) Banquete, en Diálogos III. Platón. Gredos.
Fedro. Platón. En Ibidem. Sociedad, amor y poesía en la Grecia antigua. Francisco Rodríguez Adrados. Alianza Editorial. . El concepto de amor en San Agustín. Hannah Arendt. Encuentro.
La vida del espíritu. Hannah Arendt. Paidós. San Pablo. La fundación del universalismo. Alain Badiou. Anthropos. . Ordo amoris. Remo Bodei. Ddooss.
Cartas de Abelardo y Eloísa. Alianza Editorial.
El amor en la Edad Media y otros ensayos. Georges Duby. Alianza Editorial.
Geometría de las pasiones. Remo Bodei. Muchnik.
La voluntad de poder como amor. Manuel Barrios. Arena Libros.
Otros títulos de interés Fragmentos de un discurso amoroso. Roland Barthes. Siglo XXI de España Editores.
El normal caos del amor: las nuevas formas de la relación amorosa. Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim. Paidós.
La reinvención de la familia. En busca de nuevas formas de convivencia. Elisabeth Beck-Gernsheim. Paidós.
La sabiduría del amor. Alain Finkielkraut. Gedisa. 3ª edición.
Las razones del amor. Harry Frankfurt. Paidós-Ibérica.
Necesidad, volición y amor. Harry Frankfurt. Katz Editores.
El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo. Eva Illouz. Katz Editores.
La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda. Eva Illouz.
El amor como pasión. Niklas Luhmann. Península.
El fenómeno erótico. Jean-Luc Marion. Ediciones Literales.
El amor y Occidente. Denis de Rougemont. Kairós.
La naturaleza del amor. Irving Singer. Volumen 3. Siglo XXI. 3ª edición.
Tratado de la pasión. Eugenio Trías. Edición actualizada. Random House Mondadori.
Manuel Cruz es catedrático de Filosofía Contemporánea Manuel Cruz, autor de “Amo, luego existo; los filósofos y el amor”, nació en Barcelona y es catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona. Es autor, entre otros libros, de Narratividad, la nueva síntesis (1986), Filosofía de la historia (1991), ¿A quién pertenece lo ocurrido? (1995), Hacerse cargo (1999), Cuando la realidad rompe a hablar (2001) y Filosofía contemporánea (2002). Ha compilado volúmenes colectivos como Individuo, modernidad, historia (1992). En torno a Hannah Arendt (1994). Tiempo de subjetividad (1995).Tolerancia o barbarie (1998). Pensar en el siglo (1999, en colaboración con Gianni Vattimo) o Hacia dónde va el pasado (2002). Dirige las colecciones de filosofía Pensamiento Contemporáneo y Biblioteca del Presente (Paidós), y es codirector de la serie Biblioteca Iberoamericana de Ensayo (Paidós Mexicana). Además de su constante presencia en los foros de debate intelectual nacionales e iberoamericanos, Manuel Cruz colabora habitualmente en diarios como La Vanguardia, El País, El Correo o Clarín. "A todo el mundo le gusta estar enamorado, el amor alimenta la fantasía de poder ser otro sin dejar de ser el mismo" Devolvemos a la persona amada la imagen exagerada de sus cualidades amplificadas. Sin embargo, nuestra sociedad jalea de puertas para afuera a los enamorados y desconfía de ellos puertas para adentro. Como el resto de humanos, los grandes pensadores vivieron intensamente, para bien o para mal, el amor. Sin embargo, ellos nos han dejado el legado de todas las ideas que tuvieron sobre este sentimiento. ¿Quién no ha sentido amor platónico? ¿Quién no se ha dejado arrastrar por el deseo? ¿Quién no se ha obsesionado con el amado? ¿Cuántas veces nos hemos enamorado de la imagen que nos hacemos de alguien en lugar de la persona real?
Publicado en El País de Madrid el sábado 2 de abril de 2011: http://www.elpais.com/articulo/portada/amor/artefacto/averiado/elpepuculbab/20110402elpbabpor_32/Tes
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20/2/09
EL MEDICO, EL PACIENTE Y LA ENFERMEDAD - Dr. Michael Balint

HOMENAJE AL DR. MICHAEL BALINT
En una reciente entrevista realizada al Dr.Abecasis, en la revista de Medicina Clínica de Rosario, se realiza un sentido homenaje a lo que ha significado el aporte del Dr.Michael Balint al proceso de humanización de la práctica médica.
Dr.Abecasis, sabemos, como Usted ya lo explicó en el libro: Terapéutica Clínica (Battagliotti, C; Greca, A. Terapéutica Clínica. 1° edición. Rosario, Argentina: Corpus; 2005), que la relación médico-paciente es terapéutica. ¿Cómo cree usted que influye esta relación para arribar a un diagnóstico de lo que le ocurre al paciente?
Dr.Abecasis: Bueno en ese capítulo digo que la relación médico-paciente es un recurso terapéutico poderoso, tan poderoso como los fármacos, la radioterapia o la cirugía. Esto no es aceptado por la mayor parte de los médicos, porque les parece que un bisturí es una cosa contundente ya que con eso puede extirpar una vesícula, un estómago o un segmento de colon; pero la palabra es mucho más contundente que el bisturí porque la palabra influye sobre el organizador mayor del organismo que es el sistema nervioso central que a su vez influye en todo el organismo en su conjunto. Pero cualquiera sabe eso, cualquiera sabe que cuando está nervioso le palpita más rápido el corazón, le transpiran las manos, le tiemblan los músculos; que si está muy asustado queda aterrorizado (atornillado a la tierra – de ahí viene la palabra terror) los médicos no lo saben, es decir si ustedes les preguntan les van a decir que sí pero no actúan en consecuencia.
Pregunta: ¿Qué es la transferencia y contratransferencia?
Dr.Abecasis: Transferencia es una palabra inventada por Freud para denominar a lo que le pasa emocionalmente al paciente con el médico, qué le pasa con cualquier otra persona; lo que ocurre es que con el médico, en tanto es una figura revestida de autoridad y de poder de vida y muerte sobre él, hay una transferencia que tiene determinadas características. ¿Qué quiere decir esto de transferencia? Quiere decir que se transfiere desde pasado al presente una conducta infantil; por ejemplo el paciente que esta amenazado por una enfermedad ve en el médico una figura materna y paterna. Paterna porque lo va a reglamentar, le va a dar un régimen, le va a prohibir cosas y materna porque lo va cuidar. Entonces internamente hace una regresión. Regresa a una etapa donde era chico y tenía mamá y papá. Fíjense que muchas veces los pacientes dicen: “estoy en sus manos” (bueno un bebé está en las manos del padre y de la madre, nadie más puede estar en las manos de otro).
Se llama contratransferencia a lo que experimenta el médico frente a la transferencia del paciente. Frente a “Doctor estoy en sus manos” el médico puede experimentar un sentimiento de omnipotencia por ejemplo y creer que verdaderamente es una especie de Dios, sentir un inmenso placer narcisístico. El médico debe saber que es lo que le están transfiriendo y como tiene que responder, se puede sentir ese placer pero hay que detectarlo, ser consciente y decir: “no Juan usted no está en mis manos, si usted me ayuda entre los dos vamos a tener en nuestra manos la posibilidad de mejorarlo de su enfermedad”; y entonces así le devolvemos la responsabilidad al paciente.
Habría muchos otros tipos de transferencia y contratransferencia pero no caben en el espacio de esta entrevista.
Pregunta: A partir de Michael Balint se comenzó a decir que el médico puede ser un medicamento en si mismo, potenciando los efectos benéficos y disminuyendo los efectos indeseables, ¿en qué medida la relación médico–paciente es terapéutica en si misma?
- Respuesta Dr.Abecasis: Si bien es cierto que M. Balint desarrolló una técnica (que es el grupo Balint) para instruir a los médicos, no es el creador de esta noción. En el año 1908 Freud dio una conferencia en el círculo médico de Viena que se llamaba: “Sobre Psicoterapia” que decía “vean los médicos que no pueden renunciar a ser psicoterapeutas”; porque decían yo me limito a ser un médico somatista. Están equivocados porque como el paciente hace la transferencia la palabra del médico tiene un peso muy grande y entonces el paciente no renuncia a que el médico le haga psicoterapia, el médico puede renunciar todo lo que quiera pero sigue haciendo psicoterapia solo que puede hacerla bien o mal. Es decir el médico nunca es inocuo porque el paciente le deposita ese poder. Entonces siempre actúa no solo con la palabra sino con los gestos, con la duración de las entrevistas, con la frecuencias de las entrevistas, con su presencia o con su ausencia, con su posibilidad o no de encontrarlo cuando se lo llama por teléfono; puede ser una madre abandonante, puede ser un padre débil, que por ejemplo le toma la presión al hipertenso y si está elevada le miente para no preocuparlo. No sirve, como tampoco sirve un padre terrorífico que lo amenace con todos los castigos del infierno, como conozco colegas que los amenazan de muerte a los pacientes o que le dicen “si usted no hace tal cosa no lo atiendo más”; ¿por qué?, si uno es un consejero, no es el responsable de la vida del paciente. La responsabilidad, si esta lúcido y es adulto es del paciente mismo. Nosotros somos responsables de los fármacos que recetamos y de las palabras que usamos.
Pregunta: Doctor, aprovechando que mencionó la entrevista en el consultorio, ¿por qué mecanismo el examen físico es beneficioso en la psiquis y en el soma del paciente?
Respuesta Dr.Abecasis: Es muy sencillo: un bebé está llorando y la mamá lo alza y se calma inmediatamente, al bebé le duele la panza y la mamá le pone un pañuelito sobre la boca y le sopla para darle calor en el vientre y se le pasa el cólico. El contacto físico es ansiolítico desde antes del nacimiento. Entonces cuando se toca al paciente, si hay una buena relación médico-paciente es como si lo acariciara la madre. Por eso digo hay que hacer siempre el examen físico, porque hay una tendencia a prescindir del mismo (quizás por el avance de la imagenología y de la bioquímica algunos médicos creen que no hace falta tocarle nada al paciente). Pero hay que tocarlo porque así se siente reconocido y lo agradece muchísimo, sale del consultorio y le dice a un amigo: “¡pero qué médico que encontré! Hay que ver como me revisó, de la punta de los pelos hasta la punta de los pies”. A veces uno recoge datos que no son muy útiles, otras veces sí. Por eso le recomiendo a los médicos de todas las especialidades que hagan el examen físico. Por ejemplo ¿por qué los oftalmólogos no toman la presión arterial a los pacientes? Los ginecólogos deberían tomarla siempre ya que están viendo mujeres menopáusicas en las que es muy frecuente la elevación de las cifras de presión arterial; porque tienen un desequilibrio neurovegetativo por el trastorno del eje hipófiso-ovárico ¿por qué no se la toman? Hay que recordar que la mayoría de las mujeres al único médico que frecuentan con regularidad es al ginecólogo. Entonces es importante que hagan la prevención. Le toman la presión arterial sólo a las embarazadas para detectar pre-eclampsia; lo cual es muy correcto; pero fíjese que tiene una incidencia muy baja con respecto a la hipertensión de la menopausia.
Pregunta: ¿Nos explicaría brevemente que son los GRUPOS BALINT?
Respuesta Dr.Abecasis: Bueno, MICHAEL BALINT era un psicoanalista húngaro refugiado en Inglaterra y trabajaba en una clínica psicoanalítica muy famosa, la Clínica Tavistock de Londres (1950) donde estaba la escuela de otra refugiada alemana, Melanie Klein, fundadora de una de las escuelas psicoanalíticas principales. Y a él se le ocurrió, viendo todas estas cosas que hablamos antes, que podía educar a un grupo de médicos para que una vez educados, cada uno de ellos formara grupos y educara a otros y pensó que podía ser una progresión geométrica de educación en estos temas y puso un aviso en el diario Time de Londres: Psicoanalista fulano de tal desea reunirse regularmente con un grupo de médicos generales, y se presentó ese grupo. Entonces con las experiencias de ese grupo escribió un clásico libro: El médico, el paciente y la enfermedad. Hay una sociedad internacional Balint que reúne a los médicos interesados en estos fenómenos psicosomáticos y a los coordinadores de Grupos Balint. La idea de Balint era iniciar él esto pero que después fueran los mismos médicos clínicos entrenados los que coordinaran a sus colegas. Porque, con buen criterio, decía “quién mejor para orientarlos que el que conoce la clínica”, lo que se necesita es sólo una formación psicológica y un aprendizaje en la conducción de grupos.
Pregunta: ¿Cuál es la recepción de estos grupos, por parte de las especialidades distintas a la Clínica Médica?
Respuesta: Hemos tenido buena recepción en general. Por ejemplo en el Congresos de Ginecología (quien más que el ginecólogo para tener una formación psicosomática, con la valoración que tienen sus órganos genitales para la mujer, con la incidencia enorme que tienen el cáncer de mama, la paciente cuando va al ginecólogo va siempre asustada), como el ginecólogo la examina en lo más íntimo que tiene, el vínculo que tiene con la paciente es fortísimo, entonces esto hay aprovecharlo. También hemos tenido buena recepción por parte de los oncólogos.
Pregunta: ¿Cómo es la recepción en los médicos con más años de su especialidad y que ya tienen una forma estructurada de trabajar?
Respuesta Dr.Abecasis: La gente adulta mayor tiene una recepción tal vez mayor que los jóvenes. Los jóvenes están en mejores condiciones para aprender porque tienen menos acumulación de cosas mal aprendidas que operan como resistencia, así que es mejor educar a los jóvenes. Pero los jóvenes están “muy apretados” actualmente en nuestro país por las cuestiones económicas, entonces están corriendo de un lado a otro; hacen una cantidad excesiva e inhumana de horas de guardia. Y están como en un estado de fatiga crónica que les impide actualizarse en los que ellos no sientan que es verdaderamente imprescindible. Yo creo que esto es imprescindible pero ellos no lo sienten así; por supuesto que hay excepciones.
En una reciente entrevista realizada al Dr.Abecasis, en la revista de Medicina Clínica de Rosario, se realiza un sentido homenaje a lo que ha significado el aporte del Dr.Michael Balint al proceso de humanización de la práctica médica.
Dr.Abecasis, sabemos, como Usted ya lo explicó en el libro: Terapéutica Clínica (Battagliotti, C; Greca, A. Terapéutica Clínica. 1° edición. Rosario, Argentina: Corpus; 2005), que la relación médico-paciente es terapéutica. ¿Cómo cree usted que influye esta relación para arribar a un diagnóstico de lo que le ocurre al paciente?
Dr.Abecasis: Bueno en ese capítulo digo que la relación médico-paciente es un recurso terapéutico poderoso, tan poderoso como los fármacos, la radioterapia o la cirugía. Esto no es aceptado por la mayor parte de los médicos, porque les parece que un bisturí es una cosa contundente ya que con eso puede extirpar una vesícula, un estómago o un segmento de colon; pero la palabra es mucho más contundente que el bisturí porque la palabra influye sobre el organizador mayor del organismo que es el sistema nervioso central que a su vez influye en todo el organismo en su conjunto. Pero cualquiera sabe eso, cualquiera sabe que cuando está nervioso le palpita más rápido el corazón, le transpiran las manos, le tiemblan los músculos; que si está muy asustado queda aterrorizado (atornillado a la tierra – de ahí viene la palabra terror) los médicos no lo saben, es decir si ustedes les preguntan les van a decir que sí pero no actúan en consecuencia.
Pregunta: ¿Qué es la transferencia y contratransferencia?
Dr.Abecasis: Transferencia es una palabra inventada por Freud para denominar a lo que le pasa emocionalmente al paciente con el médico, qué le pasa con cualquier otra persona; lo que ocurre es que con el médico, en tanto es una figura revestida de autoridad y de poder de vida y muerte sobre él, hay una transferencia que tiene determinadas características. ¿Qué quiere decir esto de transferencia? Quiere decir que se transfiere desde pasado al presente una conducta infantil; por ejemplo el paciente que esta amenazado por una enfermedad ve en el médico una figura materna y paterna. Paterna porque lo va a reglamentar, le va a dar un régimen, le va a prohibir cosas y materna porque lo va cuidar. Entonces internamente hace una regresión. Regresa a una etapa donde era chico y tenía mamá y papá. Fíjense que muchas veces los pacientes dicen: “estoy en sus manos” (bueno un bebé está en las manos del padre y de la madre, nadie más puede estar en las manos de otro).
Se llama contratransferencia a lo que experimenta el médico frente a la transferencia del paciente. Frente a “Doctor estoy en sus manos” el médico puede experimentar un sentimiento de omnipotencia por ejemplo y creer que verdaderamente es una especie de Dios, sentir un inmenso placer narcisístico. El médico debe saber que es lo que le están transfiriendo y como tiene que responder, se puede sentir ese placer pero hay que detectarlo, ser consciente y decir: “no Juan usted no está en mis manos, si usted me ayuda entre los dos vamos a tener en nuestra manos la posibilidad de mejorarlo de su enfermedad”; y entonces así le devolvemos la responsabilidad al paciente.
Habría muchos otros tipos de transferencia y contratransferencia pero no caben en el espacio de esta entrevista.
Pregunta: A partir de Michael Balint se comenzó a decir que el médico puede ser un medicamento en si mismo, potenciando los efectos benéficos y disminuyendo los efectos indeseables, ¿en qué medida la relación médico–paciente es terapéutica en si misma?
- Respuesta Dr.Abecasis: Si bien es cierto que M. Balint desarrolló una técnica (que es el grupo Balint) para instruir a los médicos, no es el creador de esta noción. En el año 1908 Freud dio una conferencia en el círculo médico de Viena que se llamaba: “Sobre Psicoterapia” que decía “vean los médicos que no pueden renunciar a ser psicoterapeutas”; porque decían yo me limito a ser un médico somatista. Están equivocados porque como el paciente hace la transferencia la palabra del médico tiene un peso muy grande y entonces el paciente no renuncia a que el médico le haga psicoterapia, el médico puede renunciar todo lo que quiera pero sigue haciendo psicoterapia solo que puede hacerla bien o mal. Es decir el médico nunca es inocuo porque el paciente le deposita ese poder. Entonces siempre actúa no solo con la palabra sino con los gestos, con la duración de las entrevistas, con la frecuencias de las entrevistas, con su presencia o con su ausencia, con su posibilidad o no de encontrarlo cuando se lo llama por teléfono; puede ser una madre abandonante, puede ser un padre débil, que por ejemplo le toma la presión al hipertenso y si está elevada le miente para no preocuparlo. No sirve, como tampoco sirve un padre terrorífico que lo amenace con todos los castigos del infierno, como conozco colegas que los amenazan de muerte a los pacientes o que le dicen “si usted no hace tal cosa no lo atiendo más”; ¿por qué?, si uno es un consejero, no es el responsable de la vida del paciente. La responsabilidad, si esta lúcido y es adulto es del paciente mismo. Nosotros somos responsables de los fármacos que recetamos y de las palabras que usamos.
Pregunta: Doctor, aprovechando que mencionó la entrevista en el consultorio, ¿por qué mecanismo el examen físico es beneficioso en la psiquis y en el soma del paciente?
Respuesta Dr.Abecasis: Es muy sencillo: un bebé está llorando y la mamá lo alza y se calma inmediatamente, al bebé le duele la panza y la mamá le pone un pañuelito sobre la boca y le sopla para darle calor en el vientre y se le pasa el cólico. El contacto físico es ansiolítico desde antes del nacimiento. Entonces cuando se toca al paciente, si hay una buena relación médico-paciente es como si lo acariciara la madre. Por eso digo hay que hacer siempre el examen físico, porque hay una tendencia a prescindir del mismo (quizás por el avance de la imagenología y de la bioquímica algunos médicos creen que no hace falta tocarle nada al paciente). Pero hay que tocarlo porque así se siente reconocido y lo agradece muchísimo, sale del consultorio y le dice a un amigo: “¡pero qué médico que encontré! Hay que ver como me revisó, de la punta de los pelos hasta la punta de los pies”. A veces uno recoge datos que no son muy útiles, otras veces sí. Por eso le recomiendo a los médicos de todas las especialidades que hagan el examen físico. Por ejemplo ¿por qué los oftalmólogos no toman la presión arterial a los pacientes? Los ginecólogos deberían tomarla siempre ya que están viendo mujeres menopáusicas en las que es muy frecuente la elevación de las cifras de presión arterial; porque tienen un desequilibrio neurovegetativo por el trastorno del eje hipófiso-ovárico ¿por qué no se la toman? Hay que recordar que la mayoría de las mujeres al único médico que frecuentan con regularidad es al ginecólogo. Entonces es importante que hagan la prevención. Le toman la presión arterial sólo a las embarazadas para detectar pre-eclampsia; lo cual es muy correcto; pero fíjese que tiene una incidencia muy baja con respecto a la hipertensión de la menopausia.
Pregunta: ¿Nos explicaría brevemente que son los GRUPOS BALINT?
Respuesta Dr.Abecasis: Bueno, MICHAEL BALINT era un psicoanalista húngaro refugiado en Inglaterra y trabajaba en una clínica psicoanalítica muy famosa, la Clínica Tavistock de Londres (1950) donde estaba la escuela de otra refugiada alemana, Melanie Klein, fundadora de una de las escuelas psicoanalíticas principales. Y a él se le ocurrió, viendo todas estas cosas que hablamos antes, que podía educar a un grupo de médicos para que una vez educados, cada uno de ellos formara grupos y educara a otros y pensó que podía ser una progresión geométrica de educación en estos temas y puso un aviso en el diario Time de Londres: Psicoanalista fulano de tal desea reunirse regularmente con un grupo de médicos generales, y se presentó ese grupo. Entonces con las experiencias de ese grupo escribió un clásico libro: El médico, el paciente y la enfermedad. Hay una sociedad internacional Balint que reúne a los médicos interesados en estos fenómenos psicosomáticos y a los coordinadores de Grupos Balint. La idea de Balint era iniciar él esto pero que después fueran los mismos médicos clínicos entrenados los que coordinaran a sus colegas. Porque, con buen criterio, decía “quién mejor para orientarlos que el que conoce la clínica”, lo que se necesita es sólo una formación psicológica y un aprendizaje en la conducción de grupos.
Pregunta: ¿Cuál es la recepción de estos grupos, por parte de las especialidades distintas a la Clínica Médica?
Respuesta: Hemos tenido buena recepción en general. Por ejemplo en el Congresos de Ginecología (quien más que el ginecólogo para tener una formación psicosomática, con la valoración que tienen sus órganos genitales para la mujer, con la incidencia enorme que tienen el cáncer de mama, la paciente cuando va al ginecólogo va siempre asustada), como el ginecólogo la examina en lo más íntimo que tiene, el vínculo que tiene con la paciente es fortísimo, entonces esto hay aprovecharlo. También hemos tenido buena recepción por parte de los oncólogos.
Pregunta: ¿Cómo es la recepción en los médicos con más años de su especialidad y que ya tienen una forma estructurada de trabajar?
Respuesta Dr.Abecasis: La gente adulta mayor tiene una recepción tal vez mayor que los jóvenes. Los jóvenes están en mejores condiciones para aprender porque tienen menos acumulación de cosas mal aprendidas que operan como resistencia, así que es mejor educar a los jóvenes. Pero los jóvenes están “muy apretados” actualmente en nuestro país por las cuestiones económicas, entonces están corriendo de un lado a otro; hacen una cantidad excesiva e inhumana de horas de guardia. Y están como en un estado de fatiga crónica que les impide actualizarse en los que ellos no sientan que es verdaderamente imprescindible. Yo creo que esto es imprescindible pero ellos no lo sienten así; por supuesto que hay excepciones.
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